La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

Archivo de la categoría ‘S, de Sergio de OT’

Inés Sastre… y yo

Mi amiga A. trabajó con la hermana de Inés Sastre en el bufete de abogados que se encargaba de los asuntos legales de la modelo; contratos publicitarios, trámites aduaneros (algunos peliagudos, como cuando a Inés Sastre le daba por comprar media Tailandia en muebles o alguno de sus novios millonarios decidía enviarle enormes regalos carísimos).

El bufete de abogados donde trabajaba mi amiga A. con Candela Sastre se ocupaba además de otras gestiones como, por ejemplo, llamar a los representantes de UNICEF en España para montarles un escándalo por haber reservado unos billetes de avión en turista y no en primera – para ella y sus dos amigas acompañantes.

¿No pretenderían que Inés – y par de amigas – fueran a volar en turista hasta África? Una cosa es donar a UNICEF el importe de la exclusiva para el ¡Hola! de la modelo solidaria abrazada a niños famélicos, y otra cosa MUY DISTINTA es que UNICEF, para ahorrarse algunos duros, pensara trasladarla en turista…

«¡Inés sólo viaja en primera!» (Normal: no se pueden cazar millonarios en clase turista…)

Y viajó en primera. Y UNICEF tuvo que descontar de su «generosa donación» el precio de los tres billetes.

¡Qué buena es Inés! Abrazada a esos niños famélicos que ni sabían que saldrían en el ¡Hola! (los niños pobres, como la gente pobre, no tienen derechos de imagen. Es más, no tienen imagen. Es más, no existen, salvo que aparezcan junto a una modelo solidaria.

Los niños hambrientos lo que necesitan no son ONGs, sino un buen abogado; para demandar a todos los canales de televisión y revistas que utilizan su imagen sin «derecho del menor» que valga. Ya verías tú cómo acabábamos con el hambre en África. El hambre en África que da a tantos de comer…)

Grados: 3º

Tori Spelling… y yo

Yo quería estar a poquísimos grados de Tori. Porque yo a-d-o-r-o a Tori, y más ahora, que la pobre está desheredadita viva.

Qué mal, Tori, nena, qué mal. Toda la vida defendiéndote de quienes te acusaban de ser una niña de papá para que ahora, que papá ha muerto, te quedes sin tu parte de los 400 millones de euros que tenía el buen señor en patrimonio. Fatal, Tori, fatal.

Y qué putada. Quince años de esfuerzo interpretativo y cirugías plásticas. Quince años de interpretar papeles de guapa rodeada de guapas (y luego se atreven a decir que eres mala actriz, qué mala es la gente, Tori, qué mala y qué envidiosa), de convertir tus ojos saltones en un complemento de moda y tu armario en una cortina de humo. Quince años de tesón constante y ahora te quedas huérfana de padre (productor) y sin la herencia millonaria con la que contábamos todos los que te queremos bien, Tori.

Qué desastre.

Pero, ¿sabes qué, Tori? ¿sabes qué? Que yo no pienso dejarte tirada como a una cualquiera. Yo no. Yo voy a ayudarte, Tori. Y de paso, a ponerme a un grado de separación de ti (lo cortés no quita lo caliente, nena, you know…) ¿Cómo? Muy fácil, voy a pujar por esas cositas tuyas que vendes en ebay: el bolsazo de Gucci, ese otro vintage de Chanel, y esa capita de piel de zorro rosa de Narciso Rodríguez. Sí, Tori, así soy yo: ABSURDA.

Grados: 1º (ebay mediante)

Hedi Slimane… y yo

No hay nadie más pop que Heidi (Slimane): diseñador superstar de la línea de ropa masculina para Dior, fotógrafo y artista conceptual.

Anoréxico a ultranza (él afirma que sólo come potitos, otros aseguran que ni éso) e instigador de otros célebres anoréxicos (parece ser que Karl Lagerfeld llegó a decir en algún momento de lucidez, de esa lucidez suya, que había adelgazado tanto sólo para poder caber en un traje de Slimane, que por eso se mata de hambre y se alimenta exclusivamente de Pepsi Light).

Slimane es, además de todo lo anterior, el creador del peinado monje-loco (ese de laterales elevados, que después adoptaron Beckham, Robbie Williams, los metrosexuales pastilleros y las maricas de Chueca), aunque lo abandonó cuando descubrió a un camarero peinado igual que él.

Heidi S. quedó fascinado de niño al ver a Bowie en la portada de uno de sus discos vestido de «Delgado Duque Blanco»; de mayor, acabó vistiéndolo. Y acabó vistiendo de «delgadísimos duques blancos – de cocaína» a muchas otras estrellas del pop, con esos trajes tan Slimane que rozan la fantasía yonqui deluxe.

No hay nadie más pop que Heidi.

Que conoció personalmente a Bowie en una cena con Boy George.

Y yo… también estuve con Boy George – queridos – una tarde en el Soho londinense:

lo que me pone a solamente un par grados de separación de Hedi Slimane.

O incluso a menos de dos, si cuenta el hecho de que tengo un enorme echarpe de lana y unas zapatillas doradas (ambas prendas de Dior) que diseñó H. Slimane. Si cuenta que yo me he gastado 1.000 euros en Slimane.

Y que mi talla me aleja tantos grados de ángulo de los tallajes de la ropa de Heidi S., que en cualquier momento podría alcanzar los 360º y encontrarme cara a cara con él.

Grados: 2º

Belleza en guerra

Cuenta Jaime Salinas – hijo del gran poeta Pedro Salinas, fundador de Alianza Editorial, encargado de relanzar Alfaguara en 1976, y director de la editorial Aguilar hasta 1991 – en sus memorias, «Travesías», sus vivencias como voluntario en el American Field Service durante la Segunda Guerra Mundial; un fabuloso testimonio de los horrores de una guerra – por ambas partes:

Nunca disculpamos a los nazis, primeros responsables de lo que ocurría a nuestro alrededor. Pero también podíamos ver que los nuestros, los que defendían la democracia y la dignidad humana, «los buenos de la película», eran capaces de generar sus propias monstruosidades.

Leo a Jaime Salinas (no sabéis qué maravilla de libro, cómo os lo aconsejo) y al tiempo una espléndida separata en la revista colombiana Número, ARTE Y CONFLICTO ARMADO.

Leo a Jaime Salinas recordar la gran guerra:

Acabamos convencidos de que en una guerra, por muy justa que pretendiera ser, todos acababan siendo malos.

Y la lectura de Número me lleva a descubrir a César López, que con sus obras contradice a Salinas y demuestra que en una guerra – en este caso, la colombiana – no todos son malos.

César López es un joven músico colombiano, un hombre que hace música para lograr belleza y también para que otros la descubran como una vocación a seguir de por vida y, quién sabe, desarmarlos.

César López es el autor de hermosos proyectos, como Invisibles Invencibles, un grupo musical creado con músicos callejeros bogotanos. Púrpura, percusión sobre cuerpos y, tal vez su proyecto más famoso, la escopetarra:

A propósito de la escopetarra leo en Número:

Juanes lo llamó para preguntarle si podía subastar su escopetarra por una buena causa; ahí estaba Paul McCartney, que pidió una; Shakira y Julieta Venegas están en la fila, al igual que Andrea Echeverry y otros artistas.

En la web de César López podréis escuchar algunos de los fragmentos de su música, es hermosa.

Y para terminar este desfile – nada militar – un último descubrimiento. Nicolás Estrada. Otro colombiano. Que dejó su país y su guerra y vive en España, donde diseña y fabrica magníficas joyas:

Más armas que no matan.

Joyas diseñadas con la ironía de los refranes perversos, como «El que peca y reza empata» y que Estrada interpreta a lo colombiano para crear una colección que podría ser portada de «La virgen de los sicarios», de Fernando Vallejo:

Escribe Salinas,

… en una guerra el miedo no se puede compartir.

Pero se puede combatir. El miedo. Con belleza. Tal vez.

Mr. Spock enamorado

«Mr. Spock pasa rápido sus primeras experiencias, evita el internado aeroespacial donde aprendió en una sola mañana, para el resto de su vida, que él era distinto a los otros niños soeces, palurdos de cualquier galaxia cargados con sus simiescas botas de amianto y sus fanfarronadas lúbricas; evita mirar al muchacho de la esquina porque hay algo en él que le turba si el joven Spock le contempla empezando desde abajo: pies perfectos, rodillas desnudas, muslos coleccionables… y justo más arriba un vacío mental entre las piernas.

Su placa de identificación declaraba 0-41 y Mr. Spock no sabía si estaba enamorado de él. Pasó torturado los tres cursos de adiestramiento, mirándolo a distancia sin atreverse a acercarse, vagando en solitario por la colina de cráteres y grabando en cada superficie lunar 0-41, 0-41, 0-41, hasta que comprendió por sus medios lo que todos descubren alguna vez: que no saber si se está enamorado es la única forma real de estarlo. Ninguna seguridad, basta de normativas, la gravedad ha muerto.»

Del cuento ESTRELLAS, ESTRELLAS, de Eloy Tizón, incluído en su último libro «PARPADEOS«, que más que un libro es un lugar de peregrinación, un acogedor y deslumbrante oasis de relatos de seres humanos con animales y de personajes de ficción que recobran la vida que pudieron tener y nos ocultaron: Mr. Spock enamorado, Heidi camarera y Pedro director de una multinacional. Y Roy Batty, de Blade Runner, recita otras visiones:

«He visto a mujeres de más de cincuenta años en el restaurante de unos grandes almacenes, con los pechos operados y los labios de colágeno, atiborrándose de tortitas con nata.»

«PARPADEOS«, de Eloy Tizón, de E. T. , como él cuenta que le bautizó Carmen Martín-Gaite, en el mismo último relato donde cuenta que fue colaborador del periódico El Sol, bajo la dirección cultural de mi admiradísimo Manuel Longares y

– me pregunto –

¿al tiempo que mis venerados compañeros Martínez Soler y Manolo Saco eran director y subdirector de ese periódico? Qué pequeño es el mundo. Y qué grande Eloy Tizón.

Satanás

El diablo reside en que estamos vivos. Eso le basta.

Mientras tanto, dios-IsladeJava cumple con su parte; viene y va.

El diablo permanece en que vivamos. Ya está.

Susan Philipsz

es una artista irlandesa que muestra en sus obras el magnífico poder evocador de la música popular (pop y popular) y su capacidad para modificar nuestros espacios:

CON ‘ZIGGY STARDUST’, DE BOWIE

Susan grabó el disco completo, cantado por ella, a capella, y lo usó como fondo musical de una instalación para «crear saltos de memoria que evoquen distintas asociaciones y que recuerden al público su euforia adolescente, sus sueños y la soledad de los momentos privados en la ducha.» (Indepth Arts News)

«Con mi trabajo trato de devolver al público a su ámbito, no lo contrario. Lo que trato de hacer es hacerte consciente del lugar en el que estás mientras agudizo tu propio sentido de ti mismo» (Susan Philipsz)

CON «LOS MUERTOS» DE JOYCE Y HOUSTON

Frente a una pantalla que proyecta una película en negro, con algunos destellos blancos, se escucha la voz de Phlipsz cantar ‘The Lass of Aughrim‘, la canción que escucha Gretta en el impresionante relato de Joyce y le recuerda su pérdida (aquí podéis leer, en inglés, ése y el resto de relatos de «Dublineses» de Joyce. De nada. Un placer).

¿Qué pretende con esa instalación Susan Philipsz? Que miremos la pantalla en negro mientras escuchamos la canción y, como Gretta, recordemos a nuestros propios muertos. Buenísimo.

CON ‘AIRBAG’ DE RADIOHEAD EN UN SUPERMERCADO

A través del sistema de megafonía de un supermercado Tesco en Londres, Susan Philipsz les cantaba a los clientes ‘Airbag‘ de Radiohead. En directo, sin música y con su propia voz.

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Muy bien. Y ahora, antes de llamarme cretino, o snob, afirmar con toda la desfachatez del mundo que la Philipsz ni es artista ni nada, que es una tía morro, blablablashitblabla o salir corriendo de aquí…

pensad en canciones, en alguna canción que os guste, e imaginaos que mientras estáis en cualquier lugar público (me da igual un supermercado que un Ministerio, que la sala de espera del INEM que un aeropuerto) escucháis por megafonía a alguien que canta – a pelo – esa canción. Que no la canta mal, ni con demasiado entusiasmo, que canta y es agradable. Imaginaos entonces vuestra sensación y cómo éso haría que el lugar os pareciera completamente diferente.

Eso es lo que pasa.

Eso es lo que hace Susan Philipsz. Y a mí me parece genial.

Jacqueline Stallone

Debido a las extrañas leyes que gobiernan mi maltrecho cerebro, y tras unos cuantos giros de 360º de mi cabeza que ya habría querido para sí Linda Blair en sus mejores exorcismos, ayer pensé: Jackie Susann + Tita Cervera… mmmm… Jackie Susann + Tita Cervera + la madre de Tita Cervera… ñamñam… JACQUELINE STALLONE.

Así, de sopetón. Y sin psicotrópicos, ni Bombay Saphire, ni Dominio del Cuco. Ni siquiera un triste pimiento de padrón.

Sí, sí, sí, la madre de Sylvester (a quien adoro). La mujer que huyó de su casa a los 15 años para hacerse trapecista en el Circo Ringling, que tuvo el primer programa de fitness de la televisión, que creó un show de peleas femeninas (con mucho barro, imagino) para Las Vegas, parió al divino Sylvester y además tuvo tiempo de licenciarse en química y dedicarse a la astrología con gran éxito. A la Astrología y a la Rumpología; el viejo arte de conocer nuestra personalidad y destino a través de la forma del culo. Apasionante.

Cuánto dicen nuestras nalgas de nosotros y qué barato (125 dólares + gastos de envío) resulta que Jacqueline nos lo diga, tras recibir una fotografía digital de nuestro trasero en su correo electrónico.

¿Qué destino le espera a este chulángano de Hollywood?

¿Y cuál a este exitoso CEO?

¿Y a Angela Merkel? ¿Y a Eduardo Noriega?

¿O acaso preferís conocer el vuestro? Pedídselo a Jacqueline a través de su web.

Ella ha entendido que el culo es el espejo del alma. Porque la cara, de sobra lo sabe, llega un momento en que deja de ser nuestro reflejo para pasar a convertirse en nuestra propiedad. En su caso, una propiedad sometida a las leyes inmobiliarias marbellís para la edificación de plantas de colágeno activo…

Jean Seberg

En 1957, Jean Seberg protagonizó su primera película, ‘Saint Joan‘, en la que interpretaba a Juana de Arco, dirigida por Otto Preminger y con un guión de Graham Greene, basado en la obra de teatro de George Bernard Shaw.

En 1958 volvería a trabajar con Preminger en la conocidísima ‘ Bonjour Tristesse‘.

En 1959 se convertiría en la musa de la Nouvelle Vague gracias a su papel en la mítica ‘ A Bout de Souffle‘, de Goddard.

A finales de los años 60, Seberg era un icono en Francia y una delicada estrella de Hollywood que cometió la imprudencia de entrar en política y apoyar la causa del grupo radical antirracista Panteras Negras (el mismo que apoyó también Jane Fonda).

Lo pagó muy caro.

En 1970, ese siniestro personaje que fue el director del FBI John Edgar Hoover, decidió hundir su reputación y puso en marcha una campaña de desprestigio, que consistió en extender el rumor de que el hijo que Jean Seberg estaba esperando no era de su marido, el escritor Romain Gary, sino de uno de los miembros de las Panteras Negras.

Aquí podéis leer el infame documento:

Tras extenderse el rumor, Seberg sufrió un adelanto del parto y dio a luz a un bebé muerto. Al día siguiente ofreció una rueda de prensa, donde estaba presente el cadáver del niño. Blanco.

A partir de entonces, cada aniversario del nacimiento muerte de su hijo, Jean Seberg intentó suicidarse. Hasta que el 7 de septiembre de 1979 lo consiguió.

Aterrador.

Soñadores versus Maledicentes
(CEAC vs. CCC)

Me encanta la radio: los programas – mi último descubrimiento, que se ha convertido en adicción, ha sido el programa de SER Barcelona «Los especialistas secundarios» (podéis escuchar todos sus programan en la web; a destacar especialmente la teoría de que la Reina Sofía tiene el pelo duro y las sinopsis de películas del crítico Sugar Ray), pero también las cuñas publicitarias.

Me fascinan los personajes de los anuncios de la radio y me encantaría escribir un serial radiofónico protagonizado por algunos de ellos (la pobre mujer desesperada que no puede dormir por culpa de los ronquidos de su marido, el profesor de vela que compara ING Direct con la navegación moderna, el ejecutivo estresado que ha empezado a tomar leche de soja para combatir su alto nivel de colesterol…)

Aunque los que me tienen fascinado últimamente son los protagonistas de las cuñas de las dos mayores empresas de formación a distancia de este país: CEAC y CCC.

En la actual campaña de CEAC, los protagonistas (hombres y mujeres) se desenvuelven alegremente en sus estudios universitarios o profesiones (vendedor inmobiliario, decoradora, asesora fiscal) hasta que una voz masculina y neutra los saca de su ensimismamiento para comunicarles que «es sólo un sueño», pero gracias a CEAC podría convertirse en realidad. ¿Un sueño ser vendedor inmobiliario? Eso ilustra muy bien la clase de vida laboral de mierda que lleva tanta gente. Y lo cicateros que nos hemos vuelto con nuestros propios sueños.

La campaña de CCC es muy diferente: en ella un grupo de gente (hombres y mujeres) hablan de otra persona no presente en términos muy crueles, mofándose de sus trabajos poco especializados. Hasta que uno de ellos les advierte de su error y les comunica que ése de quien hablan ahora trabaja de jefe de obra, o de administrativo en un supermercado. Porque hizo un curso en CCC. Siempre que escucho ese anuncio, me dan ganas de llorar de rabia, de llamar hijosdeputa al grupo de maledicentes.

Gente que sueña con un trabajo mejor, gente que quiere dejar con un palmo de narices a los que siempre pensaron que era un perdedor. A esa gente se dirigen los anuncios radiofónicos actuales de CEAC y CCC. Y no sé si es interesante, inquietante o un horror. No lo sé.