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Siempre busco la manera de acabar una serie cuanto antes... para ponerme a ver otra.

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Víctor Ros: la demostración de que otra ficción española es posible

Supimos de la existencia de Víctor Ros hace casi un año, cuando TVE anunció que iba a adaptar las novelas de Jerónimo Tristante en una miniserie protagonizada por Carles Francino. Las historias de detectives de siglos pasados me apasionan, y he visto todas las series del género que han caído en mis manos. Esta, la de un chaval que roba para que él y su madre puedan comer, y que acaba bajo la tutela de un policía que se da cuenta de que es listo y que le convierte en detective, me resultó atractiva al instante. Por eso entró en mi lista de prioridades y he esperado impaciente su estreno. Y tengo que decir que la espera ha merecido la pena. Además, ha servido para demostrar que otra ficción nacional, la que no tiene por qué ser para todos los públicos, es posible en España.2

Ya que la mayor parte de Víctor Ros es buena, empezaré por lo malo: el efectismo. Esos efectos digitales, en ocasiones de estilo de cómic, no me convencen y no me gustan. Tampoco el montaje de «efecto frenadol» a la hora de mostrar un flashback y regresar al relato actual del capítulo. Lo mismo me ocurre con parte de la iluminación. Como bien apuntaron en el programa especial posterior, la España de la etapa en la que están basadas las novelas (finales del XIX) y las propias comisarias eran lugares siniestros y lóbregos. Quizá la serie debería ser más oscura en sus escenarios interiores, ya que el ambiente de las calles está más logrado.

3Por suerte, lo anterior no es representativo de lo que ha mostrado la serie en un solo capítulo. Está bien hilada, la historia es atractiva, la mayoría de actores hace bien su papel (no todos) y provoca ganas de ver más. Esto último es un gran logro, ya que muestra una capacidad para el cliffhanger y por mantener vivo el interés por la trama. Algo que es mérito de los guionistas, que han sabido adaptar el misterio que rodea a las novelas de Tristante. Unos libros que están muy presentes, ya que lo mejor que se puede decir de Víctor Ros es que te da ganas de profundizar y leer las novelas en las que está basada. Y eso lo consiguen pocas.

¿Qué ha hecho la serie de TVE para convencer de esta manera a alguien que había perdido la esperanza en las series españolas? Currárselo. Fichar bien en todas las áreas. Sus guionistas son muy buenos, y han estado a la altura para adaptar una historia tan buena como la del detective. Sería el caso contrario al de los responsables de guión de Alatriste, vamos. Aunque también hay que tener en cuenta el impacto de la cadena en el resultado final: si la cadena pública ha metido mano, lo ha hecho bien; Telecinco, por contra, lo ha hecho todo mal con su carísima serie.1

Los buenos fichajes de Víctor Ros permiten esconder algo más las carencias de algunos actores. Lo malo es cuando estos son protagonistas. Que Megan Montaner es mala actriz no lo vamos a descubrir ahora. El problema es que comparte escena con grandes actores como Tito Valverde, y es en ese momento cuando queda retratada. La que podría parecer que también lo hace mal es Esmeralda Moya, porque su sobreactuación se ve desde China. Pero al menos está creíble, como Carles Francino. Cuesta encontrar una serie española en la que la mayoría del elenco te haga creerte lo que estás viendo. Esta no lo consigue del todo, ya que algunas interpretaciones me parecen demasiado simples. Pero esto no afecta de manera determinante, por suerte, al resultado final. Siempre se puede mejorar.

4Casi todo parece bueno en Víctor Ros, y la expectativa es que los otros cinco episodios sean tan buenos o mejores que el primero que ya hemos visto. La historia, por lo poco que he leído sobre lo que creó Jerónimo Tristante, se vuelve más interesante e intrigante.

Pero hay un aspecto aún más positivo, y es el estilo detectivesco. Lo clava. Lo que provoca que me haya recordado en algún momento a Endeavour (sobre todo en los minutos finales de resolver el crimen) y a Ripper Street. Ambas son series británicas excelentes. Víctor Ros va por el mismo camino, y es española. La perfecta demostración de que aquí, si se ponen los medios y se da trabajo a los buenos, también se puede hacer buena ficción.