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Más solas que nunca

Por María Cimadevilla m_cimadevilla

“La maternidad es una cuestión de amor y logística” (Pepa Horno)

Mi madre ha sido siempre una experta en temas económicos. Controlaba la subida y la bajada de precios cada mañana, solo unas horas después de que la bolsa de Tokyo hubiese abierto su sesión matinal. El aprovechamiento de los recursos era otro de sus puntos fuertes. Nada se echaba a perder si estaba entre sus manos. La optimización del tiempo era ya en mi época de niña algo que ella dominaba sin ayuda de agendas electrónicas, tablas de excel ni apps.1024px_U0B0770-OK-TC

Mi madre, con su carrera universitaria, con todo su conocimiento de la vida y del mundo, con su sensibilidad y con todo su amor, se dedicó por completo a un mundo económico indispensable para que el mundo gire: la economía de los cuidados.

Mucho de lo que yo que soy tiene su base en lo que ella hizo durante toda nuestra infancia, la mía y la de mi hermano. Cuidar nuestra alimentación cada día, hacer esfuerzos uno tras otros para poder llevarnos al colegio para recibir una buena educación, seguir de cerca nuestro desarrollo escolar, acompañarnos en el aprendizaje, en nuestro desarrollo emocional, apoyarnos en los retos, estar ahí cuando los superábamos, pero sobre todo, cuando no.

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Como mi madre, millones de madres en España hoy siguen dedicándose a esta economía indispensable, pero a diferencia de mi madre, muchas de ellas lo hacen en solitario y en unas condiciones muy adversas.

En España hay 1.754.000 hogares formados por una madre o padre solos con sus hijos. El 82% está encabezado por una mujer. En estas familias monomarentales, más de la mitad de los niños viven hoy en situación de pobreza.

Todas estas madres, como hizo la mía, son expertas en estirar los recursos de los que disponen. El problema llega cuando estos recursos mínimos ni siquiera existen. Como mi madre, todas estas madres quieren lo mejor para sus hijos y luchan cada día para conseguirlo. Por eso puedo imaginar la frustración de las 3 de cada 10 madres que han tenido que dejar de comprar medicinas o seguir un tratamiento médico porque no pueden pagarlo. O la angustia de las casi 4 de cada 10 que cuando sus hijos necesitan unas gafas, no pueden  costearlas. O la pena cuando ante la llegada del frío, 4 de cada 10 no pueden mantener la casa a una temperatura adecuada.

Todas estas mujeres expertas en economía de los cuidados se enfrentan cada día a la imposibilidad de acceder a esa otra esfera económica que parece haber olvidado lo esencial de lo que ellas aportan. Es fundamental encontrar la manera de que estas madres tengan la oportunidad de acceder al mercado laboral, pero también de que lo hagan de manera que puedan compaginarlo con el cuidado de sus hijas e hijos. Porque solo de esta manera conseguiremos que la pobreza infantil que se ha instalado de manera tan alarmante en este tipo de hogares comience a remitir. Porque la economía productiva necesita también de la economía de los cuidados. Sin una, difícilmente existirá la otra.

Desde Save the Children queremos que estas niñas, niños y sus madres cuenten con el apoyo que necesitan. Con el informe “Más solas que nunca” que acabamos de publicar queremos darles voz a estas familias, acercar su realidad del día a día, pero también proponer medidas que ayuden a mejorar su situación, especialmente la de las niñas, niños y jóvenes que viven en ellas.

Por eso hemos lanzado una petición  a los gobiernos para pedirles que se comprometan a #InvertirEnInfancia. Porque no podemos dejar solas a esas niñas, a esos niños y a sus familias.

María Cimadevilla se dedica a temas de comunicación para proyectos sociales, educativos y culturales. Hace creación de contenidos en Save the Children y ha participado en la elaboración del informe “Más solas que nunca”. 

Gaza: nacer entre bombas

Por Lara Contrerasperfil-lara-contreras

Abber Al Madhoun es una mujer que ha dado a luz a un niño sano en Hospital Al Awda, apoyado por Oxfam, el único centro de Gaza con una unidad especializada en cuidado de recién nacidos y que a pesar de las crecientes bajas, sigue siendo capaz de asistir a mujeres embarazadas.

Imagino, escuchando sus declaraciones, como se sentiría. ‘Estaba muy asustada por ser un blanco de ataque mientras venía hacia el hospital’. Pienso en la incertidumbre que vivió, en el temor que sintió en un momento que cambia la vida de una mujer y que es determinante para el niño. No es justo nacer entre bombas, no es justo ver por primera vez la carita de tu hijo mientras estás aterrorizada. Sus palabras: Durante el parto escuché bombas cayendo a mi alrededor. Tenía miedo de que mi bebé estuviera herido’.

Esta semana, Abeer Al Madhoun dio a luz a un niño sano en el Hospital Al Awda, el único hospital de Gaza con una unidad especializada en cuidado de recién nacidos que cuenta con el apoyo de Oxfam. (c) Mohammed Al Baba / Oxfam

Esta semana, Abeer Al Madhoun dio a luz a un niño sano en el Hospital Al Awda, el único hospital de Gaza con una unidad especializada en cuidado de recién nacidos que cuenta con el apoyo de Oxfam. (c) Mohammed Al Baba / Oxfam

Yo pasé gran parte del embarazo de mi primer hijo trabajando en el Territorio Ocupado Palestino. Mi hijo tiene ahora 6 años y cuando él estaba dentro de mí, yo cruzaba controles entre Israel y el Territorio Ocupado cada día. Tenía que pasar por los registros e interrogatorios de los soldados israelíes para poder entrar. Una vez allí, todos, sobre todo las mujeres, tenían palabras de cariño y alegría por mi embarazo. Podía compartir mi experiencia con mujeres palestinas que como yo estaban embarazadas. Recuerdo la tristeza que me producía tener que dejar a estas mujeres, que compartían conmigo las emociones de la espera de un hijo, en la incertidumbre de vivir bajo ocupación.

Al final del día yo volvía a mi casa, en Jerusalén Este, y podía ir a un buen hospital. De hecho, mi hijo nació en la seguridad y confort de un hospital español. Me pongo en lugar de Abber y puedo visualizar perfectamente su ansiedad, su miedo y su tristeza. Es horrible que tu hijo venga al mundo bajo las bombas y rodeado de heridos y muertos. ¿Lo podéis imaginar? Aquí lo que nos preocupa es que nuestro hijo tenga todo el ajuar y, por supuesto, nazca sano. A Abber le preocupa que no le alcance una bomba.

La cifra de muertos en Gaza ya ha superado las mil personas, de ellas 226 son niños. Un niño muere cada hora y casi 200.000 niños necesitan apoyo psicosocial por el trauma que viven. Esto es terrible, pero no menos terrible es el futuro que le espera al hijo de Abber. Mientras mi hijo vive seguro, está sano y feliz y va a un buen colegio, el niño de Abber no tiene futuro. Aunque las bombas paren, él ha nacido atrapado en Gaza, que sufre el bloqueo israelí desde hace 7 años. Para Abber, lo más terrible no es sólo el momento del nacimiento, sino pensar en el futuro que tendrá su hijo. No podrá salir de Gaza, no podrá ir al colegio que quiera, vivirá siempre asustado por las bombas, no tendrá trabajo ni suficiente comida. Traer niños a un mundo sin futuro es lo más triste que una madre puede vivir. ¿Cómo es posible venir al mundo sin esperanza?

Pero la vida de Abber y su hijo pueden cambiar, está en manos de Gobiernos como el español y en general de toda la comunidad internacional. Yo, como madre y como parte de Oxfam pido a las partes en conflicto y a la comunidad internacional, incluyendo al Gobierno español, un alto el fuego inmediato y el fin del bloqueo de Gaza. Me gustaría que Abber pudiera, como yo, darle el mejor futuro a su hijo, que tuviera la certeza de que sus derechos básicos están asegurados.

 

Lara Contreras es responsable de incidencia política en acción humanitaria de Oxfam Intermón