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Entradas etiquetadas como ‘conductores’

El desaprovechamiento de los recursos tecnológicos en la DGT

Por Mònica Casamor Martinell

He hecho el examen teórico de conducción en la Dirección General de Tráfico.

Imagen de archivo de un coche de autoescuela.

Imagen de archivo de un coche de autoescuela.

Llevaba tres semanas esperando a que me diesen data para el examen por lo que pensaba «seguro que estarán las aulas llenísimas de gente».

Cuando entré en la sala vi que había sitio para unas 200 personas, pero tan solo ocupábamos uno de cada cinco asientos, no llegando a ser más de 40 futuros conductores. No entiendo el por qué de tanta espera.

Tampoco entiendo la necesidad de tener tantos ordenadores táctiles para hacer los exámenes si al final se aprovechan tan pocos.

Quizás ahorrarían tiempo y recursos humanos añadiendo paneles entre ordenador y ordenador (para que la gente no copie) y haciendo los exámenes con más gente y menos tandas (hay uno cada media hora).

Así también facilitarían la fluidez de sacarse el carnet de conducción, que muchas veces se alarga más de lo previsto.

 

Ciclismo y seguridad vial

Por José Carlos Canalda

Um vehículo y un ciclista circulan por una carretera. (ATLAS)

Vehículos y ciclistas circulando por una carretera. (ATLAS)

Lunes 28 de julio, a media mañana. Yo subía el puerto de Guadarrama en dirección Madrid por el carril de circulación, mientras que por el de vehículos lentos, ligeramente adelantado a mi coche, lo hacía un camión de gran tonelaje.

De repente, al salir de una curva cerrada, aparecieron dos ciclistas que también subían el puerto por el carril de vehículos lentos, ya que allí no existe arcén de ningún tipo.

El camión, tras toparse inopinadamente con ellos (a causa de lo tortuoso del trazado la visibilidad de la carretera es reducida), hizo la única maniobra posible ante la imposibilidad de frenar en seco, esquivarlos invadiendo el carril por el que yo circulaba.

Por fortuna todavía no había iniciado el adelantamiento, pero de haber sido así podría haber habido un accidente bien por atropello de los ciclistas por parte del camión, bien por colisión del camión con mi coche.

Y todo gracias a lo que yo considero una imprudencia temeraria por parte de estos ciclistas, que discurrían por una carretera en modo alguno apta para la práctica de su deporte con el consiguiente riesgo de sufrir o provocar un accidente.

Vaya por delante que soy un defensor de la práctica del ciclismo, pero lo que no es de recibo es que muchos ciclistas arriesguen su vida y las de los demás en carreteras peligrosas para ellos, eso sin contar con su extendida falta de respeto a las normas de tráfico en la ciudad o con la reciente moda de circular por las aceras y las calles peatonales, en ocasiones a gran velocidad, poniendo en peligro la integridad física de los peatones.

De poco sirve que reclamen trazados adecuados para sus vehículos, y que denuncien los comportamientos incívicos de los conductores, todo lo cual apoyo, si al mismo tiempo rehúsan asumir sus responsabilidades y obligaciones.

Las sanciones de tráfico más incomprensibles

Por Francisco Javier España

Un guardia civil, multando a un conductor tras una infracción. (EUROPA PRESS/ALD AUTOMOTIVE)

Un guardia civil poniendo una multa de tráfico. (EUROPA PRESS/ALD AUTOMOTIVE)

Desde este púlpito improvisado quiero agradecer a los padres del Reglamento General de la Circulación en vigor (antes Código de la Circulación), su denodado esfuerzo por preservar la integridad de las cervicales de los conductores. Lo digo porque no encuentro otra explicación a las sanciones que ha dispensado un agente de la policía local de Poio (Pontevedra) a los conductores que al pasar por delante de su puesto giraban la cabeza hacia un lado.

Y mientras tanto, encender un cigarrillo, sacándolo previamente de una cajetilla colocada en un lugar comúnmente comprometido, para luego acceder a un peligrosísimo mecanismo de incandescencia que acaba en multitud de ocasiones quemando la moqueta o lo que es peor, la entrepierna, sigue siendo una acción a todas luces legal.

A pesar de que los reglamentos están para cumplirse, siguen existiendo incongruencias que evidencian que solo se mira la recaudación y el sostenimiento de determinados oligopolios.

La Sevilla de las bicis y la inconsciencia

Por Daniel Cuenda

Sevilla, la mejor ciudad española para ir en bici. (ATLAS)

Sevilla, la mejor ciudad española para ir en bici. (ATLAS)

A lo largo de los últimos años, Sevilla se ha convertido en un referente del mundo ciclista. Sus 140 kilómetros de carril-bici la hacen una de las mejores ciudades del mundo en este sentido, ayudando al medio ambiente. Por características, la ciudad debería ser un lujo para circular. Sin embargo, esto no es tal. La falta de concienciación de los tres grupos (ciclistas, peatones y conductores) convierte lo que podría ser una relación intachable en un auténtico peligro, como muestran los cuatro atropellos de ciclistas en los últimos meses, además de los no registrados de peatones.

Para empezar, el sistema vial de Sevilla está terriblemente ejecutado. Los semáforos antiguos de Sevilla, los cuales son la gran mayoría, tienen un sistema de cambio de colores instantáneo. Es decir, cuando el semáforo del vehículo pasa de naranja a rojo, el de peatón pasa inmediatamente a verde. No hay tiempo entre medias. Esto, unido a la pésima conducción de parte de la población sevillana donde el naranja significa acelera y el rojo te da uno o dos segundos para cruzar, es un gran peligro para peatones y ciclistas, especialmente para estos últimos que tienen menos tiempo para reaccionar a la infracción del vehículo al ir a más velocidad que el viandante. Como clara representación está el semáforo de Plaza de Armas que une el puente Cristo de la Expiración con el centro de la ciudad, donde en cada ocasión, uno o dos vehículos se saltan el semáforo en rojo, estando en verde para los peatones.

No obstante, las tres partes tienen parte de culpa. Por otro lado tenemos a los ciclistas que dan mala fama al gremio, circulando por la carretera teniendo un carril bici en paralelo, y algunos de ellos, agravando la situación, escuchando música con cascos. Por último, el paso de los años no ha ayudado para que los peatones se acostumbren al carril bici. Muchos de ellos lo cruzan sin mirar, o lo pasean mientras están absortos en la pantalla del móvil, exponiéndose a un accidente.

Sevilla tiene todos los mimbres para ser un ejemplo mundial de circulación, pero hay mucho camino de mejora para que la ciudad deje de ser un grave peligro vial al cual nadie le está prestando atención.

La impunidad de los conductores

Por María Teresa G. R.

D:DCIM100DICAMDSCI1864.JPGEl pasado domingo 7 de julio encontramos por la mañana dos árboles completamente destrozados en la acera de la calle Pilar de Zaragoza de Madrid, a la altura de los números 66- 69, debido a un acto de vandalismo de un conductor. Con este ya van 4 árboles en el mismo lado de la calle y a pocos metros de distancia en un año.

Y no han servido de nada las múltiples denuncias de los vecinos al Ayuntamiento, a la Policía, a la Junta de Distrito. Absolutamente de nada. No han hecho nada. Ni un bolardo, ni bordillos, ni siquiera señales de prohibido aparcar. Los vehículos continúan aparcando impunemente sobre las aceras destrozando el pavimento, el arbolado, ante la impotencia de los vecinos. Hemos denunciado esta situación una y otra vez y nadie hace nada. Les adjunto fotos del destrozo, dos preciosos guindos a añadir a la lista de desastres.

Conductores de metro metidos a médicos

Por Nury R. G. (Barcelona)

Escribo para explicar la situación que viví el pasado jueves (31-1-13) en el metro de Barcelona. Subí en Catalunya, en la línea roja dirección Fondo, y me encontré con un hombre desmayado en el suelo y el resto de pasajeros mirándolo preocupados. Pregunté a una señora si habían avisado y en eso salió el conductor. Pidió que no lo tocáramos, que ya se había encargado él, y volvió a su trabajo tranquilamente. El hombre siguió en el suelo ante el asombro de todos los que iban entrando –que por otra parte, no hacían nada-, el conductor avisaba por megafonía de vez en cuando: “no toquen al hombre que está en el suelo” (¡vaya fijación con el contacto!) o “el hombre del suelo está borracho”… y pasaron 5 paradas (Clot) hasta que entraron 2 [encargados de] seguridad y lo sacaron del tren.

Metro de Barcelona

Puedo intuir que el conductor había visto al hombre –a través de las cámaras- momentos antes de que se cayera y por esto intuía que su alcohol en sangre estaba “por encima de sus posibilidades”. Lo que no entiendo es… ¿Cómo puede estar seguro de que sólo necesita 2 [encargados de] seguridad y no un técnico sanitario? ¿Cómo puede TMB tardar más de 5 paradas en atender un caso así? ¿Tan normal nos parece saltar por encima de personas tiradas en el suelo que ni siquiera nos planteamos incorporarlo, espabilarlo? Y cuando se intentó…“no toquen al hombre del suelo, está borracho”… ¿por qué una persona “presuntamente” borracha parece tener menos derechos que cualquiera?

Si un día me baja el azúcar y me desmayo en el metro, ¿me diagnosticará también el conductor? ¿Valorará él lo que necesito?, ¿y cuánto tardarán en atenderme? Olé, olé TMB.