Francisca de Pedraza: una historia de violencia de género en el siglo XVII

Por Flor de Torres Porras Flor de Torres

Acabo de leer la historia impactante de la podria ser la primera víctima judicial de violencia de género en nuestro país. En el libro Una alcalaína frente al mundo. El divorcio de Francisca de Pedraza,  Ignacio Ruiz Rodríguez y Fernando Bermejo Batanero  cuentan la historia de esta mujer, que en 1624 obtuvo una sentencia ejemplar: no sólo le otorgó el divorcio, sino que obligó a su marido a devolverle la dote y obtuvo además  una orden de alejamiento.

Portada del libro y página de la sentencia de divorcio de Francisca de Pedraza.

Portada del libro y página de la sentencia de divorcio de Francisca de Pedraza.

Francisca luchó contra el estigma de las leyes que la hacían invisible frente al maltrato y ni  siquiera le otorgaban personalidad jurídica para  litigar, pues pasó de la tutela de un convento a  la de su marido y verdugo. Se liberó de los consejos del párroco de Alcalá de Henares, que le recomendaba  sumisión,  silencio, sufrimiento. También de las amenazas de que su decisión de denunciar la llevaría directamente al fuego eterno. No obstante, la jurisdicción eclesiástica la escuchó y amonestó al maltratador. Algo que lejos de ser ejemplar, empoderó aún más a su verdugo que la trató de chivata.

Tras  una batalla judicial se le otorgó el divorcio. Quedó liberada de su débito matrimonial y de Jerónimo de Jaras, su marido maltratador. Encontró en Álvaro de Ayala, el primer rector graduado en ambos derechos (canónico y privado) la posibilidad de ser escuchada.  Ayala contextualizó las palizas, la vida de violencia de género y la pérdida del hijo que esperaba tras una brutal agresión como determinantes para el divorcio y la devolución de la dote, así  como la prohibición  que  ni su marido, ni nadie relacionado con él, pudiera acercase a Francisca.

La sentencia fue tan ejemplar como su vida, ya que en su época las leyes invisibilizaban a las mujeres entre otras cosas porque estaban representadas siempre por su marido.  Y mujeres como Francisca, casadas con maltratadores, no tendrían acceso a ningún tipo de personalidad y menos a la representación necesaria para litigar en contra de ellos en los tribunales.

Muchos años más tarde nuestra sociedad seguía conviviendo con desigualdades que discriminaban a las mujeres en las leyes. Por ejemplo, hasta 1963 estuvo vigente la excusa absolutoria del Código penal que en su artículo 528 decía: ‘El marido que sorprendiendo a su mujer  matare en el acto a los adúlteros, o alguno de ellos, o les causare cualquiera de las lesiones graves, será castigado con la pena de destierro. Si produjere lesiones de otra clase quedará exento de pena’.

¿Qué ocurría a la inversa, es decir, cuando la esposa agraviada  matase al marido infiel o a su amante? Ella se vería acusada de dos  homicidios o asesinatos y recibiría una pena de hasta 40 años de prisión. Tal discriminación desapareció en la reforma del Código Penal de  1963 pero, vergonzosamente para la mujer, se mantuvo  otra discriminación: la de la esposa que cometía adulterio por el hecho de· ‘yacer una sola vez’ con varón que no fuese su marido (Art. 449), pero respecto al marido, para ser condenado  por amancebamiento hacía falta ‘tener manceba dentro de casa o notoriamente fuera’  (Art. 451). La muerte definitiva de esta norma fue en el año 1978 tras la despenalización del adulterio y amancebamiento.

Todos sabemos que la Constitución de 1978 nos tendió carta de naturaleza jurídica plena en su Art. 14 al proclamar la igualdad sin discriminación alguna por razón de sexo con el carácter de derecho fundamental, tendiéndonos un  galante guante  a nuestra condición igualitaria.

Algo impensable cuando en ese año 1963 se  aplicaba la excusa absolutoria para el marido  que  matare a su mujer  y su compañero en situación de adulterio. Entre otras cosas porque nos estaba prohibido a las mujeres el acceso  a la carrera judicial y fiscal, porque las leyes no tenían ninguna perspectiva de género y porque en definitiva no éramos sujetos plenos de derechos, sino simples objetos o instrumentos  del  marido  con necesidad de autorización  masculina  o paterna para casarnos o para abrir una cuenta corriente.

Y por ello Francisca fue la primera heroína  que como víctima se enfrentó a la violencia de género, frente a un sistema judicial en soledad. Tuvo que enseñar su cuerpo y las marcas dejadas en él a la curia eclesiástica para convencerles que era una víctima de violencia de género. Muchas otras mujeres, en su época y hasta mucho más adelante, no tuvieron posibilidad de contar con el auxilio de la justicia.

Cuántas vidas  e historias de mujeres  escondidas, anónimas  e invisibles se han escondido tras unas leyes profundamente discriminatorias  para las mujeres. Y por eso Francisca, con su historia  las hace visibles. Una avanzadora de 1624.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.

8 comentarios

  1. Dice ser lolaza

    Buenos días:
    Esta información es muy valiosa, muchas gracias por el artículo. El hecho de saber que ha habido mujeres que en circunstancias adversas han salido adelante, me da fuerzas para la vida diaria. Además, me hace respetar profundamente a aquellas que no supieron ni pudieron luchar contra ruedas de molino como Francisca de Pedraza porque quizás alguna la ayudó con su aliento y sus relatos.
    Se ha avanzado mucho pero queda todavía mucho camino por recorrer. Muy buenos días y un abrazo.

    04 marzo 2015 | 08:31

  2. Dice ser susi

    Parece increible que estas cosas pasaran hace ni cuarenta años. Aunque la ley establezca una absoluta igualdad, la mentalidad machista aún pervive en muchos (y muchas, desgraciadamente). Cosas como dejar más libertad a los chicos q a las chicas (cuando ellas por lo general son más responsables y causan menos problemas de broncas y vandalismo con lo que en todo caso debería ser al revés), exigirlas que hagan más tareas domésticas que sus hermanos, que esté peor vistas socialmente la infidelidad o promiscuidad femeninas, tener trabajos más precarios (hay mucha más temporalidad entre los hombres que entre las mujeres) pese a que ya superan a sus homólogos masculinos en preparación, que las mujeres asuman la mayor parte del trabajo doméstico y de crianza (eso si, luego cd viene el divorcio y la separación, les sale la vena igualitaria y braman por la custodia compartida). Aunque a pie de calle pocos se considerarán abiertamente machistas, basta meterse en cualquier foro mayoritariamente masculino para darse cuanta de que muchos de ellos no han asimilado la igualdad de las mujeres. A nivel legal si, por supuesto, pero no a nivel social. Ven q antes, por ser hombre ya tenías derecho a tener una chacha a tu disposición y ahora las mujeres cada vez toleran menos el ser las sirvientas de un machito mal criado por sus madres. Entonces empiezan con su lloriqueo de que ya no hay mujeres como las de antes, como sus madres o abuelas. Claro, ya casi no quedan mujeres que se dediquen a servirte gratis y encima te adoren como a un dios porque traes el sueldo a casa. Ven que pierden poder y eso no lo soportan, por ello cada vez hay más casos de violencia de género en chavales tan jóvenes. Ven que las mujeres no les consienten, les obedecen y les sirven como han visto hacer a sus madres (muchas mujeres son realmente estúpidas, han pasado de ser las sirvientas de sus marido a ser las sirvientas de sus hijos y no imponen su autoridad ni se dan a respetar) y entonces reaccionan con violencia para imponerse. Destilan un asqueroso sabor añejo, envuelto de una aparente modernidad, pero en el fondo tienen todavía una mentalidad profundamente machista.

    04 marzo 2015 | 08:37

  3. Dice ser Jimmy

    Señora Flor de Torres Porras, según su artículo veo que está completamente en contra de las distintas penas que habia en el pasado dependiendo del sexo del acusado.

    Me gustaria entonces preguntarle a usted como Fiscal, que opina de que en la actualidad el maltrato esté más penado si comete un hombre a una mujer que si lo comete una mujer a un hombre.

    Usted comenta que «la Constitución de 1978 nos tendió carta de naturaleza jurídica plena en su Art. 14 al proclamar la igualdad sin discriminación alguna por razón de sexo con el carácter de derecho fundamental», me imagino que esto ampara a todos los ciudadanos, ¿no? Y como tal las leyes actuales que yo le comento son igual de discriminatorias que aquellas a las que usted se refiere, con la diferencia de que las actuales se dan bajo el amparao de una Constitución.

    04 marzo 2015 | 17:23

  4. Dice ser María Alcala

    Es muy avanzada,pero…a dormir y a obedecer y a convivir con su verdugo,eso si ..después de una buena reprimenda y el dinero…
    Siempre el dinero.
    Debemos ser económicamente suficientes o seguiremos con sentencia y sin sentencia en la esclavitud.
    Enhorabuena a Doña Flor de Torres por su gran trabajo,así que ayudemosnos para ser LIBRES.Luchemos por una Igualdad en el trabajo ,salarios y trato. SOMOS IGUALES .Todas y todos por la Igualdad

    04 marzo 2015 | 21:45

  5. Dice ser susi

    Jimmy
    Existe una mayor condena en caso de malos tratos al hombre que a la mujer por varias razones. En la relación de pareja, históricamente se ha dado una asimetría de poder, teniendo el marido hasta hace bien poco todo el poder: podía autorizar o no a su mujer a trabajar, abrir una cuenta, conducir..y ahora aunque legalmente ya no es así, las costumbres y la mentalidad no cambian de la noche a la mañana y muchos hombres siguen convencidos de que su novia/mujer tiene que obedecerles, y si no lo hace, tienen derecho a «corregirla». Sólo hay que ver como chavales muy jóvenes, supuestamente educados en la igualdad se permiten el lujo de decirle a sus novias como deben vestir, controlar con quien hablan, salen….de ahí a que la golpeen cuando no les obedece, hay solo un paso, y el hecho de que muchas mujeres traguen es porque, repito, auqnue legalmente seamos iguales, esta igualdad existe desde hace unas décadas, eso para la historia es anteayer. Por eso digo q la igualdad no está asimilada previamente, ni por los hombres, ni desgraciadamente por muchas mujeres. Siglos de machismo no se borran de un plumazo. Es por estos que la ley de violencia de género sólo se aplica a las relaciones de pareja. Si un señor le pega una torta a la vecina del quinto en una reunión de vecinos, no será condenado por violencia de género, sino por una falta o delito de lesiones en su caso.
    Además, si bien el art. 14 de la Constitución establece la igualdad legal, la misma Constitución, en su art. 9.2 establece que «Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.»
    Es decir, no se limita a declara la igualdad formal, (ya se sabe, el papel lo aguanta todo. Yo ayer fui a la Luna y era un astro perffecto de cristal ¿ves?, sobre el papel puedes poner lo que quieras) sino que dice claramente que debe remover los obstáculos que la impidan. Las relaciones hombre-mujer han estado marcadas por una asimetría de poder (y siguen estándolo) hasta hace nada. Es por ello que mediante leyes como esta y otras muchas se busca corregir esta asimetría.
    Otra razón es la fuerza física. Un hombre medio tiene más fuerza que una mujer media. ASí, por ejemplo, si mi marido me da un bofetón y yo se lo devuelvo nos podemos enzarzar en una pelea en la que quien tiene las de perder soy yo.
    Espero que le haya quedado aclarado. Los hombres de bien no os debéis tomar esta ley como algo a título personal. Además, si tenéis hijas, y se cruzan con un cafre que les sacude podrán quitárselo de encima con una sola llamada a la policía. Por supuesto, y como no podía ser de otra manera, la que denuncia tendrá que demostrar los hechos. De no ser así, la denuncia se archiva y punto.

    05 marzo 2015 | 08:37

  6. Dice ser Megamoya

    @Jimmy:
    No puedo responder por la autora, pero sí daré mi propia opinión.
    Es de cajón que la actual ley contra la violencia doméstica (mal llamada «violencia de género») ha nacido fundamentalmente mal concebida desde el principio. Dejando a un lado si por lo demás la ley está bien o mal o cualesquiera otros problemas y defectos que pudiera tener, la ley debe reformarse cuanto antes para que ofrezca los mismos derechos, la misma protección, las mismas penas, etc independientemente del sexo del agresor e independientemente del sexo de la víctima.

    Dicen que el infierno está lleno de buenas intenciones. El PSOE demostró con esta ley por qué se dice eso, y sus amiguetes del PP no han hecho nada por corregirlo.

    05 marzo 2015 | 12:15

  7. Dice ser Jimmy

    Si Susi, pero igualmente lo sigues planteando desde la visión de la mujer cuando es la víctima de la violencia, y no desde la del hombre cuando es él (que haberlos haylos); y cuando en este caso es él al que la ley no le ampara igual.

    Cosa que según he entendido viene criticando el artículo.

    ¿Hemos de entender entonces que, en pos de la igualdad, la pena a una mujer maltratadora ha de ser menor que la de un hombre maltratado?

    ¿Y en caso de ser la pareja de dos hombres? ¿Y en caso de ser de dos mujeres? Tampoco les ampara. Eh ahi la desigualdad que se critica en el artículo pero que igualmente pasa hoy en día.

    05 marzo 2015 | 19:38

  8. Dice ser Noe R

    @Jimmy:

    Ahí le has dado Jimmy, los árboles no nos permiten ver el bosque y de ahí que una cuestión como esta solo se enfoque como una problemática exclusiva de un solo sexo.

    En el comentario que tu haces mención se hace patente:

    – chavales muy jóvenes, supuestamente educados en la igualdad se permiten el lujo de decirle a sus novias como deben vestir, controlar con quien hablan, salen… (lo planteamos como una actitud exclusiva de los hombres, cuando estas actitudes, y nos llevemos a engaños son mas propias de las mujeres, y lo digo yo como mujer y cansada de ver esta estos comportamientos en un montón de amigas. Afirmar lo contrario es llevarse a engaños)

    – si tenéis hijas: ¿y si tenéis hijos? ¿no se merecen el mismo trato igualitario ante la ley?

    etc, etc…

    Como bien dices todo enfocado desde la visión y perspectiva de la mujer, que si bien se defiende en el artículo, no se defienden los mismos valores y actitudes aplicados de forma contraria.

    Estamos en contra del trato histórico desigual de las leyes hacia la mujer, pero si nos remitimos a la actualidad, más adelantados, mas desarrollados, amparados en una Constitución y en un estado de derecho… curiosamente estamos a favor del mismo trato discriminatorio de la ley cuando se trata del género contrario, basándonos en argumentos que si de «igualdad», «machismo» «patriarcado»…. etc.

    Pues lo siento, no, no se puede plantear la igualdad desde la desigualdad; y defender una postura desde el trato desigualitario, por muy loables que creamos nuestros argumentos, cuando estamos, en base a ello, discriminado a otra parte de la sociedad, más cuando basamos nuestros argumentos en esto mismo.

    @susi

    Perdona, un pequeño inciso, pero el art. 9.2, al que haces mención y que establece que “Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.”; se refiere a que poderes públicos pueden establecer medidas como son la educación, planes integrales, concienciación, leyes de no discriminación… etc; pero nunca medidas que que vayan contra los Derechos Fundamentales reconocidos en la misma Constitución.

    07 marzo 2015 | 10:54

Los comentarios están cerrados.