Dorothy Levitt, primera piloto de carreras inglesa y pionera del feminismo

Dorothy Levitt en la portada de The Woman and the Car. (WIKIPEDIA / Dominio Público)

Celia Santos (Bergara, 1972) decidió cambiar la recomendación literaria por la propia creación. Tras el debutar en la novela para adultos con La maleta de Ana, ha regresado en 2019 con Más rápida que la vida (Ediciones B), donde novela la vida de Dorothy Levitt, la primera piloto de carreras de automovilismo del Reino Unido. En el siguiente artículo, la autora explica cómo

Uno de los momentos más divertidos para un escritor (al menos para mí) durante el proceso de escritura, es la documentación. Buscar, indagar, navegar, leer y descubrir aspectos increíbles que, a veces, cambian la carta de navegación de tu historia.

Dorothy Levitt se cruzó en mi camino mientras buscaba datos sobre componentes del automóvil para mi anterior novela. Una mujer independiente, que vivía sola, feminista, periodista y piloto de carreras de coches. Que utilizaba su polvera para observar los vehículos que venían detrás y así saber cuándo podía adelantar, cambiar de carril o reducir la marcha, inventando, sin saberlo, el espejo retrovisor, tan necesario en cualquier vehículo hoy en día. Sin ser consciente, sabía que ahí había una historia, aunque no sabía cuál. Pero la novela que estaba escribiendo en ese momento reclamaba toda mi atención. Aun así, guardé el dato y seguí con mi historia sobre mujeres emigrantes. Fue al terminar, como si ella intuyera el momento de llamar mi atención, cuando me dio un toquecito en el hombro y me dijo: “ahora me toca a mí”. Me sumergí en el universo Dorothy, en su infancia, su vida, sus logros deportivos… no encontré mucho, aunque sí lo suficiente. Fue una gran defensora de los derechos de la mujer, algo, si cabe, más importante que su faceta como piloto, más glamurosa y fascinante. Porque en estos días, en los que el feminismo empieza a reclamar su lugar, consideré importante darle voz a una mujer que había estado olvidada durante más de un siglo y que fue crucial en la lucha por nuestros derechos.

Fue piloto, amazona, jugadora de póker y llevaba siempre consigo un revólver. Se atrevió a más, en una época en la que el simple acto de ser osada ya suponía una amenaza para la sociedad patriarcal. Buscando paralelismos con la actualidad, he encontrado muchos más de los que hubiera deseado. Seguimos viviendo en una sociedad dominada por hombres, seguimos siendo cuestionadas por nuestro comportamiento. Se nos exige ser las mejores en todo lo que nos propongamos. Y estamos siempre en el punto de mira de la testosterona, al acecho siempre de que cometamos el más mínimo error. Pero Dorothy, junto con muchas otras, adelantó el tiempo, se puso en la parrilla de salida de nuestra lucha y allanó el camino para que, las que llegábamos detrás, tuviéramos el terreno un poco más libre, más despejado. Aunque en una jungla de prejuicios y dominación, no es fácil abrir una senda. El camino no es cómodo, ni agradable, pero hay que apartar las malas hierbas y los depredadores.

Dorothy Levitt conduciendo un Napier en la inauguración de la Prueba de Velocidad de Brighton (Brighton Speed Trials) en julio de 1905, donde estableció un nuevo récord femenino de velocidad de 79.75 mph (aprox. 128,35 kph), ganó en su categoría y ganó el trofeo Autocar Challenge Trophy (Dominio público / Wikipedia)

Intenté imaginar cómo sería la vida de Dorothy, su día a día, sus amistades, la gente que la rodeaba… En un Londres que bullía por el progreso, no fue difícil. De hecho, tuve que descartar algunos personajes interesantes. Algunos ficticios, como Candela Ríos, la española que se convierte en su escudero, Mohinder, su guía espiritual y gran amor, Kiran, el hermano pequeño de Mohinder… Y otros reales, como el propio Selwyn Edge, dueño de Napier, o H.G. Wells, el novelista universal pero que también era un gran defensor de los derechos de la mujer, dato que me sorprendió. O las sufragistas de la Unión Social y Política de Mujeres. A ellas quise darles un protagonismo especial, por ser el primer grupo que luchó de forma activa por el sufragio femenino. Entonces eran consideradas terroristas y encarceladas por ello. Lucharon de forma activa, fueron sometidas a torturas tales como obligadas a comer mediante un tubo durante sus huelgas de hambre. Muchas de ellas se dejaron la vida en esa lucha. Pero gracias a ese activismo las mujeres conseguimos votar. Algo que hoy consideramos un derecho de nacimiento pero que costó mucho esfuerzo.

Dorothy fue la voz de una época para las mujeres. A través de sus artículos intentaba concienciar a sus lectoras de la importancia de ser libres. Su frase era: “No hay mayor libertad para una mujer que conducir su propio vehículo”. Creo que es una premisa extrapolable a la propia mujer como individuo. Una mujer debe ser libre para conducir y decidir su propia vida, conocerse, saber arreglar sus propios problemas y tener las herramientas para ello. Sin condiciones, sin cuotas, sin sabotajes. El feminismo no es una moda, no es una tendencia, no es un trendin topic. El feminismo es un derecho. Y no, el feminismo no consiste en hacer las mismas tonterías que han hecho los hombres hasta ahora. Es poder hacer las cosas en igualdad de condiciones. La dominación masculina nos ha llevado a guerras, asedios, a la casi destrucción del planeta. Creo que ahora es nuestro momento, estamos aquí y hemos venido a quedarnos.

*Las negritas son del bloguero, no de la autora del texto.

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1 comentario

  1. Dice ser el bolígrafo justiciero

    Siempre ha n estado ahí… hasta que las manos negras empezaron a taparlas

    11 febrero 2020 | 13:35

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