Catorce ventanas abiertas a la diversidad del autismo

Entre abril y junio, entre el confinamiento y empezar a recuperar cierta normalidad que nunca fue tal, la asociación Autismo de Madrid estuvo recogiendo historias de personas con TEA y, sobre todo, de sus seres queridos, por la IX edición de su certamen de relatos Cuéntame el autismo. Relatos cuyo nexo en común era ‘Desde mi ventana’ y que nos ayudan a entender cómo ha sido, cómo está siendo, el tránsito por esta pandemia que tiene al mundo en jaque para las personas con autismo y sus familias.

Hoy se ha conocido el relato ganador, el poético El buscador de polvo de estrellas de María Elena del Río, madre de un niño con autismo de 7 años al que la arena le relaja, pero como los parques estaban cerrados, tuvieron que idear la manera de llevarle el brillo de la arena a casa.  Os dejo un pequeño fragmento:

Para que entiendas un poco sobre polvo de estrellas, coge un puñado de arena y déjala escapar de entre tus dedos. Aprende a escuchar su sonido al caer, al escaparse de tus manos, y trata de deleitarte con la relación del sonido-movimiento en cada grano caído; mira su resplandor pues refleja a las estrellas en sus innumerables cristales. A veces brilla como una piedra preciosa, y a veces es sólo opaca, pero con colores únicos en cada porción de arena que cae de tus manos, de tus dedos

Todos los relatos se han convertido en un libro para el que me pidieron escribir un prólogo que titulé  y quiero compartir con vosotros  hoy, invitándoos a leerlo para entender mejor la diversidad del autismo atisbando por catorce ventanas azules.

El libro que tienes en las manos es un recorrido multicolor, marcado por la pandemia que ha sacudido todo el mundo, que es el perfecto reflejo caleidoscópico de la variedad y complejidad de este trastorno. Las catorce vivencias que te aguardan ponen de manifiesto que la persona está antes que las etiquetas, que todos construimos nuestros propios universos y todos ellos son valiosos, algo que no deberíamos olvidar jamás.

A lo largo de sus páginas conocerás a Samanta, Javi, Petra, David, Ángel, Alicia, Ayla o Santi. También a sus familias: madres, padres, hermanos, hermanas y abuelos. Te identificarás con su forma de afrontar el confinamiento. Compartirás sus reflexiones, sus problemáticas, miedos y descubrimientos. Sobre todo comprenderás que el nexo que nos une es la búsqueda de la felicidad bajo cualquier circunstancia; una felicidad que aguarda en los pequeños detalles, en la capacidad de pararse, respirar hondo y apreciar lo que tenemos.

Así deberías afrontar también la lectura de este libro, sin prisa por terminarlo, poniéndote en la piel de aquellos que han hecho el esfuerzo de abrir sus ventanas, de dejarnos entrar en sus vidas. De esa manera podrás saborear lo distinto que es en todos los sentidos, humanos y literarios, cada hogar y cada corazón al que nos han permitido asomarnos.

Si lo haces así encontrarás textos escritos con la poesía propia de un buscador de polvo de estrellas, con la honestidad de un diario abierto bajo la luz de un faro, con la precisión de un registro de llamadas que van y vienen, con una primera persona desplazada y con el añorado sabor ‘proustiano’ de las magdalenas de los abuelos.

Solo la carencia absoluta de empatía impedirá que toda suerte de emociones germine durante su lectura.

El coronavirus lo trastocó todo. Igual que el autismo se cuela a sacudir nuestros cimientos, pero también a convertirse en maestro de resiliencia, en un aliado para entender aquello que realmente importa, que estamos aquí para aguantar a lomos del imprevisible dragón azul y disfrutar del vuelo.
Y si siete veces nos caemos, ocho nos levantaremos.

GTRES

1 comentario

  1. Dice ser Salva Raltoro

    No conocía para nada este certamen, con tu permiso procedo a leerlo y a compartirlo. ¡Gracias por todo!

    04 noviembre 2020 | 11:28

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