Así se titula la carta que ha es escrito Cristina, estudiante en Las Palmas de Gran Canaria.
No se si sabréis cómo es la situación de esta clase de perros en Canarias, pero os explico un poco por encima antes de plantearles mi problema.
Aquí en las islas los perros que se usan para cazar son los podencos, concretamente el “podenco canario”. Es muy raro encontrar galgos o cualquier otro tipo de podenco, aunque sí que es normal encontrar muchos mestizos que se asemejan a galgos con podenco o “podenco mallorquín” que es como llaman a los podencos de pelo quebrado.
Como en el resto de España, el abandono de este tipo de perros es increíble, y no sólo eso, sino lo infravalorados que está esta raza en las islas. No se ven podencos paseando por la calle con sus dueños porque no los tienen como perros de compañía, y en caso de que haya alguno, lo más probable es que quien lo lleve sea una persona extranjera (tiene muchisima mas sensibilidad que en este país de m…).
Las protectoras que hay aqui en la isla donde vivo (Anahí, perros sin fronteras y Adopta un amigo en gran canaria) han mandado a todos sus podencos al extranjero y los que no han podido enviar no han salido en adopción en las islas y aún estan en acogida.
Estudio veterinaria, y muchas veces tengo que hacer prácticas en la perrera municipal. Todos los miércoles se matan unos 30 podencos de media, y en las demás perreras de la isla (que no son oficiales) lo que más hay son podencos. Además, no tenemos facilidad de dar en adopción a las demás comunidades autónomas al estar en unas islas tan aisladas.
Mi problema es que hace cuatro meses mas o menos un compañero me comentó que había una podenca por su calle, preciosa y muy buena, aunque algo miedosa con la gente.
Me estuvo explicando que llevaba alli tirada mas de un mes y que la gente de la zona le estaba echando de comer. En ese momento puse un anuncio en varios foros para ver si había alguna posibilidad de que alguien la acogiese (ya que en ese momento yo tenía a dos perros de la protectora con la que colaboro en acogida).
Pasó el tiempo y nadie contestó al anuncio. Este compañero me comentaba angustiado que la perra había aparecido toda pintada de spray azul, que la había atropellado un coche y que ahora iba cojeando, y que además de todo eso creía que le estaba empezando el celo, ya que todos los perros de la zona andaban detrás de ella con mucho interés.
En ese momento no podía estar tranquila sabiendo que la perra iba a seguir de mal en peor sin que nadie hiciera nada y comencé a hacer una recolecta para conseguir dinero y poder vacunarla, curarle la pata, ponerle chip, hacerle prueba de filaria, meterla en guardería y esterilizarla.
Después, pensaba poner más dinero de mi bolsillo para entregarla a una protectora sin que a ellos les costara nada el mantener a la perrita, yo me iba a hacer cargo de su alimentación y demás, ya que para mí era imposible acogerla.
Me puse manos a la obra y conseguí el dinero suficiente para poder chequearla entera y ponerla al dia en cuanto a vacunas y demás, se operó, y la metí en guardería hasta que hablara con alguna protectora.
El problema vino en ese momento. Llamé a las protectoras de mi isla comentándoles que yo me haría cargo de todo, etc, pero ninguna la quería acoger. Me comentaron que la situación con los podencos está muy complicada, que ellos tienen podencos desde hace muchísimo tiempo y no están dispuestos a seguir cogiendo a más puesto que no tienen ninguna salida (”no son adoptables” era lo que ellos me decían).
Los únicos que aceptaron en parte fue la protectora Adopta un Amigo en Gran Canaria que se ofrecieron a poner la perra en su página para difundirla, pero tampoco estaban dispuestos a acogerla.
Todo el dinero que invertí en Layla (que asi se llama esta preciosa podenquita) lo había conseguido de la recolecta que hice entre mis compañeros y del dinero que ganaba limpiando los coches a los vecinos o limpiando casas los fines de semana si no tenía que estudiar, asi que cuando se acabó lo que me quedaba para pagarle guardería, tuve que acogerla yo.
Y aquí comienza la nueva historia. Al principio estaba bastante asustada pero con los días mejoró bastante.
Esta situación es muy complicada para mí porque sé que nadie la va a adoptar aqui y nadie la quiere acoger tampoco. Lo paso muy mal viéndola encerrada todo el día y me siento culpable por no sacar el tiempo necesario para educarla y que asi no tenga que estar encerrada.
Es una perra muy buena y muy lista, le estoy enseñando el “sitz” y ha apredido muy rápido.