James L. Nelson: «Los vikingos eran violentos y brutales, pero debemos juzgarlos en su contexto, que era así»

James L. Nelson ha desembarcado en España este 2017 con su saga de vikingos en Irlanda. Ediciones Pàmies ha publicado en los últimos meses Vikingos y La corona de los tres reinosuna saga que hasta ahora, ha resultado una grata sorpresa: aventuras, historia, gran ritmo e intensidad y unos personajes propios, tangibles. Hace unos meses ya os recomendaba la primera entrega como una de las novelas de aventuras históricas para el pasado verano.

Este escritor de Maine, con su barba, su afán marinero y sus más de 20 novelas a la espalda (solo tres publicadas en España), ha escrito mucho sobre historia y el mundo de la mar y responde a mis preguntas (gracias a la mediación de su traductor en España, Pedro Santamaría) desde su hogar. Y nos encontramos a un escritor que respira mar y letras, honesto con su obra y que tiene una divertida relación con sus dos protagonistas vikingos.

¿Cómo un escritor nacido en Maine entró en contacto con el mundo de los vikingos?

Creo que a la mayoría de la gente al menos le suenan los vikingos y, como alguien a quien siempre le ha apasionado el mundo marítimo y su historia, a mí quizá la historia vikinga me sonara algo más que al resto. Aunque esto tampoco es decir mucho. Tenía mucho que aprender, y aún me queda, sobre el mundo de los hombres del norte.

Y la pasión que comentas sobre el mundo marítimo y su historia, ¿de dónde viene?

Maine es un lugar muy vinculado con el mar aunque, dicho esto, crecí a unas treinta millas de la costa y no había nadie en mi familia interesado en la navegación, los barcos y las cosas así. Es por eso que siempre he dicho que la pasión por el mar es un trastorno genético, no es algo que se aprenda ya que yo no lo aprendí en ningún sitio. Pero siempre ha estado ahí. Desde que recuerdo siempre me ha apasionado el mar. Y aunque mis padres no tenían interés alguno por las cosas del mar, les apasionaba la historia, en particular la historia de Inglaterra y de Europa, y en ambas, por supuesto, el mar juega un papel primordial. ¡Llamarme Nelson tampoco ayuda! 

Hay muchas novelas sobre vikingos ambientadas en Inglaterra, o en Francia, Escandinavia e incluso en España, ¿por qué cree que Irlanda no ha sido un marco tan utilizado por los escritores? ¿Y por qué decidió ambientar su serie en esa época y lugar?

Me gustaría decirte que investigué hasta la saciedad lo que estaban escribiendo otros autores y que descubrí una parte sin explotar de la historia vikinga, pero no sería cierto. En realidad no le di muchas vueltas al marco concreto. Cuando empecé a pensar sobre la serie comencé a leer más acerca de la historia vikinga, y cuando leí sobre las incursiones vikingas en Irlanda, me fascinaron. Además, he viajado a Irlanda muchas veces, así que conocía bien el país, el aspecto de la isla y de la costa, eso tuvo mucho que ver con mi decisión. No estoy seguro de por qué la mayoría de los autores no han tocado Irlanda al escribir sobre el mundo vikingo. Quizá tenga que ver con que los grandes contingentes vikingos que desembarcaron en Inglaterra, Francia y la Península Ibérica, son más evocadores que las pequeñas razias en Irlanda. Pero, francamente, la intersección entre vikingos e irlandeses me resulta muy interesante, amén de su inmenso potencial para la ficción.

He leído que ha navegado en réplicas de barcos históricos y en tu primera novela publicada en España, Vikingos, los abordajes y combates navales son uno de los grandes elementos del relato, ¿navegar  de ese modo le ha ayudado a escribir esos pasajes? ¿Ha navegado alguna vez en una réplica de longship vikingo? ¿Le gustaría?

Pasé unos cinco años trabajando en réplicas de navíos históricos antes de “tragarme el ancla”, que significa dejar la navegación, y ponerme a escribir. He seguido navegando en navíos históricos de vez en cuando, y en yates, tanto míos como de amigos. Creo que mi experiencia en el mar ha sido tremendamente útil a la hora de trasladar mis experiencias a bordo al papel. Experimentar cómo se mueve un gran barco de madera en marcha, saber lo que es trabajar con las jarcias, dirigir la embarcación y manejar las velas, me ha venido muy bien para mi trabajo. Un reseñista del Wall Street Journal escribió: “El conocimiento que tiene Nelson sobre los barcos y sobre cómo manejarlos es profundo, escribe con tal claridad y convicción que incluso un marinero de agua dulce como el que suscribe puede seguir la trama y verse atrapado en ella…” Muy amable por su parte, pero creo que esto viene de haber navegado en esos barcos.

En cuanto a réplicas de barcos vikingos, no he tenido el gusto de navegar en una. He visitado la maravillosa réplica Draken Harald Hårfagre que ahora está recorriendo EE UU, pero no he navegado en ella. Si alguien tiene contactos que me permitan subir a bordo, que me lo diga.

En realidad Fin Gall (Vikingos) no es el primer libro que publico en España. En 2004 Ediciones B (creo que esa era la editorial) publicó mi novela de piratas El Vigía. No sé qué tal fue, ni si publicaron las siguientes tres de la serie, porque no me dicen nada. Sé que la serie fue muy popular en Italia. Pero, en realidad, la mayoría de mis libros se centran en la experiencia marítima americana, y creo que es por eso que no ha despertado mucho interés en Europa, al menos hasta que ha llegado la serie de vikingos. 

¿Cómo nació el personaje de Thorgrim, el protagonista? La verdad es que el tándem que forman él y su suegro Ornolf funciona a la perfección…

Muchas gracias por decir eso. Creo que Thorgrim y Ornolf forman un buen tándem porque son como el ying y el yang. Hay quien ha sugerido que puede que Ornolf, un borracho y un bocazas, es un tanto autobiográfico, pero yo no lo veo.

En cuanto a cómo nació Thorgrim, la gestación fue larga. Un día la imagen de un vikingo se materializó en mi cabeza, de dónde vino no lo sé. La imagen sencillamente apareció y se me antojó fascinante. Empecé a pensar cada vez más en el personaje, quién era, de qué iba. Empecé a leer más historias de vikingos y, poco a poco, Thorgrim fue tomando forma. Supongo que podría asemejarlo a un escultor que está ante un bloque de mármol, que va tallando y que ve cómo la estatua que hay dentro empieza a materializarse.

Otra personaje de calado en la novela, es Morrigan, una mujer de arrestos y gran ambición, ¿cómo fue la creación de ese personaje? ¿Cree que es una representación femenina históricamente plausible?

Más que con el resto de libros que he escrito (y ya llevo más de veinte novelas), creo que los personajes de esta serie parecen haber tomado vida propia y hacen cosas que muchas veces no creo que vayan a hacer. Morrigan es un buen ejemplo. Empezó como esclava y curandera en el asentamiento vikingo de Dubh-linn, pero mientras escribía, empezó a tomar más y más relevancia. En un principio no me planteé que fuera a ser un personaje tan importante, pero por lo visto ella tenía otras cosas en la cabeza.

Me gusta creer que se trata de un personaje femenino plausible. Eso siempre es delicado en novela histórica: crear personajes femeninos que resulten interesantes, que tomen parte activa en el relato pero que se adecúen lo más posible al lugar que ocupaban las mujeres históricamente en esas sociedades. Supongo que hacerlo, en parte, es darse cuenta de que a pesar de que ejercieran poco poder, la naturaleza humana sugiere que hallarían formas de ejercer el poder dentro de las estructuras de su tiempo. Ese es mi objetivo. Puede que Morrigan despliegue más capacidades de las que hubieran sido habituales en una mujer, pero eso también es cierto de Thorgrim. ¡Por eso es tan divertido leer ficción!

Quizá los lectores internacionales estemos más familiarizados con el mundo vikingo que con la Irlanda medieval, ¿era un mundo tan fragmentado como lo narra? ¿Qué papel jugaron los vikingos noruegos y daneses en ese panorama?

En realidad no se sabe mucho sobre la alta edad media en Irlanda. Era una sociedad muy rural, de hecho los vikingos fueron los primeros que fundaron auténticos núcleos urbanos en Irlanda. La estructura de la sociedad irlandesa puede deducirse de los libros de leyes, y se puede aprender mucho de los anales escritos por los monjes, aunque en gran medida sigue siendo un misterio. Sabemos que en aquella época lo único que podía parecerse a un centro urbano estaba en torno a los monasterios, aunque no se sabe muy bien cómo eran. Eso puede ser bueno y malo para un novelista. Es más difícil pintar un cuadro exacto de la época, pero también le da al escritor mucha libertad al respecto.

Los vikingos jugaron un papel primordial en la sociedad irlandesa, y esa es una de las cosas que intento transmitir en la serie. Al principio solo vinieron a saquear, pero empezaron a asentarse y levantaron ciudades como Dublin y Wicklow, las únicas ciudades de este estilo de Irlanda. No tardaron en unirse a tal rey irlandés para luchar contra tal otro, metiéndose así en el entorno político. Siempre que hablo con alguien de origen irlandés que se ha hecho el test de ADN, siempre dicen que un gran porcentaje de los genes son de origen escandinavo. ¡No me sorprende!

Hasta la fecha, y en inglés, lleva seis novelas de esta serie… ¿hasta dónde tiene pensado llevar esta saga vikinga?

Ahora mismo estoy acabando el número siete: Loch Garman. En realidad no he pensado cuándo acabará la serie. Hay muchas, muchísimas aventuras en las que estos tipos pueden verse envueltos, y me lo estoy pasando muy bien escribiendo sobre ellos. Supongo que mientras los lectores sigan leyendo, seguiré escribiendo. Y los lectores aún no muestran signos de estar cansándose de la serie.

La saga sólo abarcará Irlanda… ¿O tiene pensado hacer saltar a Thorgrim a otros países como Inglaterra? ¿Conoce las correrías vikingas en la Península Ibérica medieval?

Cuando empecé la serie, no tenía ni idea de hasta dónde llegaría. Solo pensaba en Irlanda. Ahora que estoy valorando el octavo volumen, empiezo a pensar en llevármelos a  Inglaterra. De hecho, hace poco hice una encuesta a los lectores y una gran mayoría de ellos querían que Thorgrim y compañía viajaran a Inglaterra. Una de las mayores preocupaciones con una serie como esta es que no quieres escribir el mismo libro una y otra vez, a lo que aspiras es a que cada uno sea único. Y eso empieza a ser difícil después de que hayan pasado tanto tiempo en Irlanda. Así que sí, creo que pronto estarán de camino.

Sobre las incursiones vikingas en Europa y la Península Ibérica, una de las cosas más estupendas sobre los vikingos es que viajaron por todas partes. Esto le da al escritor la oportunidad de llevarlos a escenarios muy particulares. Ya he pensado en llevarlos a lo que hoy es España. Sería impresionante, en parte porque para aquellos escandinavos que habían pasado tanto tiempo en Irlanda e Inglaterra, hubiera sido un mundo completamente ajeno.

Imagen promocional de la serie Vikingos.

¿Qué le parece la serie Vikingos, del canal History?

Todavía voy por la mitad. Me gusta mucho, pero a mi mujer se le antoja demasiado sangrienta, así que la veo cuando ella no quiere ver la televisión, y dado que solo vemos la tele una vez a la semana y nos gusta hacerlo juntos me está llevando tiempo acabarla. Pero la estoy disfrutando. Creo que tanto los personajes como la trama son estupendas y auténticas, y el vestuario, los decorados y los barcos están muy bien hechos. Llevo tanto tiempo estudiando a los vikingos que ahora soy capaz de relacionar las fuentes históricas que han usado los guionistas para crear según qué escenas. Y, para ser sincero, mis novelas se han beneficiado del interés desatado por la serie Vikingos.

¿Cree que a pesar de su popularidad el conocemos bien a los vikingos? ¿O todavía nuestro imaginario popular está preso de mitos y medias verdades sobre ellos?

Una buena pregunta, y difícil de contestar. Uno de los problemas es que la vikinga no era una sociedad alfabetizada, salvo por las runas, pero estas no eran muy útiles para plasmar información. Así que la mayoría de lo que sabemos de ellos lo escribieron aquellos a quienes saquearon, por lo que no se puede hablar de fuentes imparciales. No cabe duda de que los vikingos eran violentos y brutales, pero deben ser juzgados en el contexto de su época, que era violenta y brutal. Si le echamos un vistazo a la historia de Irlanda, había más conflictos entre irlandeses de los que había con los vikingos. Si le echamos un vistazo, por ejemplo, al Imperio Romano, sus conquistas fueron brutales, más aún que las de los vikingos, que se limitaban a saquear y a irse. Por tanto, creo que la visión general que se tiene de los vikingos es bastante acertada. Hemos hablado de la serie del Canal de Historia. Hacen bien en no pasar por alto la violencia, incluso la ejercida por el protagonista. Pero debemos entender a los vikingos en su contexto histórico.

Como novelista, James L. Nelson se describiría así mismo…

Creo que para escribir bien hay que escribir el tipo de libro que te gusta leer. Me encanta la historia, y me gustan casi todas las épocas, aunque mi pasión desde pequeño han sido el mar y los barcos. Es por ello que casi todo lo que escribo, ficción y no ficción, gira en torno a la experiencia marítima. No soy un escritor muy disciplinado (al menos no todo lo que me gustaría), pero si soy constante. No soy de los que dicen “escribiré cuando me golpee la inspiración”. Me siento y trabajo todos los días. El hecho de que me encante ayuda, pero no deja de ser un trabajo y a veces me tengo que obligar a hacerlo.

¿Se siente identificado con alguno de los personajes de esta saga?

Tal y como he dicho antes, me gusta pensar que me parezco a Thorgrim Lobo Nocturno, el líder de hombres duro y temerario, aunque quien me conoce suele pensar que me parezco más a Ornolf el Incansable, el borracho gordo y lunático. Pero creo que, en realidad, hay un poco del autor en cada uno de los personajes que creamos. Lo que intentamos hacer como escritores es dar lugar a personajes lo más creíbles posible, y para hacerlo solemos fijarnos en la persona que mejor conocemos: nosotros mismos. Y sí, hay mucho de mí en Thorgrim. Puede que no su valentía en el combate, pero sí su forma de reconocer que se está haciendo mayor, los sentimientos que le despierta su hijo, esas cosas. Y también hay, debo admitirlo, bastante de mí en el borracho de Ornolf.

Como escritor de ficción histórica, ¿cómo resuelve esa compleja relación que tiene el género entre la Historia y la ficción que usted imagina?

Tienes razón al hablar de “compleja relación”. Al igual que con la creación de personajes, el autor de ficción histórica intenta reproducir, si no el periodo exacto, sí un esbozo de ese período. Con algo como los libros de vikingos, existe la complicación añadida de escribir diálogos en un idioma diferente al que hubieran usado los personajes. Es necesario darle un toque para de la sensación de que así es como se hablaba en el S.IX, cuando, por supuesto, no es así. Aunque sí creo que cuanto más sabes sobre su entorno social, sobre la comida, la ropa, el equipo y las religiones de las gentes sobre las que escribes, más capaz eres de darle el sabor histórico correcto. Es como cocinar, cuantas más especias tengas para añadir, más sabor podrás darle. Aunque si le pones demasiadas puedes echarlo a perder.

¿Cree que la novela histórica sirve para entretener y enseñar o solo para entretener?

Creo que la buena novela histórica, la que tiene detrás una buena labor de documentación, que se basa en estudios académicos y que está bien escrita, puede abrirnos una ventana al pasado que la no-ficción no puede. El hecho de que esté “inventado” no supone un problema, incluso el historiador solo puede ver el pasado a través de su propio prisma, y creo que si la ficción está bien hecha, puede, sin duda, ser una importante forma de aprender sobre el pasado. Y, más concretamente, de forma divertida.

¿Conoce España? ¿Qué tal ha sido su desembarco literario en nuestro país?

Lamento decir que nunca he visitado España, pero me encantaría ir. Soy un gran fan de Hemingway. Desde que leí Fiesta (The Sun Also Rises) he querido viajar a España. Espero ir un día de estos. En cuanto a mi desembarco literario, aún no tengo información de cómo va. Sí he visto algunas reseñas y parece que son buenas pero… ¡ay!… no las entiendo.

Y vosotros, ¿conocíais a James L. Nelson? ¿Os gusta su visión sobre las historias de vikingos?

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3 comentarios

  1. Dice ser el tiempo pasa, todo cambia

    Es injusto enjuiciar los tiempos pasados desde le presente, cualquiera que sea el presente. Hay que buscar un punto dond e la lógica impere. Imaginemos que vamos hoy a la Edad Media, por poner un ejemplo. Es un mundo completamente distinto, con distinto tipo de idea, de razonamiento, de conocimiento del entorno, sin ccapacidad de utilizar la mente abnada en ´tradición de diálogo y entendimiento pacífico como hoy en dia. Al igual que nosotros podaos ser viistos de un modo diferente dentro de 100 o 1000 años, si lelgamos. Lo que se debe sacar en claro es la enseñanza de no repetir los fracasos ni las actitudes negativas y de pobre pensamiento que irían en contra del presente que se ha coseguido evolucionando.Sabe Dios lo qe haríamos nosotros si hubiésemos vivido en tales épocas…

    20 octubre 2017 | 12:04

  2. Dice ser Harto de justificarme por ser español

    A nadie parece sorprenderle ni importarle la “brutalidad” de los vikingos. De hecho, todo el mundo la da por hecha y hasta muchos les admiran precisamente por ello. Igual idealizan la violencia de unos que demonizan a otros por ejercerla de idéntico modo. Porque sí, como dice este autor,” todo el mundo es hijo de su tiempo”.

    Hoy en día, la “corrección política” imperante nos obliga a los varones heterosexuales a ser: feministas y gay-friendlies; pacifistas y antimilitaristas; abstemios y no-fumadores; antitaurinos, ecologistas, animalistas y veganos, etc. Y conste que me parece bien.

    Pero no hace ni 50 años, “un hombre de verdad” debía ser: machista y mujeriego (o directamente, putero) ; homófobo (aunque sólo fuera por contar chistes “de mariquitas”), bebedor asiduo de coñá a palo seco o whisky sin hielo; fumador compulsivo (mejor, de tabaco negro y sin filtro); haber hecho la mili (y, si era posible, haber ido a la guerra); comer buenos filetes sangrantes (preferentemente, de un animal cazado o toreado por ti mismo), etc. Piensen en sus abuelos, de jóvenes, y verán que no exagero ni hago una caricatura excesiva.

    Así que no me toquen las narices con que España era una potencia colonial opresora y depredadora: Francia, Gran Bretaña, Portugal u Holanda lo fueron igual o más, y hasta no hace demasiadas décadas; ni me hablen de la Inquisición y la “Leyenda Negra”: las hogueras protestantes fueron igual o más abundantes y quemaban tanto o más que las católicas; ni sobre que Colón fue traficante de esclavos africanos, antes de convertirse en descubridor de América, porque un adalid de las libertades como Abraham Lincoln también tuvo esclavos en su juventud; o de que Hernán Cortés, Pizarro o hasta Fray Bartolomé de las Casas fueron pérfidos explotadores de los indígenas americanos ( lo cual, supuestamente, “causó su genocidio”): recuerden que los anglosajones norteamericanos se expandieron hacia el Oeste a golpe de fusil y cañonazo contra los indios de las praderas, y que las principales matanzas de indígenas de América Latina ocurrieron no bajo el “sangriento y tiránico” Imperio Español… sino durante sus primeros años de Independencia.

    No digo que España no cometiera atrocidades: sólo digo que hizo «las mismas» (si no menos) que las que hicieron (o que podrían haber hecho, en las mismas circunstancias) cualquier otra potencia política y militar de su tiempo. Sobran los ejemplos para corroborarlo.

    “Todos” los países, no sólo España, tienen muchos “esqueletos en el armario” de su Historia. Pero claro, parece que únicamente los españoles tenemos que estar justificándonos y pidiendo perdón cada día por nuestro pasado y por el mero hecho de existir. Ni siquiera Alemania tiene que implorar clemencia por el Nazismo (que hace sólo 72 años que cayó) tan frecuentemente como España parece obligada a hacerlo por un Imperio que se hundió hace casi 120 y que llevaba un siglo de capa caída… Los demás países quizás tengan mejores “publicistas” para “lavar” su pasado, pero no mejores historiadores.

    20 octubre 2017 | 19:42

  3. Dice ser Bern

    Con este argumento del «contexto» y de la época, se puede justificar cualquier cosa, desde la esclavitud, a la quema en la hoguera, los sacrificios humanos, o el canibalismo.

    Y no señor, no,esto no es así. La época era brutal, pero los vikingos eran los únicos que en sus razias mataban a mujeres y niños, los demás pueblos de Europa no lo hacían. Como tampoco habían convertido los pueblos europeos en su «modus vivendi» habitual los ataques por sorpresa, el robo y el exterminio de la población atacada, sin haber una guerra declarada por medio, esto también solo lo hacían los vikingos. Nada de edulcorar la historia, que cada palo aguante su vela, de la misma forma que los alemanes siguen arrastrando el baldón del holocausto, a los escandinavos les corresponde arrastrar el baldón del salvajismo y crueldad sin límites de los vikingos.

    21 octubre 2017 | 09:39

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