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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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Charlton Heston supera a Newman con un matrimonio de 63 años

Mi actor preferido, Paul Newman, celebra mañana sus Bodas de Oro con Joanne Woodward. Es toda una proeza, lo es para la gente corriente, pero debe de ser algo así como una extravagancia, por lo inusual, para la gente de Hollywood. Desde que lo vi por primera vez en una película (¿Sería en ‘Éxodo‘?) , sabía que Newman no era como los demás. Nadie con esos ojos puede ser como los demás. Intento hacer memoria de matrimonios duraderos en la Meca del Cine para valorar aun más lo que han conseguido estos dos grandes actores que tanta complicidad tienen y, aunque matrimonios duraderos hay bastantes, ganan por goleada los compromisos fugaces, casi de chiste (dejo a un lado lo de Eddie Murphy, que debería hacérselo mirar). El duro de Robert Mitchum estuvo casado durante 57 años con una aspirante a actriz, Dorothy Mitchum, paciente, inteligente y buena conocedora de las debilidades de su marido, que toleró como pudo porque al final Mitchum siempre volvía a casa. La vida con Mitchum debía de ser bastante entretenida. En su caso la muerte del actor los separó, el 1 de julio de 1997. Tampoco le ha ido mal a Kirk Douglas, quien tras separse de su primera mujer (como hizo Newman) encontró en la segunda, Anne Buydens, su pareja más estable. Ya llevan juntos 53 años. El suyo también apunta a ser un caso que solo la muerte separará (Douglas ya tiene 91 años). Otro nonagenario con solera, Richard Widmark, permaneció 55 años unido, no sé si fielmente, a Jean Hazlewood, que murió en 1997. El actor se volvió a casar cuando tenía 85 años.

Y la lista sigue, Gregory Peck, que estuvo casi 50 años con su segunda mujer, Veronique Passani; Sofia Loren, compañera durante más de 50 años del productor Carlo Ponti; Anne Bancroft y Mel Brooks, Sean Connery y Micheline Roquebrune… Pero a todos, de momento, les gana el Cid Charlton Heston, que lleva nada menos que 63 años casados con su, lo doy por hecho, paciente esposa, la actriz Lydia Clarke.

¿El secreto para una unión tan larga? Pues no lo sé, seguro que tener mala memoria ayuda. ¿o no?

Socorro, periodista a la vista

Este fin de semana se celebró la tradicional gala de presentación de los nominados a los Goya, una cita organizada para que éstos tengan la oportunidad de charlar entre sí en un clima más relajado que el de la ceremonia de entrega de premios y hablen con la prensa. Yo he tenido la oportunidad de asistir un par de años y lo recuerdo como una experiencia divertida, pero sumamente estresante. ¿Por qué? Porque la mayoría de actores, el objetivo preferido de los periodistas, llegan a la fiesta más que hartos de promociones, entrevistas y sesiones fotográficas, y huyen como de la sarna de cualquiera que se les acerque con un micrófono en la mano.

El resultado es que te pasas media noche intentando enganchar a algún rostro conocido que quiera contestarte a tu batería de preguntas, aunque se suponga que han ido allí para eso. Así que, como siempre, te acaban atendiendo los más pacientes y simpáticos, los únicos que se han parado a hablar con todos los demás medios. Es decir, que tienes muchas posibilidades de que al día siguiente te encuentres una entrevista parecida a la tuya, al mismo personaje, sobre la misma película, en otro medio de la competencia. Todavía no he hablado con mi compañero Israel, que ha cubierto la gala este año, y no sé qué tal le habrá ido a él. Por el vídeo, parece que al menos se divirtió.

Y todo esto sin contar con que las estrellas que más brillan en el universo, ya sean actores o directores, generalmente pasan de asistir a este encuentro, alegando, cómo no, motivos profesionales. A veces echo de menos la profesionalidad de la que hacen gala las grandes estrellas de Hollywood durante las promociones. He tenido la suerte de entrevistar a unas cuantas y todas ellas se mostraron educadas y colaboradoras. Si llegaron a pensar que mis preguntas eran un rollo o que yo era un ser unicelular, lo disimularon con elegancia.

Yo, personalmente, nunca he tenido una mala experiencia con ningún actor español, incluso he conocido a gente bastante agradable (al contrario que algunos compañeros míos que me han contado anécdotas terribles); pero sí he acabado más de una entrevista con la sensación de que el entrevistado me había hecho el favor de mi vida al concederme cinco minutos de su valiosísimo tiempo.

Y tú ¿has tenido alguna mala experiencia con algún artista español?

Guionistas de Hollywood-boicot a los Juegos Olímpicos de Moscú

Ayer os contaba que la tensión en la huelga de guionistas de Hollywood está subiendo de nivel. Pasan las semanas (llevan ya desde el 5 de noviembre) y la solución parece aun lejana. Una de las publicaciones más prestigiosas del medio, Variety, ha abierto en su edición online un blog dedicado exclusivamente al conflicto. Uno de los artículos más controvertidos lo firma David L. Wolper, un reputado productor televisivo y también cinematográfico (L. A. Confidencial, en la imagen; Surviving Picasso).

Wolper compara el boicot a los Oscar y los Globos de Oro con el que EE UU hizo a los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, por la presencia soviética en Afganistán. Para el autor en ambos casos el boicot es inútil, porque falla en conseguir su objetivo. Ni la URSS retiró entonces sus tropas del país de los talibanes, ni las grandes compañías se sentarán ahora a escuchar a los guionistas, por mucho que amenacen con silenciar las entregas de premios. Para Wolper al final se castiga a las personas equivocadas. Hace 27 años, a los atletas americanos que perdieron la oportunidad de ganar una medalla y hoy a todos los nominados que dejen de asistir a los Oscar y los Globos de Oro por solidaridad.

La mayoría de los lectores le han contestado contrariados por la comparación, pero otros han aprovechado para intentar bajarle los humos a los guionistas:

«Si no estáis contentos con vuestro trabajo, buscaos otro. ¿Qué os hace pensar que sois tan especiales?»

Reconozco que a mí la demostración de fuerza y unión que está dando el Sindicato de escritores de EE UU (WGA) me da cierta envidia.

¡Están vivos!

Hace una semanas vi esta foto de agencia. La pasé entre mis compañeros y a cada uno le llamó la atención una cosa. Unos se fijaron en el hecho en sí de ver a dos estrellas dándose un pico: Kirk Douglas y John Travolta. De Travolta la verdad hace tiempo que esperaba algo más que eso. Otros se fijaban en lo tirante que parece la cara de Douglas, a punto de resquebrajarse por la tensión. A otros les llamó la atención la cara de sorpresa, o miedo, que tiene Douglas. Yo creo que la máscara que le han dejado no le permite muchas alegrías gestuales. Pero a mí, sinceramente, lo que más me impresiona de la foto es saber que Douglas sigue vivo (cumple 91 años el domingo).

Quedan pocos iconos del cine como él. Y cada vez son menos, por razones obvias. De ahí que me haya apresurado a escribir estas líneas. Haciendo memoria recuerdo que aún siguen entre nosotros gente como Olivia de Havilland (tiene 91 añitos); su hermana, Joan Fontaine (90 años), por supuesto, Paul Newman (82 años); Elizabeth Taylor (75); Tony Curtis (82); Angela Lansbury (82 años); Lauren Bacall (83); Karl Malden (95), Richard Widmark (93); Celeste Holm (90); Cyd Charisse (86); Eva Marie Saint (83); Eli Wallach (92) … ¿Se os ocurre algún otro?