Solo un capítulo más Solo un capítulo más

Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

Archivo de noviembre, 2014

El niño que creció con Chespirito y El Chavo del 8

Llegaba la tarde y siempre ponías La 2. Daba todo igual a la hora que estaba previsto que comenzase. Las preocupaciones del cole pasaban a segundo plano y los deberes, hechos antes o no, dejaban de importar. Los que vivían contigo eran conscientes de todo lo anterior, y no interferían en ello. Salvo que te castigasen, que era lo peor que te podía pasar. Aunque en la mayoría de ocasiones siempre te perdonaban la trastada un minuto antes de que empezase a sonar esa sintonía que te ponía aún más contento. Ya estabas listo para ver El Chavo del 8. Espera, sitúate. Mejor lee con esto de fondo.

1Cuando eras un crío estabas convencido de que El Chavo (no te paraste a pensar en qué significaba «chavo») y Quico eran niños como tú. Ni se te pasaba por la cabeza que fuesen actores muy mayores que interpretaban a chavales que, como tú, jugaban, reían, tenían preocupaciones pueriles (aunque ni supieses qué significaba esto) y hasta se peleasen. Sí, la Chilindrina también tenía muchos más años que tú. Pero lo que sí sabías es que Don Ramón y Doña Florinda existían a tu alrededor. Podían ser un vecino, un tío o los padres de un amigo. Estaban ahí fuera, y tú huías de ellos. No querías llevarte un coscorrón.

Tampoco te podías imaginar que lo que veías todos los días se había rodado casi 20 años antes de que tú pudieses disfrutarlo. Y ahí estabas, pensando incluso que era en directo. De todas maneras, ¿qué importaba eso entonces? ¡Encima estabas viendo historia de la televisión! Aunque esto tampoco lo sabías. Por cierto, ¿sabías entonces que esa probablemente era la primera serie que seguías que no era de dibujos?2

La inocencia te impidió conocer los detalles y la realidad de tu serie preferida. Ni lo sabías, ni tenías por que saberlo. A esa hora, en esos minutos, lo único que te interesaba era que el barril estuviese en su sitio y que El Chavo apareciese asomando la cabeza en el momento justo. Que después hablase con Quico para después pelearse. Cuando esto ocurría, ya esperabas que apareciese Don Ramón para regañarles a los dos, y que al Chavo le levantase la solapa de ese gorro tan tonto que llevaba para soltarle un meco. Entonces, entre tus risas, El Chavo debía volver entre lloros a su sitio. El colofón era que, entre las quejas de Quico, apareciese Doña Florinda para abofetear a Don Ramón.

Sin lo anterior, el episodio del día no estaba completo. Lo que ocurriese aparte no te afectaba tanto, aunque lo agradecías. Por ejemplo, cuando la Chilindrina se metía entre Quico y El Chavo. Por supuesto, te alegrabas con las locuras de Doña Clotilde, la bruja del 71. Del profesor Jirafales y el Señor Barriga te acuerdas menos. No les viste tanto. Los que dejaron huella fueron los protagonistas. Es normal: ocupaban la mayoría de escenas.

3De lo que tampoco te cercioraste, porque no eras lo suficiente mayor para ello, era de la magnífica crítica al clasismo que había en El Chavo del 8. Ni de que estaba pensada para un público adulto. Su creador quería que la viesen tus padres. Si la veías tú, mejor, pero no era su objetivo. Seguro que tampoco te enteraste de que la criticaban por ser vulgar y hasta grosera. Que hubo hasta quejas por los golpes que recibían El Chavo o Quico. Y a ti todo te parecía normal. Por algo sería.

Un día, El Chavo se fue. Todos sus amigos y vecinos se fueron. Para sustituirle, llegó un personaje del cual te sonaba su cara. Quizá ahí descubriste qué eran los actores y cuál es su trabajo. Se llamaba El Chapulín Colorado, y no causó el mismo efecto que su predecesora. A unos les gustaba, y a otros no tanto. Quizá no te interesó tanto. Te acordabas mucho del Chavo. Al fin y al cabo, eras un niño al que no le gusta que le cambien lo que le gusta.3

Ese niño que nació en los 80 y que creció con ‘Chespirito’, aunque no sabías que se llamaba así, eras tú. Soy yo. Aunque hubiese Power Rangers, Bola de Dragón, Oliver y Benji Azuki, nunca te podías perder El Chavo del 8. Como te ocurría con lo que veías a la hora de comer, esa serie en la que aparecía gente con un acento distinto al tuyo era tu principal entretenimiento de la tarde. Era tu forma de vida. Para lo que corrías al hacer los deberes (si es que no los posponías por sentarte ante La 2).

4Chespirito’ murió ayer a los 85 años. En España apenas se le conoce por su nombre artístico. Menos aún por Roberto Gómez Bolaños. Pocos sabían que era mexicano. A pesar de esto, ha conseguido ser inmortal. Y todo gracias a la magia que llevó a la televisión.

Ahora, aunque ya no eres un niño, quizá te pongas a ver escenas de su trabajo. Quizá no te parezcan tan buenas como entonces. Pero es probable que te emociones. Recordarás cuando la veías solo o con alguien de tu familia. O cuando lo hacías con ese amigo de la infancia. El mismo con el que ya no tienes contacto. Las reminiscencias te asaltarán, y caerás en lo bien que lo pasasteis juntos en aquellos años, tirados en el suelo mientras la tele os gobernaba. Unos momentos maravillosos de los que solo es responsable Roberto Gómez Bolaños, ‘Chespirito’.

La realidad vergonzosa de Gomorra

Los que habéis leído algunos de mis posts sabéis que el tema de la mafia es uno de los que más me interesa. Intento ver todas las series y películas basadas en las tropelías del crimen organizado, además de leer todos los libros posibles sobre su génesis, su impacto y su expansión en distintos países. La mayoría de los que han contado estas historias del falso honor mafioso, camorrista o ndranghetista no las vivieron en primera persona. Mario Puzo escribió El Padrino sin ver un mafioso en su vida. El que sí ha crecido con ello es Roberto Saviano, que se arruinó la vida por mostrar en Gomorra las miserias de la Camorra y su poder en Nápoles. Un relato que por fin hemos podido ver adaptado a la televisión por el propio escritor, años después de la película del mismo título.1

La historia arranca con el clan de los Savastano, a los que una serie de sucesos sume en una crisis y en una lucha por el poder que provocará el derramamiento de sangre. Los que entrarán en esta batalla de lleno serán el hijo de Pietro Savastano, Gennaro; Ciro, uno de los hombres más cercanos al «padrino» y amigo de Gennaro; y Salvatore Conte, un capo joven que quiere ser el más poderoso de Nápoles.

5Todos ellos desconocen el concepto manido del «honor» que tanto venden los camorristas y sus hermanos criminales. Son despiadados y no dudan en traicionar al que les moleste. O a usar inocentes para lograr sus objetivos. El maquiavelismo más cruel que puede existir es su forma de vida. Y así nos lo muestran. Porque la Cosa Nostra y sus hermanos son lo que vemos en Gomorra Goodfellas, no en El Padrino.3

El caso de Gomorra es peculiar. En su perfección, las tramas, personajes y localizaciones no pueden parecer más ficticias. Cuesta creer que todo lo que nos cuenta exista. Lo malo es cuando descubres que puede ser la realidad de barrios como Secondigliano, la zona que controla la Camorra en Nápoles. El día a día vergonzoso de los que han nacido entre la violencia y las hieles de la corrupción y el asesinato. Un lugar donde desde pequeño te enseñan que ser un criminal está bien y en el que no existe otro futuro que acabar trabajando para los capos. Eso, o largarse de allí sin dejar enemigos. Si te dan permiso.

2Lo que la rodea también contribuye a que su atmósfera sea tan agobiante como emotiva. La banda sonora de Mokadelic y el momento en el que suenan ciertos temas (esos tres minutos del final con esto de fondo provocan que no se te olvide nada) elevan la calidad de Gomorra. También los extras y el vestuario. Conocer el ambiente napolitano es fácil con Roberto Saviano detrás de la serie. Ejecutarlo es difícil, y los responsables lo han logrado.

Cuando veía los primeros capítulos creía que acabaría en su primera temporada. A pesar de que habría sido perfecta con solo 12 capítulos, el final del último episodio apunta a que lo que veremos en 2015 puede ser glorioso. Hay muchas cuentas que saldar. Y la venganza ha pasado a un segundo plano: ahora se trata de sobrevivir.4

Gomorra es una serie excelente que demuestra lo bien que se pueden hacer las cosas en la ficción europea. Al menos en aquellos países que se atreven con contenidos que no han de ser obligatoriamente para todos los públicos, como Reino Unido, Francia, Suecia, Alemania o Dinamarca. Todo lo contrario que en España, vamos.

 

Para saber más de la Cosa Nostra, os recomiendo Crónicas de la Mafia (Libros del KO), del periodista Íñigo Domínguez

Qué bien le sienta la lentitud a The Fall

A las series les exigimos que tengan ritmo. De cualquier tipo. A la mayoría les pedimos que la trama avance de la manera más emocionante posible sin renunciar a la calidad. Sin descuidar la conexión entre las tramas y las escenas. La velocidad con la que avance, la cantidad de cosas que nos cuenten en un episodio, determinarán si cumplen con lo requerido. En el otro extremo están las que ofrecen un ritmo pausado. Pasan muy pocas cosas en un episodio, las escenas son más largas y no hay alicientes aparentes en lo que ocurre. Una minoría se puede permitir esta lentitud. Son las del club de las series mejor hechas y con más calidad de la televisión. Una de ellas es The Fall, una de las más brillantes de la actualidad. Y que, por supuesto, es británica.4

The Fall fue una de las mejores novedades del año pasado. Todos sus episodios fueron perfectos: aspectos técnicos impecables, interpretaciones excelentes, una lentitud que le sienta de maravilla y un argumento atractivo que logra huir de lo repetitivo. Y es que hemos visto muchas series sobre asesinos en serie que eligen a mujeres de un perfil determinado como víctimas, pero nunca como ésta. Se diferencia en que el criminal es un protagonista del que sabemos todo. Y que además tiene química con la policía encargada de atraparle a pesar de no coincidir en ninguna escena, lo que no es habitual. Porque no se puede hacer mejor que Jamie Dornan y Gillian Anderson. Aunque por él voy a sufrir mucho viéndole hacer el payaso en 50 sombras de Grey.

1En la segunda temporada, la agente Stella Gibson (Gillian Anderson) se acerca cada vez más a Paul Spector (Jamie Dornan), después de que éste cometiera un error que le hizo huir. Es a partir de ahí cuando Gibson descubre que tenía razón sobre la personalidad del asesino, a la vez que él pierde confianza en lo que hace y le cuesta atreverse con nuevas víctimas. Por esta razón se centrará en ir a por los que han contribuido a que sea el tipo más buscado. El mayor síntoma de su desconfianza es que se atreve a contactar con la agente que le busca por todas partes en Belfast, como ocurre al final de la primera entrega.

Con su flema característica, The Fall va a continuar deteniéndose en cada trama el tiempo que sea necesario. Las novedades se centran en una superviviente del ataque de Paul y en el poco tiempo que le queda a Stella para encontrarle. Además, también están los quebrantos del asesino, cuyos problemas personales interfieren por primera vez en su vida criminal. Sospecho que vamos a tener varios momentos intrigantes y que nos van a dejar helados. Gillian Anderson in "The Fall" season 2.  Photo courtesy of Netflix

Pero The Fall no trata solo sobre la batalla de la policía contra un asesino que provoca auténtico temor entre las mujeres con cuerpos y posiciones laborales muy concretas. Lo más interesante son sus implicaciones morales. Como suele ocurrir en ficciones sesudas (en sentido elogioso), uno de sus objetivos es hacer reflexionar al espectador. Y lo consigue con una cuestión importante: el machismo. Stella Gibson es feminista y defiende la igualdad. Actúa con libertad. Comportamientos como acostarse con quien le da la gana le generan problemas y reproches, cuando con un hombre no ocurriría lo mismo. Una de las frases de la primera temporada que más grabadas se te quedan es la que le dice su jefe, antiguo amante suyo: «¿Tú sabes el efecto que tienes en los hombres?».

3Puede parecer que Gibson tiene un interés especial en cazar a un asesino misógino. Es cierto que se obsesiona con él. Tiene sueños con su figura. Pero en ningún momento da la sensación de que su estrategia para sacarle de quicio responda a la rabia. Su plan para desmontar a Paul Spector se basa en entrar en su cabeza. En ser la única que lo ha conseguido. Y los pasos que da nos los muestran de manera pormenorizada.

¿Acabará The Fall esta temporada? Espero que no. Tiene recorrido para una tercera. E incluso más, ya que es de las pocas en las que prefieres que nunca pillen al asesino por el juego que da. Todo gracias a la magia de los británicos al hacer ficción.

Una Caperucita Roja a la que no soportarían ni el lobo ni su abuelita

Recuerdo el cuento de Caperucita Roja con mucho cariño. Me harté de leerlo y de ver dibujos sobre el mismo durante mi infancia. Visto ahora parece una historia pueril y simple, pero cuando se tienen cinco años esta es de las pocas historias que puedes disfrutar al constar de varios aspectos similares a lo que ven los mayores. Esto es: relaciones familiares, un asesino (el lobo) y suspense (cuando Caperucita acude engañada a casa de su abuelita). De hecho, todas las películas de animación que vi hace 20 años tenían más intriga que la Caperucita Roja de Cuéntame un Cuento. 

El nuevo capítulo de la miniserie de Antena 3 no pudo ser más decepcionante. Pero puede que me esté precipitando. A lo mejor la idea de los guionistas era que todos los personajes fuesen insoportables y te diesen ganas de que el lobo se los «comiese» a todos. Pero en esto siempre hay clases, y no hay nadie más repipi y limitada que la protagonista. El lobo nos habría hecho un favor si se hubiese encargado en los primeros minutos de la Caperucita de Laia Costa. Porque estoy convencido de que no la soportaría ni su abuela. Ni aunque le lleve 200 cestas de dulces.

1Está claro que la actriz protagonista es la que más carencias muestra por cargar con el peso de la trama. Pero no es la única con una mala interpretación. El bajísimo nivel de las actuaciones queda en evidencia con solo una escena de cada personaje. Lo triste es que me lo esperaba. Quería salvar a alguien, pero no hay manera. Ni la abuelita, que por experiencia se supone que destacaría más, está a la altura. Tampoco Nicolás Coronado. Ser guapo y ser ‘hijo de’ nunca es suficiente.

Más allá de las interpretaciones, sí me gustó la alegoría del túnel. He pasado varias veces por el (sirve para ir de una facultad de la Universidad Complutense a otra) y os confirmo que da miedo. Por las noches no me he atrevido a cruzarlo, desde luego. Y ya está. No hay nada más que me parezca digno de lo que debe ser una ficción. No, la «sorpresa» final tampoco, porque tiene de sorprendente lo que yo de astrofísico.2

Tras este repaso, ¿es Caperucita Roja mejor o peor que Blancanieves? Me parece muy chunga en aspectos técnicos. Su fotografía es feísima, y quitando el túnel el resto de localizaciones me parecen pobres. La adaptación del cuento infantil tampoco me ofrece muchos alicientes. Al final es la historia de una adolescente que tiene ganas de descubrir cómo son las relaciones con los chicos. La trama del malo que quiere acabar con ella pasa a ser secundaria y no tiene ninguna gracia. Así que diría que empatan en despropósito. No sé decir si me parece más mala Laia Costa o Blanca Suárez.

2El hype de Los Tres Cerditos se evapora. Parece que era la excepción de la miniserie. Es una lástima, pero el resultado de estos dos últimos capítulos no da pie a muchas esperanzas para los próximosHansel y Gretel La bella y la bestia. Aunque todo esto tiene un lado bueno: así valoramos más los cuentos infantiles, inalcanzables para sus adaptaciones modernas.

The Newsroom vuelve a embaucar

El año pasado no hice balance sobre la segunda temporada de The Newsroom. Se la habían cargado. Me cabreé tanto con Aaron Sorkin y sus colegas por haberse cargado una de mis series preferidas de 2012 que no quise perder tiempo en soltar bilis. La estupidez del argumento de la operación Genova, las aburridas tramas relacionadas con las elecciones de EEUU y el colofón vergonzoso de terminar el último episodio con una petición de matrimonio provocaron que me alegrase de que la tercera temporada fuese a ser la última. Tras los dos capítulos nuevos de ésta ya me estoy arrepintiendo. Y es que parece que el fantasma de 2013 ha desaparecido, en favor de la magia del anterior curso.F2955176

La razón de su vuelta a la vida es sencilla: The Newsroom vuelve a ser (o al menos a parecerse) lo que nos embaucó desde el principio con su ritmo, sus historias interesantes y una visión idealizada y emocionante del periodismo. La sucesión de actualidad y momentos hilarantes de los personajes ha regresado al mato alto nivel. Consecuencias de que se haya rectificado el error del año pasado: dar todo el protagonismo a unos pocos personajes. La fuerza de los secundarios era evidente al principio, y después se les relegó.

F2955220Centrar una temporada en las supuestas cagadas profesionales de un personaje tan insoportable como Maggie se cargó la serie que emiten HBO y Canal + Series. Pasar del romanticismo a la hiperglucemia de la relación entre Will y Mackenzie contribuyó a ello. Y que las conversaciones kafkianas pero entretenidas se convirtiesen en ininteligibles la remató. En general, la causa fue un guión limitado y aburrido que provoca que no recuerde ni una escena que sea digna de rescatar en Youtube. Y perdón por insistir, pero es que de la primera está esta. Y esta. Y esta otra.

Por suerte, los que están detrás de la serie se han dado cuenta de lo que perpetraron. Y han decidido recuperar lo que les funcionó y añadir un ingrediente: la intriga. Es la primera vez en todo este tiempo que estoy expectante con el siguiente episodio por el cliffhanger del segundo de esta temporada. Lo cual es un logro, porque no es una serie pensada para ofrecer este tipo de ganchos.The Newsroom, Season 3

Además de dejar atrás el aburrimiento, The Newsroom ha vuelto a ser creíble en el contenido, y hasta ha ganado algo de verosimilitud en la forma. No todo es tan bonito en el periodismo: ni los buenos ganan siempre, ni el idealismo marca la jornada en una redacción. Pero sí es cierto que mejor no se podrían contar las cosas en un informativo, en el caso de que existiese uno así. Aunque los pasos previos para llegar a esto, cuando Will se pone delante de la cámara, sean demasiado ilusionantes para ser verdad.

¿Representan Sorkin y sus personajes el día a día de un medio? Puede haber comentarios ingeniosos, como en todos los trabajos, pero nadie se pone a citar a Shakespeare o similares a todas horas para potenciar un argumento. No somos tan pedantes. ¿La sensación de emoción y nervios que muestran en las últimas horas es real? Totalmente. Y no hay nada que ponga más a un periodista que esos momentos. Además de una jornada electoral, que es como esa pizza del sábado tras una semana de dieta.

p195b7ucnpup91h9i1do01e5ub8e4La primera temporada no resultó creíble para los que trabajamos en esto. La segunda ni hablamos. Pero la tercera ha logrado que vislumbrase actitudes y reacciones similares a las que tendríamos mis compañeros y yo en un día en el que ocurre algo gordo. Que The Newsroom le provoque esa sensación a un periodista es un éxito. También puede ser que, como decía al principio, me embauque tanto que me nuble el juicio.

La serie se acabará en pocas semanas. Traer a colación el topicazo de «disfrutar lo que queda» sería muy pobre. Sobre todo si la realidad es que me va a fastidiar que no vuelva el año que viene. Y es que no volver a disfrutar de Sloan Sabbith hunde a cualquiera.

Blanca Suárez no sirve para hacer de Blancanieves

2Cuando vi Los Tres Cerditos la semana pasada, me convencí de que aún se podían hacer las cosas bien en la ficción de este país. A pesar de los innumerables fallos del primer episodio de la miniserie Cuéntame un Cuento, la intención y algunos aspectos fueron muy acertados. Por eso esperaba con mucho interés el segundo capítulo, el de Blancanieves. Y el balance no puede ser peor. Fue un chasco. Me pareció malísima. Aunque ya os aviso de que esta no es la opinión general.

El problema perentorio de esta revisión de Blancanieves es la protagonista. Blanca Suárez puede ser la mujer más guapa de España. Es otra liga en físico. Pero actuando está al nivel de los telefilmes de Antena 3. No da para más como actriz y no sirve para hacer estos papeles. Y es que tal y como me dijo un colega, es la versión femenina de Miguel Ángel Silvestre. Aunque no sé si es peor que Paula Echevarría (Velvet).

1Blanca Suárez es el paradigma de lo que se valora de un actor cuando busca una oportunidad. Los lloriqueos y la cara de borde le facilitaron conseguir un sitio en El Internado. Y desde entonces, ha trabajado hasta con Pedro Almodóvar. De hecho, le falta poco para dar el salto a Hollywood. Pero su talento es tan limitado y su manera de actuar tan pobre que es inexplicable que haya llegado tan alto.

Tampoco están para presumir el resto de actores. ¿A quién se le ocurrió la idea de fichar a Mar Saura como villana? Sus supuestos gestos de mala de cuento son patéticos. Ese darse la vuelta para mirar al vacío cuando alguien le dice algo que le gusta, la sonrisa malvada que debería helar los huesos pero que en realidad provoca que te rías de ella… Por suerte, tuvieron vista y contaron con alguien como Félix Gómez, que puede decir que es actor y de los buenos.

Las carencias, más allá del reparto, no terminan ahí. La trama me pareció bastante tonta, con los enanitos como una banda de ladrones y el príncipe como el hermano de una Blancanieves que se convierte en una delincuente y una choni, y que además es odiada por su madrastra. Además, el ritmo de la historia pretende ser rápido, cuando es descabezado. No existe un hilo entre las escenas y te acabas preguntando cómo se ha pasado de un momento a otro. La iluminación y la fotografía también permiten valorar lo que se hizo bien en Los Tres Cerditos. Porque aquí daña a la vista. Me recuerda al trabajo cani que se hizo en Hermanos.

No le encuentro ni un aspecto positivo al episodio. Me dio bastante pereza y lo acabé porque no tenía nada mejor que hacer. También porque tenía que escribir con conocimiento de causa. Espero que el de la semana que viene, Caperucita Roja, me haga olvidar esta decepción.

La Parents Television Council carga contra Sons of Anarchy por sus escenas de sexo

El capítulo de la semana pasada de Sons of Anarchy (décimo de la séptima temporada) comenzó con fuerza: dos minutos y pico de escenas de sexo, protagonizadas por distintas parejas, y que seguro excitaron a más de uno y una. Algo que suele ser habitual en la serie de FX, donde el coito está más presente. Pero este fucktage (montaje sexual habitual en la ficción) no ha gustado a todos.

En Estados Unidos, tierra oficial del remilgo, la Parents Television Council se ha levantado contra la serie de Kurt Sutter por esta parte del metraje. De las de violencia extrema no han dicho nada. Parece que son de los pocos a los que no les ha gustado ver el culo de Charlie Hunnam (Jax Teller), que en este episodio aparece en primer plano y ha provocado todo tipo de comentarios (ojo, NSFW). Y eso que no era la primera vez que aparecía desnudo.4

Esta asociación, que se define como «organización no-partidista y educativa que aboga por una televisión responsable», ha asegurado en su comunicado que nunca «había visto una escena así en cable básico». De hecho, se muestran sorprendidos de que la cadena ofrezca un contenido «habitual de cadenas como HBO o Showtime». Además, critica que el episodio se emitiese a las 21.00h del país, al considerarlo demasiado pronto.

El resto del comunicado de la PTA no tiene desperdicio. Sostienen que ahora las familias americanas tendrán que pagar «la pornografía de FX», e instan a la cadena a pasar a ser un canal premium «si quiere ser como HBO y emitir este tipo de contenido».

Para finalizar, aseguran que las familias «no deben ser forzadas a suscribir la pornografía» y hacen un llamamiento a la FCC (Comisión Federal de Comunicaciones), el Congreso y los tribunales federales para tener «la opción de decidir» qué canales quieren ver.

En Sons of Anarchy hemos visto violaciones, asesinatos, crímenes racistas, torturas, ojos sacados de las órbitas y todo tipo de violencia. Pero lo que molesta a algunos es haber visto cuerpos desnudos en acción. Menos mal que la serie se acaba ya, que si no Kurt Sutter es capaz de hacer un capítulo porno.

 

Me enteré de este asunto por Víctor y Lledó. También lo publicó fuertecito no ve la tele. Gracias a todos.

Todo sobre el caso Bill Cosby: el actor se esconde de las acusaciones de violación

Cuenta mi abuela que, como ocurría en Motivos Personales, «el pasado siempre vuelve». Más si no dejas los asuntos cerrados o no pagas por lo que hayas hecho mal. E incluso si no das las explicaciones adecuadas y optas por el silencio, creyendo que todo quedará en el olvido. Y eso no suele ocurrir. Es lo que está aprendiendo estos días Bill Cosby, al que una acusación de violación de hace 30 años está sumiendo, de forma merecida, en el descrédito. Pero no porque estemos seguros de que haya hecho todo de lo que se le acusa: su problema, además de ser un presunto violador, es que no da la cara. Se esconde y no da explicaciones. Dice que no va a «dignificar» esas acusaciones. Lo que es vergonzoso. Aunque siempre las haya negado.2

El caso

La resurrección del ‘caso Bill Cosby’ se produjo de la forma más absurda. El que inició todo fue el humorista Hannibal Buress, que en octubre llamó «violador» al mítico intérprete en una de sus actuaciones. A esto reaccionó rápidamente la actriz Barbara Bowman, que en una entrevista en el Daily Mail dio detalles sobre la supuesta violación que sufrió a manos de Cosby. El 30 de octubre estaba previsto que el actor visitase el programa de Queen Latifah. Finalmente no acudió.

Barbara Bowman

Barbara Bowman

El pasado 13 de noviembre, Bowman insistió en su denuncia al publicar un artículo en The Washington Post en el que recordaba que denunció que el protagonista de El show de Bill Cosby la violó hace 30 años. La actriz lamenta en su texto que nadie la creyese en 1985, cuando tenía 17 años, y a la vez celebra que ahora sí se haga caso a las acusaciones contra él. «Las mujeres culpabilizadas por Bill Cosby hemos hablado de sus crímenes durante más de una década. ¿Por qué nuestras historias no se hicieron virales?», escribe Bowman.

Como debe ser, a Cosby le preguntaron por el artículo de Bowman durante una entrevista en la radio pública de EEUU, NPR. Rechazó responder. Se negó moviendo la cabeza, según contó el locutor durante la emisión. Solo unas horas después, nos enteramos de que había cancelado su entrevista en el programa de David Letterman, prevista para este miércoles 19.

La estrategia del silencio la continuó su abogado, que dijo que su cliente no iba a «dignificar» esas acusaciones con comentarios sobre las mismas. Además, las tachaba de «desacreditadas y de hace varias décadas. (…) El hecho de que se repitan no las convierte en ciertas». La no-respuesta a través de su letrado ya es suficiente para inferir lo que piensa Cosby de esas mujeres, y de paso convencernos de que va a seguir escondiéndose. Al menos por ahora.

Más de una acusación por violación

Bowman no ha sido la única que ha alzado la voz en los últimos días. Este domingo también lo hizo la publicista Joan Tarshis, que asegura que la drogó y violó en 1969, además de en otras ocasiones. También reconoce que pasaron 20 años hasta que le contó a alguien lo que había ocurrido.

El historial del actor de 77 años, que nunca ha sido condenado, es como poco para preocuparse. Al menos 13 mujeres le han acusado de abusos sexuales a lo largo de su vida. La que lideró la gran causa contra él hace unos años fue Andrea Constand, que le acusó de haberla drogado y violado en 2004. En 2006 llegaron a un acuerdo extrajudicial, y todo quedó en nada. Bowman iba a ser una de las testigos en el juicio que no se celebró por lo que firmaron Cosby y Constand. Aún así, el tema es lo suficientemente grave como para que el actor se calle. Debería hablar. La que también está llamada a decir algo es la justicia estadounidense. Sobre todo por las supuestas víctimas, que la deben echar en falta.110217-N-5549O-266

La hipocresía

A grandes rasgos, en esto consiste el ‘caso Bill Cosby’. Los medios estadounidenses y británicos lo están siguiendo muy de cerca. Las críticas al actor también son notables, y se le reprocha que se esconda. Y creo que hay que destacarlo. Esta virulencia contra un presunto violador no es habitual. No solo en Estados Unidos, ojo, que aquí no podemos presumir.

Pero los palos que se le están pegando a Cosby, el enfoque crítico contra él, no se han dado en otras ocasiones. No recuerdo un tratamiento igual con otros casos de supuestos abusos perpetrados por famosos. Se me vienen a la cabeza los nombres de Julian Assange, Roman Polanski (ojo a sus respuestas en esta entrevista), Woody Allen o incluso Bill Clinton.

También me acuerdo de ver a Chris Brown como estrella en una entrega de premios, después de la paliza que le pegó a Rihanna. No vi que la mayoría de reacciones fuesen contra la MTV por erigirle en protagonista de su gala. En la prensa tampoco. Mucho menos en la de entretenimiento.

A Bill Cosby se le está persiguiendo. Pero, ¿por qué a él sí y a otros no? No sé si es por una cuestión racista, clasista o porque cae mal entre la prensa y tiene fama de désposta. Es de los más admirados entre el público, y se le atiza. A los otros no tanto, por razones que desconozco. Polanski tuvo hasta un manifiesto de apoyo cuando le detuvieron en 2009 en Suiza, impulsado por un intelectual como Bernard-Henri Levy. Es esa hipocresía la que mosquea. ¿Por qué no cargar contra los acusados o condenados por el mismo crimen que Cosby? Una acusación de violación es la misma en unos casos u otros. Aunque nos caiga bien el implicado.

 

DISCLAIMER: Esto es un blog de series. Pero este caso implica a uno de los grandes actores de la historia de la televisión. Y no quería pasar por alto que no todo es alegría y buenos momentos en este mundo. Las hieles que provocan algunos de los que más admiramos también hay que denunciarlas.

Muere a los 77 años Glen A. Larson, creador de El Coche Fantástico y Galactica

2Son pocos los que consiguen crear y desarrollar una serie que sea conocida por cualquiera. En cualquier país. Uno de ellos fue Glen A. Larson, que ha muerto a los 77 años, como ha confirmado su hijo a THR. Y que deja como legado una de las ficciones más mediáticas y exitosas de la historia: El Coche Fantástico (Knight Rider, 1982).

Larson, que también estuvo detrás de MagnumGalactica Fall Guy, fue uno de los precursores de la televisión de entretenimiento en los 80. Esa que no busca los premios y solo busca hacer pasar un buen rato a la gente, pero sin renunciar a la calidad en todos sus aspectos. No le faltaron las críticas por apostar a este modelo. Él lo sabía y nunca le importó, como dijo en algunas entrevistas.3

El Coche Fantástico solo duró cuatro temporadas. 90 episodios con David Hasselhoff y William Daniels (como voz de K.I.T.T) que en España hemos visto hasta la saciedad y en todos los horarios posibles. Está claro que no es una de las mejores series de la historia. Pero sí una de las que se recuerdan con más cariño y de las que puedes ver sin mayor esfuerzo.

El buen hacer de Larson también fue evidente en la primera Galactica (1978), precursora del remake de Battlestar Galactica de 2003 que tanto disfrutamos, y que duró dos temporadas.

1Su otro gran trabajo fue Magnum, con el bigotudo Tom Selleck como un detective privado radicado en Hawaii, y que estuvo ocho temporadas en antena.

Un cáncer de estómago ha matado a Larson. Todo lo que hizo en televisión se resume en este párrafo, extraído de una entrevista que le hicieron en TV Archive: «Mis shows eran entretenidos, y tenían una dosis bastante decente del humor. (…) No íbamos a tener un estante lleno de premios Emmy. Tuvimos un montón de nominaciones, pero lo que hacíamos no eran shows para llegar a algo más que llegar al público principal. Me gustaría pensar que llevamos mucho entretenimiento a casa».

 

Fotografías de Knight Rider Online

¿Se ha encasillado Jim Parsons por culpa de Sheldon Cooper y The Big Bang Theory?

Veo a Jim Parsons en The Big Bang Theory y me gusta, dado que me encanta su Sheldon Cooper. Le veo en las entrevistas que concede, y sigo viendo a Sheldon. También le he visto en algunos anuncios, y de nuevo solo vi al físico que interpreta en la comedia de CBS. Le vi en The Normal Heart y no veía su interpretación de Tommy Boatwright: estaba convencido de que era Cooper con ropa distinta. Y como estos, muchos ejemplos más. Hasta cuando recibe premios parece el de ficción.4

Desde hace tiempo tengo la sensación de que Jim Parsons se ha encasillado por culpa de los ocho años que lleva interpretando al científico con (supuesto) síndrome de Asperger. Sospeché que le podía ocurrir hace unos años, dada la fuerza y la peculiaridad del personaje. No debe ser fácil interpretar un papel así. Se trata de bordar a un tipo superdotado, asocial e insoportable como este, algo que solo está a la altura de grandes actores. Y Jim Parsons es uno de ellos. Pero a lo mejor es perjudicial para su futuro haberlo hecho tan bien.

1The Big Bang Theory lleva ya unos cuantos capítulos desde septiembre. Una temporada que tenido una promoción tremenda gracias a las negociaciones exitosas de Parsons, Johnny Galecki y Kaley Cuoco para cobrar un millón de dólares por episodio. El «contrato Friends» de tres de los protagonistas de la serie facilitó que el evidente desgaste que sufre la ficción desde hace un tiempo quedase en un segundo plano. O al menos a mí no me hace reír tanto como antes. Lo que no significa que cuestione su calidad.

Su problema principal, además de que las historias no atrapan tanto como antes y se parecen mucho a las que hemos visto años atrás, es que Jim Parsons sigue tirando del carro. Las otras tramas en las que no está presente son un respiro de su personaje, como las de Howard (Simon Helberg) y Bernadette (Melissa Rauch). Pero si él y Amy (Mayim Bialik) se ponen a hacer reír no hay nadie que les haga sombra. Ni siquiera Raj (Kunal Nayyar) con sus tonterías, su repulsiva relación con su perra y su nueva novia. De Leonard y Penny no hablo, porque son los dos más cargantes. También es cierto que están en manos de los dos peores actores.3

Que sea el líder, el mejor de todos, se haya convertido en uno de los mejores pagados y parezca no tener techo a la hora de actuar provoca que Jim Parsons sea uno de los actores contemporáneos más atractivos. Lo malo es que intuyo que esa ausencia de límites en su trabajo la marca Sheldon Cooper. No digo que le vaya a suceder lo mismo que a Bela Lugosi y acabe haciendo solo papeles de chalado y misántropo. Pero sí me temo que va a tener que esforzarse para espantar el baldón del encasillamiento.

2Como muchos de vosotros, seguiré viendo The Big Bang Theory hasta que termine. Creo que la décima temporada no será la última, dado que es una máquina de hacer dinero y hasta se pueden permitir pagar millonadas a los actores por un solo capítulo. Espero que en estos cuatro años que quedan de serie Jim Parsons nos demuestre que no será eternamente Sheldon Cooper. Ser un gran actor tras el fin de la serie que le ha dado todo depende solo de él.