Archivo de mayo, 2015

El decálogo del propietario responsable de un perro o un gato

Cada tres minutos se abandona un animal de compañía en España, una de las cifras más altas de abandono animal de la Unión Europea. El Centro Integral de Acogida de Animales de la Comunidad de Madrid (CIAAM) tiene un decálogo que todo aquel que se plantee tener un perro o un gato debería tener en cuenta. Es el siguiente:

  • Permanencia: tu mascota es para toda la vida, debes asumir que tus hábitos cambiarán.
  • Consenso en casa: la adopción debe contar con el acuerdo de todos los miembros de la familia que van a convivir con ella.
  • Decisión meditada: asumir que una mascota te cambia la vida.
  • Adaptación: el periodo de adaptación de la mascota no siempre es fácil, hay que ser paciente, darle y dedicarle tiempo.
  • Asesoramiento: informarte sobre sus necesidades veterinarias, vacunas y esterilización.
  • Responsabilidad: lo que hace tu mascota depende de tí, en lo bueno y en lo malo.
  • Dedicación: necesitará parte de tu tiempo. Ni el frío ni el calor son razones para no darle un paseo.
  • Inversión: asumir el coste económico y los cuidados que requiere que supone (alimentación, gastos veterinarios, etc).
  • Afecto: una mascota no es un regalo ni un capricho, es un miembro más de la familia al que hay que darle afecto y ofrecerle atención.
  • Organización: ten en cuenta que tus vacaciones son también las suyas. En España, existe una larga lista de hoteles y casas rurales que permiten la presencia de mascotas.

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Los animales veis están en adopción en el centro de la CIAAM en Colmenar. Contacto: 91 846 75 40

Por cierto que la CIAAM ha llegado a un acuerdo con Parques Reunidos (Zoo Aquarium de Madrid, Faunia, Parque de atracciones y Parque Warner) para organizar unas jornadas en las que reflexionar sobre estas cifras y concienciar sobre la tenencia responsable fomentando la adopción de animales de compañía.
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Ningún drama

KENY5_rec(1)Nuevo capítulo del folletín animalista que estoy publicando en este blog todos los viernes. Un libro por partes con el que quiero aprender y experimentar una nueva forma de escribir.

Quiero hacer una buena novela juvenil, apta para todos los públicos, con el marco de la protección animal para dar a conocer y concienciar sobre esta realidad.

Cualquier sugerencia, duda o puntualización será bienvenida.

CAPÍTULO 17:

Observaba la noche por la ventanilla. No se podía llamar paisaje a la sucesión de naves industriales, campos poco más que baldíos y edificios que se arracimaban según se acercaban a su hogar. Era de nuevo nuevo espectador de un mundo de bloques de hormigón y ladrillo en el que la mayoría de sus habitantes ya estarían durmiendo.

Martín estaba deseando llegar a casa, meterse en su cama y olvidarse del mundo por unas horas. Estaba de un humor de perros, que era una mejoría considerable respecto al cabreo incandescente que había experimentado poco antes. Se preguntó cómo habría surgido esa expresión, humor de perros. Por lo que él sabía los perros tenían, en líneas generales, un humor estupendo, mucho mejor que el de los humanos.

Suspiró y volvió a perderse en aquello que transcurría a toda velocidad al otro lado del cristal: unas indicaciones para llegar a un centro comercial, una gasolinera con servicio las 24 horas, un concesionario completamente a oscuras, un sospechoso establecimiento de una planta deslumbrante de neones que a la luz del día pasaba desapercibido…

– Estamos a punto de llegar. ¿Qué salida viene mejor coger para dejarte en casa? –

Martín se incorporó y fijó la vista en el espejo retrovisor que reflejaba una parte ínfima del rostro del padre de Laura.

– Puede dejarme dónde quiera. Vaya a su casa y ya iré yo andando a la mía desde allí, no son más de quince minutos – la familia de Laura vivía en un chalé al otro lado de la autovía, pero no estaban lejos del paso elevado, y a Martín le apetecía caminar. Andando un rato se despejaría lo suficiente para conciliar el sueño tranquilo.

– De eso nada. ¿Y si te pasa algo? Son más de las doce de la noche, a esta hora un sábado por la noche hay un montón de indeseables buscando bronca – objetó el hombre.

Martín intercambió una rápida mirada con su compañera, que solo con elevar las cejas logró transmitir que no había nada que hacer.

– Está bien, yo le indico. Puede entrar por la primera salida, la del polígono industrial –

Y volvió a reinar el silencio en aquel coche inmaculado, de asientos de cuero e interiores de madera. Nada que ver con el coche que le había llevado hasta allí unas horas antes, pequeño, sucio de barro y pelos de perro y extrañamente acogedor comparado con la berlina plateada en la que se encontraba ahora. Al comienzo del trayecto el padre de Laura se mostró amigable a la par que escrutador, queriendo saber qué tal lo habían pasado y qué quería estudiar Martín en la universidad. Tal vez temía que aquel adolescente grande y hosco tuviera algo íntimo que ver con su hija. Las cuestiones sobre su futuro inmediato no mejoraron su humos. ¿Por qué a nadie se le ocurría otra pregunta cuando estaba ante un estudiante de último año de instituto? ¿Por qué todo el mundo daba por hecho que tenía que ir a la universidad?

Laura, que sabía lo que había pasado, demostró ser un encanto asumiendo la conversación con su padre hasta ahogarla. Nunca se habían hecho mucho caso el uno al otro, pero Martín tomó nota mental pese a su ofuscamiento de que era una buena tía a la que tal vez mereciera la pena tratar más.

– Ahora coja la tercera salida en la rotonda, tenemos que dejar la iglesia a la izquierda. Me puede dejar en el cruce del mercado, mi portal está ahí mismo –

En realidad su casa estaba a unas cinco manzanas, pero ese pequeño paseo sería suficiente para empaparse de fresca oscuridad y seguir digiriendo lo pasado.

***

Nada más salir del ascensor ya oyó a Logan al otro lado de la puerta, golpeando rítmicamente el zapatero de la entrada con su rabo. Había luz en el salón. Su madre también había vuelto pronto y debía estar viendo la televisión. Dedicó una caricia rápida al viejo pitbull, soltó la mochila, se quitó las deportivas y se dirigió al salón.

La escena le dejó clavado en el pasillo. Su madre estaba de pie, mirándole como si fuera una aparición, con la manta a cuadros del sofá envuelta a modo de vestido. Un par de pasos por detrás un tipo con barba, no demasiado alto, se abrochaba una camisa azul de manga larga procurando mirar a cualquier sitio que no fuera aquel chico paralizado bajo el quicio de la puerta.

Martín dio media vuelta y alcanzó la puerta de la calle en dos zancadas, oyó de fondo a su madre llamándole con tono conciliador mientras cerraba la puerta y se apoyaba en el descansillo.

Era lo último que necesitaba aquel día. ¿Qué más podía pasar? Comenzó a bajar por la escalera sin saber bien qué iba a hacer. No llevaba nada encima, ni siquiera las llaves. De hecho iba descalzo. No podía salir así a la calle, pero tampoco quería subir de nuevo a casa. Se detuvo entre el primer y el segundo piso. Justo antes de que la luz de la escalera se apagara se plantó ante la puerta de la chica del galgo y llamó a su puerta. No sabía muy bien qué le había impulsado a hacerlo y al instante se arrepintió, deseando que no hubiera en casa más que el galgo.

– ¿Qué demonios haces aquí a estas horas? ¿No deberías estar en la casa esa a la que te llevé? – dijo ella abriendo la puerta escoltada por Trancos – Menudas pintas llevas. ¿Te has metido en algún lío? – añadió mirando sus pies descalzos.

Martín sacudió la cabeza.

– ¿Puedo pasar? – preguntó con un hilo de voz.

– Claro, pasa. Y dime algo más que me estás empezando a preocupar. ¿Qué ha pasado? – dijo ella acompañándole hasta un desvencijado sofá cubierto por una colcha multicolor. Martín la siguió dándose cuenta de que el piso tenía aún la vieja estructura original, con un comedor y una pequeña sala de estar que su vecina parecía tener dedicada ahora a almacén de pienso y guarda trastos. Seguía siendo bajo un somero maquillaje la casa en la que había vivido un anciano.

Martín se sentó y enterró las manos en su pelo mirando al suelo. Mal se sentó a su lado y Trancos se tumbó al lado, con esa elegancia inherente a todos los galgos.

– Venga, cuéntame ahora que ha pasado – dijo ella con un tono de voz quedo y dulce que él jamás le había escuchado antes.

– Demasiadas cosas durante todo el día. Y ahora llego a casa y me encuentro con eso. Es demasiado – respondió él sin dejar de mirar sin ver las tablillas del parqué de roble.

– ¿Con qué te has encontrado? – insistió Mal. Martín notó cómo la chica posaba su mano en su espalda.

– A mi madre con un tipo. Él estaba vistiéndose cuando he entrado en el salón. Ella estaba tapándose con la manta con la que nos tapamos para echarnos la siesta y ver películas. Seguro que estaba completamente en pelotas…-

– ¿Esa era la cosa tan grave que te ha hecho abandonar tu casa descalzo y a la carrera? – lo interrumpió ella.

– No te rías, he pillado a mi madre con un tío – objetó él sin poder impedir que su sonrisa de medio lado hiciera acto de presencia al verla deshacerse en risas.

– Menos impactante que si la hubieras pillado con dos. ¿No te parece? – contestó ella entre carcajadas.

– Si no hubiera sido por Logan, sí que habría sido impactante. Gracias al tiempo que les ganó el perro me evité probablemente ver a mi madre completamente desnuda haciendo a saber qué con ese tío –

– No es ningún drama Mastín. Tu madre es una mujer, con muchos años por delante y en todo su derecho de tener una relación del tipo que sea cuando le dé la real gana. Aunque todo eso ya te lo explicará ella –

– No hace falta que me lo expliques, ya lo sé yo. No soy imbécil. Mi padre murió hace ya varios años y ella tiene que poder rehacer su vida. Y no contaba con verme llegar hasta mañana. Pero entiende que encontrarme a mi madre así me haya podido impactar –

– Sí, claro. Como todo el mundo sabe los padres son seres asexuados y a ti te encontraron colgando de un peral – rio ella más fuerte.

Tal vez debería haberle molestado que ella se tomara a broma todo aquello, en cambio logró hacerle sentir que probablemente había reaccionado de manera exagerada. ¿Realmente era para tanto? .

– No es solo eso, esa ha sido la guinda. Ya el rescate me dejó tocado, al llegar a la casa tuve una bronca con Manu. Aparentemente lo arreglamos, pero luego ella se ha comportado como una auténtica imbécil. Me cabreé tanto que me subí al coche del padre de una amiga y me acercó a casa, no sin interrogarme antes sobre qué quiero hacer con mi futuro. Y nada me gustaría más que saberlo. Llego y me encuentro a mi madre en ese plan. Entiende que me haya saturado – se justificó él recordando todo lo que había pasado aquella tarde.

Una vez superado el momento de combustión espontánea que Martín había tomado por una reconciliación y vuelta la normalidad, resultó que Manu había estado toda la tarde ausente, caprichosa, realmente rara. No le apetecía hacer nada y no participaba en ninguna conversación. Martín se hartó de preguntar qué le pasaba, ella respondía siempre con un lacónico “nada”. Luego, durante la cena, había estado ignorándole y coqueteando continuamente con Alberto, que se había prestado al juego. Martín trato de no hacer caso de todo aquello, de que su novia estuviera tonteando ante sus narices con el mayor idiota de la clase, de que se sentara en su regazo y cuchicheara con él al oído, pero al final no pudo evitar llevarse de nuevo a Manu al cuarto para hablar con ella.

– ¿Qué demonios te pasa? Y no me digas que nada –

– Que pasas de mí, que te importa más otra gente que yo. Como esa vecina tuya que te ha traído esta tarde. Pierdes el culo por ella, hasta te has ido a limpiar mierda de perro por ella. Y seguro que a ella le encanta tenerte detrás babeando –

– No pierdo el culo por ella. Me saca diez años, no le intereso lo más mínimo. Y no voy a limpiar mierda de perro por ella, lo hago por mí y por los perros. No tienes que preocuparte –

– Si llevamos tan poco saliendo y ya te procura tan poco pasar tiempo conmigo, claro que me preocupo. Yo lo único que quiero es estar contigo a todas horas, pero no veo que sea igual para ti –

– No quiero gente celosa a mi lado Manu –

– No soy celosa. Digo lo que veo –

– Pues te diré lo que veo yo. Te veo haciendo el ridículo con alberto: ¿Qué cojones estás haciendo arrimándote así a él? –

– ¿Celoso? ¿No decías que no querías gente celosa? A ver si ahora resulta que el más celoso eres tú –

– No me jodas Manu. Te has ido con un imbécil al que no soportas sólo para cabrearme. Y lo has logrado. Pero por verte comportarte como una niña boba cuando tú no eres así, no porque esté celoso –

Luego habían llegado los gritos y se había alejado con ellos la cordura, así que Martín decidió irse también.

Obviamente no podía contarle todo aquello a Mal, que le miraba en ese instante con todo el aire de una hermana mayor dispuesta a soltar un sermón.

– Vale, has discutido con tu novia, no es nada extraordinario. Puedes subir a tu casa, que seguro que tu madre te estará esperando preocupada y el maromo que se había agenciado habrá puesto ya pies en polvorosa. Vete a dormir y mañana lo aclararás todo con ella. Y cuando te sientas con ganas hablarás con tu novia. Puede que lo aclaréis y puede que no. Y si no lo lográis tampoco será ningún drama. Te lo garantizo –

Martín supo que tenía razón. Suspiró y se puso en pie observado por el galgo, que en aquel momento parecía mucho más maduro e inteligente que él.

No, nada era ningún drama.

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Keny fue recogido siendo un cachorro tras haber dado el aviso de que había sido atropellado. Tenía una pata muy lastimada y estaba muy dolorido. Al poco tiempo dio la cara la parvo y estuvo muy malito. Pero ya está totalmente recuperado.

Me cuentan que es como un cachorrón muuuy alegre y cariñoso y muy guapo «con unos ojos color miel que quitan el sentido». No es muy grande, apenas pesa unos doce kilos. Como un cocker más o menos. Y no tiene aún los dos años. Se envía a otras provincias

Si estás interesado en adoptarlo, por favor contacta con Chipidog.
chipidogchipiona@hotmail.es / FACEBOOK: Chipidog Chipiona

Experimento: ¿Qué pasa cuando se ponen perros de protectora tras una cristalera en una tienda?

Me pasa un compañero de blog y oficio un vídeo con un experimento hecho en Brasil con aspiración a vídeo viral.

Utilizaron las cristaleras de una tienda de animales para mostrar cachorros mestizos, de protectora, en lugar de caros cachorros de raza. Se ve desfilar a varias personas ante los cristales queriendo llevarse a uno de los animales, quedando sorprendidos cuando se enteran de que son gratis.

El vídeo pretende poner en valor a los perros mestizos y llamar la atención sobre la necesidad de adoptar frente a comprar. Y eso está muy bien. Pero es un vídeo que no me gusta. Os digo porqué.

Por una parte creo que la gente está más sorprendida de la gratuidad de los animales que de que unos animales maravillosos sean regalados. Todos tenemos muy instalado dentro que nadie regala nada. Y si has entrado en una tienda estás esperando pagar. Además, en la vida real los animales de una protectora no tienen por qué salir gratis. Difundir que adoptar un perro no cuesta un euro me parece un error que hace que luego vaya mucho desinformado a las protectoras y salga renegando porque querían cobrarles “un dineral”.
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Rabins es un cachorro perfecto para convivir con niños y perros, que necesita difusión para encontrar hogar

Rabins apenas tiene seis meses. Un cachorro que pronto será adulto y sus posibilidades de ser adoptado se reducirán. Poca gente adopta gatos adultos por desgracia. Y para mayor mala suerte la etapa de cachorro de un gato dura menos que en un perro.

Rabins se llama así porque no tiene rabito. He decidido ahorraros el trago de poner las fotos en las que se ve en qué estado tenía el pobre su rabo. Además es positivo en leucemia felina, así que tiene aún menos papeletas en la difícil rifa de la adopción. Necesita toda la ayuda que podamos brindarle, aunque sea únicamente en forma de difusión.

Por cierto, si alguien sigue creyendo que su gato doméstico se las podrá apañar en la calle si lo abandona, que piense en Rabins y recuerde que en la calle a los gatos sólo les aguardan enfermedades y accidentes.

Ha pasado por mucho pese a ser tan pequeño:

Cuando le recogimos de la calle tenía el rabo podrido, según nos contaron algunas personas que le veían habitualmente se lo habían atropellado. A pesar de la gravedad de la herida, que ya estaba consumiéndole por completo, él no dejaba de buscar caricias de la gente que pasaba por su lado.

Le llevamos a un refugio y sus veterinarios nos dijeron que tenía leucemia y que lo mejor era «dormirle»… Nosotras no somos nadie para terminar con una vida y mucho más después de saber que con esta enfermedad podría seguir viviendo feliz los años que le quedan. Decidimos apostar por la vida y ayudar a este animal que nos mostraba su agradecimiento y ganas de seguir en este mundo.

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Su rabito fue amputado y a la vez le castramos. En su última revisión el médico nos dijo que es un gato fuerte y podrá vivir muchos años más, sólo que en una casa donde no haya gatos. Al vete le explicamos que hay un albergue a muchos kilómetros dónde le podríamos llevar y nos dijo que el viaje y el cambio de una casa a un albergue le podría afectar.

Por su bien hemos decidido seguir buscando ese hogar sin gatos o con gatos que también tengan leucemia, ya que sabemos que Rabins se merece que sigamos luchando por su bienestar.

Es un gato cariñoso, tranquilo y muy juguetón que convive con niños en su casa de acogida y es compatible con perros. Ayúdanos a ayudarle brindándole ese calor familiar que le hará vivir muchos años más.

Se le puede conocer sin compromiso, está en Madrid.

Contacto: 675043046 Bluebottomfly@hotmail.com

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Nano y Nana, dos despojos de un mal criador

11252025_486099668221628_237645719013776753_nNana tiene nueve años y Nano, su hijo, apenas año y medio. A ambos los rescataron en Sevilla junto a otros dos cachorros de cuatro meses y al macho que usaban para preñar a Nana.

A ella la usaban para criar y vender sus crías. Todo de mala manera. Cuando les rescataron, uno de lo cachorros llegó muerto y el resto «estaban llenos de heridas, pulgas y garrapatas como la uña de grande. Nano estaba muerto de miedo solo con hablarle temblaba».

Imaginad el trato que padecieron. Pensad en ellos cuando os planteéis comprar un cachorro del que desconocéis la procedencia. Nunca, jamás, se debe comprar un cachorro sin ver las condiciones en las que está su madre. Nunca, jamás, se debe comprar un cachorro de cristalera. La única opción responsable es la adopción. Ya he perdido la cuenta de las veces que lo he dicho.
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La cuestión es que el caso estos bodegueros andaluces llegó hasta el Seprona y ahora están en distintas casas de acogida que no les pueden tener durante mucho más tiempo.

Ambos se llevan bien con otros perros ya sean machos o hembras. No están testados con gatos. Nana es muy cariñosa y Nano va saliendo de sus miedos. Nano tiene el rabito largo y Nana cortado.

Necesitan acogida en Madrid o, mejor aún, adopción definitiva
. Para los dos juntos o por separado. Nano está castrado y Nana se entregará con compromiso de castración. Ambos tienen el chip y ser hará seguimiento.

Contacto: ayudaaanimales2@gmail.com

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Mara, la gata adoptada que inspiró un cuento infantil

mara¿Por qué me llamo Mara? es un cuento solidario. Todos los beneficios se donan a las siguientes protectoras de animales: Felinos Bilbao, Amigos del Perro, 7 Vidas Bizkaia y Animales de Oriente.

El cuento refleja cómo Mara (la gata) enseña a sus dueños unos valores que, después, traspasan a Mara (la niña). El objetivo del cuento es fomentar la autoestima del niño y una sensibilidad positiva hacia los animales.

Podéis ver cuatro páginas de la obra de David de la Iglesia, «el afortunado que recibió todos los mimos de Mara. Encargado de la maquetación y de escribir el cuento» y Ánxelu González, el ilustrador.

Un regalo no sólo para los niños que lo reciban, también para aquellos que ayudan desinteresadamente a los animales.

Así lo describen sus autores:

¿Por qué me llamo Mara? no es un simple cuento. Su historia y su protagonista son lo que lo hacen realmente especial. La protagonista de nuestro cuento es Mara: Una gatita común que adoptamos en 2012 para que hiciera compañía a nuestra otra gata, Aisha. Desde el primer día nos demostró que no era una gata más. Mara nos enseñó que era especial desde el principio.
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Ante la sorpresa de su hermana por su llegada (con bufidos y amenazas incluidos), Mara siempre reaccionó dando cariño y tranquilidad a toda la familia hasta que su hermana cayó rendida ante la evidencia de que aquello era un trozo de pan con patas. Durante dos años nuestra familia disfrutó de todo el amor que se pueda recibir y un poco más. Mara era una gata que nos salía a recibir a la puerta, se subía encima nuestro en cuanto pisábamos el sofá y que todas las mañanas desayunaba mimos a nuestro lado.

Todo esto se rompió un fin de semana de Junio de 2014. Mara, que no había presentado nunca ningún tipo de problema de salud, llevaba unos días sin comer y se la veía muy apagada. A 5 días para nuestra boda, recibimos el mazazo: Mara se nos iba. Tenía un riñón inútil desde que nació y el otro padecía cáncer en avanzada fase. Nos planteamos que no sufriera… y ese mismo día vino a recibirnos a la puerta… quería vivir. Otra muestra de que era especial.

Durante una noche en vela cuidándola, decidimos que Mara sería parte de nuestra vida para siempre: Si alguna vez tenemos una hija, llevará su nombre… Y de aquí parte la idea del cuento. No se me ocurre mejor manera de explicarle a un niño cualquier cosa que… con un cuento. El proyecto nació como regalo de bodas para mi mujer, pero quería que también sirviera para que Mara siguiera ayudando y dando amor desde donde esté.

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Shirkan es un gato cariñoso, precioso y sociable al que abandonaron en la calle, lo recogieron en la asociación Felinos Bilbao, una de las beneficiarias del cuento, le trataron de una neumonía y ahora está deseando tener un hogar definitivo. Para adoptarlo hay que rellenar este formulario.

No es para tanto, es solo un perro

11082508_10206634507810292_9221961865749628830_nAquí está un nuevo capítulo del folletín animalista que estoy publicando en este blog todos los viernes. Un libro por partes con el que quiero aprender y experimentar una nueva forma de escribir.

Quiero hacer una buena novela juvenil, apta para todos los públicos, con el marco de la protección animal para dar a conocer y concienciar sobre esta realidad.

Cualquier sugerencia, duda o puntualización será bienvenida.

 

CAPÍTULO 16:

Mal le dijo que en media hora le vería en el portal, que quería aprovechar para dar un paseo a Trancos y cambiarse de ropa. Al lado de Martín parecía casi limpia, pero al lado de cualquier otro quedaba claro que también necesitaba una ducha. El chico se alegró de que no subiera a su casa por varios buenos motivos. El principal era que su madre estaba aún allí, terminando de arreglarse. No tenía muy claro porqué, pero se le habría hecho bastante raro tener a las dos juntas en su salón. Tampoco le habría gustado verla asomarse a su cuarto: si no le había apetecido ver a Manu bajo la lámpara de Woody y Buzz Lightyear que tenía en su cuarto y ante sus cuentos de Rayo McQueen, menos quería aún que Mal viera todo aquello. Por último, se habría sentido bastante incómodo sabiéndose desnudo en la ducha con ella esperando al otro lado del tabique.

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Goya, una abuelita diminuta que merece que cambie su suerte

imageGoya es muy pequeñita, si fuera joven y estuviera sana no constaría encontrarle un hogar. Pero Goya no ha tenido suerte durante toda su vida y ya es mayor y llegó enferma y desatendida.

La pequeña Goya, esta abuelita con mala suerte, necesita ayuda para sufragar sus costes veterinarios. Necesita también una casa de acogida y adoptante definitivo. La protectora no es sitio para una perrita tan pequeña. Justo hace dos días supe de una perrilla semejante que murió en una protectora gallega. Al final de este mismo post podéis verla, muy semejante a Goya.

Está en Hoope, que gestiona el Centro de Protección Animal de Torrejón de Ardoz, Madrid, y os dejo con lo que cuentan de ella:

Goya es uno de esos casos que hace que aflore dentro de ti un sentimiento de rabia e impotencia que no sabías que podías llegar a sentir.
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Es una perrita cruce de chihuahua, pequeñita, con muchos años a sus espaldas, y con una mirada que te transporta al sufrimiento que ha soportado durante a saber cuánto tiempo.

Fue dejada en la perrera por quienes, según decían, la habían encontrado en la calle. Con garrapatas, las uñas tan largas que habían crecido hasta clavarse en sus almohadillas, sarro en sus dientes, y con lo más impactante: un bulto enorme que sobresalía de su abdomen, consecuencia todo de la dejadez de quien la abandonó… ¿Cómo es posible que haya personas que permitan que un animal llegue a este estado?

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¿A qué monstruo se le ocurre encerrar a un cachorro de gato en un bote de cristal?

boteHe visto muchas barbaridades en los camino de quince años que llevo involucrada en la protección animal, en la difusión de animales que necesitan una segunda oportunidad. He visto perros a los que han dejado atados a una piedra al borde del mar, para que la marea los ahogase al subir; perros y gatos arrojados a la basura, incluso con sus pertenecías; cachorros lanzados por los muros de la protectora; gatos y perros tiroteados, degollados, apedreados, ahorcados y aplastados. Incluso he visto perras que han sido violadas y torturadas hasta la muerte.

No había visto aún que quisieran deshacerse de un gato encerrándolo en un tarro de cristal. Imagino que al que lo hizo le pareció simplemente una gamberrada la mar de ingeniosa. Tal vez se inspiró en aquel fake que circuló hace años de los gatos bonsai. A mí me parece que la persona que lo ha hecho es potencialmente muy peligrosa para sus semejantes. Estoy convencida de ello.

Vivimos rodeados por miles de monstruos a dos patas que nos están dando pistas sobre la oscuridad que esconden por su trato hacia los animales.
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Ecko es un macho de apenas mes y medio al que encerraron en un bote de café para que muriese. No lo podían abrir y tuvieron que romperlo para sacarlo. Ya come solito y le encanta jugar, pero aún está débil. Va a necesitar un adoptante, al que se le entregará con chip, vacunas y compromiso de castración.

Contacto: 634640700 y 634980588

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Arrojan un cachorro a un contenedor de residuos en Zamora

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Trash3Sucedió este domingo. Una persona escuchó los ladridos de un perro dentro de un contenedor que se recoge una vez a la semana para ser llevado a la capital y dio aviso a la asociación Defensa Animal Zamora (DAZ). Inmediatamente los voluntarios de DAZ pusieron este hecho en conocimiento de la Policía Local y los Bomberos de Toro, que trataron sin éxito sacar al animal de su escondite.

Tuvieron que avisar al Servicio de Recogida Provincial de Residuos, que envió a un operario a las 6:30 de la mañana de ayer, lunes 4 de mayo. Entre esa persona, que colaboró con ganas, y los tres voluntarios pudieron sacar al perro del inmenso contenedor de basura, que ha resultado ser un cachorro cuya madre estaba rondando a su pequeño todo el tiempo sin saber cómo ayudarle.

En la primera imagen podéis ver al cachorro, en la última a su madre. Ahora los dos necesitan un hogar .

Contacto: Defensa Animal Zamora defensanimalzamora@gmail.com

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