Un día estábamos alucinando con Atrapado en el tiempo (peli que todo el mundo recuerda como El día de la marmota, que era, por cierto, su título original) y, solo cuatro años después, que en términos de cine es como decir la misma semana, nos quedábamos pegados a la butaca viendo esa joya que James Cameron regaló al mundo en forma de cinta: Titanic.
Kate Winslet y Leonardo DiCaprio. Para siempre Rose y Jack. Si existe una pareja de cine que debamos salvar de los ’90, que sea esta o que no sea ninguna.
El Titanic de James Cameron fue una obra maestra a muchos niveles: interpretativo, de producción, de dirección, de fotografía, de vestuario, de caracterización y hasta de casting. Estrellas como la ma-ra-vi-llo-sa Kathy Bates, en el papel de Molly Brown, o Bernard Hill, quien dio vida al capitán Smith, fueron elegidos a propósito por su parecido con las personas reales a quien ellos interpretaban.
El empeño de Cameron no fue barato: la superproducción, en principio aceptada por la 20th Century Fox, acabó por tener un coste de más de 200 millones de dólares que, finalmente, fueron repartidos entre tres productoras: la Fox, Paramount Pictures y Lighstorm Entertainment. La película recaudó, el año de su estreno, casi dos mil millones de dólares.
Nominada a catorce premios Óscar, acabó ganando once, incluidos mejor película y mejor director. En el tintero de las nominaciones se quedó mejor actriz principal a Kate Winslet y, aunque nos parezca mentira a veintiséis años vista, Leo DiCaprio NO ESTUVO NOMINADO por su papel de Jack. Los nominados de ese año fueron Matt Damon por El indomable Will Hunting, Peter Fonda por El oro de Ulises, Dustin Hoffman por La cortina de humo, Robert Duvall por El apóstol y, el finalmente ganador, Jack Nicholson por Mejor… Imposible. Incomprensible.
Seguro que os lo imagináis, pero esta película está llena, llenísima a más no poder de curiosidades fantásticas, que van desde lo genial de su producción hasta lo más emotivo de su historia real. Ha sido francamente difícil elegir 10 curiosidades dignas de estar en esta lista. Espero que no os decepcionen.
«Si tú saltas, yo salto».
Una de las citas más icónicas de la película, una especie de código entre Jack y Rose para decirse que se siguirían mutuamente allá donde fueran. Pues bien, esta frase está inspirada en una que fue dicha por una de las fallecidas en la vida real y que, en un principio, estaba incluida en la película, pero fue eliminada en el corte final.
Cuando el barco se está hundiendo, aparece una pareja de ancianos echados en la cama de su camarote, dejándose engullir, juntos, por el agua. Esa pareja eran Rosalie Ida Straus e Isidor Straus, los propietarios de la famosa Macy’s de Nueva York. Ambos fallecieron en el Titanic. Ida pudo haberse salvado, ya que le ofrecieron una plaza en un bote salvavidas a ella, pero no así a su marido. Ella rechazó la plaza en el bote y dijo que «igual que habían vivido juntos, morirían juntos». Decía en la película: «Hemos estado juntos cuarenta años, y donde tú vayas yo voy».
La relación de Cameron con el Titanic
Es bien sabido que James Cameron, guionista y director de la película, fue personalmente y en varias ocasiones a visitar los restos hundidos del Titanic, tanto para preparar la película como para tomar los planos que necesitaba del barco real que luego aparecerían en la cinta. Cabe destacar que los restos del barco, hundido en abril de 1912, habían sido descubiertos no mucho antes por Robert Balllard: en septiembre de 1985. Es decir: transcurrieron solo 12 años desde el descubrimiento del barco hasta el estreno de la película. Cameron, que ya sentía gran fascinación por los naufragios en general y por el Titanic en particular, se obsesionó con la historia después de conocer a Ballard en la producción de The Abyss, en 1989. Siempre dijo que «su empeño en hacer la película tenía más que ver con tener una excusa para bajar al Titanic que con hacer una película».
Cameron fue un total de doce veces al barco. La primera de ellas iba enfocado en planificar y dirigir las tomas, pero tan pronto como volvió a la superficie rompió en lágrimas al cobrar conciencia de la magnitud de la tragedia histórica que esos restos atestiguaban. Al final, con la suma de sus doce visitas, se dice que Cameron acabó pasando en el Titanic más tiempo que el que habían estado los propios pasajeros del barco (108 horas, los que habían zarpado desde Southampton).
«Que la toma sea buena, por favor».
Pocas veces el trabajo de un cámara habrá sido más estresante. La escena de la inundación del salón y su enorme escalinata solo podía rodarse una vez. ¿Por qué? Pues obvio: la inundación era real y todo el set quedaría destruido tras ella, así que solo había una oportunidad y había que hacerlo bien.
Lo bueno de esto es que la tensión era tal que actores y actrices estaban perfectamente metidos en su trabajo. Ojo, en las imágenes, a los camarógrafos sumergidos, cámara al hombro, y con bombonas de oxígeno por lo que pudiera suceder. Qué angustia, madre mía.
Huevos de Pascua en los tiempos
El metraje total de la película que transcurre en 1912 (es decir, la película completa menos las escenas de 1996 y los créditos iniciales y finales) dura exactamente dos horas y veinticuatro minutos. El tiempo exacto que tardó en hundirse el Titanic.
Además, según los informes, la colisión del barco con el iceberg duró treinta y siete segundos: mantuvieron treinta y siete segundos de imagen exterior durante la colisión en la película.
Frases de película
Hablábamos antes de Ida e Isidor Straus, pero muchas de las imágenes de los personajes secundarios y extras principales están inspiradas en los pasajeros reales del Titanic, y también algunas de las frases que se conocieron a través de los testigos. Algunas son particularmente emotivas. No en vano, se dice que Cameron habló personalmente con 150 extras para proporcionarles personalmente los nombres e historias de fondo de los pasajeros del Titanic.
Por ejemplo, cuando están cargando mujeres y niños en los botes salvavidas, hay una escena en la que un hombre carga a dos niñas en un bote y dice «Es solo un rato. Toma la mano de mamá y sé una buena niña». Esto lo contó Eva Hart, una de las dos niñas, que sobrevivió. Fueron las últimas palabras que le dijo su padre antes de que bajaran el bote salvavidas.
¿Quién dibujó a Rose?
Pues es un poco un secreto a voces: el autor del retrato de Rose desnuda fue James Cameron, el director, y las imágenes que se ven en la película de una mano haciendo el dibujo son de su propia mano. De hecho, Cameron editó imágenes especulares de los bocetos en posproducción para que el artista pareciera diestro como DiCaprio, ya que Cameron es zurdo.
Hablando del dibujo…
En la escena en que Jack va a dibujar a Rose «como una de sus chicas francesas», ella entra desnuda en la sala y él tartamudea al pedirle que se tumbe, y le pide que lo haga «Aquí en la cama… El sofá». La línea, en realidad, decía en el guion «Túmbate en ese sofá», pero DiCaprio se equivocó y tiró para adelante con ello. A Cameron le gustó el resultado porque «se veía como de nerviosismo honesto», así que decidió dejarlo.
Gloria Stuart
La actriz Gloria Stuart, que había debutado en cine en los años ’30, tenía 86 años cuando interpretó a la versión mayor de Rose en Titanic. PERO querían que aparentara más edad de la que tenía, así que la maquillaron para que pareciera tener 100 años, cosa que a Stuart nunca terminó de convencerle. Murió en 2010, a los 100 de edad. El papel de Rose le procuró la única nominación a un Óscar de su carrera, como mejor actriz de reparto.
Cosas que parecen lo que no son:
La apariencia de Stuart no fue, por supuesto, lo único que se «modificó» para parecer algo que no era: la sala de máquinas no era tan grande como parecía. Lo curioso aquí es lo que decidieron hacer para que la sala pareciera más grande: los extras que aparecían como operarios medían menos de 1,5 m.
Cameron no quería la canción
Es muy curioso lo que sucedió con la canción: el director se negaba a incluir canciones (con letra, se entiende) en la película porque le parecía que las letras nunca conseguían reflejar totalmente lo que se necesitaba, y se mantuvo firme en esta decisión.
Sin embargo, James Horner, el compositor, quería terminar con una «nota emocional fuerte» y, en secreto, arregló con el letrista Will Jennings y la cantante Céline Dion la canción My Heart Will Go On, utilizando como melodía el tema musical central de la película. Se la presentaron primero a a 20th Century Fox, que la aprobó, y luego se la propusieron a Cameron, que respondió favorablemente incluso sin haber reconocido a Dion, compatriota suya. Al final decidió incluir la canción en los créditos finales y ganó el Óscar a mejor canción original.
El final alternativo
Creo que nunca agradeceré lo suficiente a Cameron y a todo el equipo que escogieran el final de Titanic que todos recordamos (que no detallaré, no vaya a ser que todavía haga spoiler a alguien). Porque el final alternativo, que estaba grabado y que se quedó fuera, era una pastelada moralista con cita romántica final, que solo le faltaba una fiesta hawaiana improvisada para ser otro absurdo más de Hollywood. Vamos, que podrían haberse cargado la película enterita en cinco minutos.