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El no-músico silencioso y lento en un mundo rápido y barato

Brian Eno

Brian Eno

Antes de empezar a leer, escuchen. Quizá deban cerrar los ojos para intentar olvidar el condicionante: es la música de un sistema operativo de Microsoft. Escuchen sólo el sonido, la campana reverberante: una galaxia, una puerta de entrada, una palmada que nace del silencio y conduce al silencio, océanos de tiempo

De milagros similares a la música de Windows 95 -una microsinfonía de poco más de tres segundos- es capaz Brian Eno, el no-músico al que hoy dedicamos la sección Cotilleando a…

Aunque prefiere el segundo plano a la habitual presencia absoluta de los músicos-artistas, el toque Eno puebla el mundo. Este tipo tranquilo, de sedoso sentido del humor y casi ninguna educación musical, es una de las presencias activas más perdurables en la música de los últimos cuarenta años.

No es un músico: es un mediador entre el azar y la intuición, entre el alma de la máquina y el espíritu de los hombres.

Brian Eno

Brian Eno

Eno es el ambient humano, la electrónica educada, el chill out sin marca de fábrica, el gospel de los edificios de cristal, el blues de gotas de suero que puebla los hospitales, la cadencia melancólica de los aeropuertos, el te deum que por azar cantan los satélites cuando surcan la noche, la sombra de los reptiles escribiendo una canción sobre la arena, el sueño de que todos recemos en la misma mezquita, el exorcismo que nos devuelve la condición de africanos que merecemos, la seductora y cierta posibilidad de que un par de grabadoras jueguen entre sí y contigo…

Si desean ustedes la biografía detallada del personaje y la persona, vayan a una e-enciclopedia o visiten EnoWeb, el site extraoficial: ya les dije que a Eno le gusta permanecer en la penumbra del background y debe ser a estas alturas del Reich 2.0 el único músico del mundo que no tiene una web propia para venderse.

Sólo voy a perfilar aquí, con el ánimo de quien escribe palabras momentáneas en la pantalla del atardecer, media docena de las muchas razones que me empujan al amor por Brian Eno. No esperen nada que se parezca a la por otro lado ficticia objetividad. Estoy prendado de la música de Eno desde los años setenta. Nunca he dejado de amarle y me ha correspondido con sorpresas inesperadas.

"Another Green World", 1975

"Another Green World", 1975

1. Un disco. Recuerdo todavía -y en mi estado de progresivo extravío la viveza del recuerdo tiene carácter de portento- el asombro estupefacto, de despierta serenidad, de la primera escucha de Sky Saw, Sombre Reptiles, Golden Hours, St. Elmo’s Fire, In Dark Trees y el resto de canciones de Another Green World (1975). Editaron el disco, el tercero de Eno en solitario, poco antes de la muerte de Franco y había en la música un presagio emocional y básico, como si intuyeras que algunas hienas merecen la putrefacción. Era un tiempo de exigencias que ahora quizá parezcan  disparatadas: un afán de verdad inmutable, un código de corrección moral, una legislación no escrita para todo movimiento o deriva personales… Por extensión, la música que escuchábamos algunos era discutida por los comisarios políticos del marxismo, el troskismo, el maoísmo, el nacionalismo y los demás ismos adocenantes cuya militancia tenía a punto los disfraces de las hienas de recambio de la Hiena Generalísima. Como David Bowie, Lou Reed, King Crimson y Can, Eno era sospechoso de diletancia y aburguesamiento. Algunos le metían en el saco del glam rock por una pobre lectura del atuendo de pavo real que llevaba encima en los años con Roxy Music. Otros ni siquiera consideraban aceptables sus canciones de sinuosa indiferencia. Yo (no me quiero considerar especial, pero es lo que hay: les invito a comprobar el malogrado estado por exceso de uso de mis copias en vinilo de aquellos discos) y otros como yo entrevimos un futuro en el que, por vez primera, sobraban las guitarras eléctricas, las baterías y el canon, suficientemente meneado para dejarlo descansar, de Elvis Presley.

Diagrama del 'enoloop'

Diagrama del 'enoloop'

2. Un género. Después de predecir el ambient, la música de amoblamiento del siglo XX -que ya había bosquejado con su cómplice habitual Robert Fripp en No Pussyfooting (1973)- Eno desarrolló la idea  en Discreet Music (1975), su primer disco como programador de un sistema capaz de crear piezas aleatorias, con escasas variaciones de tempo y forma pero en perpetuo cambio. Estaba inventando la música generativa, que requiere una intervención limitada del ejecutante. A la idea de buscar un sonido que, lejos de invadir el ambiente, se amoldase a él y lo rellenase sin agresividad llegó durante la convalecencia posterior a un accidente de coche. Puso un disco de música de arpa del siglo XVIII y, con esfuerzo, porque le costaba moverse, se tendió en cama. El volumen estaba muy bajo, casi en el nivel de lo inaudible. Dejó que sonará así durante un tiempo y, cuando recuperó la fuerza suficiente, regresó al tocadiscos y subió el nivel. Esa intervención, accidental y discreta, también efímera e irrepetible, le hizo percibir de una manera diferente la música, entender cómo el instrumentista podía limitarse a la adaptación casual a un sistema. Para componer música generativa, de la cual un buen ejemplo serían las campanas de viento, no se requieren conocimientos académicos musicales sino una intuición anímica (o animal), que se ha desarrollado desde entonces en decenas de programas de software. Eno colaboró en el diseño del pionero, el mítico Koan, raíz del actual Noatikl.

David Byrne (izquierda) y Brian Eno

David Byrne (izquierda) y Brian Eno

3. Una fiesta. Después de varios volúmenes de música de ambiente (para aeropuertos, dark, transferida transocénicamente por vía telefónica…), Eno, cuya curiosidad es enorme y sin compuertas, giró la vista al sur y descubrió que todo aquello que le interesaba procedía de África: la cualidad fractal de la música, su engarce natural con la geodesia, la necesidad de apertura y vías de escape ajenas a códigos -la improvisación, en suma-, el ritmo sexual y holístico de tóxica capacidad sobre el cuerpo y la mente… Dicen que de la revelación tuvieron la culpa un viaje a Ghana en 1981 y el descubrimiento de una canción grabada por Miles Davis en 1974, He Loved Him Madly [parte 1 | parte 2], un vuelo libre y melancólico en homenaje a Duke Ellington, con matices africanos y dodecafonistas. Desde entonces toda la obra de Eno ha sido un intento de recrear al menos una porción de la primitiva naturalidad con que fluyen los músicos africanos y del Cercano y Medio Oriente. Aunque sabe que nunca lo conseguirá («creo que todo lo que hago nace de mi incomprensión hacia África»), ha entregado algunas descargas que no desentonarían en cualquier club de latón y ladrillo vista de Lagos. Con una salvedad diferencial: Eno ha añadido espacio a la africanía. Sin menoscabo del cuerpo tangible (carne y tambor), ha convertido el trance tribal en una música moderna, no condicionada por lo étnico. En manos de Eno lo negro se expande cromáticamente. Mi disco favorito de esta etapa es el ardiente My Life in the Bush of Ghosts, que coeditó en 1981 con su admirador y discípulo David Byrne, líder de los Talking Heads, bautizados, no por casualidad, con un anagrama de una canción de Eno, King’s Lead Hat. Obra de prodigiosa pegada y producción extrema (el mix y el sampling llevados a la categoría de instrumentos polirrítmicos), My Life... ha sido copiado, recreado y vuelto a copiar por todos los DJ del planeta. Es el primer disco del baile de la nueva era y permanece incólume al paso del tiempo. Su huella es notable, por ejemplo, en el hip-hop de Public Enemy y los experimentos más radiacles del noise bailable. En 2006 fue reeditado con nuevas mezclas y partes inéditas que los autores colocaron bajo dominio público para permitir que sean manipuladas y utilizadas por cualquiera (hay una deliciosa web para jugar a rehacerlas).

Eno (en el centro) con U2

Eno (en el centro) con U2

4. Un tipo humilde e infatigable. Aunque no le gusta ser considerado un productor al uso y prefiere que sus dotes sean utilizadas como tratamientos (otros llaman a su bouquet particularísimo enosificación), la capacidad colaborativa de Eno es asombrosa. Logró renovar a David Bowie cuando éste buscaba un sonido europeo para plantarle cara al funk de imitación de finales de los años setenta y Eno le produjo dos catedrales de hielo, Low y Heroes, ambos editados en 1977; colaboró con John Cale (ex The Velvet Underground) en su mejor disco, Fear (1974), y con el talento anárquico (por radical) de Robert Wyatt en casi toda su discografía; echó una mano a artistas de vanguardia o pop por simple placer y sin cobrar (la lista es enorme: Jon Hassell, Cluster, Harold Budd, Philip Glass, Laurie Anderson, Roberto Carnevale, Devo, Ultravox, Depeche Mode…), desarrolló proyectos de música visual (77 Millions Paintings es uno de los más bellos), compuso bandas sonoras, editó una suerte de I Ching para creadores con un mazo de cartas que sugieren movimientos (The Oblique Strategies)… Finalmente se integró como quinto componente de U2 desde The Unforgettable Fire (1984), cuando el grupo de Bono se vió en la necesidad de transformar el sonido épico de sus inicios. También ha producido -y quizá sean los dos grandes patinazos en una carrera inmaculada- los discos de Coldplay Viva la Vida or Death and All His Friends (2007) y Mylo Xyloto (2011).

Eno en una protesta contra la guerra de Iraq (enero, 2010)

Eno en una protesta contra la guerra de Iraq (enero, 2010)

5. Implicado. La misma prodigalidad que muestra en lo musical la exhibe como civil. Nunca se ha escondido en la campana de cristal de lo artístico para evadir los dilemas y aberraciones sociales. Es la cara visible del movimiento antibélico del Reino Unido y ha sido el portavoz habitual de los manifestantes contra la guerra de Iraq. En una de las protestas más secundadas, en 2006, le tocó escribir el discurso final. Hizo notar que los 2.000 millones de habitantes del planeta que no tienen agua potable podrían acceder a ella con una inversión de una quinta parte del coste de la guerra. Eno escribe columnas de opinión en The Observer, el dominical de The Guardian [dos ejemplos: 1 | 2], envía cartas abiertas a parlamentarios y ministros y participa en debates mediáticos. Es uno de los artistas internacionales que demandan un boicot cultural a Israel por su política exterior sangrienta. También es fundador de la fundación Long Now, que promueve el cambio de paradigma hacia un pensamiento «más lento y de calidad» para sustituir al «rápido-barato» imperante. Proponen, como primera media, adoptar un calendario realista basado en cinco dígitos: 2011 sería, por ejemplo, 02011, y defender los idiomas en peligro de muerte (Rosetta Project).

Brian Eno a los 12 años

Brian Eno a los 12 años

6. La persona. Brian Peter George St. John le Baptiste de la Salle Eno nació el 15 de mayo de 1948. Es un hombre melancólico, con tendencia a no confiar en sí mismo, insomne, solitario, inseguro y con miedo a los aviones y las fotografías. Colecciona fósiles, habla francés, le gusta la radio de onda corta, no sabe conducir y aborrece los ordenadores («hay poco de África en ellos»). Es un ávido lector de libros (de papel, por supuesto) y le encanta la pintura de Francis Bacon. Musicalmente es una amalgama. Cuando le preguntaron qué discos se llevaría a una isla desierta eligió el doo-wop Duke of Earl, de Gene Chandler; Alu Jon Jonki Jon, de Fela Kuti; Sunday Morning, de The Velvet Underground & Nico, y los himnos gospel de su adorada Dorothy Love Coates. Todas esas canciones, dijo, «son formas cotidianas de drogas alucinógenas».

Ánxel Grove

El alien es humano

David Bowie retratado por Lord Snowdon, 1978

David Bowie retratado por Lord Snowdon, 1978

David Bowie acaba de morir a los 69 años de un cáncer. Esta pieza fue publicada cuando estaba a punto de cumplir 65.

La foto es la de un paradigma.  178 centímetros de elegancia, donaire e inteligencia.

David Bowie es algo más que un multiartista. Su gesto deviene en símbolo de decadencia, astucia, sensibilidad y glamour. Es uno de los iconos del siglo XX y, pese al desgaste causado por los watios de la fama, supo transformarse y ser inesperado con un fragor arriesgado e impropio de las megaestrellas.

Encantador y fascinante, el más plural de todos los creadores pop de la segunda mitad del siglo XX, parece haberse retirado sin anuncio previo.

El ataque al corazón del que se acaban de cumplir siete años rompió la carrera de un tipo que en enero celebrará 65 y no ha dejado casi nada por hacer desde que debutó en 1964.

El año que viene se reeditarán todos sus discos y el inmenso catálogo de música inédita que atesora Bowie, prolífico hasta niveles que incluso parecen temerarios.

Entre tanto, este parece un buen momento para reivindicar su obra y abordar un Cotilleando a… David Bowie.

David Jones, 1955

David Jones, 1955

1. Cicatrices. Los padres de Bowie habían sufrido. Haywood Stenton Jones (1912-1969) soñaba cada noche con un infierno de munición y carne lacerada. Como fusilero real en la II Guerra Mundial había combatido en África y Francia. Padeció durante toda su vida de estrés postbélico. Trabajaba en Barnardo, una red de casas de acogida para niños huérfanos. La madre, Peggy Burns (1913-2000), era cerillera en el Ritz Cinema. En la familia Burns había una tradición de enfermedades mentales severas, sobre todo de tipo sicótico. David Robert Jones, nacido el 8 de enero de 1947, adoraba a su padre y sentía que su madre era desapegada y fría. Vivían en el número 40 de la calle Stafield, en Brixton, un barrio del sur de Londres en el que también había crecido Charlie Chaplin. Bowie ha mitificado su infancia, tiñéndola de enfrentamientos entre pandillas en los baldíos sembrados por los escombros de los bombardeos nazis. Lo cierto es que era un chiquillo faldero que pocas veces salía de casa. En 1953 la familia se mudó a la cercana zona de Bromley. David fue admitido en el coro del colegio y en el cuerpo de baile, donde destacó especialmente por sus movimientos de reptil.

Bowie y George Underwood, su mejor amigo en la escuela técnica, 1962

Bowie y George Underwood, su mejor amigo en la escuela técnica, 1962

2. Dios se llamaba Little Richard. Su interés por la música nació de un regalo paterno: una colección de singles que Haywood  trajo a casa en 1956. Incluía todo lo necesario para encender la llama: Frankie Lymon and the Teenagers, The Platters, Fats Domino, Elvis Presley, Little Richard. «Cuando escuché  Tutti Frutti tuve la impresión de haber oído la voz de Dios», diría Bowie años más tarde. Empezó a recibir clases de música. Como estudiante seguía siendo malo: no obtuvo la nota suficiente para entrar en un instituto y se matriculó en diseño gráfico en la escuela técnica de Bromley, donde le cayó en gracia al profesor de Arte, Owen Frampton, padre del alumno Peter Frampton, que sería una de las caras bonitas del rock middle of the road de los setenta. El mejor amigo de Bowie era George Underwood. Ambos querían ser estrellas, ambos se peinaban como teddy boys. En la primavera de 1962, en un arranque de furia porque Bowie intentó seducir a una chica a la que pretendía Underwood, éste le pegó a su colega un tremendo directo en el ojo izquierdo. El golpe afectó a los músculos que contraen la pupila, que quedó dilatada permanentemente, dando la apariencia de tener un color diferente al del otro ojo. La mirada de alien sería muy bien explotada por Bowie en el futuro.

The King Bees, 1964 (Bowie, en el centro. Underwood, a la derecha)

The King Bees, 1964 (Bowie, en el centro. Underwood, a la derecha)

3. Nombre de tratante de esclavos. Bowie (que todavía no había cambiado su nombre artístico y se presentaba por la filiación de nacimiento: David Jones) se rodó en grupos de todo pelaje desde los 15 años. Fue mod, quiso aprovechar el impacto en el Reino Unido del blues negro e hizo versiones de The Who y The Kinks. Su primera grabación apareció en single en junio de 1964: Liza Jane, un arreglo de una canción tradicional del folk inglés con el añadido de un riff de guitarra robado a Howlin’ Wolf. Apareció firmada por David Jones and The King Bees. Fue un desastre, aunque el músico la recuperó con un arreglo decoroso para su álbum maldito Toy, un disco que archivó en 2001 y colgó en Internet diez años más tarde. El primer disco como solista salió tres años después, un sencillo con The Laughing Gnome como canción estrella: una indigestión de sicodelia, cabaret y estilo vocal acelerado en el estudio en plan The Chipmunks. El consiguiente álbum no mejoró el percal. Lo firmaba David Bowie, que apareció por primera vez como marca artística. Tomó prestado el apellido del personaje que interpreta Richard Widmark en la película El Álamo, James Bowie, un tratante de esclavos y mercenario buscafortunas del siglo XIX que inventó el cuchillo de pelea que lleva su nombre.

Primera actuación de David Bowie, 16 de agosto de 1969

Primera actuación de David Bowie, 16 de agosto de 1969

4. Ignición. Tenía sueños de grandeza y demasiado afán por demostrar sus talentos para llegar rápido a la cima. El batacazo de las primeras grabaciones sumió a Bowie en una profunda depresión. Entonces encontró a tres personas que le cambiarían la vida: el bailarín, actor y performer Lindsay Kemp, que le dió clases de interpretación y danza, le hizo abrir los ojos a la necesidad de dejar aflorar los sentimientos y le presentó a la bohemia londinense, donde abundaban los gays, travestis y toxicómanos; el manager Ken Pitt, que hizo escuchar a Bowie por primera vez a la Velvet Underground, y el productor Tony Visconti, un sagaz y competente mago del sonido con el que no dejaría de colaborar hasta 2003. Cuando editó la canción y el álbum Space Oditty (1969), alejados de la confusión pasada, contenidos, tensos, poblados por seres alienados e incapaces de entenderse, Bowie dio un aviso de lo que nos esperaba: una obra que se mantuvo en la vanguardia durante cuatro décadas y situada a la misma altura que las de los Beatles y los Rolling Stones por influencia e impacto en la cultura pop.

Bowie y Angie se casan. Entre ambos, mamá Peggy. Marzo, 1970

Bowie y Angie se casan. Entre ambos, mamá Peggy. Marzo, 1970

5. Angie y la mansión victoriana. La primera esposa de Bowie, Angela Barnett (1949), era una modelo de medio pelo y una mala actriz, pero jugaba con la extravagancia -olía meados de gatos para, decía, «refinar el olfato»-, cierto cosmopolitismo, sexualidad deshinibida y un carácter de armas tomar. Se casaron en 1970 tras un noviazgo relámpago y se establecieron en la mansión victoriana de Haddon Hall, centro social del todo Londres durante la década siguiente. Jugaban al escándalo con maneras infantiles (convocvaban con urgencia a la prensa para confesar gustos sexuales), bebían vino blanco y empezaron a consumir cocaína. Su influjo en la carrera de Bowie fue casi siempre perverso -le obligó a despedir al agente Pitt, por ejemplo- y, tras el divorcio, en 1980, se ha dedicado a escribir biografías con detalladas escenas de sexo y depravación. Su página web (Angie Bowie) es un ejemplo de la calaña del personaje. Es un rumor infundado, por cierto, que la canción de los Rolling Stones Angie esté basada en su figura. Es verdad que tuvo una gran influencia en la creación del personaje más memorable de su marido, Ziggy.

Ziggy Stardust and The Spiders from Mars en la BBC (a la derecha de Bowie, Mick Ronson), julio, 1972

Ziggy Stardust and The Spiders from Mars en la BBC (a la derecha de Bowie, Mick Ronson), julio, 1972

6. «Vienen a por vuestras hijas. ¡Y también a por vuestros hijos!. El 6 de julio de 1972, el programa de la BBC Top of the Pops emitió el que sería un momento de epifanía generacional: la actuación de Ziggy Stardust and the Spiders From Mars interpretando Starman. La prensa sensacionalista publicó al día siguiente titulares de este calibre: «No han venido sólo a por vuestras hijas. ¡También quieren a vuestros hijos!». Bowie había creado el glam rock: andrógino, equívoco y polisexual. El alter-ego del cantante, Zyggy Stardust, homenaje a Iggy Pop, era una especie de vaquero galáctico, maquillado como una reinona y dispuesto a escenificar una felación con el mastil de la guitarra de Mick Ronson (1946-1993). Las canciones eran bellas, de melodías irresistibles, letras sci-fi y arreglos musculosos. Bowie sufrió problemas personales graves con Ziggy: llegó a sentir que el personaje invadía a la persona y que se estaba volviendo loco. «Fuera del escenario era como un robot en manos de otro ser», dijo años después.

Cocainómano, 1974

Cocainómano, 1974

7. Años blancos. Convertido en estrella planetaria, autor de tres discos perfectos en sucesión –The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (1972), Aladdin Sane (1973) y Diamond Dogs (1974)-, a Bowie se le fue de las manos la fama. Consumía cocaína en cantidades groseras (esta entrevista de 1974 bordea lo patético), estaba convencido de que necesitaba un exorcismo -lo intentó con varios gurus de pacotilla-, perdió peso hasta padecer problemas para moverse, se interesó morbosamente por el ocultismo, la magia negra y los nazis, dejó de componer y de tener amigos… Cuando intentó reencarnarse, eligió un personaje peligroso, The Thin White Duke (El delgado duque blanco), un desaprensivo, paranoico y frío mutante que predicaba el ultraconservadurismo y era incapaz de hilvanar dos frases consecutivas con sentido. Se pasó al funk gélido y grabó un par de discos en los que hay algunos restos de genio pero mucho material de relleno: Young Americans (1975) y Station to Station (1976). En 1978 intentó suicidarse tomando una sobredosis de somníferos, pero no fue capaz y se tiró escaleras abajo. Se rompió la nariz.

Estudios Hansa, Berlín

Estudios Hansa, Berlín

8. «El lugar donde están todas las chicas y todas las drogas».  Durante una temporada se recluyó en una villa cerca del lago Ginebra (Suiza) para tratar de calmar a los demonios. Pintó acuarelas y escribió canciones otra vez. En un giro inesperado y casi milagroso, su trazo musical se enfocó en el minimalismo. En una visita a Berlín conoció los estudios Hansa, cuartel central del experimentalismo alemán. En el destartalado edificio grabó, con el productor Brian Eno, los mejores discos de su carrera, la trilogía berlinesa: Low (1977), Heroes (1977) y Lodger (1978), obras que cambiaron el curso de la música pop del siglo XX y que predecían el ambient, el trance y el synth-pop. Mientras el mundo pasmaba con los eructos del punk, Bowie proponía la edificación de un paisaje sonoro sobre la decadencia de Europa. En estos años fue también el productor y coautor de las dos obras magnas de Iggy Pop como solista, The Idiot y Lust for Life, ambos editados en 1977.

Con Iman Abdul Majid, 1990

Con Iman Abdul Majid, 1990

9. Hombre de mundo. Actor, multimillonario, casado (1992) con la top-model Iman, propietario de una empresa de especulación bursátil, el paso por el mundo de Bowie desde finales de los setenta ha sido el de una megaestrella más. Musicalmente nada de su producción reciente tiene interés. Ha tanteado con el noise y la electrónica y ha salido siempre malparado o, aún peor, ridiculizado. Compró varias mansiones mundo adelante (Nueva York, Los Ángeles, las Bermudas, Londres), pero se estableció legalmente en Irlanda para escapar de sus obligaciones fiscales en el Reino Unido. «Quiero hacer música tan poco comprometida que me quede sin audiencia», dijo con bastante sinceridad en una entrevista. En 1997 celebró su 50º cumpleaños durante una actuación en Nueva York. Le acompañaron gran parte de sus hijos musicales: Robert Smith (The Cure), Frank Black, Dave Grohl… El gran ausente fue Iggy Pop, con el que nunca ha vuelto a relacionarse, pese a que llegaron a ser hermanos de sangre, amantes y colaboradores. Tampoco acudió Mick Ronson, el extraordinario guitarrista que le ayudó a construir a Ziggy Stardust. Había muerto de cáncer el año anterior en 1993. Organizaron un festival póstumo en Londres pero Bowie se negó a tocar porque se trataba de un show «demasiado modesto» para él.

10. Corazón roto. El 25 de junio de 2004, Bowie sufrió un colapso tras una actuación en Scheesel (Alemania). Era un ataque al corazón causado por un trombo en una arteria. Más de un año después regresó a los escenarios para cantar la versión de Starman del vídeo de arriba. Alguien le comparó, no sin razón, con Frank Sinatra. Los pantalones excesivamente cortos, las pantorrillas sin calcetines, el vendaje en el antebrazo… eran conmovedores y tristes. El alien, por primera vez, parecía humano.

Ánxel Grove

Un chico de Queens es el King

Joey Ramone (1951-2001)

Joey Ramone (1951-2001)

El apodo hurta al personaje su identidad legal. El nombre dice poco, casi nada: Jeffry Ross Hyman .

El apodo pega más fuerte que una brigada de demolición: Joey Ramone.

Hace cinco días se cumplieron diez años de su muerte.

También hay otra efeméride paralela y fúnebre: quince años (1996) de la última actuación del grupo en el que Jeffry-Joey cantaba, los Ramones, la banda de bubblegum-punk más adorable de la historia. Los que quisiera escuchar en mi funeral.

Ambas circunstancias merecen un Cotilleando a…

1. Jeffry Ross Hyman nació en 1951 (en mayo hubiese cumplido 60 años). Familia judía de clase media. Disfuncional (divorcio en 1960). Barrio de Forest Hill, en Queens (Nueva York). Antes jugaban en el club de tenis un grand slam. Se lo llevaron los pijos de Flushing Meadows (¿a quién a no ser un niño-pera se le ocurre un eslogan como «it must be love» para ver a dos sobremusculados corriendo por el pasto?).

2. Jeff nació con una pelota de tenis pegada a la columna vertebral. Un tumor con nombre de droga para inhalar: teratoma (del griego terasteratos: pesadilla, monstruo). Se lo extirparon. «Todo ha salido a la perfección», dijeron los cirujanos. No fue así: Jeff sufrió graves secuelas toda su vida.

3. A los 13 años empezó a tocar la batería. Estudiaba en el Hasley, un instituto público cuyo lema es peor que el de algunos torneos de tenis: Transabeo Scholae Sed Vitae Discimus. Traduzcan si les apetece. A mí no.

4. Compartía cuarto con su hermano menor, Mickey. No se cansaban de escuchar a los Beatles, las Ronettes, Iggy and The Stooges, David Bowie, The Who, The Beach Boys… Lo único sobre este malpaís de lo que está orgulloso dios.

5. Montó su primer grupo en 1972. Nombre de batalla: Sniper (Francotirador). Eran glam: llevaban zapatos de plataforma. Jeff ideó su primer heterónimo: Jeff Starship. Todo rocker tiene un pasado vergonzante. De ahí la rabia por venir.

6. Ese mismo año tuvo que ser ingresado en un hospital. Escuchaba voces en su cabeza (y no eran las de John Lennon y Ronnie Spector). «Has cerrado mal la puerta», «llevas mal lavado el pelo», «no vas a decir bien lo que estás a punto de decir». Ese tipo de mierda. Sufría ataques de furia. Amenazó a su madre con un cuchillo. Tienen un nombre que, en siglas, suena a rock and roll: TOC (Trastorno obsesivo compulsivo). Pastillitas.

7. Deberían agrandar la fuente tipográfica del año en los calendarios: 1974. Nacen los Ramones. Los cuatro músicos, que se conocían del instituto del eslogan lamentable, deciden adoptar personalidades falsas, hermanadas por el apellido Ramone. Se lo birlaron a Paul McCartney, que lo usaba como mote en los hoteles (Paul Ramone) cuando le daba por el incógnito.

8. Gastaron en los primeros instrumentos 50 dólares: Johnny Ramone (John Cummings, un raterillo con antecedentes) compró una guitarra Mosrite azul y Dee Dee Ramone (Douglas Colvin) un bajo DanElectro. Joey ya tenía una batería. Se la habían regalado sus padres.

"Ramones" (1976): desde la izquierda, Johnny, Marky, Joey y Dee Dee

"Ramones" (1976): desde la izquierda, Johnny, Tommy, Joey y Dee Dee

8.  Antes del fin de 1974 convencen a Joey de que deje la batería y se coloque ante el micrófono. La idea de cantar le producía pánico por timidez y porque su voz le parecía «horrorosa, insoportable». Unos años después Phil Spector, que de timbres vocales sabe un rato (también de armas de fuego), le aseguró que estaba llamado a ser «el nuevo Buddy Holly«.

9. Los primeros ensayos anuncian la conmoción: menos es más, vale, pero tienes que ir a todo trapo. Cuatro chicos uniformados (chupa de motero, jeans-pitillo rasgados en las rodillas, zapatillas baratas de travesuras, pelanas) tocando a 3.000 revoluciones por minuto, reduciendo la herencia de Elvis y Slade a pura fórmula masturbante. ¿Son hombres? ¿Son pájaros surfistas? ¿Son súper héroes de Marvel? ¡Son los Ramones! La historia discográfica es tan bonita que no merece la suciedad de las palabras. Vívanla ustedes.

10. Primer concierto: 30 de marzo de 1974, en el Perfomance. Canciones-metralleta de menos de dos minutos. Ninguna interrupción entre tema y tema excepto algún grito tribal: «One, two, three, let’s go!», «Gabba Gabba Hey!»… Siguieron aplicando la fórmula durante 22 años, en 2.263 conciertos. En cada actuación de dos horas podían tocar entre 120 y 160 temas. No necesitas descansar cuando eres feliz.

"Bonzo Goes to Bitburg" (1985)

"Bonzo Goes to Bitburg" (1985)

11. La vida interna del grupo no tiene la misma belleza y los héroes, como sabemos, tienen talones. Johhnny es un reaccionario («el punk es de derechas»). Casi llega a las manos con Joey por el single Bonzo Goes to Bitburg, donde se critica la visita oficial del presidente Ronald Reagan a un cementerio donde están enterrados altos mandos de las SS nazis.

12. Dee Dee vive pendiente del siguiente pico de heroína.

13. Johnny acusa a Joey, cada vez más creativo e importante en el grupo,  de querer ser «una prima donna». Después se lía con la novia del cantante, Linda Danielle, con la que acabará casándose. Joey, que jamás volverá a dirigir la palabra a ninguno de los dos, contesta con una canción: The KKK took my baby away (El Klu Klux Klan se llevó a mi chica).

14. Joey empieza a darle duro al alcohol y la cocaína.

15. En 1994 le diagnostican un linfoma. No dice nada al resto del grupo.

16. Los Ramones tocan por última vez en 1996. El año anterior editan el premonitorio y mágico ¡Adiós amigos! (así, en bravo castellano y con signos de admiración de entrada y cierre), su decimocuarto álbum de estudio. Joey canta mejor que nunca y los músicos, que ya ni se hablan, deciden regalarnos un último momento de felicidad plena. El Abbey Road de los noventa.

17. En 1999 Joey produce un extenden play para Ronnie Spector (cantante de las Ronettes y ex esposa de Phil Spector). El disco, She Talks to Rainbows, es delicioso.

Joey Ramone (1951 - 2001)

Joey Ramone (1951 - 2001)

18. El estado físico de Joey se deteriora. En diciembre de 2000 se rompe una cadera en una caída accidental. No le pueden operar porque deberían interrumpir la quimioterapia contra el linfoma. El 15 de abril de 2001 muere en un hospital de Nueva York tras escuchar una canción de U2, In a Little While.

19. En 2003, el Ayuntamiento de Nueva York rinde homenaje al chico de Queens que se convirtió en King: crearon la esquina de Joey Ramone, en el bloque del CBGB, el club donde los Ramones tocaron tantas veces. Después de unos años tienen que elevar la placa a seis metros de altura porque no paran de robarla.

20. En 2004 Entre 2002 y 2004 mueren otros dos ramones: Dee Dee, el 5 de junio de 2002 (sobredosis de heroína), y Johnny, el 15 de septiembre de 2004 (cáncer de próstata). Ambos habían trasladado su residencia a Los Ángeles y allí están enterrados. Nunca regresaron a Nueva York.

Ánxel Grove