‘Necios y mortales’: el mundo de Shakespeare, según Bernard Cornwell

Fotograma de ‘Shakespeare in love’ (MIRAMAX)

A Bernard Cornwell, seguramente uno de los autores más vendidos de novela histórica del mundo, se le conoce por sus novelas épicas, llenas de batallas y aventuras. Sus arqueros, sus vikingos y sus fusileros, son adorados y añorados por miles de lectores. Pero el bueno de Bernard ha querido salir de su zona de confort literario. Y qué bien que lo haya hecho. En Necios y mortales (Ediciones Pàmies, 2018, traducción de Pedro Santamaría), no hay épica -al menos en su idea más tradicional- y apenas un par de lances a puñetazos o espadas, pero su descenso al Londres isabelino y al mundo del teatro que debió vivir William Shakespeare la convierte en una de las novelas más refrescantes y deliciosas de los últimos meses.

Seguramente, las peripecias de Richard, el hermano pequeño del gran genio del teatro universal, por llegar a Londres, triunfar en el mundo del teatro y quedarse con su dama, claro, no vayan a lograr quedarse en la mente de los miles de seguidores de Cornwell como su novela favorita -Uthred, Arturo o alguno con arco, sí-, aunque creo que le podrá abrir al autor inglés la puerta de otros miles de nuevos lectores.

La historia de Richard es el eje que permite a Cornwell regalarnos a los lectores un descenso atmosférico y experiencial, marca de la casa, al Londres del siglo XVI y al contexto del teatro de la época. Asistiremos a cómo la compañía de Shakespeare interpreta ante la corte, en el teatro y, sobre todo, cómo prepara El sueño de una noche de verano, para una importante boda de la aristocracia. Cornwell nos mete en ensayos y vestuarios, en los problemas con los celosos puritanos y en cómo los líos de la corte afectan a los artistas. Nos describe los diferentes tipos de público y como respondían. Los actores y su mundo. Algo así como la película Shakespeare enamorado, pero mejor y con más cariño a la historia y al célebre escritor inglés.

Se nota que el escritor londinense, afincado en los EE UU, ha disfrutado como un enano con esta novela. Está llena de humor, de detalles maravillosos y de amor por Shakespeare y por su teatro. Es, sin duda, una comedia deliciosa, aunque tenga sus momentos duros y violentos y algunas brutales descripciones de la vida de la época.

La visión que da Cornwell de Shakespeare también tiene su miga: lo describe como un genio, pero también como un hombre que trata con crueldad a su hermano, que no duda en recurrir a la violencia y a los chanchullos. Su retrato deslumbra y derrocha humanidad. Eso sí, no pone en duda que fuera autor de las obras que hoy en día todos le atribuimos.  Y se agradece.

Es verdad que, argumentalmente, lo que podríamos considerar, según la sinopsis como núcleo de la novela -el robo del legajo donde Shakespeare está escribiendo la futura Romeo y Julieta– tarde en arrancar  y que se resuelva relativamente pronto, aunque también es cierto que da un interesante toque de intriga y suspense al relato. Pero es que, en realidad, la novela va más bien, más que de robos y rescates, de cómo una compañía teatral prepara, contra viento y marea, una gran obra; de cómo un joven actorcito, hermano del genial escritor, quiere pasar de interpretar mujeres -en aquellos tiempos, los papeles femeninos los encarnaban hombres- a papeles masculinos; de rivalidades entre compañías teatrales,… Y todo eso Cornwell lo borda.

No pasará a la posteridad como la gran novela clásica de Bernard Cornwell, pero sin duda, Necios y mortales pasará como su novela más original, humorística y ‘buen rollera’.

En la novela triunfan los actores, los creativos, el teatro y la buena ficción frente a los que quieren hacer un mundo más gris. Ojalá siempre fuera así.

¡Buenas lecturas!

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