Solo un capítulo más Solo un capítulo más

Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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Mad Men: la derrota final de Don Draper

5Llevo desde ayer pensando qué escribir sobre el final de Mad Men. Ha sido tan extraño e inclasificable que es imposible plasmar en poco tiempo una opinión bien formada sobre lo que ha ocurrido en la despedida de una de las mejores series de la historia. Como ocurre con las asignaturas más difíciles, lo que te hayas estudiado al principio solo podrás asimilarlo con el paso de las horas y tras una noche de sueño. The End of and Era, el capítulo 14 de la séptima temporada de la serie, el 92 de su historia, te exige más tiempo para hacer un análisis sosegado y que se aproxime a la realidad. Aunque cada persona que haya visto este final tenga un parecer distinto.6

No voy a decir que me ha encantado el último capítulo y lo que ocurre con Don Draper en los últimos minutos. Tampoco que no me ha gustado nada, que ha sido aburrido y que no aporta nada a la historia. Lo que me ha parecido es que ha sido un capítulo más de Mad Men. Desconcertante. Rico, lleno de novedades para las tramas actuales e interesante. Pero sí destaca en que ha sido de los episodios que más me ha hecho pensar en cómo soy y me ha forzado a buscar paralelismos entre mi actitud diaria y la de los que me rodean. Hasta el último segundo ha cumplido con el objetivo de Matthew Weiner: ser una clase de empatía en cada escena. Especialmente con la derrota de Don Draper con respecto a todos los que le rodean.

3He leído por ahí que ha sido un final «espiritual» (y, esto es verdad, lleno de guiños maravillosos). Todo porque Don acaba en un retiro rodeado de hippies y gente alternativa con nada más que unas cabañas y el mar para escapar. Que hasta es una representación del comienzo de su nueva vida. Algo que ocurre por lo que su familia le dice que debe hacer y por la experiencia que comparte uno de sus compañeros de sesión. Cuando finalmente se da cuenta de que todos le miran a él pero no como le gustaría. Que triunfar con las mujeres no significa nada. Tampoco hacerlo en la publicidad. Es la vida vacía del éxito que nos han enseñado durante estos ocho años y que Jon Hamm ha explotado dentro de un personaje que merece tener un hueco destacado en la historia televisiva. 1

Mi sensación es que Weiner ha querido dejar el final más abierto posible para que estemos ahora todos haciendo conjeturas. Preguntándonos qué va a ser de Don ahora que todo lo que conocía va a cambiar por completo, ya sea por sus elecciones o por los golpes de la vida. Así estoy yo ahora mismo. Lo mismo con el resto. ¿Va a hacer caso Peggy a su corazón? ¿O realmente es su cabeza la que habla? ¿Va a triunfar Joan ahora que no tiene un asidero? ¿Cómo le irá a Peter? ¿Y a Roger Sterling? ¿Sabremos algo más de Sally Draper?

4Lo que sí está claro con el final de Mad Men es que todos los personajes han rehecho sus vidas y tienen un horizonte claro. Incluso Betty. ¿Quién es el único que no puede contar con un futuro aparente por delante? Exacto. Al final, siempre hay esperanza para todos. Excepto para los que se autodestruyen y retozan en su mierda. Estoy convencido de que todos nos hemos podido ver reflejados en algún momento en la historia de Don. Los otros personajes son muy interesantes, pero evidentemente no están a la altura de los matices del protagonista. Por algo es el que manda.

Quizá Matthew Weiner alumbró esta serie como algo autobiográfico. Él puede decir una cosa en una entrevista y otra en la contraria, despistándonos y convenciéndonos de que debemos creer que para nosotros debe ser lo que dice él. Yo creo todo lo contrario: cada uno debe sacar sus propias conclusiones. Más en una serie que tiene tantas lecturas posibles. Por algo es una de las mejores de la historia.2

El desconcierto que ha generado el capítulo 92 de Mad Men debería servir de lección para todos aquellos que dicen que es aburrida y que nunca pasa nada en ella. Si no fuese así, ¿para qué iba a escribir siete u otro párrafos que rozan lo bizcochón? Ya dije en una ocasión que no es una serie para todo el mundo porque no es fácil seguir el hilo al principio. Pero cuando te das cuenta de qué va, del fracaso dentro del éxito, es imposible no engancharse. Así hemos estado ocho años.

El Ala Oeste: el ideal de la política televisiva

Durante el mes de agosto voy a estar de vacaciones, tras un intenso año de trabajo. Pero eso no quiere decir que el blog descanse. Para aunar mis días de asueto y que ésto continúe funcionando, he pedido a varios amigos y amigas que os cuenten cuáles son sus series preferidas y por qué. Así, de paso, le damos otro aire a lo que se suele leer aquí. Que lo disfrutéis.

Este texto es de David Yagüe

El verano siempre invita a ponerse al día de las series que uno ha dejado escapar durante el curso o a catar series ya pasadas. Hoy, en esta entrada que me ha propuesto el legítimo dueño de este blog, os propongo que rescatéis una serie considerada por algunos (entre los que me incluyo) una de las mejores de la historia: El Ala Oeste de la Casa Blanca (The West Wing).1

Si no la habéis visto, seguro que pensáis en los supuestos prejuicios que arrastró esta ficción sobresaliente (durante siete temporadas, entre 1999 y 2006) de Aaron Sorkin. «Otra americanada», «una serie coñazo de política», y, algunos que conocen a Sorkin dirán que es otra muestra de «verborrea idealista», como han dicho de The Newsroom –serie, por cierto, inferior a esta que os ofrezco-. Allá vosotros. Si en esta nueva era de seriefilia alguien no ha degustado este manjar de los inicios de esta edad dorada de la ficción televisiva de los EE UU es problema suyo. Sí, problema.

Porque no haber seguido los aventuras y desventuras del gabinete del presidente demócrata Josiah (Jed, para los espectadores íntimos) Bartlet significa haberse perdido unas clases magistrales de diálogos sustanciales e ingeniosos, muchos dichos en imparables paseos por los frenéticos pasillos de la Casa Blanca; de divulgación política, de los asuntos más candentes, de los más arduos también, mediante tramas emocionantes y entretenidas (y qué difícil es hacer bien esto); de interpretación de un reparto en estado de gracia, encabezado por Martin Sheen, Janel Moloney, Richard Schiff, Bradley Witford y tantos otros; de realización televisiva, con ese set que replicaba a la perfección la Casa Blanca, esos guiones, esos diálogos en movimiento… Fue la prueba de que se podía hacer un drama político, con brillantes toques cómicos, entretenido, con fondo y con gancho para el espectador.

3También sirvió para ver a jóvenes actores que ahora despuntan en grandes series, como Elisabeth Moss, hija del presidente Bartlet (y no uno de los personajes más brillantes), que ahora se eleva como un titán como la Peggy Olson de Mad Men, o, en otro nivel menor, a Dulé Hill, protagonista de Psych.

Bajo un aire algo idílico, lleno de poderosas y profundas amistades y lealtades, que incluso se podía calificar de naif, Sorkin nos premió con una ficción más poliédrica de los que muchos podían pensar: el presidente era el que todo estadounidense desearía, pero había engañado a todos para llegar hasta allí y estaba enfermo; autorizaba una guerra sucia contra el terrorismo y se arrepentía; su equipo se equivocaba, se mostraba prepotente, ahogado en su propia brillantez (esto es muy Sorkin, y lo hemos visto después de la genial y breve Studio 60 y The Newsroom).

Quizá no era una serie fácil. Había que estar dispuesto a no perderse un ápice de sus diálogos eléctricos y quizá a dedicar unos minutos a digerir todo lo que se decía, lo que no se decía y ocurría en aquellos capítulos. También podía requerir espectadores entregados, o al menos interesados. ¿Tenía defectos? Sí, durante siete temporadas hubo momentos irregulares, se notó la salida de Sorkin del proyecto al final de la cuarta temporada y la serie llegó al final cansada, pero quedó revitalizada con algo de ingenio y con la despedida trágica de uno de sus más queridos actores.2

A pesar de todo, nadie ha vuelto a lograr crear un drama político similar. Hoy en día, más acordes con los tiempos políticos tan alejados de ideales que vivimos, triunfa la colosal House of Cards, ese oscuro relato lleno de cinismo y ambiciones desmedidas, donde la política es un sucio campo de batalla por el poder, y donde da igual la ciudadanía ni lo que se haga para ella. O ese placer culpable que es Scandal, donde quizá su mayor punto a favor sea que los héroes de la función son los que hacen posible que los políticos engañen, den pucherazos electorales y salgan triunfantes. Todo muy alejado del espíritu de la administración Bartlet.

4Aprovechad este verano y disfrutad de este pase gratuito a los pasillos del poder, o, si lo preferís, a esa imagen reflejada de cómo deberían ser esos pasillos. Disfrutad de la historia reciente de las series de televisión. Saboread capítulos tan brillantes como Dos Catedrales, el final de la segunda temporada.

Como cierre, una pregunta que sé que le gustaría al bloguero oficial de este espacio, ¿sería posible ver una serie política así en nuestro país? Hoy por hoy, creo que sería auténtica ciencia ficción, pero dejémoslo en un esperanzador ojalá. ¿No es el momento más indicado para llevar la política a nuestras ficciones?

 

David Yagüe es periodista y escritor. Trabaja en 20minutos, y su última novela es ‘Los últimos días del Imperio Celeste‘ (Roca)

Las (injustas) nominaciones de los Emmy, categoría a categoría

Ya conocemos quiénes están entre los candidatos a llevarse un Emmy el próximo 25 de agosto. Las sorpresas han brillado por su ausencia, dado que las novedades eran las esperadas, con Orange is the New BlackTrue Detective liderando a las debutantes. Pero estos Emmy pueden llegar a calificarse como los de la injusticia en las nominaciones. Grandes series, actores y actrices se han quedado fuera de forma incomprensible, en favor de otros mucho más limitados y que no han tenido grandes temporadas o actuaciones si les comparamos. ¿Cuáles? ¿Por qué? Veámoslo categoría por categoría (las nominaciones en una lista, aquí).

Masters1Mejor drama

Es la categoría donde se notan las mayores ausencias. Ni Masters of Sex (quizá uno de los mejores estrenos del último año) ni The Good Wife han logrado entrar en la carrera por el galardón de más prestigio. Y considerando que la que sí ha entrado es Downton Abbey, justo el año de su temporada más floja, es para mosquearse. Todas las quinielas apuntan a que la serie de HBO protagonizada por Woody Harrelson y Matthew McCounaghey se llevará el gran premio, dado que el resto ya han sido premiadas previamente (Mad Men Breaking Bad) o no son típicas ‘gana-premios’, como le ocurre a Juego de Tronos. La presencia de House of Cards era obvia. Y eso que entre la crítica española no gusta mucho, algo que no acabo de entender. En EEUU por suerte sí. Por supuesto, ni Hannibal ni The Americans han entrado, como se esperaba. Tampoco Sons of Anarchy. Ni lo harán nunca, a nuestro pesar. Al menos se han cargado a Homeland.

Mejor comediaBrook2

Si todo va según lo previsto, Orange is the New Black debutará en los Emmy ganando el premio más gordo al que está nominada. Aunque realmente no sea el lugar que le corresponde, dado que no es una comedia. Por su estilo, sus guiones, es un drama que se aproxima al humor negro. Pero sus responsables han sido muy listos, y para evitar a las bestias con las que se encontraría en la categoría reina han optado por este recurso. Esto significa que el resto se puede despedir de ganar el premio, más aún si sus entregas de esta temporada no han sido especialmente brillantes (salvo que a los que votan les dé por su pedrada habitual con Veep). La única novedad es Silicon Valley, uno de los mejores estrenos de este mismo año, que merecía colarse. Lo más llamativo es la ausencia de Brooklyn 99Otra injusticia más.

Mejor miniserie

Si no ganan Fargo Luther esta categoría dará un premio incomprensible. Así de claro. El detalle de incluir a Treme, al fin, es algo digno de encomio.

T5Mejor actor de drama

Esta categoría se resume en la ausencia de Michael Sheen (Masters of Sex) y en la presencia de Jeff Daniels (The Newsroom). La injusticia de que no esté el primero y sí el segundo es vergonzosa. Esto podría haber beneficiado a Jon Hamm (Mad Men), que lleva seis años esperando a ganar. Pero en el año de True Detective, con Harrelson (actor con toda su carrera en Hollywood) y McCounaghey (último ganador del Oscar a mejor actor) nominados, dudo mucho que sea otro distinto a estos dos el que se lleve el galardón. Creo que ni siquiera Bryan Cranston puede con ellos. Veremos.

Mejor actriz de drama

Tal y como se preveía, aunque muchos rezábamos para que no fuese así, Tatiana Maslany (Orphan Black) no está entre las nominadas. Ni haciendo seis personajes distintos en una misma serie, todos con su personalidad y con una solvencia espectacular, le dan la oportunidad a la chica. Al menos entra Lizzy Caplan, que está maravillosa en su papel de Virginia Johnson en Masters of Sex. La única que sobra es Michelle Dockery (Downton Abbey), que no creo que esté al nivel del resto. Su lugar debería haber sido para Elisabeth Moss (Mad Men).

Mejor actor de comediatbbt

Lo más chocante en ésta es que falta el ganador del Globo de Oro hace unos meses en el mismo campo: Andy Samberg (Brooklyn 99). Si merecía ganar no lo sé, pero lo que tengo claro es que al menos en las nominaciones debería haber estado. Centrándonos en los que pueden llevárselo, Louis CK (Louie), Michael H. Macy (Shameless) y Ricky Gervais (Derek) son los grandes favoritos por méritos propios. El resto dudo mucho que tengan alguna posibilidad.

Mejor actriz de comedia

Esta categoría vuelve a ser de las más competidas. La lucha, según la lógica, debería estar entre dos: Lena Dunman (Girls) y Amy Poehler (Parks & Recreation). Pero como le ocurre a Jon Hamm, tienen la mala suerte de coincidir con dos de las que enamoran al jurado, como son Julia Louis-Dreyfus (Veep) y Edie Falco (Nurse Jackie). Vale que ha entrado Taylor Schilling por OITNB, pero su Piper no está ni por asomo a la altura de estas bestias.

Mejores secundarios en drama

Ray2Los secundarios masculinos van a librar una batalla muy interesante. Lo malo es que hay una gran ausencia: Dean Norris (Breaking Bad) merecía estar muchísimo más que Aaron Paul. Puede que esto sea impopular, pero no hay más que ver los últimos episodios para darse cuenta. Sí está Jim Carter (Downton Abbey), al que parece que quieren homenajear con el premio de ver su cara en la pantalla antes de que le den el premio a otro. Éste podría ser Jon Voight, que está tremendo en Ray Donovan. Aunque no descarto a Peter Dinklage, que se ha marcado una temporada colosal en Juego de Tronos (menos para los que lo hayan visto doblado).

En cuanto a ellas, a lo mejor es el año de Christina Hendricks. Anna Gunn ya tiene su Emmy, y Maggie Smith no ha estado tan brillante como en años anteriores. Aunque dada la obsesión de EEUU con Downton Abbey no hay que perderla de vista.

Mejores secundarios en comedia

Kate Mulgrew se merece el Emmy a mejor actriz de reparto de comedia por su papel de Red en Orange is the New Black. Y punto. Vale que le toca verse las caras con Allison Janney (nominada en otra categoría que comentaré después), pero ninguna de las otras nominadas ha estado mejor que ella. La única que conozco menos es Kate McKinnon, presente por su trabajo en Saturday Night Live. Tiene que ser muy buena para poder ganar a Mulgrew.6

Entre los hombres, me he reconciliado un poco con estos Emmy gracias a que Andre Baugher (Brooklyn 99) aspira a éste. Adam Driver, con eso de que está rodando la nueva película de Star Wars, ha ganado algo de nombre en los últimos meses. Pero el resto se ha mantenido más o menos igual. Quizá el premio sea para Tony Hale, ganador en 2013 por Veep.

Invitados en drama
Reg E. Cathey hizo un gran papel en House of Cards, y podría llevárselo en la categoría masculina. Para su desgracia, tiene a Robert Morse (Mad Men) enfrente, justo cuando ha realizado su mayor aportación a la serie de los publicistas (aunque esté en la batalla por la temporada el año pasado, y no por la de este, pero todo influye). Hay que destacar que estén Paul Giamatti (Downton Abbey) y Beau Bridges (Masters of Sex).

bob_newhart_big_bang_theory_a_hEn lo que se refiere a ellas, ésta si puede ser la categoría de Allison Janney para volver a ganar un Emmy. Jane Fonda está bien en The Newsroom, pero no creo que tanto como Janney como para quitarle el premio. Y mucho ojo a Margo Martindale.

Invitados en comedia

Si se premia al que más ha hecho reír con su presencia testimonial, el Emmy debería ser para el veterano Bob Newhart. Las carcajadas que ha provocado con su talento en The Big Bang Theory son inolvidables. Pero hay muchas ganas de premiar a Jimmy Fallon por lo que sea, y eso puede jugar en contra.

Los Globos de Oro del reconocimiento a Brooklyn 99 y la justicia con Bryan Cranston y Amy Poehler

Las críticas negativas a las entregas de premios suelen estar cargadas de razón. Sobre todo porque es cierto que son subjetivas, responden al criterio de unos pocos, y se deja fuera de los galardones a todos aquellos que no se esfuerzan por ‘vender’ su serie o película entre los que van a votar quién se lleva las estatuillas. Pero al final es con lo que se va a quedar la mayoría de gente.

Gilligan

El público se decanta por un largometraje o una ficción por capítulos tras saber de su existencia por medio de una ceremonia de este estilo. Y son las que se alcen como ganadoras aquellas de las que se hablará al día siguiente. Todo esto no es lo ideal, pero sí es representativo de cómo se perciben o conocen la mayoría de productos.

A mí los premios anuales me gustan. Y si son como los Globos de Oro de este año mucho más: la justicia y el reconocimiento se han impuesto a lo preestablecido y, por primera vez en muchos años, ha reinado la cordura a la hora de repartir esas estatuillas tan feas pero que tanta satisfacción genera en el que la recibe. Pero eso lo compensaron Amy Poehler y Tina Fey, que estuvieron magníficas y desternillantes presentando.

Samberg

El reconocimiento ha sido para Brooklyn 99serie que tuvo su espacio aquí y que es la comedia revelación del año. No quiero colgarme medallas, pero lo avisé en el post que hice al respecto; los Globos de Oro avalan mi parecer. Y la justicia se explica con la subida al escenario para recoger su premio de Bryan Cranston por Breaking Badque además ha ganado en mejor serie de drama, y de Amy Poehler por Parks & Recreation.

Injusticia con Michael J. Fox

Comenzando por las comedias, la victoria de Brooklyn 99 ha sido un bálsamo para los que la hemos defendido, que casualmente solemos ser los que vemos pocas series de humor. Esta engancha desde el inicio. Es absurda, por supuesto; pero es entretenida, y es difícil no sonreír cada dos por tres con las ocurrencias de Andy Samberg y compañía. Totalmente merecido. La burbuja de Girls se está desinflando a cada ceremonia… Y eso se agradece.

Brroklyn

Lo que no ha estado tan bien es precisamente el premio para Samberg como mejor actor de comedia. Dejar a Michael J. Fox sin estatuilla es inexplicable e injusto, porque está impresionante en The Michael J. Fox Show, otro de los grandes aciertos de la nueva temporada.

Pero si en EEUU están enamorados de J. Fox, lo están más de Andy Samberg: es el niño bonito de la prensa y la crítica, tras los momentos desternillantes que ha protagonizado en Saturday Night Live y su capacidad para viralizar todo aquello que se le ocurre. No hay que olvidar que se ha cargado en la liza a gente como Jim Parsons (The Big Bang Theory), Don Cheadle (House of Lies) y Jason Bateman (Arrested Development).

Lena

A Amy Poehler le ha costado más que le den premios durante estos años. Que esté tremenda en Parks & Recreation no ha bastado. Al final le ha llegado el momento. Y lo ha hecho superando a las insoportables Lena Dunham (Girls, la más hortera de la noche por su vestido) y Zooey Deschanel (New Girl), que eran favoritas junto a la ‘novia seriéfila de América’, Julia Louis-Dreyfus (Veep). Con Edie Falco por Nurse Jackie ni se contaba.

Victoria de Breaking Bad en drama

Que la serie de Vince Gilligan barriera al resto en sus categorías era una necesidad. Ya que se ha ido, al menos que se tenga en cuenta los buenos ratos que nos ha hecho pasar a todos. Mejor serie de drama y mejor actor principal en la misma categoría para Bryan Cranston la contemplan en estos Globos de Oro. Porque el resto ni de broma. Ni siquiera The Good Wife. La única que tenía alguna posibilidad contra ella era House of Cards.

Cranston

Esta última, si bien no ha logrado el máximo premio, sí puede arrogarse el tener la mejor actriz de 2013. Robin Wright se ha comido a sus competidoras de forma sorprendente. Julianna Margulies por The Good Wife se ha quedado a las puertas otra vez (era más favorita), así como Taylor Schilling (Orange is the New Black) y la sobrevaloradísima Kerry Washington (Scandal).

Aun así, la victoria de Robin Wright no me parece justa. Sé que nunca se los van a dar, pero Tatiana Maslany (Orphan Black), que hace ocho personajes distintos en una sola serie, o más, se merece todo lo que haya en el mundo. Es tan buena que está más allá de estos saraos. Pero se agradecería algún detalle con una de las mejores actrices de la actualidad. Más que nada para que más gente pueda descubrirla a ella y su gran ficción sobre clones.

RobinAl fin, Elisabeth Moss

La otra que ha visto recompensado su trabajo de estos últimos años ha sido Elisabeth Moss. Pero no ha sido por Mad Men: ha ganado el de mejor actriz de miniserie por Top of the Lake. Ya le tocaba.

El resto de esta categoría estaba cantada. La mejor miniserie según los Globos de Oro es la misma que para el resto, Behind the Candelabra, y el mejor actor Michael Douglas, protagonista de la misma.

En cuanto a los actores de reparto, en la categoría masculina se ha homenajeado a Jon Voight por su gran actuación en Ray Donovan, dejando atrás a Aaron Paul (Breaking Bad) o Corey Stoll (House of Cards). El galardón a mejor actriz de reparto ha recaído en Jacqueline Bisset (Dancing on the Edge). Sorry, Hayden Panettiere.

Ay, Khaleesi, hazme tu Khal. Quita de ahí, Chris O'Donnell

Ay, Khaleesi, hazme tu Khal. Quita de ahí, Chris O’Donnell

Hasta el año que viene, Globos de Oro. Esperemos que sean así de justos en siguientes entregas. Y por favor: que alguien les diga a las actrices que no acepten vestirse de forma tan hortera aunque les paguen todo el oro del mundo. Algunas se salvan, claro.

Listado completo

Mejor Drama

Mejor Comedia o Musical

Mejor actor de drama

  • Michael Sheen (Masters of Sex)
  • Bryan Cranston (Breaking Bad)
  • Kevin Spacey (House of Cards)
  • James Spader (The Black List)
  • Liev Schreiber (Ray Donovan)

Mejor acriz de drama

Mejor actor de comedia

  • Jason Bateman (Arrested Development)
  • Don Cheadle (House of Lies)
  • Michael J. Fox (El show de Michael J. Fox)
  • Andy Samberg (Brooklyn 99)
  • Jim Parsons (The Big Bang Theory)

Mejor actriz de comedia

  • Zooey Deschanel (New Girl)
  • Julia Louise-Dreyfuss (Veep)
  • Lena Dunham (Girls)
  • Edie Falco (Nurse Jackie)
  • Amy Poehler (Parks & Recreation)

Mejor miniserie

Mejor actriz de miniserie

  • Helena Bonham Carter (Burton & Taylor)
  • Rebecca Ferguson (The White Queen)
  • Jessica Lange (American Horror Story: Coven)
  • Helen Mirren (Phil Spector)
  • Elizabeth Moss (Top of the Lake)

Mejor actor de miniserie

  • Matt Damon (Behind the Candelabra)
  • Michael Douglas (Behind the Candelabra)
  • Idris Elba (Luther)
  • Al Pacino (Phil Spector)
  • Chiwetel Ejiofor (Dancing on the Edge)

Mejor actor secundario

  • John Voight (Ray Donovan)
  • Josh Charles (The Good Wife)
  • Rob Lowe (Parks & Recreation)
  • Aaron Paul (Breaking Bad)
  • Corey Stoll (House of Cards)

Mejor actriz secundaria

  • Hayden Panettiere (Nashville)
  • Monica Potter (Parenthood)
  • Janet Mcteer (‘The White Queen’)
  • Sofia Vergara (Modern Family)
  • Jacqueline Bisset (Dancing on the Edge)

Todas las fotografías son del Facebook de Golden Globes

Camino a los Emmy: los principales

Continuamos el análisis de la semana de los Emmy de cara a la ceremonia del domingo 22, esta vez con los actores principales (antes fueron los secundarios). Esos por los que todo ocurre, y que canalizan especialmente los éxitos de una serie. Más allá de lo que jalonan para sus respectivas ficciones, hay un factor determinante en la categoría de drama que influye en la victoria de uno u otro.

Como bien apuntaba uno de los comentarios del pasado miércoles, los actores nominados deben elegir un capítulo de la temporada por la que su serie compite para ser valorados en base a ese episodio. Los jueces, los que votan, vamos, decidirán en base a esas escenas en las que los aspirantes creen que se han lucido más. Unos han atinado más que otros en sus preferencias, recogidas en Gold Derby. Por tanto, aviso desde aquí, SPOILERS.

Mejor actor de drama

Hugh Bonneville (Downton Abbey). No parece tener muchas opciones. Y menos aún tras la elección del sexto capítulo de la tercera temporada, justo cuando la relación entre Robert y Cora Crawley empieza a resquebrajarse. El quinto, el episodio con el que pegarse la llorera por excelencia debido a los hechos luctuosos que recoge, habría sido una opción mucho más ventajosa para los intereses de Bonneville. Su rol en la elegante serie británica de ITV es necesario, pero tampoco es impactante ni memorable. No pasa como con Maggie Smith, que estás deseando que vuelva a aparecer en pantalla para descoyuntarte de la risa con sus ocurrencias. Sin duda es un buen actor, pero su papel carece de empaque suficiente como para un Emmy.

Jon Hamm (Mad Men). El eterno aspirante, cuya victoria parece estar pospuesta hasta los Emmy de 2016; es decir, cuando la segunda parte de la séptima temporada de la serie aspire a los premios. Pero este año sí merece ganarlo. Si bien es cierto que los publicistas de Madison Avenue han perdido la hegemonia en favor de Homeland, Hamm ha realizado en esta sexta entrega su mejor interpretación desde que comenzó la serie. En general, Mad Men ha mejorado notablemente y ha dejado momentos memorables durante sus trece capítulos de este año. Y muchos de ellos han estado protagonizados por él. Quizá por ello ha elegido como carta de presentación para el premio el último episodio de temporada, ese en el que realmente se plantea dejar Nueva York con destino a Los Ángeles. Cuando él mismo se da cuenta de que su relación con Megan es insalvable; tras asumir que no entiende a su hija; o al cerciorarse de que se está haciendo viejo. Ya ni la bebida ni las mujeres le reconfortan. Podría vencer (no soy el único que lo piensa), pero dudo que vaya a ser así.

Kevin Spacey (House of Cards). El nivel el año pasado en los nominados a mejor actor de drama estaba altísimo. Y si ahora le añadimos un ganador de un Oscar, un monstruo interpretativo que ha creado un personaje para el que no existen elogios suficientes, pues para qué queremos más. Ese es Kevin Spacey, que con su Frank Underwood ha logrado que todos disfrutemos con sus maquiavélicas estrategias para asaltar el poder. ¿Ganará? No lo sé, pero, ¿por qué no? La serie de Netflix ha asaltado los Emmy como ninguna otra ha hecho, y no digamos él mismo. Porque aunque todos los que forman parte de House of Cards contribuyen a que sea tan buena, Spacey es completamente necesario. No sabes por dónde va a salir este político del partido demócrata. Todo cae de cara para sus intereses sin que resulte predecible ni forzado. Hasta el punto de dejarse golpear para derrotar a un contrincante político. Y eso que se le tiene calado desde el principio. Puede que por todo esto haya escogido el piloto de la serie, ese en el que ya demuestra que es capaz de hacer y deshacer desde su despacho de la Cámara de representantes. Su mayor obstáculo para subir al escenario es el que viene ahora.

Damian

Damian Lewis (Homeland). Ganó el año pasado, y en esta segunda temporada se ha enfrentado a situaciones que le han hecho mostrar su vena más dramática. Cuando le interrogan y es cuasi torturado por los agentes de Langley, para que posteriormente acuda Carrie (Claire Danes) a su rescate con la idea de que confiese, son las escenas destacadas del episodio que el británico ha elegido para presentar al jurado (Q&A, el quinto). Lo cierto es que no podrían haber optado por otro mejor, ya que aquí Brody y Carrie se descubren por completo y exteriorizan todo lo que les atenaza. A mí me resultó sorprendente su victoria de 2012; ahora no me sorprendería tanto. Y es que Homeland gusta tanto…

Bryan Cranston (Breaking Bad). No he visto aún la quinta temporada (estoy en la contrarreloj), por lo que no puedo decir mucho de cara a esta edición. Sí sé que todos los Emmy que se ha llevado estaban más que merecidos. Todos los que la ven están convencidos de que debería agenciarse con cualquier premio. A pesar de todo, su año será el próximo, cuando BB compita por última vez tras despedirse el 29 de septiembre. Echaremos de menos a Walter White desde entonces. Seguro.

Jeff Daniels (The Newsroom). Me encanta Will McAvoy. Lo confieso. Y también habría escogido para intentar tener opciones a un premio un primer episodio en el que me luzco con un monólogo cargado de datos y que recito con total naturalidad (también os digo, dudo mucho que los periodistas tengamos esa capacidad para soltar estadísticas de la manera en que lo hace Daniels durante esos pocos minutos). Pero tanto él como yo mismo y todos sus seguidores debemos asumir que la creación de Aaron Sorkin es entretenida. Nada más. Quizá muchos la veamos por prurito profesional, aunque realmente sea una ficción con trazos periodísticos. Ahora bien, McAvoy es un gran personaje, y es imposible no sonreir de vez en cuando se hace el gracioso. O yo, al menos, he visto 100 veces la escena en la que descubre que están entrevistando para una beca en News Night a la misma chica que le hizo la pregunta que desencadenó en su perorata de presentación. Y los cuatro últimos minutos de la primera temporada, sí.

Mejor actriz de drama

Michelle Dockery (Downton Abbey). Ay, la pobre Lady Mary. Los quebrantos con los que se ha encontrado no se los desearía ni a mi peor enemigo (bueno, todo esto lo sabemos los que la hemos visto en Internet, porque Antena 3 aún NO HA EMITIDO el especial de Navidad de la serie y que responde a lo anterior). Pero eso no le va a generar réditos para ganar. Afrontémoslo, Lady Mary es hierática y hasta te alegras cuando ves que asoma una sonrisilla. No es Edith, obvio (aquí odiamos a Edith, a.k.a. la ‘hermana fea’ según fuentes consultadas), y menos aún Sybil (a ésta hay que amarla y echarla mucho de menos, ¿vale?). Ella es simplemente rancia. Ni aunque haya presentado el episodio de su boda para encandilar al jurado va a tener opciones. Así que circulando.

VeraVera Farmiga (Bates Motel). Es difícil no admirar a esta auténtica bestia de las cámaras. Su salto a la pequeña pantalla ha sido bien acogido, como era obvio, y ella ha respondido con un personaje espectacular. La mamá del jovencito Norman Bates no ha defraudado. Ahora, venir de Hollywood no sé si le beneficia o por el contrario es perjudicial para sus aspiraciones. En cualquier caso, Bates Motel no puede hacer más que crecer y mejorar. Por lo que Farmiga volverá a estar en esta lista. Puede que dentro de unos años hasta coincida con su hermana Taissa.

Connie Britton (Nashville). Ella me gusta; es una gran actriz. Y su serie me aburre. No me extiendo más porque me quedé en el tercero de la primera temporada. Y gracias.

Claire Danes (Homeland). Aquí tenemos un dilema. Creo sinceramente que su serie es muy buena, de las imprescindibles. Y estoy convencido de que sin su rol de ambiciosa llorica con trastorno bipolar nada sería lo mismo. Un tipo tan frío como Brody (en la primera temporada especialmente) necesitaba un contrapunto con una personalidad como la de Carrie. Lo que no creo es que haga un papelón de la hostia y tan admirable como lo pintan. Tanto llanto desmesurado y su dosis innecesaria de excentricidad la hacen insoportable a veces (siempre hablando como personaje, ojo). Al menos el jurado verá un capítulo en el que ella no es la que llora más (Q&A, el mismo que Brody). Con todo esto, me gustaría que los guionistas recuperasen a la mujer fuerte e inquieta de los primeros episodios de la serie. Es decir, cuando daba más juego y no solo enjugaba lágrimas.

Elisabeth Moss (Mad Men). Empatizar con Peggy es casi una necesidad actualmente. La historia de una chica que pasa de ser secretaria a una creativa publicitaria por la que se pelean las agencias bebe mucho del tópico del sueño americano; pero en su caso te lo crees. Todo apunta a que su elección, el capítulo 9, ese en el que se da cuenta de que no quiere vivir en la casa que se ha comprado y donde se plantea la relación con Abe tras su beso con Ted Chaough, busca que el jurado vea en ella rasgos de mujer insegura. Vamos, que pretende demostrar que no es solo una mujer que renunció a un hijo por diversas razones (tragedias personales) o que no es simplemente una chica que no soporta a su madre (discusiones familiares). Hay que recordar que también está nominada como mejor actriz secundaria de miniserie. Parece improbable que alguien se lleve dos premios a la vez.

Kerry Washington (Scandal). No me la creo. Ni a ella ni al último invento de Shonda Rhimes. Pero como siempre, la gente cae engañada por lo entretenida y estrambótica que es. Es mala, pero embauca. Todos tenemos vicios de este tipo. Pero este no es uno de los míos ni mucho menos. Si sorprende que Olivia Pope aspire a un premio de por sí, imaginaos si se lo dan. La amistad que mantiene con los Obama, su elegancia y su belleza (que le sobra), no creo que sean suficientes.Robin

Robin Wright (House of Cards). Y aquí está la favorita. Ella, su compañero Kevin Spacey y la serie de ambos pueden ser los que impidan un nuevo ciclo en los Emmy por parte de Homeland (y que ya protagonizó antes Mad Men). La insaciable Claire Underwood ha sorprendido por sus destreza y su sagacidad a la hora de maquinar acciones en su beneficio. Una actitud que exterioriza en el capítulo 10, ese en el que planta cara a su marido. Aunque ya dio muestras de ello previamente, cuando despide a la mitad de su oficina; pero es tras acostarse con el pintor con el que ya estuvo antes y pactar con un lobby con el que Frank no quiere hacer tratos cuando realmente se hace fuerte y castiga a su compañero. A ella le da igual todo. Es taxativa. Por no decir que logra que todos caigamos bajo sus encantos (sí, las voces de MILF también me han llegado). Vamos, que es indefectible a la serie. Creo que se llevará la estatuilla.

En cuanto a los actores invitados, y para no extenderme más, en la categoría de ellos todo indica que van por delante en la carrera Michael J. Fox por The Good Wife y Rupert Friend por Homeland (sí, es Quinn). Para las actrices, la veteranía de Jane Fonda (The Newsroom), Margo Martindale (The Americans) y Diana Rigg (Juego de Tronos) supone una ventaja para ellas. Yo me inclinaría por la segunda. Aunque mucho ojo a Linda Cardellini, la amante de Don Draper en esta temporada de Mad Men y más conocida por ser la mítica Lindsay de Freaks & Geeks.

DISCLAIMER: No hay análisis de los actores de comedia por la misma razón que con los secundarios. Sin verles suficiente no me parece responsable ponerme a hablar de ellos.