Suelo preferir los perros medianos o grandes, antes que los de pequeño tamaño. Me parecen de carácter más equilibrado por una cuestión de lógica y selección natural. Un perro físicamente poderoso era necesario poder manejarlo con seguridad sin usar la fuerza física. Por tanto aquellos que eran agresivos con los seres humanos o incontrolables eran descartados (durante miles de generaciones humanas acababan en la cazuela). En cambio se es más tolerante con un perro pequeño que se puede controlar con poco ejercicio de fuerza y cuyos gruñidos no amedrentan a nadie.
También he defendido siempre que a partir de unos quince kilos un perro es más versátil como compañero. Por ejemplo para niños es preferible un perro al que si abrazan con demasiada intensidad no se duela demasiado o si quieres salir a hacer deporte con él aguante el ritmo.
En última instancia todos tenemos nuestras preferencias personales. Y a mí me gustan los perros más bien grandes.
Pero reconozco que un perro pequeño tiene sus ventajas.
La gente cuando digo eso normalmente piensa en la convivencia con un animal en un piso pequeño. Y no es eso. Un perro pequeño que sea nervioso puede hacerse notar mucho más en un piso que uno grande y tranquilo con complejo de alfombra. Conozco casas con un perro pequeño que parece que tienen cuatro perros en lugar de uno. Y casas en las que hay un perro grande pero no te enteras casi de que existe.
Una de las ventajas es que los perros pequeños tienen una esperanza de vida bastante mayor que los perros grandes. Exceptuando aquellas razas de morro chato que también tienen una esperanza de vida menor, un perro mini puede vivir 20 años. Para hacerse a la idea de la diferencia, un dogo alemán que es el perro más grande (en altura) puede vivir la mitad.
Pero la principal ventaja que le veo a los perros pequeños es si tienes que viajar a menudo con ellos.
Recuerdo hace años a la cantante de ópera Ainhoa Arteta contar en una entrevista en televisión que tenía un perro grande, que le gustaban los perros grandes, pero que cuando murió compró uno mini porque sufría muchísimo en los viajes de avión. Un perro grande debe viajar en bodega. Algo poco agradable. Requiere estar tiempo antes, darle tranquilizantes, meterle en un transportín que indique que hay un animal vivo con flechas que indiquen la posición correcta y cruzar los dedos y sufrir durante todo el viaje por tu animal. Todos los años hay casos de perros muertos, perdidos o dañados en vuelos y aeropuertos.
En cambio si viajas mucho en avión, un perro pequeño puede ir en su transportín contigo en cabina.
Y en los hoteles muchas veces ponen impedimentos para admitir perros grandes pero no si el perro es pequeño. A mí me resulta incomprensible y hasta discriminatorio. Los posibles destrozos dependen de la educación del animal y no de su tamaño. Pero ahí está.
Así que reconozco que si tuviera que viajar con frecuencia optaría por adoptar un perro pequeño.
Uno como Linda, una caniche de 13 años y apenas 4 kilos de peso que se ha quedado sin hogar y a la que urge mucho encontrar una familia.
Está en Murcia y se envía a cualquier provincia con contrato de adopción y seguimiento, vacunada, desparasitada, con cartilla sanitaria y chip.
Contacto: virjovi@protectoraparraga.org
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Actualización: Me dicen que Linda ya ha sido adoptada.