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Pequeños universos en espejos de mano, monederos y teteras

Kendal Murray

Kendal Murray

Amigos, amantes, familias, grupos de excursionistas, extraños que se encuentran en un bosque…

A los diminutos personajes de Kendal Murray les basta cualquier superficie para continuar con su vida. La artista australiana construye micromundos para ellos en lugares tan insospechados como un monedero, un espejo de mano o una tetera de cristal.

Murray podría ser así de diminuta y vivir en uno de esos universos que imagina invadiendo objetos cotidianos. No es amiga de hablar demasiado de su trabajo y  hay que conformarse con un perfil en la página de la galería que la representa, pero la capacidad narrativa de cada una de sus obras habla por ella.

Las situaciones que escenifica oscilan entre experiencias tan convencionales como unas vacaciones en la playa o un día en el campo y momentos de fantasía y cierto surrealismo: una mujer huye de un cisne en medio de un campo de maíz, varios miembros de una familia descubren asombrados su reflejo en un enorme espejo que no entienden, un hombre que jugaba al tenis se encuentra en un jardín a una mujer desnuda que ni siquiera lo mira. Cada pieza podía ser el extraño sueño que tuviste la semana pasada, una fantasía inconfesable, un recuerdo borroso o la mezcla de las tres cosas.

Helena Celdrán

Kendal Murray

Kendal Murray

Kendal Murray

Kendal Murray

Kendal Murray

Kendal Murray

'Conflate Restate Real Estate' - Kendal Murray

‘Conflate Restate Real Estate’ – Kendal Murray

Kendal Murray

Kendal Murray

Kendal Murray

Kendal Murray

Kendal Murray

Kendal Murray

Marco Bottin, objetos que se sublevan contra el ser humano

'A Middle Class Portrait' - Marco Bottin

‘A Middle Class Portrait’ – Marco Bottin

El piano tiene en la caja de resonancia las cuerdas de acero, las entrañas del instrumento que, cuando se trata de un piano de cola, asoman indiscretas. El artista italiano Marco Bottin (Padua, 1975) las utiliza para un fin muy diferente: de ellas cuelgan la ropa sujeta por pinzas de colores. El título de la obra escultórica, A middleclass portrait (Un retrato de la clase media), revela la observación social y económica que representa el autor.

Tiene un currículum heterodoxo para un artista. Bottin estudió Antropología Cultural en la Universidad de Frankfurt J.W. Goethe y se licenció en Filosofía en la Universidad de Venecia. Hizo una tesis sobre Sociología económica, en particular sobre el regalo y la reciprocidad.

En el perfil que le dedica la galería Saatchy Art —que lo representa— hay una docena de obras, las escultóricas son claras herederas de los estudios universitarios. En Broke (Arruinado), un hombre con traje y maletín mama de la ubre de una vaca que a su vez se alimenta de billetes verdes como los pastos. In loving memory (En recuerdo de) convierte una cómoda de madera en un contenedor de piezas de maniquí.

«Algo pasa en la génesis humana cuando la reproducción de la especie parece ser secundaria con respecto a la producción de mercancías», dice el artista en la web de Saatchi Art. «Poniendo todas sus expectativas en la posesión, el hombre se vuelve un ser estéril que carga el mundo de objetos con tanto peso simbólico que los mismos objetos se sublevan contra él».

Helena Celdrán

'In Loving Memory' - Marco Bottin

‘In Loving Memory’ – Marco Bottin

'Statements, injuries, predictions' - Marco Bottin

‘Statements, injuries, predictions’ – Marco Bottin

'Broke' - Marco Bottin

‘Broke’ – Marco Bottin

‘Folium’ podría cambiar el libro de arte tal y como lo conocemos

Una de las páginas de 'Follium' - Tom Burtonwood

Una de las páginas de ‘Follium’ – Tom Burtonwood

A menudo en los libros de arte la pintura y la fotografía salen bien parados. En cuidadas ediciones, con papel de buen gramaje y un gran cuidado en el balance de colores, las reproducciones lucen esplendorosas. La escultura y el relieve tienen mucho más que perder: las fotos inevitablemente aplanan los volúmenes, se pierde el esmero que el autor puso en cada detalle de la obra, no existe la opción de apreciar desde cada ángulo cómo la luz juega con las formas.

Lo que propone Tom Burtonwood podría terminar con la incapacidad de disfrutar de los relieves de las piezas que escapan a las dos dimensiones. El artista estadounidense se ha especializado en los últimos años en la realización de impresiones en 3D y explora desde un punto de vista creativo y también técnico las posibilidades del apetitoso medio. Escribe en su página web que las impresiones en 3D son a la escultura y al diseño «lo que el sampler fue para el hip hop» y destaca que el rápido progreso técnico del medio acelera la creación de prototipos y acorta cada vez más «la distancia entre la idea y el producto, el problema y la solución, el diseñador y el usuario final».

En 2013 presentó en Thingiverse —una web en la que los usuarios se intercambian de manera altruista patrones de diseño para crear impresiones en 3D— una idea que podría revolucionar a medio plazo el concepto que tenemos de las publicaciones de arte. Orihon era un libro en forma de acordeón con seis relieves producidos a partir de escaneos de piezas originales tan diferentes entre sí y separadas en el tiempo como una «colosal cabeza» olmeca, el torso de un emperador del Imperio Romano o la escultura de uno de los leones que presiden el edificio del Instituto de Arte de Chicago, la ciudad en la que vive el artista.

Todas las obras procedían de las colecciones permanentes de varios museos estadounidenses y estaban agrupadas en el pequeño tomo sin demasiado criterio, pero el objeto fue el primer paso para entender cómo la tecnología de las impresoras 3D podía ponerse al servicio de la divulgación del arte mediante el tacto.

Con licencia Creative Commons, cualquiera con acceso a una impresora 3D puede seguir fabricando su ejemplar de Orihon, un experimento que sirvió para dar paso a Folium, un libro mucho más refinado y sólo con reproducciones de bajos relieves del Instituto de Arte de Chicago, que concedió al autor un programa de artista en residencia y ha producido el proyecto.

También con licencia Creative Commons y disponible para su descarga, Burtonwood creó la pieza entre enero y agosto de 2014 con una selección de trabajos que abarcan 2.000 años de historia. Un panel arquitectónico del siglo IX procedente de Java (Indonesia), un relieve de la dinastía ptolemaica (año 305-30 a.e.c) que representa a una reina o a una diosa, una piedra que ilustra la coronación de Moctezuma II datada en el siglo XV…

El título, Folium, viene del término en latín para hoja y hace referencia a los elementos plásticos en forma de hoja diseñados para que cada página se pueda pasar y además separar del resto del tomo. Cada reproducción está en positivo y en negativo de tal manera que se puede hasta rellenar la versión hueca con arcilla u otros materiales moldeables. Teniendo en cuenta la potencial utilidad que este sistema puede tener para los invidentes, la lista de obras y la introducción también está en braille.

Helena Celdrán

Portada de 'Folium' - Tom Burtonwood

Portada de ‘Folium’ – Tom Burtonwood

Página tres del libro de relieves 'Folium' - Tom Burtonwood

Página tres del libro de relieves ‘Folium’ – Tom Burtonwood

'Orihon', el libro-acordeón de Tom Burtonwood que sirvió de prototipo para 'Folium'

‘Orihon’, el libro-acordeón de Tom Burtonwood que sirvió de prototipo para ‘Folium’

Contraportada de 'Folium' en braille

Contraportada de ‘Folium’ en braille

Imagen digital del prototipo de 'Folium' - Tom Burtonwood

Imagen digital del prototipo de ‘Folium’ – Tom Burtonwood

Imagen digital del prototipo de 'Folium' - Tom Burtonwood

Imagen digital del prototipo de ‘Folium’ – Tom Burtonwood

Un corto de animación hecho de corcho blanco, inseguridades y humor ácido

Fue necesario un año para grabar los seis minutos de la pieza de animación. Todas las figuras que aparecen en él están esculpidas en poliestireno expandido (porexpan, corcho blanco) y los efectos de la luz son producto de largas exposiciones. Un breve vídeo del cómo se hizo da una idea de la complejidad del procedimiento, pero eso es sólo parte del atractivo del cortometraje.

Mike Please y Daniel Ojari (del estudio londinense Parabella Studios), animadores y directores de Marilyn Myller, no caen en el error de ofrecer un asombroso espectáculo técnico vacío de significado, por suerte también desarrollan una trama inteligente en torno a la creación y la destrucción, una historia de crisis creativa con un inesperado toque final de humor ácido.

El universo blanco y animado representa la mente de una joven artista británica. En su imaginación interpreta que el poder que ejerce sobre sus figuras la acerca al implacable Dios bíblico, ella crea y ella destruye, por accidente, por rabia o por motivos que ni siquiera ella puede explicar. En realidad, las imágenes cósmicas son un modo de sentirse poderosa en medio de la inseguridad: enfrascada durante horas en un trabajo minucioso, en la soledad de su estudio y sentada en una vulgar banqueta que cruje, Myller es en realidad insignificante para el mundo, una creadora sin demasiado reconocimiento.

Todo cambia cuando un cazatalentos esnob da con ella en el preciso momento en que la artista sufre una crisis. El giro que da la trama es tan cómico como frustrante, una referencia a lo estúpido que puede llegar a ser el arte cuando se emborracha con el dinero.

Helena Celdrán

'Marilyn Myller' - Parabella Animation Studio

El piano robotizado que transforma las nubes en música

Busca datos tridimensionales en la superficie de un lago y los traslada a una escultura robótica, utiliza hojas secas de árboles para «recolectar» viento y después utiliza esa energía para (con un mecanismo) hacer dibujos a carboncillo… El artista estadounidense David Bowen saca provecho hasta de las moscas: en Fly Tweet (Tweets de moscas) introdujo a un grupo de moscas domésticas en una esfera transparente con un teclado en su interior. Los insectos se posaban sobre las teclas y escribían mensajes en Twitter.

No es la primera vez que Bowen se fija en las nubes para realizar sus piezas escultóricas interactivas. Igual que utilizó moscas, creó en 2013 una instalación que también mandaba tweets, esta vez basados en los movimientos y las formas de las nubes. Un software capturaba en vídeo, a tiempo real, las imágenes de las nubes para activar un teclado virtual y cuando se alcanzaban 140 caracteres, el mensaje se enviaba automáticamente.

Una de las piezas más recientes del escultor es Cloud piano (Piano de nubes), una instalación encargada expresamente por la galería L’assaut de la Menuiserie, en Saint-Etienne (Francia), donde se exhibirá en septiembre. En la obra cinética, un piano de cola negro toca condicionado por el paso de las nubes. La caprichosa e interminable pieza musical la ejecuta un aparatoso robot con cables y apéndices mecánicos blancos sobre las teclas.

Como en el caso de las nubes capaces de escribir tweets, una cámara enfocada al cielo graba la imagen, la convierte en datos con un software en tiempo real y después los transforma en órdenes que activan el mecanismo colocado sobre el instrumento. «El sonido resultante se genera a partir de un patrón único de teclas creado por las formas etéreas construidas, barridas, fluctuantes y desvanecidas en el cielo», explica el artista.

Helena Celdrán

'Cloud piano' - David Bowen

‘Cloud piano’ – David Bowen

'Cloud piano' - David Bowen

‘Cloud piano’ – David Bowen

'Cloud piano' - David Bowen

‘Cloud piano’ – David Bowen

'Cloud piano' - David Bowen

‘Cloud piano’ – David Bowen

Jarrones doblados en un baile de luces

Laurent Craste - 'Abuse'

Las piezas de porcelana de Laurent Craste están fijadas a la pared con un clavo oxidado, tiene un hacha clavada, están aplastadas, despellejadas, derretidas… Los jarrones y vasijas sufren todo tipo de percances, pero permanecen enteras como si no fueran frágiles.

El artista de origen francés y residente en Montreal (Canadá) se basa en modelos de jarrones de porcelana del siglo XVIII y XIX, elementos decorativos que sirvieron de ostentación de lujo y poder. Craste los somete a «una práctica de deconstrucción y alteración violenta de sus estructuras formales», los moldea para que parezcan criaturas sufrientes, magulladas y abandonadas a su suerte.

Era cuestión de tiempo que sintiera la necesidad de complementar las piezas de rasgos animados con un sistema que permitiera crear la ilusión de movimiento. En la instalación interactiva Parade (Desfile), dentro de un gran cubo de manera abierto por una de sus caras laterales, hay un mueble blanco sobre el que descansan dos de sus obras dobladas.

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Colgada del techo, una lámpara industrial ilumina la pared tras las piezas de porcelana: sólo hay que darle un pequeño empujón para que la bombilla proyecte una sombra en movimiento y parezca que los jarrones inventan una danza agitando los brazos y girando entre sí.

Creada en colaboración con la agencia digital creativa Dpt., la obra fue presentada en el Chromatic Art Festival (Festival de Arte Cromático) de Montreal, que celebraba su 5ª edición con la premisa de que los 150 artistas participantes crearan sus trabajos en torno a la idea del hábitat.

Helena Celdrán

Las damiselas tatuadas de Jessica Harrison

'Painted Lady 3' - Jessica Harrison- Foto: Chris Park

‘Painted Lady 3’ – Jessica Harrison- Foto: Chris Park

Todo cambia cuando el escote y los brazos desnudos de las damiselas se muestran cubiertos por sirenas, calaveras con chistera, anclas, ángeles, banderolas con términos relacionados con la vida, la muerte y el amor…

Las figuritas de porcelana que escoge para sus obras la escultora británica Jessica Harrison (St Bees, 1982) posan impunes en su naturaleza desfasada y decimonónica, viven en un mundo idílico sin importarles el aspecto kitsch. Harrison ha jugado mucho con ellas: en otra ocasión, me referí en este blog a la colección de estatuillas que había modificado con maestría para darles un aire de inesperada candidez gore.

La artista da un paso más en la transformación de figuritas de porcelana y esta vez experimenta con las puras e inocentes damiselas tatuando sobre ellas. Para la colección Painted LadiesDamas pintadas, una alusión a las famosas casas victorianas de San Francisco (EE UU)— se ha decidido por grabar sobre las estatuillas tatuajes flash, diseños ya famosos, genéricos y simbólicos: dagas con corazones, galeones, rosas, mujeres desnudas, golodrinas…. El conjunto se expone hasta el 24 de junio en la galería L.J. de París.

La contradicción de su aspecto no les borra la sonrisa, es curioso ver a las idílicas señoritas con la piel modificada y aún con sus antiguos vestidos de fiesta, combinando los tatuajes de pintura lacada con collares de perlas, lazos en el pelo y abanicos desplegados.

Siempre centrada en la relación de extrañeza que nos produce nuestra propia anatomía, a la autora le llama la atención la piel como frontera entre la visión amable del cuerpo y el horror de la víscera. Con los tatuajes, sigue reflexionando sobre el papel del órgano humano más grande, esta vez interpretándolo como un lienzo abarrotado.

Helena Celdrán

Detalle de 'Painted Lady 5' - Foto: Galerie L.J., París

Una de las 'Painted Ladies' que se exponen en la galería L.J. de París-5

Una de las 'Painted Ladies' que se exponen en la galería L.J. de París

Una de las 'Painted Ladies' que se exponen en la galería L.J. de París

Una de las 'Painted Ladies' que se exponen en la galería L.J. de París

¿En qué se parece un cantante de hip-hop a un cuadro del siglo XV?

Left: 'The Adoration of the Magi' - Hugo van der Goes. Netherlandish. Late 15th century. Right: Wiz Khalifa

En La adoración de los Reyes Magos de Hugo van der Goes (1440-1482), una escena que el pintor flamenco representó en varias ocasiones, el autor imagina a Baltasar con un discreto y cuidado bigote. En el cuello se ha puesto una generosa cadena de oro y en la única oreja visible exhibe un pendiente de aro del que parece colgar un cascabel dorado; el sabio lleva, para protegerse del frío, un abrigo con un cuello de piel moteada.

A la derecha del detalle de la obra del siglo XV, una foto del rapero estadounidense Cameron Jibril Thomaz —conocido como Wiz Khalifa— revela un inesperado, cómico y sorprendente parecido en la vestimenta y en la expresión. Khalifa, al igual que Baltasar, muestra atributos que aluden a un cierto estatus. Uno casi puede imaginarse al rey mago rapeando.

Cecilia Azcárate Isturiz, directora de arte en un estudio publicitario neoyorquino, propone un asombroso diálogo entre dos universos separados en el tiempo por cientos de años: la estética de los artistas de hip-hop y el arte anterior al siglo XVI. En el microblog de Tumblr B4XVI (abreviatura que se podría traducir por Antes del XVI) recopila pinturas y esculturas previas al siglo en que Cristóbal Colón llegó al continente americano y las emparejas con posados, capturas de vídeo y detalles de los raperos actuales.

Left: Male Ancestor. 1st–4th century. Mesoamerica, Nayarit . Right: Young Thug

Una estatuilla mesoamericana datada entre los siglos I y el IV enseñando los dientes y con varios pendientes en la nariz se parece extrañamente a Young Thug, rapero de 21 años de Atlanta conocido por la excentricidad de su aspecto y detenido hace unos meses por posesión de drogas y conducción temeraria. La expresión de Kanye West y su cuello de pieles parece encerrar el espíritu del personaje de un cuadro alemán de 1560, posiblemente un acaudalado donante que figura en la pintura religiosa por ser quien la encargó y la pagó.

A veces bastan complementos y joyas para establecer la analogía: anillos bizantinos del año 1000, los puños plateados de la camisa de un santo del siglo XIV, las secuencias geométricas pintadas en una deidad mexicana fechada entre el siglo XIII y el XV… Puede tratarse de un experimento traído por los pelos, pero es una inteligente reflexión sobre lo poco que han cambiado a lo largo de los siglos las manifestaciones de poder relacionadas con la apariencia física.

Helena Celdrán

Left: detail of 'Christ Blessing surrounded by a Donor Family'. Unknown German Painter, 1560 - Right: Kanye West

Lef: Deity Censer.1200–1400, Mexico. Right: YG

Left: Ring of Leontios ca.1000 - Byzantine Right: 2 Chainz

Left: Pre Colombian - Moche portrait head of ‘Cut Lip’ 400 AD - Right: ASAP Rocky

B4XVI - Cecilia Azcárate

Left: Quentin Massys. Ecce Homo-1520 - Right: 2 Chainz

De diseñador y fabricante de prótesis a escultor «biomédico»

'Bellona' - Christopher Conte - Foto: Liza Conlin

‘Bellona’ – Christopher Conte – Foto: Liza Conlin

Bellona, una de las últimas creaciones del artista, es una hermosa araña metálica de formas redondeadas. Tiene un armazón con ornamentos de volutas realizados por un grabador artesano, si se le da la vuelta una esfera de cristal en la parte que corresponde al cuerpo descubre un delicado mecanismo.

"Steam of Consciousness" - Christopher Compte - Foto: Sirris

‘Steam of Consciousness’ – Christopher Compte – Foto: Sirris

Christopher Conte, nacido en Noruega y criado en Nueva York, se especializó en la fabricación de prótesis y pasó 16 años creando extremidades artificiales para amputados. En el tiempo que se dedicó a su profesión no olvidó su formación como artista y diseñador en el Instituto Pratt de Brooklyn: en segundo plano, creaba de modo artesanal «esculturas biomédicas» que sintetizaban su pasión por la biomecánica, la anatomia y los robots. En 2008, dio el salto y decidió trabajar como artista a tiempo completo.

A pesar de presentar con lujo de detalles imitaciones de columnas vertebrales, articulaciones y minuciosos conjuntos de engranajes; la mayoría de sus obras no se mueven por sí solas. El autor (un admirador de las antigüedades y también del modo en que la robótica recrea a la naturaleza) considera más importante expresar la certeza de que podrían ponerse a funcionar y moverse sin necesidad de mostrarlas activas.

Aún así hay piezas como Steam of Consciousness (Vapor de conciencia) que sí disponen de una maquinaria en funcionamiento: la realista calavera de poliuretano (con ojos sin párpados que inevitablemente siempre parecen expresar asombro) va acompañada de una máquina de vapor en miniatura.

Las exquisitas piezas de Conte se venden rápido y la mayoría forman parte de colecciones privadas. Hay escarabajos hechos a partir de máquinas de coser, arañas fabricadas con agujas de tatuar, corazones mecánicos con tuercas dentadas y correas… El artista se enorgullece de usar su herramienta rotatoria como instrumento principal y de elaborarlas todas sin acudir a la alta tecnología, si es necesario lijándolas a mano para darles el acabado que merecen.

Helena Celdrán

'Cardiac Arrest' - Christopher Comte - Foto: © 2012 Liza Conlin and Sirris

‘Cardiac Arrest’ – Christopher Comte – Foto: © 2012 Liza Conlin and Sirris

'Bellona' - Christopher Conte - Foto: Liza Conlin

‘Bellona’ – Christopher Conte – Foto: Liza Conlin

'Victoria' - Christopher Conte - Foto: Sirris and Liza Conlin

‘Victoria’ – Christopher Conte – Foto: Sirris and Liza Conlin

'Vipera Berus' - Christopher Conte - © 2011 Dennis Blachut

‘Vipera Berus’ – Christopher Conte – © 2011 Dennis Blachut

'Precognitive (a.k.a 'Precog') - Christopher Conte - Foto: © 2010 Dennis Blachut (www.dennisblachut.com)

‘Precognitive (a.k.a ‘Precog’) – Christopher Conte – Foto: © 2010 Dennis Blachut (www.dennisblachut.com)

'Lethal Injection Attack Droid Prototype' - Christopher Conte - Foto: Christopher Conte

‘Lethal Injection Attack Droid Prototype’ – Christopher Conte – Foto: Christopher Conte

'Articulated Singer Insect' - Christopher Conte - Foto: Christopher Conte

‘Articulated Singer Insect’ – Christopher Conte – Foto: Christopher Conte

Las esculturas ‘dibujadas’ de Frank Plant

'The Memory Collectors' - Frank Plant

‘The Memory Collectors’ – Frank Plant

El grupo de turistas ofuscados en sacar fotos, el hombre sentado con desgana y con los pies metidos en una piscina infantil; el lenguaje corporal de tres parejas que parecen estar en una clase de baile. Vistas de frente, las obras parecen dibujos esquemáticos hechos con un bolígrafo o un rotulador de punta fina.

Detalle de 'The Memory Collectors' durante su creación

Detalle de ‘The Memory Collectors’ durante su creación

Frank Plant suelda el metal como si utilizara tinta, define sus obras como «dibujos en acero» o «hierrogríficos» y adapta con naturalidad la escultura a las dos dimensiones. La línea precisa y limpia es producto de un esfuerzo físico que castiga las manos, pero el resultado final sobre la pared blanca disfraza por completo la dureza del material.

El estadounidense —afincado en Barcelona desde 1999— captura en sus piezas objetos y situaciones entre lo rutinario y lo provocativo, sus obras pueden representar a una familia en la playa una tarde de domingo y también hacer una reflexión sobre la privacidad en Internet con un grupo de hombre representando a macrocorporaciones como Google, Apple o Facebook esgrimiento pancartas en las que se lee el mensaje «sabemos lo que estás pensando».

Interesado en «encontrar y examinar las maneras sutiles de comunicación de y entre los humanos«, las cabezas de los personajes que representa son siluetas y no hay detalles de la cara, pero aún así el jenguaje corporal de las figuras basta para  dejar clara su actitud.

Las parejas que no tienen claros los pasos de baile, la flojera veraniega de las terrazas, la sacrificada tarea del butanero, la actitud de un grupo de gente vestida que mira de refilón o ignora intencionadamente a una chica en biquini… Plant transforma sus observaciones sociales en puzzles de acero que sobre la pared parecen la viñeta de un cómic.

Helena Celdrán

'The tourist' - Frank Plant

'People Being People' - Frank Plant

'We Know What You're Thinking' - Frank Plant

'Meanwhile on the Peninsula' - Frank Plant

'Us and Them' - Frank Plant

'Us and Them' (detail) - Frank Plant

'Learning to Dance' - Frank Plant

'Braver Newer World' - Frank Plant

'When They Come Looking for their Money' - Frank Plant