La bofetada de Richard J. Evans a la historia contrafactual

Fotograma de la serie británica SS-GB, que imagina una Inglaterra invadida por la Alemania nazi.

Una de mis lecturas  de no ficción de este verano ha sido un breve e interesantísimo ensayo del portentoso historiador inglés Richard J. Evans, Contrafractuales. ¿Y si todo hubiera sido diferente? (traducción de Guillem Usandizaga, Turner, 2018). En este librito, Evans analiza el reciente interés de algunos historiadores (y también novelistas, a los que dedica unas páginas) por la historia contrafactual o alternativa, esto es, a imaginar qué habría pasado si algún hecho histórico no hubiera sucedido o no lo hubiera hecho como conocemos.

Evans hace un exhaustivo recorrido por esta tendencia, desde precedentes literarios del siglo XIX hasta el siglo XXI y trata de responder si realmente esta práctica tiene alguna validez para el estudio del pasado. Su profundo análisis, lleno de argumentaciones demoledoras, no deja lugar a muchas dudas. Para Evans, la historia contrafactual no tiene validez ni utilidad alguna al estudio de esta materia. Y, de tenerla, sería bajo unas limitaciones y condiciones muy estrictas. Para este historiador, concede, su único interés es el estudio social y político de esta corriente y de lo que dicen estas teorías de quienes las formulan.

Porque Evans desenmascara que bajo esas hipótesis e imaginaciones del pasado alternativo se esconden, entre otros males, el de los deseos políticos de los historiadores que lo hacen. Básicamente expresan, de modo afirmativo o negativo, deseos incumplidos por la Historia. El historiador británico critica, le dedica casi un capítulo entero, a desmenuzar La Historia Virtual de otro mediático historiador británico, el escocés Niall Ferguson.

Como este es un blog donde hablo habitualmente de narrativa histórica, me resulta interesante señalar los comentarios que dedica a varias conocidas novelas que juegan con la idea de que la Alemania nazi ganó la Segunda Guerra Mundial y conquistó, o fagocitó, al Reino Unido o EE UU, como El hombre en el castillo, de Philip K. Dick, Dominación de C. J. Samson y la más conocida, el superventas Patria, de Robert Harris. Sobre las dos últimas -de las que tiene palabras positivas-, Evans explica que son ficciones que interpretaban la incertidumbre y el euroescepticismo británico sobre la UE hablando sobre una Europa unificada, nazi en la ficción, pero dirigida, como temían ellos que es la Unión Europea, por Alemania. Interesante lectura sobre dos conocidos bestseller escritos antes (Patria fue publicada en 1992 y Dominación en 2012) en plena época del brexit.

Tras leer a Evans es difícil argumentar algo a favor de la utilidad de la historia contrafactual, más allá de su divertimento o ingenio de algunas hipótesis. Sin embargo, su poder evocador me sigue pareciendo válido y terriblemente atractivo para la literatura y la reflexión política.

Y a vosotros, ¿qué os parece esto de la historia contrafactual?

¡Buenas lecturas!

Puedes seguirme en FacebookTwitter y Goodreads.

Si te ha gustado esta entrada, quizá te interese…

Los comentarios están cerrados.