Luigi Zoja: «Los padres de hoy necesitan conocer la historia de su figura, porque corren el riesgo de convertirse en compañeros de juegos de sus hijos»

GTRES

El sociólogo y analista junguiano italiano Luigi Zoja (1943) acaba de visitar España para promocionar su ya clásico El gesto de Héctor. Prehistoria, historia y actualidad de la figura del padre (Taurus, 2018), escrito a finales de los 90 y publicado, en una versión ampliada, revisada y actualizada, por primera vez en España. Zoja repasa la historia de la figura paterna hasta llegar a nuestros días y alerta de la ausencia de la figura del padre en la sociedad moderna, aunque «por lo menos en su inconsciente», la sociedad occidental siga siendo «una sociedad patriarcal». Aún así, las dudas que sobrevuelan al papel del padre sumen al hombre contemporáneo en una «confusión que es percibida por su hijo», que ve en él  a alguien que simplemente no encuentra su lugar en el mundo».

El pensamiento de Zoja, con su llamada a recuperar la figura paterna, puede resultar incómoda y políticamente incorrecta para algunos. Sin embargo, en esa búsqueda -porque en su libro, él asegura que no quiere dar consejos, sino llamar a una búsqueda-, Zoja es consciente de que hay que hacer resurgir la figura paterna, fundamental como contrapeso de estabilidad en la sociedad de vertiginosos cambios que vivimos, pero sin algunos de sus atributos más negativos: «machismo, totalitarismo, tradicionalismo»…

En su recorrido por el pasado del «pueblo de los padres», la historia «no registrará batallas y tratados», sino «actitudes y hábitos, imágenes y mitos». Así que, lo primero que le pregunto al ensayista italiano, es por qué es importante para los padres de hoy conocer de dónde viene su figura.

Lo necesitan porque corren el riesgo de convertirse en hermanos mayores o compañeros de juegos de sus hijos y no padres que ayudan a tomar responsabilidades a sus hijos. Como, en mi generación,  la de los años 70, cuando algunos padres, por ser modernos y alternativos, fumaban marihuana con los hijos. Puede ser un ejemplo de tolerancia, pero no es educar.

En su estudio, utiliza recurrentemente ejemplos del mundo clásico -Héctor, Ulises…-, ¿quizá el desdibujamiento de la figura paterna tradicional tenga que ver con un deficiente o inexistente conocimiento de la cultura clásica?

Es muy probable que haya esa conexión, pero también podría ser la opuesta: que la pérdida de la referencia de figuras paternas implicó, entre otras cosas, una devaluación de la cultura clásica. Esta cultura se devaluó por otros muchos motivos, como por ejemplo la necesidad de conocer mejor la cultura técnica, que es más urgente. Pero el ocaso del patriarcado -entre otras consecuencias algunas necesarias y positivas, otras más problemáticas- dejó un vacío de figuras de referencia que habían funcionado desde hace siglos y milenios. Algo que «funcionó», entre comillas, puede resultar ser un problema si lo eliminamos demasiado rápido.

También tendrá que ver conque vivimos en una sociedad que ha roto con todos los principios de autoridad y ahora desconfía de todas las figuras investidas de ella tradicionalmente: el padre, el Estado, los medios de comunicación, los intelectuales  o los profesores…

Absolutamente, es un complejo al que he dedicado muchos libros. En Italia hay un fenómeno, que creo que también pasa aquí, al igual que en Europa del Norte o EE UU: hace dos generaciones, cuando un chico tenía mal comportamiento en la escuela y los profesores le ponían una nota; él iba con sus padres, posiblemente con el padre, a la escuela y hablaban con el profesor. Al término, el padre llevaba el dedo (hace el gesto de apuntar) hacia el hijo. Hoy pasa lo mismo, pero muchas veces el dedo del padre apunta al profesor y dice: no te atrevas a tratar así a mi hijo. Hay un conexión entre la ausencia del padre y el abusón, lo apuntan todas las corrientes psicoanalíticas y psicológicas. Este es uno de los nuevos fenómenos, los estudios nos dicen que muchos de esos chicos serán asociales, violentos con las mujeres, poco honestos, en la vida adulta. Es un enorme problema social. La ausencia de un modelo paterno se puede observar en los veinte paises de la OCDE, que son las economías modernas. Y se ve en los resultados de las chicas y los chicos en las escuelas: los varones sacan peores resultados y es difícil no hacer ninguna conexión con esta ausencia de padres y  la desadaptación de los varones de la nueva generación.

Por lo que escribe, tampoco es especialmente optimista, con lo que algunos llaman «nuevos padres»…

No se puede traducir un neologismo que ahora se usa mucho en italiano el mammo, el hombre con una función maternal, pero que es imposible que logre tener esas funciones. Los padres están desapareciendo y sus funciones tradicionales no las recoge nadie. También faltan los tíos, que sustituían a los padres cuando faltaban antaño. Uno de los problemas de la sociedad de nuestra sociedad posmoderna es que los adolescentes aprenden más a nivel horizontal, de sus coetáneos, que no tienen experiencia, y de Internet. La red te brinda todo inmediatamente, pero no selecciona la calidad de lo que te ofrece. Es la paradoja de Internet: nos da todo el conocimiento, pero en seguida nos vuelven más ignorantes porque no somos capaces de asimilar y organizar todo lo que nos ofrece.

¿Cómo casa este rescate de la figura paterna en pleno avance del movimiento feminista, como bien pudimos observar en la histórica jornada del pasado 8 de marzo en España?

No hay que dejarse influenciar por lo que se ve, que muchas veces no es lo mismo que lo que nos pasa a diario. Algo así pasó hace unos años en Italia, donde hemos tenido un movimiento feminista poderosísimo, pero las demostraciones en la calle y los medios son una cosa, y lo que pasa en la sociedad es otra. Después de un siglo de feminismo en Italia, hemos tenido lo que yo he llamado un resurgir del neomachismo que, por ejemplo, se expresó políticamente con casi veinte años de Berlusconi en el poder, al que le gustaban las féminas pero no el feminismo. Hay cosas de costumbre, uno tiene una impresión de modernización porque los periodistas escriben sobre ello, pero ¿cuánto llega a la sociedad? O por poner otro ejemplo, ¿cuántos feminicidios hay hoy en día? ¿Más o menos? Podría ser una mala noticia, porque hay más, pero podría ser una ‘buena noticia», siempre entre comillas, porque sea algo que siempre pasó y que ahora hablamos de ello. Es complicado de decir. Lamentablemente, el feminismo ha luchado muchísimo y ha perdido muchas batallas. Todavía hay una gran diferencia entre el compromiso de los padres en casa, aunque va creciendo, pero demasiado lentamente. Las cosas cambian muy lentamente.

¡Buenas lecturas! Y feliz Día del Padre.

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2 comentarios

  1. Dice ser DD

    Lo que hay es una sobreprotección a los hijos alentada por las noticias diarias, en lugar de calmar las cosas se insiste en imágenes violentas, raptos etc….Las nuevas generaciones de Padres tienen la misma educación que les transmitieron a su vez sus Padres como violencia verbal, y los que no son así parecen seminaristas, tiesos como estacas.

    19 marzo 2018 | 09:45

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