Una novela histórica española relata el origen de Australia: entre el genocidio y la épica de los presos que fundaron un país

Fotograma de la película Sweet Country (2017), sobre el genocidio de los aborígenes australianos.

Gerard Duelo, profesional vinculado a la alta dirección de empresas y actual presidente del Consejo General de los Colegios Oficiales de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de España, publica una nueva novela, Convictos, en la que se adentra en la historia de Australia, y en «el terrible genocidio cometido por Inglaterra hace 250 años». En el siguiente artículo, el autor explica el contexto histórico donde ambienta esta ficción y de lo que ha supuesto para él como escritor.

 

Desde el mar, Australia, la isla más grande, plana y desértica del mundo es única y múltiple. Profundas calas protegidas por impresionantes acantilados y miles de interminables playas de arenas amarillas, reflejan el fuerte sol. Crestas que desparraman la exuberancia de su vegetación sobre el abismo o la prolongación de desiertos que quieren bañarse en las bravas aguas de sus dos océanos, dan fe del porqué Australia es el país con más sitios reconocidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

La mayor parte de la fauna que habita en Australia no se puede encontrar en el resto del mundo, donde habitan miles de especies únicas y donde hay cuatro veces más ovejas que hombres.

Yo estaba allí, contemplando al fin, con ojos de escritor, aquel espectáculo que me estaba obsesionando desde que en el 2010 publiqué mi primera novela (El Mal de sus Carencias, Ed. IBUKU) y, en la búsqueda de datos para confeccionar su armazón, di con información sobre el oscuro nacimiento de Australia. Nada ni nadie me podría apartar del ataque fiero de mi vocación de novelista y contarle al mundo (Convictos, Ed. La vocal de lis) la historia de un terrible genocidio: la vergüenza silenciada de Inglaterra, pero, a la vez, la epopeya de un colectivo humano que supo crear una gran nación. Homero, sin duda, le habría dedicado sus versos más celebres al sacrificio de aquellos hombres y mujeres que llegaron a esas tierras en contra de su voluntad y cargados de cadenas.

Si para cualquier autor su última novela es como un hijo; como un ser que nace más de las entrañas que de las neuronas, Convictos es para mí todo eso y, además, una nueva etapa de mi vida. Desde muy joven sentí que mi auténtica vocación era la literatura, pero no pude vencer la tentación de entrar en el mundo de los negocios, en el que se reconocía mi capacidad con importantes beneficios económicos. Qué difícil resulta salir de ese mundo. Te atrapa, te convences de que no tienes derecho a sacrificar el confort de tu familia a cambio de una vocación para la que no sabes si estás dotado con las herramientas necesarias. Se impuso el empresario y el escritor que había en mí, quedó relegado a inquieto lector y autor de algunos libros de carácter profesional.

Como resultado de esas inquietudes, esta es una novela de compromisos con la historia y con las historias de los personajes más destacados de los 150.000 convictos que fueron condenados por una justicia arbitraria, imperativa y dictatorial, de aquella Inglaterra del siglo XVIII y XIX.  Arrancados de sus familias para deportarlos a un territorio remoto, inhóspito y prácticamente desconocido, Inglaterra certificó una de las mayores tragedias de la historia. Y para mayores males, cometió además un auténtico genocidio con los cientos de miles de aborígenes que habitaban en el lugar desde hacía mas de 40.000 años y que se vieron sorprendidos por la invasión de los europeos, que los exterminaron, explotaron y expulsaron de sus tierras. Aunque a más de un lector le parecerá parte de la inevitable fantasía de una novela, la realidad de esa historia la supera revelando que en Tasmania el gobernador pagaba recompensas a los que cazaran indígenas como si fueran animales.

Por si fuera poco, en 1860, en la culta, refinada y prospera Inglaterra, a la muerte del último nativo tasmano, un directivo de la Royal Society of Tasmania mandó abrir la tumba para que le confeccionasen una maleta con la piel del indígena.

La novela es una historia épica, porque aquellos hombres y mujeres deportados a la fuerza, lograron soltarse de sus cadenas y, frente a todas las adversidades, unirse como pueblo, revelarse a los hábitos del colonialismo y construir una nación nueva y justa.

Actualmente, uno de cada cuatro australianos ha nacido en otro país, convirtiendo a Australia en el país con mayor número de habitantes provenientes de otros continentes.

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