Tartessos, un mundo aún por descubrir

Réplica del tesoro del Carambolo. Museo arqueológico de Sevilla (Cedida por el autor)

El periodista y divulgador Javier Ramos y el historiador Javier Martínez-Pinna acaban de publicar El enigma Tartessos. La primera civilización de la Península Ibérica (Actas, 2018) sobre lo que califican como «uno de los grandes retos a los que se enfrenta la Arqueología española». En el siguiente artículo, uno de sus autores, Javier Ramos, repasa la historia y el estado de la búsqueda de esa civilización y da pistas sobre el enfoque que dan en su obra.

Tartessos: un mundo aún por descubrir

En el extremo sudoeste de la península Ibérica pudo existir una importante civilización hacia el primer milenio antes de Cristo. Hallazgos como el Tesoro del Carambolo, el bronce de Carriazo o el santuario de Cancho Roano lo prueban. Sin embargo, hoy por hoy aún no existe ninguna evidencia arqueológica que corrobore que dicho foco antiguo sea la Tartessos que todos conocemos. Sigue siendo uno de los grandes misterios que la ciencia que escruta el pasado no ha logrado desentrañar.

Existe cierto consenso sobre que cuando el Antiguo Testamento se refiere a la ciudad de Tarkish, está hablando de lo que griegos y latinos denominaron Tartessos, un reino situado en Occidente rico en metales y riquezas. Avieno, Heródoto, Eforo, Estesicoro o Esteban de Bizancio reconocen la existencia de una ciudad próspera más allá de las Columnas de Hércules, en el estrecho de Gibraltar. Son abundantes las referencias en documentos apuntan a que Tartessos debió existir realmente.

Lo que realmente desconocemos es si se trataba de una cultura indígena, autóctona con influencias de Oriente, o fue simplemente una colonia fenicia que se asentó más allá de las Columnas de Hércules. Las fuentes clásicas describen que la cultura tartésica tuvo una economía próspera basada en la agricultura, la minería y el comercio marítimo.

El arqueólogo e hispanista alemán Adolf Schulten, descubridor de Numancia, fue quien más esfuerzos dedicó a la búsqueda de Tartessos por el entorno de Doñana y las marismas del Guadalquivir. A través de la Ora maritima de Avieno, obra geográfica que describe la Hispania prerromana, llegó a relacionar Tartessos con la Atlántida de Platón. Según él, el origen de Tartessos se remonta a la llegada de pueblos procedentes de Asia Menor cuya cultura superior les permitió asentarse en el actual litoral andaluz y dominar toda la zona.

Tanto se obsesionó Schulten en encontrar la legendaria ciudad que invirtió dos décadas enteras en esta misión, excavando el área que comprende el actual Parque Nacional de Doñana, pero no pudo hallarla. Ni siquiera la más pequeña prueba de su existencia.

Un tesoro espectacular

Mucho después, cuando parecía que Tartessos había caído en el olvido, en septiembre de 1958 tuvo lugar un hallazgo inesperado. Durante unas obras en el municipio de Camas, a tres kilómetros de Sevilla, en la colina del Carambolo, se descubrió un conjunto de valiosas piezas de oro en el interior de un vaso. El encargado de confirmar que aquella era la primera evidencia física de la existencia de la civilización tartésica fue un delegado del Servicio Nacional de Excavaciones, el arqueólogo Juan de Mata Carriazo, quien dio también nombre a otro objeto asociado a esta cultura, el ‘Bronce de Carriazo’, que representa una deidad femenina y fue hallado cerca de Cádiz.

El descubrimiento en Camas tuvo lugar en un antiguo santuario dedicado a los principales dioses fenicios: Astarté y Baal, por lo que el fabuloso tesoro ha vinculado también a la cultura fenicia y no a la mítica Tartessos. En cualquier caso, sabemos que las piezas halladas son del siglo VII antes de Cristo, y el tesoro está formado por 21 piezas huecas de oro de 24 quilates y un peso total de casi tres kilos. Incluye 16 piezas rectangulares, dos colgantes en forma de pectorales, dos brazaletes y un collar.

Tras el fracaso de Schulten, quizá este ajuar pueda servir de aliciente a los arqueólogos del siglo XXI para dar definitivamente con la antigua Tartessos, un reino que, según la tradición clásica, estaba dirigido por Argantonio, cuyo nombre significa ‘hombre de plata’.

El estudio de la cultura tartésica sigue siendo hoy día uno de los grandes retos a los que se enfrenta la arqueología española. A pesar de todos los esfuerzos por tratar de comprender las características de esta enigmática cultura, es muy poco lo que seguimos sabiendo de un mundo cuya historia se sigue confundiendo con la leyenda.

En la actualidad, muchos interrogantes siguen sin tener respuesta: ¿Qué relación existe entre Tartessos y la Tarsis bíblica? ¿Por qué se ha querido ver en ella un recuerdo lejano de la mítica Atlántida? ¿Cuáles fueron los motivos por los que decidieron esconder esos fabulosos tesoros que aún hoy nos siguen asombrando? ¿Qué parte de verdad esconden los mitos que se refieren a la existencia de una ciudad rica, culta y próspera, situada en algún lugar de la costa andaluza, pero que todavía no ha sido encontrada?

Con El enigma Tartessos tratamos de ofrecer respuestas a todas estas incógnitas. Es un nuevo libro que proporciona otro enfoque a la historiografía existente. Descubrir Tartessos es también viajar en el tiempo a modo de guía. Visitar las provincias donde se desarrolló esta antiquísima cultura (Huelva, Sevilla y Cádiz) y extendió sus dominios (Extremadura y Portugal) para conocer ciudades y yacimientos fascinantes, repletos de misterios y curiosidades.

*Las negritas son del bloguero, no del autor del texto.

2 comentarios

  1. Dice ser ignotis parentibus

    De que serviría saber si la atlantida existió o jonás quiso huir en un barco hasta tarsis (tartesos) en un sito más allé de las torres de Hércules?

    16 diciembre 2018 | 15:08

  2. Dice ser DerFiled

    Es increíble la datación antiquísima de algunos «tesoros» de enorme riqueza, pero también gran interés histórico y arqueológico, que existen en España.
    Hace poco leí una novela ambientada en la Edad del Bronce y relacionada también con un tesoro. Se llama «La premonición de Safeyce» y narra en clave de ficción el posible origen del «Tesoro de Villena»: casi diez kilos de oro que se encontraron en esa localidad alicantina en los años 60 de este siglo. Los arqueólogos dataron en hallazgo en La Edad del Bronce. Pero allí no hubo ninguna «gran ciudad», sino poblados pequeños. Debía de haber un tráfico enorme con ese metal por todo el Mediterráneo, y quizá también con las Islas Británicas, durante milenios. Gracias por el post, que me anima a visitar esas tierras y a fascinarme con la Antigüedad. Y también me anima a seguir este blog tan interesante.

    21 diciembre 2018 | 23:38

Los comentarios están cerrados.