Elvira Menéndez: «Ni entonces ni ahora hemos sabido responder a la propaganda de la Leyenda Negra»

La escritora, guionista y actriz Elvira Menéndez.

Nadie descubre nada nuevo diciendo que el Siglo de Oro español es un filón inagotable para la novela histórica. Que se lo digan a Pérez-Reverte, entre otros. Literatos, pintores, reyes, espadachines, reyes… y reinas, escritoras, actrices, guerreras. La escritora, guionista y actriz Elvira Menéndez (Ferrol, 1949), tras triunfar con otra novela que rescataba grandes protagonistas femeninas olvidadas de nuestra historia, aquellas que fueron a las Américas con El corazón del Océano -que hasta tuvo adaptación televisiva-,  ha convertido a María Inés Calderón, la Calderona, la gran estrella del teatro del Madrid de la época, en eje y protagonista de su última ficción. Se titula Vida de una actriz (Ediciones B, 2020) y es un declarado homenaje a todas las intérpretes.

Tan interesante propuesta, como tantas otras, vio cercenada su trayectoria al poco de salir por la pandemia de la Covid-19. La autora que vivió los primeros días  «con muchísima angustia» -«mi marido se había caído y le tuvieron que poner un marcapasos unos días antes del confinamiento»-, asegura que no era «capaz de concentrarse ni para leer ni para escribir». Y también temía que cuando esto acabara y las novedades post confinamiento, su libro, quedara «en el olvido».

Así que olvidamos este preocupante pasado y volamos hacia la historia…

Alatriste, los Tercios, Lope de Vega… ¿Quizá la imagen del Siglo de Oro que tenemos todos en ficción necesita de más personajes femeninos?

Sí, creo que hay que reivindicar a las mujeres de esa época. No es justo que estén en el olvido. Eran la mitad de la población, y seguramente tuvieron sentimientos, ambiciones y esperanzas similares a los de los hombres aunque (ahogadas por la moral patriarcal y eclesiástica) no pudieran manifestarlos. Hubo, pese a las dificultades, muchas luchadoras que pintaron, escribieron… (Sofonisba Anguisola, Ana Caro, María Zayas).

Las actrices españolas lograron subirse a un escenario (en Europa los hombres solían hacer los papeles femeninos). Dirigieron comedias, escribieron y algunas fueron admiradas por los intelectuales de la época, aunque después cayeran en el olvido.

Para bien o para mal, el Siglo de Oro siempre ha sido uno de los momentos preferidos de la novela histórica española, ¿de dónde cree que viene esa fascinación? ¿No es una época que hoy en día gira demasiado entre el sueño imperial y la Leyenda Negra?

Y el desconocimiento de la realidad de aquel tiempo. Ni entonces ni ahora hemos sabido responder a la propaganda (invento inglés). Creo que fue una época fascinante: decadente, pero pletórica de talento. Por las calles de una villa de menos de cien mil habitantes paseaban varias docenas de genios. Ahora, con cuatro millones y muchos más kilos de cerebro, ¡ya nos gustaría tener la décima parte!

¿Por qué eligió la Calderona para convertirla en protagonista?

Se dice que no eliges a los personajes, sino que ellos te eligen a ti. Pensé que su rocambolesca historia me serviría para ilustrar la vida de los actores y del teatro del siglo de Oro. El teatro moderno europeo se gestó en los corrales de comedias, no entiendo por qué lo hemos olvidado.  Al dividir las obras en tres actos: presentación, nudo y desenlace, Lope (y no Shakespeare;  cinco actos) les imprimió un ritmo, un diseño que ha llegado hasta nuestros días.

¿Cuánto ha tardado en documentarse y escribir esta obra?

Entre cuatro y cinco años. Soy muy lenta.

El mundo del teatro del Siglo de Oro es ciertamente novelesco, además tiene un punto creo muy reconocible para el lector actual, pero ¿qué es lo más difícil de recrear de ese mundo para la novelista?

Me sorprendió constatar que el mundo del teatro de entonces era bastante parecido al actual. Había regidores, apuntadores, acomodadores, músicos, bailarines, carpinteros, damas jóvenes, galanes,  barbas (hacían los papeles de edad y de carácter). Hasta mediados del siglo XX se heredó aquella estructura.

Sin embargo, las costumbres eran muy diferentes. Reconstruir la vida cotidiana fue lo que me resultó más difícil.

La historia de la Calderona tiene algo de ese dicho de “más fuerte será la caída”… Ella llegó a lo más alto, pero acabó pagando las consecuencias… Así es. La Calderona pagó las consecuencias de su ascenso meteórico, pero no se resignó. Aunque oficialmente murió como abadesa en un convento, parecer ser que luchó hasta el final por recuperar su vida, su profesión, su libertad.

¿La novela histórica sigue teniendo un sesgo demasiado masculino y machista en general? ¿Sigue vigente aquello de si está escrito por una mujer, tiene una protagonista y habla de amor es romántica y si no, histórica?

¿Y si hiciéramos la pregunta al revés? ¿Se les reprocha a los escritores que sus protagonistas sean casi siempre hombres fuertes y arrolladores? Me apetece escoger protagonistas femeninas porque siempre han estado olvidadas. Pero en Vida de una actriz aparecen personajes masculinos muy potentes, como Gayeira, que he de confesarte que me gusta más que el de La Calderona.

Cuando se comparte profesión con la protagonista de su novela, pero la separan tantos siglos… ¿No se corre el riesgo de identificarse demasiado? ¿De traerla demasiado cerca?

Quizá sí. Aunque por otro lado ser actriz también me ayudó. Pese a ser la amante del rey, la Calderona no quiso abandonar el teatro. Y cuando la encierran en un convento lucha por volver. Yo puedo entender su empecinamiento. No quería vivir mejor, quería vivir las mil vidas que te ofrecen los papeles que interpretas. Es parecido a escribir. Quizá convenga mencionar que el teatro lo llenaba todo, pues, sin TV, ni cine, ni medios de masas, era la gran distracción de la época: Felipe IV escribía y representaba comedias…

¿Ve posible repetir el éxito de El corazón del océano? ¿O una novela en solitario todavía no puede competir con la televisión?

¿En mitad de esta pandemia? No, no creo posible que se repita el éxito. Y no, una novela en solitario no puede competir con la televisión. ¡Ojalá pudiera! Aunque se dan casos. El éxito nos satisface mucho a los autores (a quién no), pero no es la razón, al menos en mi caso, por la que dedicas tanto tiempo a escribir una novela.

En estos tiempos de Netflix, HBO y demás… ¿el futuro de la ficción histórica pasa por seducir a los creadores de series?

Puede, pero de verdad que yo nunca me lo planteo. Escribo lo que me sale. Cierto es que luego me dicen que es muy visual, pero yo no soy muy consciente. La casualidad influye más de lo que se cree.

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