Desperta Ferro: así se crea y dirige una editorial de Historia militar de éxito en plena crisis

Los editores de Desperta Ferro, Alberto Pérez y Javier Gómez (DESPERTA FERRO)

Si a cualquiera de vosotros os hubieran preguntado, allá en 2010, tras dos años de crisis, qué futuro veía a aventura empresarial, de precio alto para darle la máxima calidad, sobre Historia militar, ¿qué habríais dicho? Seguramente, que resultaba apetecible, pero poco viable. El caso es que los tres creadores de Desperta Ferro, los historiadores Alberto Pérez Rubio, Javier Gómez Valero y Carlos de la Rocha pensaron (afortunadamente) que sí era posible. Arrancaron compatibilizando sus ocupaciones con esta aventura… Y seis años después mantienen cuatro cabeceras de revistas de alta divulgación (Desperta Ferro Antigua y Medieval, Desperta Ferro Moderna, Desperta Ferro Contemporánea y Arqueología e Historia) que varían de tirada entre los 10.000 y los 14.000 ejemplares, llevan un año lanzando excelentes libros de Historia y dan trabajo a 15 personas a tiempo completo y a decenas de colaboradores. Un caso de éxito, sin duda.

Me encuentro con dos de sus editores y fundadores, Alberto Pérez y Javier Gómez, dos historiadores de diferentes trayectorias profesionales e intereses históricos diversos, en sus oficinas para que me cuenten más sobre este ‘milagro’. Charlamos sobre sus revistas y sus libros, sobre cómo ven la Historia, su debate y divulgación en España. Me cuentan cómo seleccionan los temas de sus revistas y se mojan a la hora de hablar de política o de televisión. Y durante la hora larga de entrevista te da la sensación que todo es una mezcla de pasión (su repetido «qué diablos» y «hacemos lo que nos gusta») con inteligencia, preparación y trabajo.

Así que no me queda otra que empezar preguntando por el secreto de su éxito, en plena crisis económica y editorial…

Javier Gómez (JG): El secreto de nuestro éxito es, sin duda, la calidad el nicho y la especialización. Hay muchísimo para elegir y, con la crisis, al final se quedan los que el público elige. Los lectores terminan eligiendo la calidad y quiero pensar que ése es el secreto de nuestro éxito. La calidad reflejada a través de muchos factores: del producto en sí y del equipo humano que hay detrás. Historiadores ante todo. El input que ponemos detrás de las revistas y los libros tiene que ver con el equipo humano: la selección de títulos, los traductores, las revisiones de las traducciones, la selección de imágenes, las cubiertas… No sólo es voy a publicar este libro a ver qué tal funciona. Hay un trabajo muy importante detrás y creo que el hecho de que nosotros seamos historiadores y de que tengamos esta pasión por la temática dice mucho a favor de Desperta Ferro.

Alberto Pérez (AP): Y eso se conjuga con que, siendo legos en el sector, hemos sido capaces de entender la mecánica de la distribución, de dar un servicio al cliente que es de bastante calidad, respondiendo a las expectativas, siendo muy proactivos… Estamos muy atentos a lo que piden y a solucionar cualquier problema. Es la parte menos bonita, la logística, pero también ahí lo hacemos bastante bien y los clientes lo reconocen. Le hemos metido ganas y fuerza.

JG: Yo también destacaría la cercanía que hemos logrado desarrollar con el lector. A través de las muchas presentaciones que hemos hecho, desde el número 0 hasta ahora mismo, hemos conseguido dar una imagen muy cercana, somos una editorial pequeña pero siempre nos hemos puesto cara. Y en cierto modo, hemos logrado que muchos de los lectores se sientan parte del proyecto de Desperta Ferro. Y eso lo vemos en las redes sociales, en foros,… Muchos nos proponen temas, nos mandan correos electrónicos muy largos proponiendo cosas; luego sacas los temas que piden y te escriben para darte las gracias. Y esas son cuestiones que llenan mucho como editor.


¿Cuál es el perfil de nuestros lectores? Nosotros: Gente apasionada por la Historia, que busca ir más allá y busca productos que vayan más allá de lo que se publica habitualmente


Habláis mucho sobre los lectores y vuestra relación con ellos… ¿Tenéis muy identificados quiénes son vuestros lectores?

JG: ¡Es que es gente como nosotros! (se ríe). Hemos hecho la editorial que a nosotros como lectores nos habría gustado. Así que, ¿cuál es el perfil de nuestros lectores? Nosotros: gente apasionada por la Historia, que busca ir más allá y busca productos que vayan más allá de lo que se publica habitualmente.

AP: Sí, al principio hablábamos de nicho, pero cada vez nos vamos abriendo más con nuestros nuevos productos. No digo que seamos más generalistas, porque la calidad sigue siendo la misma, pero ahí tenemos, por ejemplo, la revista Arqueología e Historia que puede llamar la atención a gente interesada en la Historia pero que, por distintas razones, no le llame la atención la historia militar. Pero sí es un público que quiere llegar profundizar más, pero de una manera fácil, atractiva.

¿Algo así como divulgación para expertos?

AP: Nos han calificado como ‘alta divulgación’ y es un marchamo que nos gusta, porque conectamos muy bien con el público académico, que nos respeta y que incluso nos recomienda en bibliografía universitaria. Estamos consiguiendo mostrar el conocimiento científico que a veces no sale de la universidad . Hace poco leí una encuesta que decía que un paper científico lo lee una media de diez personas en un mundo de seis mil millones de personas, y te lo digo yo, que escribo papers; es algo desolador. En Desperta Ferro, un artículo de esa misma persona, que ha dedicado años a su tesis doctoral, igual lo leen 10.000 personas. Es una manera de ser una correa de transmisión.  Tenemos un pie en el mundo académico y otro en la sociedad, devolviendo a la sociedad parte de lo que ha dado al mundo académico. Creo que, en ese sentido, hacemos una labor importante.


Tenemos un pie en el mundo académico y otro en la sociedad, devolviendo a la sociedad parte de lo que ha dado al mundo académico


Hablas de una correa de transmisión entre el mundo académico y la sociedad. En estos tiempos de debates sobre el concepto de nación, independentismo, memoria histórica… ¿Os sentís con una cierta responsabilidad hacia esa sociedad a la que hay que contar más esa Historia que todos los días soban y utilizan medios y políticos?

JG: Esa es una de las responsabiliades del historiador, de hecho. Lo primero que te enseñan en la carrera es que esta materia es la interpretación que hace el historiador de la documentación que hay sobre el pasado: la Historia no es lo que pasó, sino la reconstrucción que hace el historiador. A partir de ahí, historia lleva implícita la subjetividad así que no hay una historia única. Dicho esto, otra cosa es la tergiversación que se hace de la historia con fines políticos, pero eso se ha hecho siempre. En la construcción de las identidades nacionales, ha tenido un papel trascendental en todos los sentidos. Justo hablaba el otro día con un buen amigo, catedrático de la Universidad de Barcelona, a cuenta de la película sobre los últimos de Filipinas que se ha estrenado recientemente, que con el Desastre del 98 se frustra esa identidad española relacionada con la idea de imperio. Se produce una crisis nacional y de identidad y hay que volver a construir una identidad, con elementos que tengan que ver exclusivamente con la Península Ibérica. Y a partir del desarrollo de elementos como Numancia… Con el Desastre se dice: señores, hay que cambiar los mitos fundacionales de la nación española, hay que crear otra serie de mitos. Y curiosamente en Cataluña se crean mitos paralelos.

AP: El mito de Numancia ya se había utilizado antes, con la obra de Cervantes, pero es verdad que, coincidiendo con el Romanticismo, se buscan nuevos mitos como la muerte de Viriato.

JG: Sí, en Cataluña comienzan a conectar con su pasado griego y su yacimiento griego por excelencia Ampurias. Frente a Numancia, Ampurias. Buscaban un hecho diferenciador. Son elementos que dicen mucho de la historia y su utilización en el creación de identidades.

AP: Dicho esto, nosotros tratamos la Historia, sabiendo que es más que un reflejo del pasado, una narración subjetiva del pasado bajo el prisma actual, tratamos de ser bastante objetivos en nuestro acercamiento, sin prejuicios ideológicos de ninguna índole, tratando de dar herramientas al lector que, es a al postre, quien tiene que decidir. Una de las peculiaridades de nuestras revistas es que son monográficas a las que contribuyen una pluralidad de autores, tenemos voces diferentes sobre un mismo tema. Nosotros decidimos, mediante una tormenta de ideas, qué artículos deben aparecer en un número, pero así permitimos que haya voces diferentes. En un número sobre Lepanto damos voces a autores españoles, pero también a autores turcos, para que nos den ambas perspectivas…

JG: E italianos, incluso.

AP: Sí, es lo bueno. Además, el lector, que no es un ignorante y sabe lo que compra, lo valora.

JG: Es además, un lector crítico. Que cuando cometes un error o te desvías de una posición más objetiva te atiza.

Tras los últimos Doce de Octubre y las polémicas políticas que se han producido. ¿No os da la sensación de que en España sólo hay dos posiciones políticas frente a la Historia? La de la derecha y la España triunfal o la de la izquierda, que parece que se avergüenza de su pasado…

JG: Creo que para nada. Y hay un ejemplo muy claro que es la serie de El Ministerio del Tiempo. Ahí la serie tiene un tufillo, sin ánimo peyorativo de ningún tipo, de izquierdas, pero es capaz de abordar la historia, con orgullo, pero sin triunfalismos. Y está teniendo éxito.


La izquierda occidental tiene una especie de trauma con la Historia


AP: Eso que dices pasa en todo Occidente. La izquierda occidental tiene una especie de trauma con la Historia. Aunque no puedes ser objetivo, tampoco puedes mirar al pasado solo con el prisma actual, no puedes coger la carta de los Derechos humanos y aplicarla hace 500 años. Nos falta hacer hincapié en las cosas propias que distinguían a España y que eran interesantes: por ejemplo Kamen en Imperio lo hace, destaca la capacidad de gestión que tuvo la monarquía hispánica para dominar y gestionar durante 300 años y con una tecnología que básicamente era la misma que la de los romanos, un imperio mundial. Y eso lo hicieron españoles. Somos incapaces de hacer énfasis en eso. Y esto creo que se viene dando desde la historiografía pos guerra civilista, que se debatía entre un esencialismo de España y un hipercriticismo. Falta gente en el medio. Creo que tiene que ver con que la izquierda española no ha sido capaz de asumir ese apellido, española, Y es un problema, un problema que existe en la sociedad, en el político y en las lecturas que hacemos de la historia.

JG: Yo creo que eso que dices está más en el político que en la sociedad.

AP: Cuando hablo con gente encuentro el triunfalismo de «joder, los Tercios cómo éramos» o el criticismo de «es que matamos a millones de indígenas». ¿Matamos? Yo no, desde luego. El 12 de octubre entre los unos y otros que replican con frases de Galeano, que me corto las venas con Galeano… Que en América vivían en una especie de Edén, dicen. Y luego el triunfalismo de la otra vertiente. En Cataluña, los Tercios no, pero los almogávares eran la hostia.

JG: Sí, pero insisto, creo que es más una cuestión de corrección política que social.

AP: Pero la gente acaba asumiendo. Hay gente que conoce la Historia y no es tan fácil de adoctrinar, pero la gente acaba asumiendo esas posturas, tanto unas como otras. Porque no tienen discurso, asumen el que les dan prefabricado.

JG: ¡Y por eso es tan importante el papel del historiador! (risas).

Y vosotros, como historiadores, cómo valoráis el nivel histórico de la sociedad española… ¿Hay déficit o hay una demanda que no ha sido satisfecha?


Hay muchísimo interés por la Historia, en general, no sólo a nivel de publicaciones, el éxito de series como El Ministerio del Tiempo o Isabel dice mucho del mismo


JG: Hay muchísimo interés por la Historia, en general, no sólo a nivel de publicaciones, el éxito de series como El Ministerio del Tiempo o Isabel dice mucho.

AP: O novelas como el Capitán Alatriste

JG: Y de Historia se publica muchísimo. Y si se publica tanto y nosotros estamos aquí es porque funciona bien. Funciona bien cuando es un buen trabajo y propones cosas diferentes. Pero hay un grandísimo interés por la Historia y por la historia militar concretamente. Un interés que quizás vaya un poco en la línea de esa desaparición de prejuicios con la historia militar, vinculada un mundo más reaccionario, a los uniformes… Eso está desapareciendo. Mucha gente joven se está acercando a esta materia y no sólo a las legiones romanas, que parece un tema un poco más aséptico, sino también a la historia militar de España.

Y supongo que estaréis recogiendo lectores del auge de actividades como el recreacionismo o la esgrima histórica…

AP: Sí, ése es un público que viene a la Historia. Es otra manera de acercarse y llegar. El recreacionismo tiene una función didáctica que los museos españoles no han llegado a entender del todo, pero que los museos británicos llevan cultivando años. Es un campo de experimentación y de acercamiento al gran público de la historia que hay que explotar, porque a un niño le va a costar coger un libro, pero si ve a un legionario que le deja tocar el escudo, le enseña el piloEse niño, igual uno de diez que lo haga, le va a gustar la historia de mayor.


El recreacionismo tiene una función didáctica que los museos españoles no han llegado a entender del todo, pero que los museos británicos llevan cultivando años


Eso me lleva a vuestras revistas y a la importancia que dais al material gráfico, ¿divulgar la Historia hoy en día sin un potente despliegue gráfico de ilustración o cartografía es imposible?

JG: Sí que es posible, hemos sacado libros que no tienen ese despliegue gráfico. Hemos sacado libros sin ese despliegue, pero son productos diferentes. En nuestras revistas el contenido gráfico no va en detrimento del nivel de los textos, de la calidad y del volumen de la información. Todo lo contrario, es un complemento perfecto. No es meter mapas e imágenes para aligerar la revista, como parece que hacen otras publicaciones divulgativas. Nosotros somos capaces de conjugar el rigor de los textos, la información exhaustiva, y hacerlo de un modo atractivo con mapas, ilustraciones…

AP: Javi tiene razón en diferenciar productos, pero sí que es cierto que lo gráfico es una bandera de enganche perfecta para el lector. Sobre todo para el lector primerizo, un poco asustado por un libro, por un tocho, hablando coloquialmente, pero que ve el libro de Peter Connolly o el de Esbirros de Ares y dice, anda «espartanos» -porque sabe qué es un casco hoplita- y desde ahí se engancha. Vivimos en una sociedad donde la imagen tiene poder.

Revistas de Desperta Ferro.

Y a la hora de seleccionar los temas para las revistas. ¿Cómo lo hacéis? ¿Os sentáis en esta mesa donde estamos y decidís que el número de dentro de seis meses va de…?

JG: Nos sentamos en esta mesa o enfrente de nuestras pantallas, porque trabajamos mucho vía Skype, e intentamos juntarnos, dependiendo de la revista, el director de la cabecera, Jesús Jiménez, coordinador de los directores, y dos o tres de los editores de Desperta Ferro. Y a partir de ahí planificamos el año completo. Cogemos la cabecera de Historia Moderna y vamos repartiendo por siglos, conjugando temáticas españolas con internacionales, y así intentamos tener una planificación equilibrada entre los 6 números del año. En Antigua y Medieval, lo mismo pero más complicado, porque ahí tenemos un cronología muchísimo más amplia. Siempre tiene haber algo romano, algo del mundo griego o helenístico…

Por lo que acabas de decir ¿Tenéis bien identificados vuestros grandes éxitos?

JG: Hay muchas sorpresas, y después de tanto tiempo, he llegado a al conclusión de que no sé nada. Puedes ir a por una apuesta segura y que te vaya mal y puedes ir a por otro tema que digas, bueno vamos a hacerlo a ver qué pasa y que funcione fenomenal. Hicimos un número sobre el nacimiento del Islam, por ejemplo, y funcionó fantásticamente.

AP: Y haces números sobre Alejandro Magno, que a priori es un temazo, y no funcionan, porque la gente está, quizá, un poco saturada.

¿Buscáis conexiones con lo que pasa en la actualidad o con algunas efemérides redondas? Quizá el éxito que tuvisteis con el número sobre el nacimiento del Islam tuviera que ver con el interés por el tema yihadista actualmente…

JG: Lo del Islam creo que fue pura coincidencia. No es un condicionante obligado, pero sí que tratamos de aprovecharlas las efemérides y las conexiones que dices, claro. Sacamos un número de Waterloo justo en el bicentenario; la cabecera contemporánea la empezamos en el 14 con un número de la Primera Guerra Mundial y hemos ido sacando un número sobre el tema cada año: en el 14 el inicio, el 15 fue Galípoli, en el 16 Verdún y en el 17 será Lawrence de Arabia. Sí que hemos aprovechado algunos aniversarios redondos, pero tampoco es algo que nos condicione.

AP: Jugamos mucho con lo que nos apetece.

JG: Hacemos que lo que nos apetece leer. Estamos haciendo una trilogía sobre la campaña napoleónica en Rusia, que es uno de mis temas favoritos. Lo empecé a plantear y dije cómo lo hacemos: ¿Un número? Imposible. ¿Lo hacemos en dos? Y dije, ¡qué demonios! lo hacemos en tres. Hemos hecho un número sobre el avance a Móscu. El segundo, que saldrá en febrero, sobre la batalla de Borodino y otro tercero sobre la célebre retirada. Y vamos a cubrir todo el tema de una manera súper exhaustiva. Con la Guerra de los Cien años y Alejandro Magno estamos haciendo lo mismo. Temas que nos gustan, a parte de ventas. Si hubiéramos dedicado todos los números napoleónicos a temas españoles habríamos vendido más, pero… En el 13 en vez de sacar algo sobre la batalla de Vitoria, como nos pidieron algunos lectores, hicimos uno sobre 1813, pero en Alemania, que es un tema que a mi me interesa mucho.

AP: Podemos permitirnos ciertos lujos.

JG: Sí, hace unos semanas estábamos mirando el número de Teutoburgo que saldrá en enero y merced a unas nuevas investigaciones salió la oportunidad de hacer una nueva ilustración. Y el presupuesto de ilustraciones ya lo teníamos agotado, y dijimos, ‘¡venga qué demonios!’.

AP: Sí, queríamos meter una ilustración de la panorámica de la batalla, y quedaba mejor a doble página. ¡Venga, qué demonios! Vamos a perder algo de pasta pero a quién le va importar. Nuestros gustos suponen una variable, pero creo que eso se nota en el producto, que transmite nuestra pasión y el lector lo nota. Yo que soy de Historia Antigua, cuando salen temas que controlo, digo oye me reservo este artículo. Y eso es bonito, porque trabajamos en lo que amamos. Y eso se trasluce.

Y además tenéis una cartera de expertos alucinante, repartidos por todo el mundo, como se puede ver en el mapa que tenéis en la web. Trabajar con esos grandes académicos y especialistas… ¿Es difícil? ¿Habéis tenido momentos de tensión?

JG: Hemos tenido que corregir a muchísimos expertos.

AP: Y hemos tenido que rechazar artículos también. Una publicación académica tiene un gabinete de expertos que analizan los artículos que se mandan. Nosotros no tenemos ese sistema, pero somos nosotros. Cada director es historiador, el coordinador de cabeceras es historiador, los tres socios somos historiadores, uno de los de administración es historiador… Al final nos repartirnos el conocimiento, Javier sabe mucho de época napoleónica, yo sé mucho de Antigua, otros saben mucho de Edad Media… Sabemos. Nosotros pedimos artículos a gentes que saben mucho. Pero una vez te llega el texto te das cuenta de cómo está escrito, si son lugares comunes, si tienen errores… Y a veces hay que rechazar artículos y es una situación comprometida, porque suelen ser popes académicos. Y otras veces proponemos correcciones, y la mayoría de la gente reacciona bien.

JG: Sí, no hemos tenido especiales problemas con eso.

AP: Si tu argumentas con datos y fuentes, con mano izquierda, la mayor parte de la gente es sensata y reacciona bien.

En un desayuno de prensa que distéis hace unas semanas, hablabais mucho, de forma crítica, de la serie Bárbaros. El despertar, del canal Historia… Y hablando de expertos, me sorprendió en esa serie documental, hablaba hasta un directivo de una multinacional… ¿Cuando se habla de Historia (y de otros temas, pero por centrarnos), la palabra experto ha perdido un poco consistencia?

AP: El problema de la Historia es que es una ciencia blanda. No tiene una hermenéutica, ni un lenguaje tan técnico y complicado como otras ciencias. El problema es que, y más con Internet, cualquiera se siente capacitado para hablar. En esta sociedad consideramos cualquier opinión válida. Alguien que se ha formado cinco años en la facultad, cuatro de doctorado y tiene publicaciones, tiene conocimientos y la capacidad crítica para hablar de cualquier tema. Por haber leído cuatro publicaciones generalistas o un blog, no. Hay mucho intrusismo. Hay mucha gente que habla sin conocer el método y las herramientas y se permite emitir juicios de valor, pontificar… Pero el lector no es tonto, tampoco. Nuestros lectores distan mucho de eso y por eso estamos teniendo éxito. Porque no damos gato por liebre.

JG: El problema es que programas como el que dices son sumamente irresponsables. Un tío que te está diciendo oque los legionarios romanos eran profesionales entrenados…

AP: …En el siglo III a. C. que eran una leva ciudadana.

JG: Yo no me lo trago. Pero alguien que es lego, se queda con esa imagen y eso es irresponsable. No sé si equivocación, porque les da lo mismo o es algo deliberado o por crear un contraste con Aníbal que parecen luchadores por la libertad. Yo vi dos capítulos y lo dejé. Porque lo peor de todo es que me pareció aburrido. No me interesó ni como producto televisivo.

AP: Además vendían mentiras… como que Roma era esclavista y no lo fue hasta mucho después. En ese momento era una ciudad de pequeños propietarios. Y te vende como que los pueblos libres de Europa se unen contra ellos. ¡Que no! Tenían esclavos como todas las civilizaciones del Mediterráneo de la época, pero probablemente la sociedad cartaginesa era todavía más injusta que la romana de la época. De hecho, estuvimos pensando en hacer una entrada en el blog y diseccionar el capítulo sobre Aníbal. Pero ¿merecía la pena? Igual sí; igual hay gente que se cree eso y tendríamos que haberlo hecho, pero decidimos que no, porque habría sido destrozarlo.

JG: Es la responsabilidad que tiene el historiador con la sociedad, de la que hablábamos. A los que salen ahí deberían hacerles el vacío en el futuro, no dejarles publicar más.

Libros de Desperta Ferro.

Cambiando de tema, en 2015 os decidisteis lanzaros al mundo de la edición de libros…

AP: Fue una progresión natural. Teníamos expertos con los que trabajamos que tenían libros en otros idiomas y que pensábamos que encajaban con nosotros. Empezamos con libros ilustrados, que replicaban el estilo de al revista: ilustraciones espectaculares, contenido riguroso. Y libros que no estaban al alcance del lector en castellano. A partir de ahí, vimos que había muchísimo campo a ofrecer al lector obras en otros idiomas u obras de autor español que no encuentran editorial que merecería la pena que el público conozca. Y como económicamente ha sido un trabajo bastante responsable y teníamos ya herramientas, dijimos ¡qué diablos, por qué no! He comprado muchos libros en inglés o francés, o italiano, que me apetecería leer en castellano. Y en España, por desgracia, hay mucha gente que no lee en otros idiomas, así que vamos a ponerles a su alcance libros que merezcan la pena ser leídos. Y va a ser una línea de negocio pro la que vamos a postar en los próximos años de manera bastante contundente.

JG: De todas maneras, que repitamos muchas veces que hacemos lo que nos gusta, no quiere decir que seamos unos inconscientes y que vayamos a tumba abierta. Todo ha tenido un plan de negocio bastante exhaustivo detrás y no es algo que se nos haya ocurrido de la noche a la mañana. De hecho, los libros eran una idea que llevábamos mucho tiempo madurando y que hemos sacado justo en el momento en el que podíamos. El tema de los libros era recurrente y siempre que hablábamos de crecer siempre debatíamos: ¿libros o revistas? Y siempre elegíamos nuevas cabeceras, porque conocíamos el mercado, teníamos el canal… Libros era un mercado bastante diferentes y tenía unos condicionantes diferentes. Y así, hicimos la apuesta en el momento justo, cuando vimos que el canal de distribución en librería estaba lo suficiente maduro para absorber todas esas novedades, no sólo revistas, sino nuestros libros.

AP: Si antes hablábamos de la comunidad con los lectores aquí también hemos creado una con las librerías. La pena es lo que está pasando con ellas. Nosotros cuidamos mucho al punto de venta, tenemos una relación muy estrecha, y él librero te recomienda, es un influencer y sabe qué tu eres de calidad.

A la hora de seleccionar libros, ¿os guiáis de vuestra experiencia con las revistas o estáis partiendo de cero?

JG: (Se ríe y vuelve a una idea recurrente) Sacamos los libros que nos gustan. Hemos hecho una estructura de colecciones para cubrir varias temáticas y además tenemos a una serie de influencers detrás del cristal (se refiere a su redacción) que son nuestros directores que se suponen que están al día de lo que sale de su especialidad. En buena medida, estamos muy al día de lo que sale. Pero no solo estamos muy al tanto de las novedades, sino que queremos sacar libros que aunque no sean estrictamente nuevos, como Equipamiento militar romano, sean clásicos o grandes síntesis de su materia. Nos podemos plantear un tema que nos guste y preguntarnos, ¿cuál es el libro imprescindible? Este. Lo sacamos.

AP: Y el de La Guerra en Roma y Grecia, de Connolly, un libro que se publicó en los 80 en España y ahora esta descatalogadísimo. Es un libro que merece la pena que las nuevas generaciones de lectores lo tengan. Hace poco hablábamos con un librero y nos decía que sus lectores más talluditos lo tenían ya, pero en cambio estamos dándoselo a nuevos lectores. En este caso, además, hemos hecho una nueva traducción y hemos añadido un montón de notas que actualizan el contenido histórico, que aunque parezca que no, la historia también avanza. Y en 20 o 30 años ha habido muchas novedades. Cosa que el lector también agradece.

Alberto, además de historiador eres licenciado en empresariales, y has trabajado en el mundo de la empresa… Decía antes Javier que hacíais lo que os gustaba pero que no eráis unos inconscientes, que teníais un exhaustivo plan de negocio… ¿El romanticismo sólo no sirve para el éxito empresarial?


Aquí no ha llovido nada del cielo, hemos tenido jornadas maratonianas. Empezamos compatibilizando esto con otros trabajos… y hemos logrado crear quince puestos de trabajo


JG: Hay mucho romanticismo, sí, nosotros arrancamos Desperta Ferro compatibilizando esto con nuestros trabajos respectivos durante casi tres años. Aquí no ha llovido nada del cielo, hemos tenido jornadas maratonianas, compatibilizando trabajos,… y hemos conseguido crear quince empleos. Solo con romanticismo no funcionaría.

AP: Es mucho remargarse…

JG: Y hacer de todo. El mito del emprendedor es bonito y puede funcionar. Nosotros somos emprendedores. Pero cuando empezamos, Javier hacía labor comercial llamando a las tiendas, yo contestaba a los lectores y pedidos individuales y Carlos hacía la paquetería. Cada uno en su casa. Y hemos tenido oficina desde hace año y medio. Pero detrás de esto, que nadie se engañe, el emprendimiento es una palabra muy bonita y todo el mundo se llena la boca con ella. Pero detrás hay horas y horas de trabjo. Y tu ves lo bonito, el libro, la revista… Pero Javier y yo nos comemos la cabeza con estractos contables, cómo ajustamos esto, con seguridad social, presupuestos de imprenta, paga esto, paga aquello… Sin la parte administrativa y económica, esto no funciona. y sin olvidar la labor de nuestro departamento comercial, con tres personas, que tienen una labor ímproba. Porque ya puedes hacer el libro o la revista más bonita del mundo que si no llega a la tienda o el kiosko cerramos el chiringuito en un mes.

AP: No sólo hay que saber hacer el producto, hay que saber comercializarlo, saber colocarlo, llevarlo al punto de venta, que la información le llegue a tu cliente potencial… Hay unas capas de trabajo. Lo bonito de esto es que conocíamos algo, y otras cosas las hemos ido a prendiendo en estos años

Vosotros que os dedicáis a la divulgación histórica, ¿habéis notado la diferencia de estilo y gracia que hay en este aspecto entre los académicos españoles y los anglosajones?


En España, a alguien que se dedica a la divulgación a veces se le veía como un bicho raro o se le minusvaloraba


AP: En España siempre ha habido un problema y es que la divulgación se ha visto con reparo. Alguien que se dedica a la divulgación a veces se le veía como un bicho raro o se le minusvaloraba. No se daban cuenta que esto incidía en las responsabilidad social del investigador de la que hablábamos antes. Están trabajando en una institución pública, financiada con el dinero de sus conciudadanos. Estaría bien que parte de la producción científica revertiera en revistas de divulgación, documentales, programas de radio o lo que sea… en la gente, para crear una ciudadanía más culta y consciente. Dicho esto, creo que en los últimos años esto está cambiando. Nosotros tenemos gente como Fernando Quesada, Francisco Gracia, Franciso García Fid, etc. que saben divulgar. Y en ese sentido nos estamos acercando al mundo anglosajón, en la falta de vergüenza, dicho en el buen sentido… Se puede hacer una divulgación que sea seria y rigurosa, pero a la vez amena y divertida y que la gente se lo pase bien. Es una brecha que sí que teníamos pero que se está cerrando.

JG: Lo que pasa es que los ingleses lo hacen muy bien.

¿Hace falta también aquí una Mary Beard, flamante premio Princesa de Asturias?


Lo que hace Mary Beard lo podrían hacer muchos historiadores españoles. Haría falta que alguien apostara por hacer algo así


AP: También hace falta que los medios de comunicación den bola a esos profesionales. Aquí también se ha dado un poco la espalda los medios de comunicación y el mundo académico. Esto pasa y tiene que ver con que ese hueco lo han llenado muchos amateurs. Y hay culpa en las dos partes: en la torre de marfil del mundo académico y en los medios que ven más fácil ir a un aficionado que no te pone pegas y te da lo que se quiere, que los vikingos llevaban cascos con cuernos, por ejemplo. Hace falta un esfuerzo por parte de los dos para comunicarse y transmitir la historia al público. Lo que hace Mary Beard lo podrían hacer muchos historiadores españoles. Haría falta que alguien apostara por hacer algo así. En vez de hacer Hispania, vamos a hacer algo bonito sobre el pasado.

JG: Pero hay proyectos interesantes, como el que hizo Canal Plus con Guardianes de la Historia con Arsuaga. Tenía cierto interés y gracia.

AP: Sí, Arsuaga podría ser una Mary Beard hispana.

JG: Mezclaba antropología, viajes, historias y patrimonio. Tenía gracia como ejercicio.

AP: Arsuaga es un ejemplo de rigor académico pero también una vis comercial asombrosa. Encuentra una bifaz y la llama Excalibur. Este tío es más listo que el hambre. Hace Prehistoria que es una cosa muy dura y sabe venderlo.

La ficción puede ayudar a traer esos temas al gran público…


Hay gente que dice todo vale, todo lo que valga para atraer el interés del gran público por la Historia me sirve. Y el purista que dice que si no es perfecto, no vale. Quizá haya que buscar un término medio


JG: Es un arma de doble filo. Hay gente que dice todo vale, todo lo que valga para atraer el interés del gran público por la Historia me sirve. Y el purista que dice que si no es perfecto, no vale. Quizá haya que buscar un término medio. Spartacus , a mí no me vale. Pero hay gente que dice, incluso académicos, que perciben que ha generado interés en ciertos temas.No sé, es un debate complicado. Todo lo que tenga un componente histórico me parece interesante, pero hay que ver el tratamiento. Otra cosa es frivolizar con la historia y llegar a tergiversar visiones y divulgar conceptos erróneos. Antes hablamos de cómo un documental como Bárbaros. El despertar lo hace, imagínate una serie de ficción.

La diferencia es que una lo vende como Historia y otra como ficción.

AP: Sí, hay que marcar claramente lo que es ficción y lo que es historia. Luego hay novelas que a nivel histórico están francamente bien documentadas, como las de Santiago Posteguillo. Sí que pueden servir como un acercamiento. Mucha gente sabe quién es Escipión porque ha leído a Posteguillo. Pero hay que tener claro que es ficción. Y eso va en tener un público y una ciudadanía educada. Tampoco hay que ponerse catastrofista y pensar que vivimos en un mundo cada vez más embrutecido y que la gente no sabe diferenciar qué es historia y ficción. A mi lo que me pasa es que la historia es tan bonita, que no entiendo por qué hay que tergiversarla o prostituirla. Piensa en las historias de Espartaco o Aníbal. S0n tremendas, por sí mismas. Pero ves cómo lo tratan en una serie como Bárbaros, y se te ponen los pelos de punta. Pero no hay que desdeñar el conocimiento y la capacidad crítica del público. Y son mundos, el de la ficción y la historia, que van a convivir durante mucho tiempo.

¿Sois lectores de novela histórica?

AP: Yo en la adolescencia sí. Graves, Yourgenar, Renault, Múgica Laínez… pero hace años que no leo novela histórica.

JG: Yo cada vez menos, me gusta leer novela de vez en cuando, en vacaciones, pero intento oxigenarme un poco y huir de todo lo que tenga que ver con historia.

AP: Josep Pla decía que ninguna persona seria leía ficción más allá de los cuarenta años. Yo ya tengo 42… (se ríen). Cada uno tiene sus parafilias, yo soy historiador de Antigua y para dormir cojo Segunda Guerra Mundial. Pero la ficción es maravillosa, la poesía… Pero hablábamos de los anglosajones y qué bonito es encontrar un libro de Historia bien escrito y eso se nota. Se nota, por ejempo, en los papers científicos, la gente que tiene una buen cultura y es capaz de relacionar cosas, de hacer estructuras complejas. No está reñido, hacer buena Historia con una prosa entretenida, bonita, que se lee como una buena novela.

Les pido, por último, que me cuenten libros que van a lanzar durante el 2017. Seguirán con las colecciones inauguradas y abrirán otras, me cuentan. Me lanzan algunos títulos:  una biografía de Mitrídates el Grande; un libro sobre las Amazonas y un título «bastante diferente sobre cabezas cortadas, el hecho cultural de la cabeza cortada como trofeo de guerra, contado de modo transversal tanto en lo cronológico como en lo geográfico: desde el mundo galo hasta la actualidad, en el México de los cárteles o el ISIS».

Y lo cuentan con una pasión que parece imposible no apuntarse sus lanzamientos en la agenda.

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3 comentarios

  1. Dice ser Boniato

    ¿Una editorial de historia con éxito? ¿Y sale en el 20truñetes? Sinceramente, desconfío como poco

    Por cierto ¿que pasa con la verificación? Menudo truño

    21 diciembre 2016 | 09:09

  2. Dice ser Cide Hamete

    Joderrr, Boniato. El nivel de tu comentario es altísimo en comparación con la entrevista que se ha calzado el autor del blog.

    Por mi parte, había visto la revista en los expositores de alguna papelería pero había pasado de hojearlas y ojearlas. Ahora, después de leer esta «peazo» entrevista voy a comprar algún número de mi especialidad, Historia Moderna, y veremos cómo va.

    Gracias por el esfuerzo de divulgación, tanto al autor del blog como a los editores de la revista

    21 diciembre 2016 | 10:53

  3. Dice ser Manuel

    Gran entrevista. Yo los sigo casi desde el principio y la distribución y calidad de las revistas ha subido exponencialmente en los últimos dos años.

    21 diciembre 2016 | 11:30

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