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Entradas etiquetadas como ‘homosexualidad’

Algunos obispos creen que el tiempo no ha transcurrido

Por Ángel Villegas

Conferencia Episcopal Española

Conferencia Episcopal Española (EUROPA PRESS).

No voy a dar nombres; no quiero señalar directamente a nadie. Además, ellos y sus reiteradas manifestaciones son por todos conocidas. Algunos obispos de la Iglesia católica parecen empeñados en creer que el tiempo no ha transcurrido, que el mundo y las gentes no han evolucionado, que estamos aún en los tiempos del nacional-catolicismo. Y fieles a su pensamiento retrógrado insisten en anatematizar a las personas por su opción sexual.
Yo les rogaría que miraran más la propia palabra de Cristo (que ellos dicen seguir), que no condenó a la Magdalena, que predicaba, ante todo, la misericordia y el perdón y que solo se enojó, emprendiéndola a latigazos, con los mercaderes del Templo.
Sin embargo, a esos mismos obispos no les he oído una palabra acerca de esa tercera parte de la población española que tan mal lo está pasando y que se acerca al umbral de la pobreza.
En todo caso, miren hacia el papa Francisco, que parece estar muy lejos de sus posturas maximalistas.

Prejuicios por no ir mucho al parque

Por Santiago Aragón Guarné

No hace mucho tiempo coincidí en el parque con una familia con seis niños. Muy respetuosos con el entorno, jugaron sin conflictos.

Dos personas homosexuales se besan (ARCHIVO)

Dos personas homosexuales se besan. (ARCHIVO)

Este fin de semana, en el mismo lugar, conocí a una pareja de hombres con su hijo. Ni complejos, ni traumas, ni nada que se le parezca.

Si recuerdo ambos encuentros es porque me sorprendieron. No eran escenas habituales para mí. Me pillé mirando con los ojos de la mente, con ideas preconcebidas sobre cómo debían ser las familias numerosas o los hijos de parejas del mismo sexo. Y claro, la realidad siempre supera cualquier prejuicio, que se queda corto por simplón.

Tonto de mí, sigo conservando un montón de clichés, todos falsos, por supuesto. No consigo deshacerme de esta absurda colección que continuamente interfiere y me impide una limpia vivencia del presente.

Necesito ir más al parque.

Neil Patrick Harris y cómo el talento no se mide por la orientación sexual

Por Raúl Rodríguez Escribano

Neil Patrick Harris es noticia y no es de extrañar. El actor, cantante y mago estadounidense ha sido el encargado de llevar la 87 edición de Los Oscar. En una edición marcada por la exclusión de nominaciones a actores de color, Harris ha sabido llevar la ceremonia de forma espléndida, y es que ya tenía práctica, puesto que ha sido varias veces el maestro de ceremonias de los premios Tony.

Neil Patrick Harris (GTRES)

El actor Neil Patrick Harris durante la 87 ceremonia de Los Oscar. (GTRES)

Sin duda alguna, el actor es todo un ejemplo a seguir. Tras su larga carrera interpretativa, ha demostrado que vale para cualquier cosa que le echen encima. Y no sólo eso. Después de darse a conocer internacionalmente por su mujeriego personaje en la ‘sitcom’ Como conocí a vuestra madre, Harris hizo pública su homosexualidad demostrando a la industria cinematográfica que el talento interpretativo no se mide según la orientación sexual. Sin embargo, no todos corren la misma suerte.

Su antecesora como presentadora de Los Oscar, Ellen DeGeneres, se vio obligada a dejar de lado la interpretación tras su salida del armario. Esperemos que el polifacético actor no se vea afectado por ello, pues es un modelo a seguir en su trabajo.

 

«Hay que implantar leyes contra la homofobia»

Por Raúl Rodríguez Escribano

Una pareja homosexual se besa. (ARCHIVO)

Una pareja homosexual se besa. (ARCHIVO)

Hace dos noches en Málaga dos jóvenes homosexuales se disponían a celebrar su aniversario cuando fueron gravemente agredidos por un guardia de seguridad de Renfe. Lo preocupante de esta noticia no es simplemente el ataque que sufrieron los protagonistas, sino la causa de dicha agresión.

¿Merecen dos personas sufrir tal hecho solo por ser de una condición sexual distinta?

Preocupantemente, estos ataques homófobos se están multiplicando. Sin olvidar el caso de los dos adolescentes expulsados de un local madrileño por besarse hace tan solo dos semanas. ¿Estamos haciendo algo mal? Evidentemente sí.

Cada vez las calles son menos seguras para personas de esta condición, que ya de por si sufre una importante represión por parte de ciertos grupos sociales. Quizá deberíamos empezar a plantearnos implantar leyes en contra de la homofobia, tal y como ha ocurrido en Cataluña recientemente.

Personalmente, me da pena que debamos llegar a extremos como son el uso de las leyes para penalizar actos homófobos, que deberían reducirse por voluntad propia de los ciudadanos y no del sistema judicial.

 

La homosexualidad y Rouco Varela

Por Eduardo Almeida

39188-240-180El otro día me desperté leyendo una declaración del presidente de la Conferencia Episcopal Española, Rouco Varela, sobre su preocupación por el «presente y futuro del matrimonio de la familia». Preocupación. Me encanta esta preocupación. Obviamente hablamos del matrimonio homosexual. Como si la heterosexualidad fuera a desaparecer de la tierra porque aceptemos la homosexualidad como una orientación sexual tan valida como la heterosexualidad. ¡Qué gracia! ¿Nos hemos vuelto locos? Para que esto ocurra, se debe tener los mismos derechos que las parejas formadas entre hombre y mujer.

Sí, los homosexuales se pueden casar, pero todavía queda mucho camino por recorrer. Camino que está lleno de obstáculos como lo es la Constitución española, que además de estar desfasada, pone trabas a que este camino llegue a su fin. No es de locos pensar entonces que es uno de los motivos por los que el cardenal pide que no se modifique en absoluto. Por eso y porque el Estado y la Iglesia tienen relaciones que están «suficientemente bien reguladas». Y tan reguladas. Es hora de avanzar y quitarnos el lastre que supone la Iglesia, que no deja de ser una figura que chupa del bote del Estado como el que más. Es hora de cambiar las cosas, empezando por esa Constitución tan chapada a la antigua y obsoleta que tenemos. Es hora de dar un paso adelante, no hacia atrás.

Carta de un militar gay al ministro de Interior

Por Alberto Linero Marchena

72465Fui el primer militar gay en contraer matrimonio entre militares en España. He callado mucho tiempo pero tras escuchar al ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, no puedo más. Lucharé contra todo este sistema que está vulnerando el derecho a vivir en libertad. A los que nos gusta luchar por los derechos de todos, no creo que nos veamos reflejados en usted. Me da vergüenza que este país no solucione los problemas desde arriba. Con vuestras medidas recaudatorias estáis dejando a los ciudadanos sin los recursos esenciales para “la pervivencia de la especie”. Me da vergüenza ajena tener un ministro del Interior que diga semejantes barbaridades.

¿Desde cuándo el matrimonio ha tenido relación con la pervivencia de la especie? ¿Desde cuándo no existen embarazos de personas solteras? Tengo una hermana lesbiana que dará a luz a mi sobrina. Si existe la libertad de creencia religiosa, es contradictorio que no se dé oportunidad a otras religiones a que sean materia educativa. Señor ministro, no debería confundir la biología con la ley. Si de verdad se siente usted preocupado por el número de hijos engendrados, podría plantear a su Gobierno políticas de protección social que no conviertan tener un hijo en un problema. ¿Qué especie quiere preservar, la de familias que se quedan en la calle tras perder hogares? Por si lo ha olvidado, si es que llegó a saberlo, el matrimonio civil que reconocen las leyes del país del que usted es ministro, esas que juró cumplir y hacer cumplir, es un acuerdo de convivencia y socorro mutuo entre dos personas independientemente de su sexo. Con este comentario, este señor demuestra que ser inteligente no es un requisito para llegar a ministro.

El ministro, los gays y la especie

Por Jon García

«Darwin… y Stalin le hubieran aplaudido»

Mi madre suele decir que el amor y el dinero son dos cosas que no se pueden ocultar. A lo que, seguramente, también habría que añadir la homofobia, un defecto -sin cura- que transforma en intolerante e inquisidor a quien lo padece. El ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, se dejó llevar por sus moralinas religiosas en un coloquio sobre religión que tuvo lugar en Roma y, mostrándose en tono ufano, soltó de perla su rechazo hacia el matrimonio homosexual porque «no garantiza la pervivencia de la especie». (Nada mejor que echarse a la carretera y distanciarte unos kilómetros para mostrarse tal cual eres, como diría aquél). ministro del InteriorSeguramente, de haber estado presente Darwin le hubiera dado la razón, aunque también le hubieran aplaudido Hitler o Stalin si hubieran estado de público. Y es que precisamente este es el problema: la intencionalidad con la que se habla. El ministro esconde sus fobias homosexuales tras argumentos de biología molecular que nada tienen que ver. La especie, sr. ministro, seguirá perpetuándose per sécula seculorum a pesar de intolerantes como usted, ya que como ocurre con la gallina y el huevo, entre el hetero y el gay no sabría decir quién fue el primero.

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Por Enrique Chicote.

«De todo hay en la viña»

El argumento de Jorge Fernández Díaz es, hoy por hoy rigurosamente cierto. No obstante, habrá a quienes les preocupe sobremanera la pervivencia de la especie, como al señor ministro, y habrá a quienes les importe un bledo. Lo grandioso de vivir en un sistema plural de libertades es que los primeros puedan ponerse a procrear con la intensidad que sus órganos sexuales les permitan y los segundos a lo que les plazca, pues de todo hay en la viña de Señor, don Jorge; frase que como usted bien sabrá en calidad de miembro supernumerario del Opus se atribuye nada menos que a San Mateo, hace más de dos mil años.

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Por F. Gomis

«Una perogrullada, por no decir una tontería»

Negando que lo haga por motivos religiosos, el piadosísimo ministro del Interior ha afirmado que se opone al matrimonio gay –es decir, a nuestras leyes, poniéndolas así en peligro desde su puesto- por argumentos racionales, ya que “no garantiza la pervivencia de la especie”. Por supuesto que no lo garantiza: eso es una perogrullada, por no decir una tontería. Pero tampoco hace falta que lo haga.

Esto se debe a varias y reales razones científicas. Porque todos somos genéticamente bisexuales. Porque el número de homosexuales que se dicen exclusivos no supera el 6% de la población. Porque muchos hijos son concebidos fuera del matrimonio. Y porque lo que con frecuencia no asegura de verdad la pervivencia de una especie es lo contrario: la excesiva proliferación; de modo que la naturaleza, cuando hay superpoblación en una especie –moscas o personas- fomenta la aparición de conductas homosexuales en los estadios superiores de la que los estadígrafos llamamos curva de Pearl.

Zapatero ministro Fernández Díaz, a tus zapatos, sin intentar con falsas razones imponernos, debido a sus peculiares convicciones religiosas, conductas a las que nos inclina la naturaleza para asegurar nuestra supervivencia. Más aún: nuestra crisis actual se debe en parte también a sus peculiares convicciones religiosas de que ciertos métodos anticonceptivos eficaces son “antinaturales”, prohibiéndonoslos o dificultando ahora su acceso, lo que ha agravado nuestra superpoblación, hacinamiento, contaminación, desempleo, etcétera. F. Gomis.

Cursos de sexualidad para machotes

Por Nacho Belmonte

El otro día me partía de risa en el tren leyendo la noticia de que el  señor Reig Pla quiere impartir cursos de sexualidad como Dios manda. No se que significa exactamente eso de «como Dios manda», pero teniendo en cuenta lo que precede a este señor, no creo que Dios quiera que sea él el encargado de dar cursos de sexualidad.

Por un lado me encantaría que todos los homosexuales nos apuntáramos a sus cursos para ponerle al individuo algunas cosas claras, como que gay no es sinónimo de promiscuo, ni de ateo, ni de VIH, ni de abusos sexuales a menores. También habría que explicarle que el amor no es exclusivo de las parejas heterosexuales, y Dios es amor, y si Dios nos ha hecho gays no creo que sea porque seamos un experimento fallido, sino más bien una interpretación de tipos como Reig Pla.

Por otro lado, me alegra una cosa: que gracias a personas así, la Iglesia católica se está cavando su propia tumba, y nos estamos haciendo cada vez más ateos, gracias a Dios. Vamos a ver, entonces, qué nos enseñan sobre sexualidad estos muchachotes de la Iglesia.

 

La ‘justa’ Iglesia

Por Adrián Infante Dionisio

Parece ser que a la Conferencia Episcopal Española le parece “gravemente injusta” la decisión del Tribunal Constitucional de avalar el matrimonio homosexual. Es decir, a los garantes de la moral y la ética en España les parece injusto que dos personas que se aman quieran formalizar su relación en pos de una vida en común.

A estas alturas, yo me pregunto: ¿qué es justo para la Iglesia? ¿Qué es para ustedes la justicia, señores clérigos? ¿Acaso entendéis por justicia aquellas cruzadas en las que se mataba a miles de personas en nombre de Dios? ¿O quizás les parecía más justo que su institución mandara quemar en la hoguera a los científicos y librepensadores que, en aras del progreso, se atrevían a poner en entredicho sus postulados?

Quizás soy muy antiguo en mis planteamientos; en ese caso, ¿les parece justo no permitir que las mujeres puedan oficiar sus sacramentos? Que vuestro máximo representante se desplace a uno de los países más azotados por el sida para dar el mensaje de que es malo usar preservativos, ¿les parece suficiente justicia? Que miles de niños y niñas en todo el mundo hayan sido vejados sexualmente por sacerdotes cristianos (y que se les intente encubrir desde las altas instancias eclesiásticas) es muy justo, ¿verdad? Y la ostentación y el derroche de medios económicos de los que hace gala el Vaticano mientras miles de millones de personas no pueden ni beber agua, ¿es justo?

Señores (que no señoras, porque no las dejan) de la Conferencia Episcopal, antes de hablar de justicia revisen su pasado y su presente; no banalicen un concepto tan importante porque entonces estaremos condenados, como a ustedes les gusta decir, al infierno.

La fe del ministro

Por Diego Mas

En principio, la fe de un ministro no tiene interés para nadie más que para él, aunque sea el ministro del Interior. No importaría, pues, que Fernández diga, a pesar de la sentencia del Tribunal Constitucional, que “sigo creyendo que el matrimonio es entre hombre y mujer”. Pero en España sí importa, y mucho. Porque Fernández está tratando de ocultar lo que él y el PP trataban de hacer con su recurso ante ese Tribunal: impedir por ley que otros ciudadanos tuvieran los mismos derechos que ellos para realizar un contrato civil de convivencia con otra persona, llamado matrimonio. Y no podemos olvidar que su partido ha sido fundado y han pertenecido y pertenecen a él personas que proviene de un régimen que condenaba a los homosexuales a la cárcel e incluso a la muerte. Así de claro, como así de dura y peligrosa es la ideología de no pocos de los que nos gobiernan aún en los más altos organismos del Estado. Con razón les suena fatal todo lo que sea que otros hablen de “memoria histórica”, aunque ellos no hagan sino santificar la de carniceros como Franco o Queipo de Llano. Esto nos exige una profunda y constante alerta para no perder nuestros derechos, nuestra libertad física e incluso algo más.