Isaac, Taylor y Zac Hanson fueron tres hermanos que, a pesar de no ser especialmente guapos para los cánones del momento, tenían un pelazo rubio larguísimo que allende los ’90 estaba muy de moda, así que por obra y gracia de sus melenas se plantaron en las carpetas de la mitad de la población adolescente. Las cosas como son: yo creo que se ponía a los tres porque siempre aparecían pegados y en paquete, que si no habría estado solo Taylor. Con estos chicos pasaba una cosa curiosa que Barney Stinson desfinió como «el efecto animadora»: parecían atractivos porque los veías a los tres juntos y con pelazo y eran resultones. Pero luego los examinabas uno por uno y estaban: el pequeño (que era demasiado pequeño), el mayor (que todo el mundo decía que era muy feo) y el que era el guapo por descarte: Taylor. Aunque confieso que esto lo digo de oídas, que yo nunca he sido ni de rubios ni de melenas.
Pero bueno, todo hay que decirlo: el éxito no les llegó sólo por obra y gracia de sus melenas. También tuvo mucho que ver el bombazo con el que lo petaron: Mmmbop. Aunque el grupo había empezado a trabajar a partir de 1990, fue en el ’97 cuando alcanzaron la fama internacional con ese tema, que fue a aquel verano lo que a otros han sido La Macarena, La Bomba o el Despacito. Chiringuitos y coches de choque de todo el mundo se rindieron a la pasión rubia.
Mmmbop los mantuvo en boga hasta el ’98, cuando recibieron tres nominaciones a los premios Grammy y ganaron además el Nickelodeon a mejor grupo del año. En verano de ese mismo año hicieron una gira por los USA, Albertane Tour, y al tiempo compusieron los temas del que sería su segundo gran álbum, publicado ya en 2000, This time around.
Pero el álbum no tuvo el éxito esperado, ya que la que había sido su productora se fusionó con otro sello y redujeron los gastos de promoción de los hermanos. Como resultado, las ventas fueron escasas y, para rematar la faena/carrera, la productora decidió cancelar la gira prevista por no desembolsar su coste. Los Hanson pagaron la gira de aquel año (2000) de su propio bolsillo.
Después de aquello, desaparecieron, sumergidos en litigios con su propia discográfica relacionados, ya no sólo con los temas económicos, sino también creativos, ya que los Hanson se quejaban de su falta de libertad a la hora de componer e innovar. Según cuentan, parece que la idea de la discográfica era que siguieran en la misma línea para explotar el estilo mientras que tuviera éxito (con previsión de tirarlos a la basura cuando quedaran desfasados), mientras ellos querían evolucionar musicalmente para no ser gloria de un sólo día. De todo esto hablan en el documental Strong Enough to Break.
Finalmente, en 2004 lanzan un nuevo single, Penny & Me, con bastante buena acogida.
En 2005 les seguirían dos singles más y una gira durante la que grabarían The best of Hanson: Live and Electric. Y con ese álbum, definitivamente, consiguieron volver con fuerza al panorama musical.
Han continuado sacando álbumes con bastante regularidad, desde entonces (un álbum cada dos años, más o menos), aunque es cierto que en Europa lo hemos tenido más difícil para seguirlos ya que desde que dejaran a su antigua discográfica sus esfuerzos (especialmente económicos) se han centrado más en el mercado de Canadá, Estados Unidos, México y Sudamérica.
Con este panorama, es normal que desde aquí les hayamos perdido la pista a estos hermanos y que haya incluso quien piensa que, efectivamente, fueron un one hit wonder. Pero nada más lejos.
En 2017 presentaron I was born como celebración de sus 25 años de música, en el que salen fantásticos. Y eso que ya no tienen pelazo.
Y después de String Theory (2018) y Against the World (2021) llegó, en 2022, Red Green Blue, su último álbum, contenedor del temazo Don’t let me down junto a Zach Myers que, gym bros presentes, tiene un rollazo chulísimo. Atención al actor protagonista, que seguro que lo reconocéis: