Madre mía, no me lo puedo creer: hace más de 20 años ya de aquel estreno revolucionario en nuestra televisión, aquel que nos dijeron que era un «experimento sociológico» (ja, ja, ja, ja, ja, ¿os acordáis?) para que pudiéramos verlo tranquilamente sin sentir vergüenza por habernos convertido en un país de abiertos voayeurs.
Aquella primera edición nos dejó nombres calados para toda la vida, y algunos con chascarrillo incorporado. María José Galera y Jorge Berrocal se enamoraron para siempre en una semana (y se desenamoraron igual de rápido después), al pobrecito «alguien le puso la pierna encima para que no levantara cabeza», y el trío Ismael-Iván-Íñigo formó su particular mafia y así bautizaron a la perrita que entró en la casa a hacerles compañía: Mafi.
Había varios participantes que me gustaban bastante por diferentes razones, pero tengo que reconocer que había uno, de los que entró «de reserva» después de una salida inesperada, que me parecía tan tierno y buena gente que yo siempre quise que ganase: Íñigo González, a.k.a. «el del polo verde».
Si algo bueno han traído estos últimos tiempos, con sus extremismos de pandemia y la «era Trump», ha sido sin duda uno de esos gloriosos momentos que a veces nos da Twitter, y ha venido de la mano de la incomparable Lucy Lawless y su capacidad para plantarse, cuan princesa guerrera, bien erguida y fuerte ante cualquiera que se merezca que le callen la boca.
Antes de que se acuñara en nuestros bares la palabra pagafantas, todos teníamos ya una idea de lo que era aquello. Y aquello era Samuel Screech Powers, el pardillo de Salvados por la campana, mejor amigo de Zack Morris y que se pasa la vida enamorado de Lisa Turtle.
Ayer se hizo oficial la noticia de que Screech, el actor Dustin Diamond, había fallecido después de dos semanas ingresado. Los médicos enseguida sospecharon de un cáncer, que finalmente fue confirmado: cáncer de pulmón en fase cuatro, y que ha sido la causa de su fallecimiento.
Hasta el último de sus días, «Screech», su personaje en Salvados por la campana, fue la losa que nunca se pudo quitar de encima.
Hay años y años, y el 2020 pasará a la posteridad por ser uno de los que nuestra generación más presente ha tenido la muerte. Desde marzo, cada vez que nos ha llegado la noticia de un fallecimiento la pregunta obligada (dicha o no en voz alta) ha sido: «¿Fue por coronavirus?». Algunas sí, otras no. Muchas han caído por sorpresa, otras llevaban tiempo siendo esperadas.
Y entre toda esa gente que se ha ido este 2020, claro, ha habido importantes personalidades, nombres reconocidos del mundo del espectáculo, el entretenimiento, la cultura, el deporte y la política, que no estarán aquí para ver qué nos depara el 2021.
Desde este blog, mi pequeño homenaje a aquellos que se han ido en 2020. Estos son algunos de ellos.
¡¿PERO CÓMO QUE EL NIÑO DE SOLO EN CASA TIENE CUARENTA AÑOS?! ¿Pero qué me estás contando? ¿Qué broma es esta?
Se le ha quedao al pobre la misma cara que a mí.
Pues sí. El pequeño Kevin McCallister ha cumplido este año los 40 (lo cual me asusta bastante porque es solo tres años mayor que yo y creía que lo tenía más lejos, la verdad). Y no es ninguna sorpresa para nadie que este chico hombre es uno de los juguetes más dramáticamente rotos de Hollywood.
Aunque lo recordamos, indudablemente, por las dos entregas que protagonizó de Solo en casa, tampoco hay que olvidar que fue El buen hijo, el primer amor de Mi chica y el mimado Richie Rich, aunque para mí su mejor papel siempre será el de Richard Tyler en El guardián de las palabras, de 1994.
Por favor, qué obra de arte…
Pero sí: el muchacho ya no cumple otra vez los 40. ¿Queréis saber a qué se dedica ahora? Pues os lo resumo mucho, mucho: hace un podcast con orejas de conejito. No es un eufemismo, es lo que hay. Lee el resto de la entrada »
A veces pecamos de pensar que todo el mundo sabe lo que para uno puede ser obvio, y ahí estoy yo: en ese punto en el que me he quedado alucinada porque existe gente compartiendo planeta, aquí, con nosotros, que no sabe/sabía quién es Elliot Page, a quien hasta hace solo unos días todo el mundo conocía por el nombre de Ellen Page.
Elliot Page en la premiere de ‘Umbrella Academy’ en 2019 (GTRES)
Pero empecemos por el principio (aunque ya os digo que no es en esto en lo que me voy a detener): ¿por qué todo el mundo está hablando de Elliot Page? Pues todo empezó hace un par de días, cuando Elliot (que hasta ese momento figuraba aún como Ellen en sus redes sociales) publicó esto en su cuenta de twitter:
«Hola, amigos. Quiero compartir con vosotros que soy trans, mis pronombres son él/ellos y mi nombre es Elliot. Me siento afortunado de estar escribiendo esto. Estar aquí. Haber llegado a este lugar de mi vida».
Elliot, desde hace años una figura destacada en el movimiento LGTB+, ha sido la sensación toda la semana y ha recibido innumerables muestras de apoyo alrededor de todo el mundo (su tuit acumula casi dos millones de likes en el momento de escribir esto).
Elliot y su mujer, la bailarina Emma Portner (GTRES)
A mí, que es a lo que yo iba, lo que más me ha flipado no ha sido eso (que por descontado ha sido el mejor evento de la semana), sino que en conversaciones con amistades he descubierto que hay gente que no sabe quién es Elliot Page. Ni nombrándolo por su antiguo nombre, siquiera. Y eso yo, que además de todo me encantan los videojuegos y me pifié lo más grande con Beyond: Dos Almas (que él protagoniza), no lo puedo permitir. Así que aquí vengo a contaros qué cosas chulas ha hecho Elliot Page: Lee el resto de la entrada »
Puedo presumir de muchas cosas, entre ellas tener unas páginas de inicio en redes sociales de lo más interesantes, porque me gusta rodearme de gente que tiene cosas interesantes que contar. Y de ahí la delicia que me encontré ayer por la mañana al entrar en instagram y ver esta publicación de la periodista Arantxa Margolles, que sabe de la Historia olvidada más que cualquier otra persona que yo haya tenido el placer de conocer, e ilustrada además de su propio puño (porque Arantxa es una mujer del Renacimiento y, como diría mi amiga Paloma, lo mismo te pinta un cuadro que una cuadra).
Retrato de Florence Lawrence, por Arantxa Margolles.
Arantxa está recuperando historias de grandes mujeres del cine mudo, las grandes olvidadas de la industria, ligadas tan inexorablemente a esa imagen de diva caída, de gloria perdida. En palabras de Arantxa:
Nos las imaginamos a todas víctimas de un tiempo en el que el mundo, y su profesión, dio un giro de 180 grados. Una Norma Desmond, inasequible al envejecimiento y a la locura, en cada cuerpo de aquellas mujeres de fortunas dispares. Como si todas hubieran fracasado. No fue así.
Y en su publicación de ayer recuperó a Florence Lawrence, la PRIMERA gran diva del cine, que tuvo su apogeo entre las décadas de 1900 y 1910. Tanto fue así que en 1914, por ejemplo, llegó a filmar veinte títulos.
Cifra que no alcanzó sumando todos sus trabajos de toda la década de los ’30. Porque Hollywood, ya lo hemos dicho muchas veces en este blog, no perdona a sus divas pasar de los cuarenta. Ni ahora, ni en los años ’20.
Escena de la película ‘His Bogus Uncle’ (‘Su tío falso’). 1911
Os dejo el conciso y precioso post de Arantxa, y os invito a visitar sus redes para aprender más sobre las divas olvidadas del cine.
La «chica Biograph» se suicidó con veneno para ratones. Estaba demasiado cansada, dijo en su nota final. Cansada y triste. A Florence Lawrence se le comían los huesos la mielofibrosis y la década del sonoro no la había tratado bien. A ella, que había sido la primera gran estrella del cine, la primera actriz cuya cara sirvió para promocionar una película. Pudo haber triunfado también con la voz. La tenía clara, hermosa, limpia. Tampoco fue un problema su edad.
Con cuarenta y tantos el cine solía tratar mal a sus hijas pródigas, pero Lawrence nunca perdió aquello que se exigía: la cara de muñeca. No fue eso. Más bien tuvo la culpa el carrusel de emociones que se escondía tras una vida aparentemente idílica. El vértigo que daba estar permanentemente subida en el podio de la fama. Depresiones. Negocios que fracasaron. El ‘crack’ del 29. La pérdida temprana de su madre. Los golpes de su último marido. La enfermedad corroyéndole el cuerpo.
Florence Lawrence se atiborró de veneno para ratones porque estaba muy cansada. Nació en 1886. Murió en 1938.
Tú pones en el buscador de internet «pequeño Nicolás» y lo primero que te va a salir es su página de Wikipedia. Y es muy fuerte, esto, porque no cualquiera tiene una página en Wikipedia. Tienes que ser alguien importante o, como alternativa, saber subir y editar entradas en Wikipedia.
Su nombre, por cierto, es Francisco Nicolás Gómez Iglesias, y tiene su gracia porque su padre se llama Francisco Gómez Nicolás. Es decir, le pusieron de segundo nombre el segundo apellido de su padre.
«El pequeño Nicolás» en la Estación de Sants de BCN en noviembre de 2019 (GTRES)
Dice el historial de delitos por los que se le ha procesado/procesa/procesará que el primero que cometió de todos ellos fue el de falsedad documental y de identidad en su prueba de Selectividad, cuando le «pidió» (amablemente, con seis mil euros mediantes) al hijo del embajador español en Egipto que se presentara por él a las pruebas, ya que al pequeño Nicolás no le daba la nota para estudiar derecho (y si al leer esto has pensado «pues que hubiera estudiado sentado», pues no es que quiera yo decir que estás mayor pero ponte bien la mascarilla que seguramente estás en grupo de riesgo). Lee el resto de la entrada »
Era -atención a esto- 2011, y fue uno de los primeros fenómenos virales a nivel mundial de la década que acabamos de dejar atrás: Ted Williams no solo recorrió internet sino que saltó a la televisión y los noticiarios de todo el planeta, bautizado como «el vagabundo de la voz de oro».
Su fama internacional le llegó de manera tan inesperada como repentina, cuando vivía en la calle y pidiendo limosna en las calles de Columbus, Ohio, después de que un vídeo suyo (o en el que él salía) fuera subido a YouTube y visualizado y compartido millones de veces.
Los primeros meses tras esto fueron para él bastante convulsos: le llovían entrevistas para todos los medios de TV y radio en EEUU, lo acosaban los admiradores y recibió numerosas ofertas de trabajo, entre ellas (contaba Williams en una entrevista en Entertainment Tonight) una para hacer una película junto a Jack Nicholson.
Tanta fama, sin embargo, le pasó factura, y después del boom inicial y de haberse asentado en un hogar, Ted recayó en las drogas y el alcoholismo, adicciones de las que consiguió librarse, según ha contado en sus últimas entrevistas en medios, en agosto de 2011.
Desde que se hiciera internacionalmente famoso, Williams consiguió finalmente centrar y reconducir su vida: es conocido por ser la voz en algunos anuncios de Kraft Cheese y Pepsi, y por participar como locutor en varios programas de radio y tv.
Sin embargo, la última vez que saltó a lo grande a los medios fue en 2015, cuando anunció oficialmente su intención de presentarse como candidato independiente a la presidencia de los EEUU en las elecciones de 2016. Lo hizo en el programa de radio Now, donde afirmó que sus prioridades serían «la vivienda justa, los problemas de los veteranos, el trabajo y la mejora de las escuelas».
El año pasado (2019) trabajó en un reallity llamado Segunda oportunidad,y en la primavera de este 2020 compartía con sus seguidores a través de su cuenta de facebook que se estaba «preparando para recibir su doctorado honorífico».
Desde luego, y como él mismo dice, el hombre que sostenía un cartel hace 9 años junto a la autopista casi no parece el mismo hombre que sostiene ahora el cartel.
