La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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De cómo Enron hizo Gobernador a Schwarzenegger

¿Recordáis los apagones de California en el verano de 2002?

Provocaron tal crisis económica en el estado, tal déficit presupuestario y sensación de caos en la ciudadanía que, un año más tarde, el gobernador de entonces, Gray Davis, fue destituido a mitad de su mandato y se convocaron nuevas elecciones.

El 17 de noviembre de 2003, Arnold Schwarzenegger juraba como Gobernador de California.

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¿Recordáis el desplome de Enron, que arrastró a Arthur Andersen en su caída, y que terminó con la bancarrota de esta gran empresa proveedora de energía, tras falsear sus resultados y estafar a empleados, socios y accionistas?

Durante el mes de Julio de 2002, para superar sus problemas de liquidez, algunos operadores de Enron decidieron provocar los apagones para poder elevar los precios de la electricidad en California. Denominaron a estas operaciones «Estrella de la muerte» y «Ricochet«.

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¿Recordáis los apagones provocados por Enron en California en Julio de 2002, en plena crisis de valoración de la empresa en Bolsa?

Su estrategia de especulación con el precio de la electricidad reportó millones de dólares a los operadores de la compañía, sumió a California en una situación tan desastrosa que provocó la destitución del gobernador y la victoria de su contrincante republicano en las posteriores elecciones, Arnold Schwarzenegger .

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Esto, las peligrosas e íntimas relaciones de los Bush con Enron y mucho más, podéis descubrirlo en un espléndido documental, candidato al Oscar de este año: «Enron: Los tipos que estafaron a America». Por desgracia, sólamente se proyecta en un cine en España: el Pequeño Cine Estudio, de Madrid. Raro, ¿no?

Sharon Stone (y un frontal de regalo)

Charito Piedra (Sharon Stone para los no amigos) no está en su mejor momento interpretativo – aunque su contribución al avance de la ciencia quirúrgica sea innegable.

Cuentan las malas lenguas (mmmmmmmmm) que para las escenas de la Stone en la segunda parte de Instinto Básico han tenido que hacer más trabajo de edición en la sala de montaje que para sostenerle las tetas a Jessica Rabbit o para sacar mona y joven a la Streisand en «The Mirror Has Two Faces» (and the camera twenty filters).

Las malas lenguas somos así.

Cuentan también que Charito, tras obligar a todo el equipo de la secuela (que amenaza con ser incluso peor que la primera) a cambiar los planes de rodaje para que ella pudiera acudir a Cannes y exhibirse con su planchado nuevo, los reunió a todos a su regreso para decirles cuánto les había echado de menos. Bien. Tanto que había traído un regalo para cada uno. Muy bien. Una caja divina para cada cual que contenía… TACHÁN… ¡un gorro de ducha – robado del hotel de La Croisette – por cabeza! (Súper literalmente). Pues qué bien. Tía puta.

¿Y el frontal? ¿Y el frontal?

El mismísimo Heath Ledger, protagonista de Brokeback Montain, luciendo desnudez pelín famélica pero de lo más bucólica y pastoril (y uncut, para mi desgracia).

Porque es viernes y para compensar por la decepción con Charito, que se nos acaba de caer de los altares por cutre, por mentirosa (¿cómo puede negar haberse operado con esos clásicos pómulos BoDerek-comparte-plano-con-la-Obregón?) y por mala actriz. Vaya por dios. Cada vez nos quedan menos, y la Mosquera malísima de los nervios…

Miss Shangay Lily

ACLARACIÓN PREVIA: Ayer pasé el día combinando la deliciosa lectura de la biografía del Barón Corvo, de A.J.A. Symons con la interesantísima «Mari, ¿me pasas el poppers?» de Miss Shangay Lily. Y pensé que la Diva merecía un espacio de honor en esta galería de personajes. Esta mañana, cuando llegué al cíber, entré en su web y me vi citado, adjetivado y tratado con un conmovedor cariño. El post que sigue bien pudiera parecer un lance de juegos florales, pero no lo es. En absoluto. Estaba planeado; pero la maravillosa casualidad que hizo que yo estuviera leyéndola mientras ella escribía mi nombre en su Divario, lo ha hecho urgente.

MISS SHANGAY LILY es – ahí donde la véis; importante maricón pintado – el ÚNICO intelectual español que reflexiona en medios públicos sobre el fenómeno ‘queer’ (aquel que defiende la diferencia apocalíptica gay, bisex y transexual frente al creciente conservadurismo del fenómeno gay integrado), el feminismo radical y la elaboración del deseo como constructo que va más allá del género o la identidad sexual.

MISS SHANGAY LILY, que ha sido actriz en películas españolas de éxito, colaboradora en programas de variedades – e incluso de variantes -, reportera para el «Corazón de…» con la Igartiburu, e incluso rehén de La Granja de Terelu. Que inauguró en España el fenómeno de los ‘tea-dance’ y creó la primera revista gratuita gay (que lleva su nombre y le costó algún que otro disgusto posterior) es una importantísima figura del pensamiento español.

Por mucho que sus libros lleven títulos petardos, sus contenidos no lo son. Aunque sus turbantes y modelazos resulten deslumbrantes, su rigor intelectual lo es aún más. Por más que los medios masivos recurran a ella para dar color a sus obviedades, Miss Shangay siempre consigue ir un poco más allá y convertirse en un personaje complejo e inclasificable para la mayoría.

Será por eso que para conocer su auténtico pensamiento es necesario acudir a sus ensayos, a las salas de teatro alternativo o a su DIVARIO ONLINE, donde ella lo explica tan bien:

Cada vez que me he salido de la casilla que se me había asignado (drag-queen-divertida-frivolona-televisiva-sin-mensaje) he sido castigado con la invisibilidad que las bolleras, transexuales no sexuadas y feministas tan bien conocen.

Será por eso que me gusta tanto.

Salvadas en serie

Anoche, leyendo el reportaje de EPS sobre Sarah Jessica Parker (fabulosa sesión fotográfica con gran grano en la barbilla), pensé en ese momento en que – de repente, en la treintena – uno se da cuenta de que «hasta aquí hemos llegado» y «a partir de ahora, todo es decadencia«.

Ese momento en que pensamos que ya dimos y obtuvimos lo mejor de nosotros y la vida, de nuestro talento y del entusiasmo ajeno y sólo nos queda saber cómo vamos a sobrevivir y de qué coño vamos a morirnos.

Anoche, ya véis, tuve un fugaz arranque de oscura lucidez.

Pensé en Sarah Jessica, en su mediocre carrera como actriz cinematográfica, hasta que llegó ‘Sex and the city’ y todo cambió.

En Anita Obregón (esa cincuentona famosa internacional según los tabloides británicos), que lo intentó todo (todo es TODO) para triunfar en el cine como actriz y tuvo que esperar a la televisión para enderezar su maltrecha carrera.

En Candice Bergen, cuando ya en la cincuentena, descubrió que se habían acabado los papeles dignos de ella y entonces llegó ‘Murphy Brown‘.

En Liza Minelli, cuando le dieron la oportunidad de protagonizar un reality semanal junto a su último exmarido, el muppet; oportunidad que desaprovechó (y es que los lanzamientos de botellas de vodka vacías no dan demasiado bien en cámara).

En Mercedes Milá, periodista de prestigio olvidada en un rincón, que guardó la reputación en el mismo cajón que el secador de pelo y volvió a la vida gracias a Gran Hermano (tampoco nadie le preguntó a Lázaro si el precio a pagar por volver a la vida era demasiado alto…)

Pensé en todas ellas en medio de mi tenebroso arranque de honestidad brutal, me serví un whisky con poco hielo y me animé. No hay nada como pensar (y si es con poco hielo, mejor que mejor).

Sergio, ganador de OT 2005

Ganó. Anoche el que fue tantas semanas favorito del público demostró que España manda al teléfono.

Bien por Sergio, que entra en las mayorías nacionales: Torrente, El Código DaVinci, Crónicas Marcianas,…

Pero Sergio , además de nuevo integrante del mainstream dreamteam patrio, es también la demostración del éxito del mosquita muerta, de la carita de bueno, de la tranquilidad que nos dan aquéllos que no suponen una amenaza: Soraya era demasiado, como lo fue Chenoa en su momento: demasiado lista, demasiado resuelta, demasiado segura,… y Víctor, bueno Víctor canta bien, pero España no es de melenas ni actitudes de R&R Star en formatos familiares.

Gana Sergio, muchachito canario que me imagino que canta correctamente, cumple con las coreografías y levanta moderadas pasiones – aseaditas – que los padres de las adolescentes esemeseras contemplan con buenos ojos.

Gana Sergio y confirma mis apocalípticas teorías acerca de la progresiva muermización nacional. Y de aquéllo que le decía a Millás su madre: «No te destaques, hijo mío, no te destaques».