Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Viejas cepas en una finca de ensueño

He aprovechado estos días de vacaciones para visitar diversas zonas vinícolas, desde Borgoña hasta Alemania pasando por Galicia. Y en esta última he encontrado uno de los viñedos más fantásticos que sea capaz de recordar, un viñedo que produce emoción.

Está en la zona del Salnés. Es una finca pequeña, poco más de hectárea y media, pero encierran toda la historia de Rías Baixas.

Su propietaria, Lola, sobrepasa los 70 años, aunque parece que tiene muchos menos. En su familia el viñedo y el vino ha sido siempre cosa de mujeres. Su madre, Genoveva, es la gran creadora de la finca, la que la mejoró y la mantuvo, la que fue capaz de transmitir a su hija toda la pasión por el vino.

Lola, en la fotografía con Rodrigo Méndez, elaborador de Leirana, fue capaz de aguantar con esta finca, con sus viejas cepas y sus bajos rendimientos, con sus altos costes de mantenimiento, con la dificultad de encontrar mano de obra para trabajarla.

Antes teníamos una cuadrilla de gente de por aquí que trabajaba muy bien, eran mayores pero sabían muy bien lo que hacían. Pero ahora la mayoría se ha ido a descansar

Nos dice sonriendo mientras señala al cielo e intuimos que ese es el lugar de descanso de la mayor parte de la cuadrilla.

Los que vienen ahora le gustan menos

Es tan difícil encontrar gente que a veces tengo que mirar a otro lado para que parezca que no me entero de lo que hacen mal. Yo les digo que toda la uva que no esté perfecta que la tiren, que más vale poco bueno que mucho malo, pero no siempre me hacen caso. Tengo que ir hablando con unos y con otros para que hagan lo que les digo, pero sin enfadarme que se me marchan

Cepas que en algunos casos tienen casi 300 años, cepas que se retuercen en el tiempo, que se han quedado casi huecas, que se mantienen por ese halo invisible que notas nada más bajar del coche y pisar la tierra.

Cepas de Albariño y Caiño, casi a partes iguales, demostrando que esta uva forma tanta parte de la historia de la zona como la variedad blanca, que ahora casi monopoliza el cultivo.

Lola tiene tanta fe en sus uvas que durante años ha guardado botellas de los vinos que elaboraba en casa, tanto del Albariño como del Caiño.

Hemos probado estas dos variedades elaboradas de forma artesanal hace más de 30 años. Lola sabe la edad porque se elaboraron en la bodega vieja y la nueva tiene ya 30 años.

Puede que yo esté un poco loca pero siempre me ha gustado guardar botellas para ver como cambian con los años y me gusta tener botellas que hizo mi madre

Los vinos son sorprendentes. El Caiño de más de 30 años parece haber detenido el tiempo. Si me lo ponen a ciegas y me dan 100 oportunidades de decir su procedencia estoy seguro de que no hubiera acertado y, sin embargo, la marcada personalidad de la uva se nota perfectamente, pero yo nunca hubiese pensado que estos vinos fueran capaces de vivir tantos años.

El Albariño también de más de 30 años mantiene su acidez. Está todavía vivo y sorprende su complejidad tan diferente de esa linealidad que sigue la mayor parte de los nuevos albariños gallegos.

Gente como Lola te devuelve la ilusión y te hace ver que no todo está perdido en el mundo del vino español. Espero que pronto se puedan probar en el mercado los vinos de esta finca, mientras tanto hay que tener la suerte de que algún amigo los conozcA y te lleve hasta allí.

La complejidad de un Oloroso y la frescura de un Beaujolais

El primer vino que recomendamos hoy es Emilio Hidalgo Oloroso Gobernador.

Tengo mis dudas de que haya otro vino en el mundo con mejor relación calidad/precio. Yo no lo conozco. Su único castigo es el ser de Jerez, un castigo comercial que no de calidad.

La familia Hidalgo comienza su actividad vinícola a mediados del siglo XIX y en la actualidad sigue en manos de la familia. La bodega está, desde su fundación, en el casco antiguo de Jerez. Una bodega de grandes muros de piedra, con altos ventanales y techos, llena de pequeños patios. Todo pensado para darle frescor, todo lleno de encanto.

El Oloroso Gobernador es un oloroso totalmente seco, no enmascarado con nada, con una vejez de entre 8 y 12 años.

En nariz destacan sus recuerdos a frutos secos. Notas de nueces, avellanas, almendras que se mezclan con especies, azúcar tostado, naranja, maderas nobles y viejas, formando un espectáculo aromático al que hay que dedicar tiempo. Cuando lo metemos en la boca nos resulta profundo, pero para nada cansino, tiene acidez marcada, es aterciopelado y su final es lo suficientemente amargoso para resultar encantador.

Un vino para casi todos los momentos del día. Buen aperitivo, mejor si se acompaña con un buen jamón, de Carrasco por ejemplo. Puede acompañar una comida y se luce con platos de caza. Si hay queso y un dulce no excesivo también nos sirve. Y merece la pena abrir otra botella para la sobremesa.

Y todo esto por un precio que en una tienda no llega a los 10 euros.

El segundo vino es uno de mis tintos preferidos, uno de los que al final del año me doy cuenta de que es de los que más he bebido: Marcel Lapierre Morgon 2007.

Aunque debe gran parte de su fama, demasiadas veces triste, al Beaujolais Nouveau en la zona hay muchas más cosas y muchas de ellas infinitamente más interesantes. La zona tiene unas 23.000 hectáreas y hay 10 crus que apenas llegan a las 6.660 hectáreas. Aquí nos encontramos lo mejor. De uno de ellos, de Morgon, sale el vino escogido.

Marcel Lapierre nace en 1950 y estudia enología.

Los profesores nos enseñaron a hacer vinos modernos, comenzaron explicándonos que no hacían falta vendimias maduras para estar seguros de tener suficiente acidez en la uva. Cuando alguien les planteaba como resolver la falta de azúcar su respuesta siempre era: si os falta azúcar ya la añadiréis. También nos aconsejaban añadir ácido tartárico y calentar el mosto para que arrancase la fermentación. Todo lo contrario de la vinificación tradicional del Beaujolais.

Cuando conoce a Jules Chauvet su visión cambia de plano. En 1981 decide empezar a trabajar sus viñas de forma biológica y desde hace unos años aplica también la biodinámica.

Su trabajo en la elaboración vuelve hacía la forma tradicional, pero que nadie usaba, sin intervencionismo y olvidando todo lo aprendido en sus estudios de enología. Las vendimias son manuales y se busca la maduración ideal. Se hace una selección rigurosa en cada cepa y después se eliminan todas las uvas que no estén en estado perfecto. Esta selección es imprescindible pues después no se usan encimas o levaduras exógenas, tampoco SO2 y no se chaptaliza nunca.

Los racimos enteros se encuban entre 10 y 15ºC, los del fondo se rompen y el jugo se libera naturalmente. Poco a poco la cuba se llena de gas carbónico. Una parte fermenta con el gas carbónico y otra de forma tradicional, es lo que se conoce en la zona como fermentación semicarbónica. Después los vinos pasan a fudres de 228 litros, con edades entre los 3 y los 13 años, donde permanecen durante 9 meses.

Tiene 11 hectáreas de viñedo, con una edad media de 45 años y localizadas todas en el pueblo de Villié-Morgon.

Un vino fresco, lleno de fruta, de impagable personalidad, idóneo para estas fechas. Se puede beber un poco más fresco de lo habitual y es tan bueno que incita a seguir bebiendo. No hay excesos de color, sobre extracciones, ni maderas tostadas.

Hay que conservarlo a menos de 14ºC y un buen sistema es ponerlo en la parte menos fría de la nevera.

Su precio está sobre los 15 euros, mucho más caro que los vinos de su zona, pero también mucho mejor. En Borgoña es conocido como La Romanée-Conti de los pobres y no dejan de tener razón.

Ha muerto Simone Ortega

Sus 1080 recetas de cocina fue el libro que me llevé cuando me fui a estudiar a Valladolid y tuve que abandonar las comidas de mi madre.

Simone Ortega, viuda de José Ortega Spottorno y nuera de Ortega y Gasset, murió a los 89 años.

Publicó su libro en 1972 y ha conseguido vender más de tres millones y medio de ejemplares. Ella siempre decía que jamás publicaba una receta que no hubiera hecho antes.

1080 recetas de cocina es todavía hoy un magnífico libro para iniciarse en la cocina, didáctico, explicando perfectamente cada receta, paso a paso, de forma que al final hasta pudiera hacerlas yo, que con mis 17 años no sabía casi ni encender el fuego.

Gracias a ella las semanas que me tocaba cocinar mis compañeros de piso no murieron de hambre. Y gracias a ella mis compañeros de piso no me mataron.

La lucha contra la filoxera en el Médoc (I)

La filoxera, causada por un insecto originario de Estados Unidos llega a Francia, en concreto a la zona de Languedoc, a través de unos viticultores que importaron cepas americanas entre 1832 y 1840. De forma paulatina comienza a arrasar las viñas, primero en Francia, después en toda Europa y finalmente se extiende por todo el mundo, salvo casos especiales como Chile.

La filoxera aparece en la Gironda por primera vez en 1869, en la orilla derecha del río Garonne. Al igual que sucede en otras zonas la polimorfosis del insecto condiciona su difusión, que es bastante desconcertante.

En 1870 las viñas de la orilla derecha, entre ellas las de Saint-Emilion, son atacadas. El año siguiente es la zona de Bourg donde se ven los efectos del insecto. En 1877 aparece en Blanquefort, un pueblo no demasiado importante desde el punto de vista vinícola pero que es la puerta de entrada al Médoc. En el verano de 1879 después de atacar los viñedos de Château Margaux y la zona de Margaux y Cantenac, llega al norte de Pauillac y a Saint-Estèphe. A principios de 1880 ya está en todos los viñedos de Burdeos.

Aunque se recurre también a las procesiones, sobre todo en Pauillac, las informaciones de la Comisión para la lucha contra la filoxera sirven de base para saber las medidas a tomar. Esta Comisión estuvo inicialmente presidida por el académico Dumas, pero en 1855, Louis Pasteur, miembro de la Comisión desde su fundación, pasó a presidirla.

La ventaja que tuvo Burdeos, sobre todo el Médoc, fue que la filoxera llegó tarde a la zona y ya se habían estudiado por parte de la Comisión algunos tratamientos a seguir. Desde 1879 varios châteaux, sobre todo Latour y Mouton, habían enviado representantes a las reuniones de la Comisión que se celebraban en Marsella y de esa forma recibían de primera mano toda la información sobre el insecto y la forma de combatirlo.

La Comisión aconseja dos sistemas de lucha, que habían sido probados con éxito en el Midi francés.

El primero de ellos consistía en injertar profundamente, en el pie mismo de la cepa, un insecticida poderoso, el sulfuro de carbono, diluido en agua. Para utilizar este sistema hace falta una mano de obra muy numerosa. Château Mouton empieza a utilizarlo a finales de 1879, Latour lo hace pocos meses más tarde.

Este tratamiento debía ser renovado cada año y se tenía que completar con un importante abonado si se quería salvar la viña. Esta técnica no llega satisfacer del todo a los propietarios de los grandes châteaux. El insecto no era destruido totalmente, la utilización del insecticida era peligrosa para la cepa y en los suelos empapados sus vapores podían ocasionar la muerte de la planta. Además, el fuerte abonado suponía un riesgo para viñedos que buscaban únicamente la calidad final del vino.

El fracaso del primer sistema no les deprimió y la lucha contra la filoxera continuó, pero eso lo contaré mañana.

Un blanco bordelés y un tinto de Garnacha de Cebreros: dos joyas capaces de envejecer

Graves es la zona donde se elaboran los vinos secos de más personalidad de Burdeos y dentro de Graves en Pessac-Léognan. La zona recibe el nombre por las numerosas piedras de gravas que recubren sus suelos. De aquí proviene el primer vino que esta semana recomendamos.

Clos Floridène 2006 es un vino del enólogo Denis Dubourdieu, conocido como el papa de los vinos blancos bordeleses. Cuenta con 17,5 hectáreas, de las que 13,60 son de variedades blancas.

Los suelos son similares a los de la cercana Barsac, con una fina capa de arena arcillosa, rica en óxido, que se conoce en la zona como las arenas rojas de Barsac. El clima sin embargo es más frío, debido a la llegada de aire frío de los bosques de Las Landas, lo que hace que el ciclo vegetativo sea más largo.

Clos Floridène 2006 tiene un 55% de Sémillon, 44% de Sauvignon y 1% de Muscadelle. La crianza ha durado 11 meses en barricas de roble, con un 30% nuevo.

Interesante nariz de frutas blancas sobre un fondo mineral, que la madera no tapa. Vigoroso en boca pero no cansino. Un vino que refleja muy bien el espíritu y la capacidad de guarda de los blancos bordeleses y a un precio no exagerado, sobre los 25 euros. Merece la pena abrirlo antes y decantarlo.

El otro vino recomendado es Pegaso Barrancos de Pizarra 2002, un tinto de Cebreros, en Ávila. Situado a la sombra de la sierra de La Paramera, Cebreros es un viñedo histórico, hoy ya prácticamente olvidado y abandonado, que, sin embargo, desde el punto de vista vitivinícola tiene un gran valor. Los vasos de Garnacha, podados como en el siglo XIX, abren sus brazos para apenas dejar paso a los caballos que labran con dificultad los increíbles barrancos de pura pizarra.

El viñedo de la ladera de Cebreros tiene un microclima, marcado por el peculiar viento, que suaviza el duro clima avileño, loo que favorece un retraso en la maduración.

La ladera de Arrebatacapas que representa el mejor enclave de este municipio, se caracteriza por la elevada altitud de sus viñedos, su perfil escarpado y la intensidad de su pizarra parda. Viejas cepas podadas en vaso de forma excepcional, demuestran que jamás este viñedo ha perdido el hilo de una viticultura ancestral que produce una Garnacha realmente única.

Pegaso Barrancos de Pizarra 2002, elaborado por Viñas Viejas de Cebreros, es un proyecto conjunto de Telmo Rodríguez y Carlos Saínz, el corredor de rallys. Se parte de 8 hectáreas de viñedo, con diferentes altitudes y orientaciones, todas ellas en profundas laderas. La viña más alta está a 1.010 metros.

Los rendimientos son bajos y no superan en ningún caso los 1.000 Kilos por hectárea. Ha tenido una crianza de 14 meses en barricas de roble francés de 500 litros.

Una Garnacha auténtica, mineral, profunda y con muy buena capacidad de envejecer. Aunque en la actualidad se comercializa la añada 2005 hemos escogido la 2002, de la que todavía se pueden encontrar botellas en tiendas especializadas, porque el vino está más abierto y expresivo.

Un lujo de vino que se pude encontrar a menos de 30 euros. Su precio y sus características hacen que no sea un vino para todos los días, pero merece la pena probarlo.

4 kilos, la nueva gran bodega de Mallorca

Una nueva bodega acaba de nacer en las Islas Baleares y viene dispuesta a decir muchas cosas.

El nombre de la bodega es 4 kilos, porque ese ha sido el dinero, en pesetas, que han puesto los dos socios para montarla.

Los socios son Françes Grimalt y Sergio Caballero. Éste último sin ninguna ligazón con el mundo del vino hasta ahora, es uno de tres los fundadores del festival Sónar.

Por su parte, Françes Grimalt fue el hombre clave en la aparición de Ánima Negra, el primer gran vino tinto balear. Acabó enología en 1993 y un año más tarde ya estaba elaborando su primer vino, cuyo éxito les sorprendió hasta a ellos.

Dispuesto a dar un paso adelante abandona el proyecto de Ánima Negra y se junta con Sergio para crear un nuevo vino.

Françes es un enamorado de los viejos viñedos de Callet, Manto Negro o Fogoneu, pero sin renunciar por ello al Cabernet Sauvignon.

Mucho más cuando cuentan con una finca como Son Roig, de 1,2 hectáreas, situada en la zona de Binissalem. Cepas de más de 21 años plantadas en suelo arcillo calcáreo con abundantes piedras en la superficie.

Pero sus esfuerzos se centran en la zona conocida como Call Vermell, por el color rojo de sus suelos producido por el abundante óxido férrico. Viñedos viejos de la zona de Felanitx, viñedos a los que hay que exigir, viñedos excepcionales.

Su filosofía es el máximo trabajo en la viña, sin utilizar ningún tratamiento químico, respetuosos con el terroir, poco intervencionismo en la elaboración para buscar vinos auténticos.

De momento sólo tienen en el mercado 4 Kilos 2006, pero en los primeros meses del año que viene saldrá 12 voltios 2007. Cuando le preguntas a Sergio la razón de este nombre sonríe y dice

es que es el vino más corriente de la bodega.

Corriente pero también muy interesante. No les falta sentido del humor

queremos hacer un vino gamberro

Pero tampoco les faltan sentido común, pasión por el viñedo y conocimiento de la zona.

Por eso, no es arriesgado decir que un grande acaba de nacer.

La magia de vender vino

Los cocineros viven su mejor momento mediático, son casi como las estrellas de rock. Los sumilleres, gracias a gente como el pionero Custodio Zamarra, empiezan a salir del armario, se asocian y hay varios que ya son personajes conocidos por el gran público.

Pero los propietarios de tiendas de vino especializadas siguen a oscuras. A veces, se asocian con los sumilleres para hacer oír su voz, otras veces están en el silencio.

Lo recordaba Javier Pérez Andrés en las mesas redondas de Medivinia, la primera feria de los vinos de Rueda.

Podría hablar de muchos de ellos, pero voy a hacerlo de Juan Luis Pérez de Eulate, propietario de La Vinoteca de Palma de Mallorca.

Juan Luis llegó en 1989 como turista a Mallorca, con su mochila y su tienda de campaña, dispuesto a recorrer la isla, pero lo que vio le gustó tanto que se quedó a vivir allí.

Era navarro, informático y aficionado al vino, aunque sólo fuese por los chiquitos que se tomaba en Pamplona.

En 1992 crea su primera tienda en una céntrica plaza de Palma, ahora cerrada, pues se le ha quedado pequeña. Las nuevas instalaciones, que llevan más de 3 años, en la calle Pare Bartomeu Pou 29, ocupan más de 1.000 metros y todo su almacén está climatizado. Esto es algo que debería ser normal pero que por desgracia no lo es, ni siquiera en lugares cálidos como Mallorca.

Dispuesto a servir el vino en las mejores condiciones también sus furgonetas de reparto tienen equipo de frío.

Fue uno de los impulsores, desde su actividad comercial, de Ánima Negra y, en colaboración con las bodegas Maciá Batle, hace un vino que se llama Pagos de María.

Cada dos años, desde 1996, celebra La Magia del Bodeguero (en la foto de abajo), un evento que reúne a bodegas de toda España, con amplia representación de los vinos isleños. Sus clientes, hosteleros y particulares pueden catar los mejores vinos gracias a una perfecta organización.

En un lugar como Mallorca ha sido capaz de convertirse en el gran referente de los vinos de calidad y lo ha hecho siempre a su manera, sin renunciar a sus principios.

Monjes, duques y burgueses, claves de la historia de Borgoña

El auténtico desarrollo vinícola de Borgoña empieza con la aparición de los monasterios, fruto de las donaciones. En el año 587 se crea la abadía de San Benigno en Dijon, en el año 630 la de Bèze.

En el año 867 la abadía de Saint-Martin de Tours recibe el señorío de Chablis que conserva hasta la revolución, en el 910 se funda Cluny y en el 1098 la orden del cister funda la abadía de Cîteaux, muy cerca de Nuits-Saint-Georges, que ese mismo año recibiría un viñedo en Meursault.

Podemos hacernos la idea de como eran el monasterio de Cluny (arriba) y la abadía de Cîteaux (abajo) comparando lo que queda de ellos en la actualidad con la maqueta de lo que parece que fueron en su época.

El poder de los monjes se incrementa con los años y cuando estalla la revolución, en 1789, la abadía de Cîteaux es propietaria de la mayor parte de los mejores viñedos de toda la Côte.

Esta acumulación ha sido el resultado del aumento de su patrimonio generación tras generación sin que jamás haya sido redistribuido.

Las órdenes monásticas se convierten en las primeras multinacionales. El vino se convierte en el mejor presente para ofrecer a papas, emperadores, señores feudales, nobles y reyes. Un sistema de relaciones económicas y sociales se extiende por Europa y desarrolla un comercio en unas condiciones muy favorables: sin impuestos y tasas, pocos derechos de circulación y ausencia de fronteras.

Las grandes abadías controlaban la tierra, el vino, su distribución y su imagen. Los jefes de las bodegas monásticas vigilan las viñas, las vendimias, la vinificación y la crianza. Ellos se reservan la parte noble del trabajo, quedando el día a día para los obreros asalariados.

La imagen del vino, su calidad está por encima de la rentabilidad. Lo importante para los monjes es que su producto les abra las puertas, no necesitan ganar dinero con él, sino que es un instrumento para conseguir sus objetivos.

En los siglos XIV y XV los grandes duques de Valois de Bourgogne se convierten en un segundo factor decisivo en el desarrollo histórico del vino de Borgoña. Mecenas, ilustrados, fastuosos y poseedores de magníficos viñedos son los primeros en entender que el vino puede servir para hacer política, ablandar a un adversario, crear una amistad o tejer lazos de unión.

La idea del regalo de negocios nace con ellos. Incluso en plena guerra con Luis XI, rey de Francia, Charles Le Téméraire, el Temerario, no olvida nunca ofrecerle varias pièces (barrica de 228 litros) de su vino de Borgoña.

Para ellos, al igual que para los monjes, la clave es prestigiar la imagen de marca del vino. Son ellos también los inventores del banquete espectáculo, con grandes fiestas que duran varios días y en las que se sirven las mejores comidas y los grandes vinos.

Un tercer factor que marca la historia del Borgoña es la aparición de la burguesía. Su sueño es apoderarse de la propiedad religiosa que languidece y de la propiedad aristocrática, que se adormece. Su acercamiento al vino es más cultivado. Se preguntan las causas de la calidad, las razones por las que un pago da un vino mejor que otro y se rodean de expertos que estudian a fondo el viñedo. Tienen necesidad de saber para justificar su inversión.

Pronto llega la botella y poco después la etiqueta.

Dos vinos originales, uno de Ribeiro y el otro de Rioja

El primer vino para esta semana es un Ribeiro de Emilio Rojo 2007.

Emilio Rojo es uno de los personajes más curiosos del vino español. Ingeniero de Comunicaciones y ejecutivo de una multinacional se transformó en viticultor radical y se instaló en Arnoia para plantar 1,5 hectáreas de viñedo y elaborar uno de los vinos más personales de Galicia.

Capaz de dar una conferencia en la Facultad de Económicas y Empresariales de Santiago bajo el título de “La geometría euclidiana del vino blanco verdadera” y de contar en televisión que le gustaría tener el instinto de su perro y beber en los charcos para conocer mejor la tierra.

Tiene 1 hectárea de viñas en ladera y 0,5 en llano, divididas en 4 parcelas. La edad media de las cepas es de 17 años. Los suelos son graníticos y los rendimientos bastante bajos.

La variedad mayoritaria, 50%, es Treixadura, acompañada de Lado, con un 20%, y de Loureiro, Albariño y Torrontés con un 10% cada una.

La producción es muy pequeña y su precio supera los 30 euros, pero merece la pena gastárselos. Es un vino de verdad, capaz de envejecer con dignidad, de expresar su origen.

La segunda opción es un tinto de Rioja, Sierra Cantabria Colección Privada 2005.

La familia Eguren, con Marcos a la cabeza, ha conseguido en los últimos años situar sus vinos entre los mejores en todas las guías, tanto nacionales como de fuera. Pero la familia lleva desde 1870 cultivando el viñedo y los vinos se embotellan como Sierra Cantabria desde 1957.

Tienen varias opciones para escoger desde su línea más sencilla hasta los vinos más especiales como Amancio, La Nieta o los de Toro. Pero nos hemos decidido por este Colección Privada porque ha sido siempre el que más me gusta.

Nace de cepas de Tempranillo de más de 50 años, procedentes de sus fincas de Los Terreros y Jararte en San Vicente de la Sonsierra.

Parte del vino se ha elaborado siguiendo el método tradicional y la otra parte con maceración carbónica, una forma de hacerlo muy habitual en la casa y que se utilizó en exclusiva para algunos de sus grandes reservas, como el mítico de 1973. Después el vino se cría durante 18 meses en barricas de roble.

Todavía marcado por la madera pero con mucha fruta para poder soportarla e integrarla. Goloso y largo, es buen acompañante de platos contundentes y el ligero punto de carbónico le va muy bien, por ejemplo, a unas patatas con chorizo a la riojana.

Su precio en tienda raramente llega a los 30 euros.

La música y el vino

El título de este post es el mismo que usa Quim Vila para su fiesta del vino que se celebra en Barcelona cada 2 años, coincidiendo con la feria Alimentaria de Barcelona. Pero hoy no vamos a hablar de esa fiesta.

Me manda César Javier Palacios, cuya curiosidad es tan grande como su conocimiento, una información sobre un estudio que ha hecho la universidad Heriot Watt, en el Reino Unido, según el cúal un 60% de las personas que participaron pudieron diferenciar el cambio en el sabor del vino dependiendo de la música que estaban escuchando.

Para los psicólogos

el sabor del Cabernet Sauvignon se destaca con música pesada y poderosa, mientras que el Chardonnay resalta con sonidos refrescantes y alegres.

Durante el experimento se tocó cuatro piezas con tipos de música muy diferentes:

Carmina Burana de Carl Orff era la opción «poderosa y pesada». Lo de poderosa lo entiendo fácil, lo de pesada me cuesta un poco más.

El Vals de las Flores, del ballet Cascanueces de Tchaikovsky la «refinada y delicada». Aquí no hay muchas dudas.

Just Can’t Get Enough interpretada por Nouvelle Vague se escogió como «alegre y refrescante» y Slow Breakdown por Michael Brook fue la opción «suave y apacible».

Un 40% calificó el vino blanco como «alegre y refrescante» cuando escuchó este tipo de música, pero apenas un 26% lo calificó como «suave y apacible» al escuchar esta categoría.

El vino tinto se destacó en un 25% con la música suave, pero un 60% con las tonadas «poderosas».

Previamente el profesor Adrian North realizó una investigación en supermercados en la que se sugiere que las personas son cinco veces más proclives a comprar vino francés si se utiliza música ambiental con acordeones. Pero si se toca música bávara, el vino alemán supera al francés por 2 a 1.

¿Tendremos que poner música de pasodobles o flamenco en los supermercados del mundo para vender más vino español?

Dentro de mi habitual escepticismo sobre estos estudios no deja de parecerme curioso y por eso lo traigo aquí. ¿Qué música asociáis vosotros con los vinos? ¿Es la misma para un Borgoña que para un Jumilla?

Y a la inversa, ¿qué os beberíais con jazz o con Los Secretos?