Por Pilpil Udó
No salgo de mi asombro cuando unos y otros abren titulares sobre las muertes de mujeres a manos de sus parejas. El número elevado de muertes es un escándalo, inaceptable, y cargado de una repulsa infinita.
Es increíble, como te invitan a marcar el 016, que más de uno me encantaría que lo usara para ver que te ofrecen en ese maravilloso número telefónico. Solo te dicen que denuncies, que detrás de la denuncia existen otros apoyos, pero por encima de todo, denuncia.
Te dicen que no deja rastro en la factura telefónica. Mi reflexión, habiendo usado ese teléfono en dos ocasiones para ayudar a dos conocidas, ¿cómo se puede decir tan alegremente que las mujeres agredidas, no pidieron ayuda o no llamaron para informarse? ¿Quién lo sabe? ¿Cabe la posibilidad que lo más cercano de pedir esa ayuda, superando la barrera del terror, haya sido marcar este número mágico al cual te remiten?

Imagen de violencia de género. (ARCHIVO)
No todas tienen esa fuerza; para otros es normal y natural tomar la decisión de ir al juzgado o a la comisaria. Donde te armas de valor para ir a denunciar y encima te tienen en la sala de espera horas interminables, que hacen que desistas.
Habiendo sufrido agresiones físicas, verbales y amenazas constantes, rogó y suplicó ayuda, en un programa matinal de televisión y sin respuesta, marcho a los 6 meses fuera de España; con lo puesto y sus hijos, con todas sus denuncias bajo el brazo y todos los partes médicos de las agresiones.
Se dirigió a servicios sociales del nuevo país nada más aterrizar con sus 3 hijos menores de edad, allí también se hacen eco del número elevado de mujeres que mueren a manos de sus parejas en España y la pasividad de nuestros departamentos a dar soluciones a esta madre.
Con asombro, el protocolo para actuar fue rápido, en menos de 24 horas disponía de una pequeña casa para sus hijos, colegios, material escolar, ropa, alimentos, personal de apoyo para los niños y psicólogos designados hasta alcanzar un resultado óptimo en las vidas de los pequeños y encauzar sus vidas.
Todos siguen viviendo fuera de España felizmente y tienen nueva vida, cargada de proyectos y bonitos sueños que van logrando, todo lo que aquí les fue vetado.
El número de mujeres muertas sigue creciendo, indignante.