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Entradas etiquetadas como ‘fumar’

El mal olor de los fumadores

Por Arcadio Fernández Pérez

Alguien se lo tiene que decir:
Los fumadores/as saben el mal olor que desprenden cuando ha acabado de fumar, saben la sensacion desagradable que dejan cuando se sienta a tu lado en el metro o en el bus o cuando entran en un ascensor o en un sitio cerrado.tabaco

Por otro lado los tenemos que aguantar cuando estamos en la parada y nos estan echando el humo en la nuca, o en la propia cara si son mas descarados/as, despues nos tenemos que aguantar con ese olor tan desagradable y asqueroso todo el trayecto y tambien tenemos que aguantar el olor de sus bocas cuando no cesan de toser por este hábito

insano que tienen.

Si estas personas que se adornan tanto al salir de casa con sus modelitos, sus marcas incluso sus caros perfumes, supiesen el desagradable mal olor que les produce el tabaco no volverían a fumar en la vida.

Acoso al cigarrillo electrónico

Por Rafael Molina

Me gustaría denunciar el acoso al que está siendo sometido el cigarrillo electrónico por parte de tabacaleras y farmacéuticas a través de los medios de comunicación. Tengo una tienda de cigarrillos electrónicos en Alcorcón (Madrid) desde hace 2 meses y estoy a punto de echar el cierre por la causa expuesta anteriormente.

Una mujer fumando un cigarrillo electrónico. (Sebastien Nogier / EFE)

Una mujer fumando un cigarrillo electrónico. (Sebastien Nogier / EFE)

Estos lobbies están seguros de que el cigarrillo electrónico sustituirá tarde o temprano al convencional y quieren hacerse con su control atacando a las tiendas especializadas para que desaparezcan. Un día sí y otro también oigo y veo en los medios de comunicación lo perjudicial que es el cigarrillo electrónico sesgando la realidad y suprimiendo que es la alternativa real a fumar tabaco, el cual provoca 6 millones de muerte al año en el mundo. No podemos consentir que siempre el pez grande se coma al pequeño.

Inversión en juegos y casinos

Por Manuel Nogueras

13-09-23-osoMe avergüenza que mi gobierno de la Comunidad de Madrid solo busque inversión en juegos y casinos para reducir las listas del paro. Me avergüenza que gobierne sin un programa para crear empleo. Me avergüenza que se baje los pantalones aceptando las condiciones de un empresario que sabe que las leyes no se pueden hacer a su gusto para obtener sus propios intereses.

Mi gobierno de Madrid no busca inversión para investigación y desarrollo, como lo hace Alemania con sus industrias buscando actividad empresarial. Solo quiere ludópatas enfermos y enfermos de cáncer, donde se tendrán que costear las medicinas con el repago. Mi gobierno no invierte en industria farmacéutica, ni en industria geriátrica, a pesar de que nuestra población dentro de unos años será la más envejecida de toda Europa.

Los niños y el tabaco

Por Fernando Guerrero Barrio

El próximo 31 de mayo se celebra, como es habitual, el Día Mundial sin Tabaco. El éxito de la ley antitabaco es un hecho: más de un millón de personas han dejado de fumar, aunque un 24 % todavía fuma. Pero los niños fumadores pasivos han visto cómo no les respetan su espacio, es muy fácil ver a padres y madres que fuman en su presencia en los parques, puertas de los colegios, en el coche, paseando por la calle, en la playa o en casa. C:UserslbelenguerPicturesTU BLOGnt0001.JPG

Son cuantiosos los efectos nocivos que produce el tabaco en la salud de los niños. Por ejemplo, existe un mayor riesgo de infecciones durante el embarazo y la lactancia, partos prematuros, la pérdida de peso al nacer. Además, en los niños menores de dos años de edad aumenta la posibilidad de desarrollar enfermedades respiratorias, bronquitis, neumonía, asma y también otitis, enfermedades que padecerán toda su vida, así como la adicción al tabaco, pues los niños que conviven con fumadores son más propensos a adquirir este hábito.

Los efectos del tabaco en los niños son muchos, pero la falta de responsabilidad de los padres y del Gobierno es aún mayor por no establecer medidas de prevención que eviten que nuestros hijos sufran las consecuencias, se inicien en este hábito y no sean algún día una de las más de 50.000  personas que mueren al año por el tabaco. Siempre se ha dicho que “queremos lo mejor para nuestros hijos”. Si como fumador no valoras lo suficiente tu vida, al menos protege y respeta la de tu hijo. Por favor, no fumes en su presencia. Él no puede elegir, tú sí.

Por el respeto a los no fumadores en las terrazas cerradas

Por Piluri

DÍA MUNDIAL SIN TABACOBasta ya de que los bares y restaurantes habiliten zonas para fumar donde no está permitida su habilitación. Basta ya de que los bares y restaurantes permitan y faciliten, para su beneficio y en perjuicio de nuestra salud, que se fume en sus terrazas públicas cuando éstas están totalmente cerradas, sin ningún lateral abierto al exterior. Basta ya de que no se respete la Ley 42/2010, de 30 de diciembre de 2010, más conocida como ‘Nueva Ley Antitabaco‘, que nos protege de los ‘malos humos’ en locales cerrados. Y basta ya de que los bares y restaurantes se la salten a la torera, obligándonos a seguir respirando el cancerígeno humo del tabaco en sus terrazas cerradas.

LEE AQUÍ CÓMO ENVIAR TU OPINIÓN Y TU DENUNCIA

Señores de la DGT, ¿por qué no se prohíbe fumar en los vehículos?

Por Damián Núñez Pulido

Hoy me he librado de tener un accidente de moto bastante grave. Yo iba circulando tranquilamente por una rotonda cuando un coche se ha incorporado a toda velocidad haciendo caso omiso al ceda el paso y a mi presencia mientras el conductor se encendía un cigarro. Sí, ha pasado tan cerca que me ha dado tiempo a ver como tenía un mechero amarillo encendido en una mano y el cigarro en la boca. Lo triste es que no es la primera vez que me pasa, las he tenido peores, en otra ocasión el conductor fumaba y hablaba a la vez por el teléfono móvil mientras casi se me lleva por delante. Eso es arte, el arte de ponernos a todos en peligro, gracias campeón.

tabackSon muchos los conductores que circulan en sus coches o motos –cosa que considero aún más grave- con cigarros encendidos en sus manos y me sorprende al ver que la DGT aún no ha prohibido esta práctica que para mi parecer entraña un gran peligro. Todos sabemos que fumar es una adicción y toda adicción tiende a distorsionar la realidad. No me refiero a que veas alucinaciones ni nada de eso, pero el que fuma conduciendo puede prestar más atención al “placer” de fumar que mirar si cruza un niño o puede que la ceniza le caiga sobre su regazo y al sobresaltarse se lleve a un motorista por delante, porque no me negarán que este acto distrae lo mismo o incluso más que hablar por el teléfono móvil o poner una dirección en el GPS.

Así que ahora que puedo escribir y antes de que acabe en algún hospital por culpa de otro conductor fumador le pido a los señores de la DGT que recapaciten, se desentiendan de las presiones que puedan tener de los lobbies tabacaleros y regulen de una vez esta actividad al volante, ya que es muy triste comprobar cómo gente que es multada por este motivo -por unos agentes responsables y conscientes del riesgo que supone- recurran y se les retire la multa porque realmente no está penado.

La impunidad de los fumadores

Por Ricard Alapont

Desde siempre, parece que los fumadores gozan de cierta impunidad en lo que a incivismo se refiere. Hablo de las dichosas colillas que nos encontramos en cualquier rincón de nuestros pueblos y ciudades, incluso en plena naturaleza. Colillas

Si bien es cierto que no estaría de más que los ayuntamientos dotaran a todos los cubos de basura de ceniceros (sólo los encontramos en escasos cubos de algunas ciudades), debemos recordar que el ser fumador es una elección, y por tanto esto no da derecho a deshacerse de la colilla donde a uno le plazca.

Estoy harto de ver a gente arrojando las colillas al suelo sin ningún pudor, hasta parece que está socialmente aceptado. Si tiramos un papel o basura al suelo, puede que los conciudadanos de nuestro alrededor nos miren mal o nos lancen algún improperio. En cambio, si tiramos una colilla nadie se escandaliza. Pues a mí me parece igual o más reprobable incluso.

En mi opinión, debe ser obligación del fumador el buscar un cenicero o procurarse de algún sobre especial o recipiente donde desechar la colilla. Los ayuntamientos deberían tomar cartas en este asunto y no permitir que se sigan ensuciando impunemente las calles.

Sobre la tragedia del Madrid Arena (III)

Por María Sánchez

«Soy menor y estuve allí»

Soy menor de edad, tengo 17 años y estuve en Madrid Arena, con esto quiero que conste que fueron muchísimos menores de edad, no solo de 17 años, sino también mas pequeños que yo conocía. Ha sido una de las peores experiencias de mi vida. Yo estaba en la pista principal y allí también hubo pequeñas avalanchas, yo sufrí una de ellas y estuve abajo, fueron los peores segundos de mi vida, no me quiero imaginar lo de las pobres chicas y la gente que estuvo en el túnel. La organización fue una autentica basura. Efectivamente no pidieron DNI ni registraron nada. También hubo bengalas dentro de la pista, porque a mí y a mis amigos nos tiraron una a los pies, y con eso ya se demuestra la irresponsabilidad por parte de la organización de no revisar las bolsas. Yo estoy segura de que la mayoría de los «guardas» ni lo eran, únicamente eran gente corriente con chalecos reflectantes, porque no sabían como actuar en esta situación de tanto estrés y peligro. Dentro de la pista, como es normal por la cantidad de gente que había, no se podía ni respirar, además de la cantidad de gente que estaba fumando, una amiga mía y yo nos mareamos mucho y fuimos hacia el túnel para ir al baño y refrescarnos un poco; los guardas no nos dejaron pasar, nos dijeron que nos comprásemos una botella de agua, pero que no podíamos pasar al otro lado, y vimos también cómo un chico que estaba a nuestro lado le suplicó que quería ir al baño, que tenía ganas de vomitar y su contestación fue: «no vas a pasar, vomita ahí, en esa esquina». Eso es algo que no se puede permitir.

Con el tema de las entradas, mi novio, también menor, fue uno de las relaciones públicas, él desde el primer día estuvo al tanto de las entradas que se iban vendiendo, cuatro días antes me dijo: «dame tu entrada, no quiero que vayas, se han vendido más del doble de las entradas permitidas y ahí se va a liar»; no le hice caso, y no me puedo arrepentir mas. Con esto quiero dejar constancia de que todo lo que se dice es verdad, y que ojalá la basura de Justicia que hay en España, por una vez, haga lo que tienen que hacer, únicamente por respeto a las familias de las cuatro fallecidas y de la herida gravemente.

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Por Mauro P.

«Entré en la cola con 15 amigos y salí de ella con uno solo»

Estuve en el Madrid Arena. Dentro del recinto era muy difícil desplazarse de un lugar a otro y más aun desplazarse de un lado a otro. Ni los baños ni las salidas de emergencia estaban
señalizadas, solo había carteles de «emergencias» pero mal situados, ya que estaban encima de las entradas a todos los túneles, los cuales eran de entrada y salida. Las escaleras de acceso a la pista central estaban abarrotadas de gente. Desde primera hora de la noche se reflejó el sobreaforo. Recorrimos 100 metros de cola entre empujones y apretones. Todo el mundo se
dispersó y los que íbamos con amigas íbamos agarrándolas para que no fuesen aplastadas. Yo entré en la cola con 15 amigos y salí de ella con uno solo. La sensación que tenemos todos es que la cola era un arroyo de gente, como un torrente de agua. Y la entrada de acceso al recinto también fue rápida y descontrolada. No había seguridad indicando a la gente cómo entrar o dónde moverse, simplemente metieron a más de 15.000 personas en un recinto cerrado a vistas de su suerte, como si fuéramos ganado, lucrándose de nuestro dinero; de nada sirve comprar las entradas con mes y medio de antelación ya que nunca iba a haber «sold out». Lo único que frenó la venta de entradas fue el alto precio en taquilla, 60 euros.

Fue el «sálvese quien pueda», nosotros fuimos un grupo grande y conseguimos «hacernos sitio» en la pista, pero apenas a 10 metros del fatídico túnel. Pasamos allí varias horas, bailando y disfrutando de la rave sin saber que a 20 metros moría gente. Incluso algunos amigos estuvieron en el túnel en el momento del tapón, a escasos dos metros de la montaña de gente, pero hay que imaginarse la cantidad de ruido, música, gritos que habría para que no se enterasen hasta el día siguiente de que a esa escasa distancia estaba muriendo gente. Según los dueños del recinto del Madrid Arena, la pista de baile estaba diseñada para albergar 3.600 personas, dos por metro cuadrado, y en cualquier foto se puede demostrar que no se acerca para nada a dicha cifra. La Comunidad de Madrid alquiló el recinto a una empresa, encargada de organizar la fiesta, pero si ésta no cumple las normas de uso es tu responsabilidad y más si te estás lucrando por ello.

Sinceramente estoy acostumbrado a que en la noche madrileña nos traten a los jóvenes como ganado, te gastes el dinero que te gastes en la entrada a una fiesta electrónica. Soy habitual en este tipo de eventos y te das cuenta de que si sales sin daños de este tipo de fiestas es porque te has preocupado tú por ti mismo, porque nadie de los organizadores lo va a hacer por ti. Y cuando ocurren cosas de estas lo primero que nos viene a mi y a mis amigos a la boca es: «esto solo pasa en España». Durante muchos años no podremos estar orgullosos de la nación donde nacimos.

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Por Ane

 “¿Cuántas mentiras más de la organización y de los políticos?”

Soy una madre cuyo hijo y quince amigos estuvieron en la fiesta. Tenían la entrada desde hacía tres meses. Fueron por ver a Steve Aoki. Mi hijo llegó a casa desencajado, nos contó que fue horrible, nos enseñó fotos, vídeos.  Hasta un mensaje de Twitter donde el anterior DJ hablaba de 20.000 asistentes, ¿cuántas había entonces cuando actuó Aoki? Puedo asegurar que en el vídeo se ven muchas más, por cierto el tuit dando las gracias desapareció en cero coma.

¿Cuántas mentiras más el Ayuntamiento, la organización, políticos, incluido la señora Botella nos van a contar? ¿Cómo puede ser que la policía ve que hay chavales en la puerta haciendo botellón y salten diciendo que no es competencia de ellos? ¿No dicen que está prohibido el botellón? ¿Cómo justifican los chavales que han estado si les han quitado la entrada? Mi hijo tiene fotos y vídeos, ¿pero y el que no tiene? La culpa no fue del DJ. Mi hijo en marzo estuvo en otra actuación de Aoki, diferencia abismal. En fin, quienes de verdad han perdido son las cinco niñas, las familias se recuperan pero ellas no. Reciban un saludo, una madre atacada por ver a su hijo mal y oír mentiras.

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 Por José M. G. Prado

 “¿Por qué todas esas puertas cerradas?”

Mi hija estuvo allí y dice que uno de seguridad les impidió el acceso a la zona central cuando empezaba a actuar el DJ, y tuvieron que rodear el recinto recorriendo pasillos y varias puertas cerradas hasta casi dar la vuelta al mismo y encontrar por fin una por la que acceder al espectáculo. ¿Por qué todas esas puertas cerradas?

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Sobre la tragedia del Madrid Arena (II)

Por Raquel Fernández

“Vi una tercera avalancha desde arriba, gente aplastada contra las barras”

Mi marido y yo (sí, marido porque tengo 35 años) llegamos sobre la 1 de la madrugada cuando todavía no había mucha gente. En la entrada a mí no me cachearon y a mi marido le tocaron por encima los bolsillos. Cuando llegamos donde supuestamente tenías que entregar la entrada enseñando el DNI solamente me pidieron la entrada, no comprobaron que la misma estuviera a mi nombre.

Una vez dentro nos quedamos en la primera planta (estaba la pista, primera y segunda planta). En un momento determinado decidimos bajar pero al estar abajo me agobié un poco porque había muchos «críos» bailando a empujones y además vi que dos de las salidas estaban cerradas (tenían precinto rojos y blancos con las palabras «No Pasar») y como no tengo ya 18 añitos pensando un poco en que si pasaba algo eso era una ratonera nos volvimos a la primera planta.

Desde la primera planta (estábamos situados junto a los técnicos de sonido que estaban justo encima de la salida donde ocurrió la tragedia) vi un par de avalanchas con gente por el suelo, la verdad es que ya se veía que algo malo iba a ocurrir porque no se veía a nadie de seguridad intentando controlar la situación. Vi una tercera avalancha desde arriba, muchísima gente por el suelo, gente aplastada contra las barras (ya que justo a la salida del pasillo había dos barras que impedían el paso de la gente hacia los laterales). Seguí observando y vi que la gente se levantaba, seguía habiendo tapón y cesó el tráfico de gente, yo lo interpreté como que el personal de seguridad de una forma sensata había restringido la entrada a la pista ya que allí no cabía un alfiler, lo que no imaginaba era lo que estaba sucediendo, que había gente muriendo sólo a unos metros debajo de mis pies.

Os aseguro que el aforo estaba sobrepasadísimo, he estado en muchos conciertos con mucha gente y creo que sé calcular más o menos, de verdad que allí había más de 10.000 personas. Steve Aoki en un momento de su actuación habló de 15.000 personas, supongo que alguien le dio este dato, no se lo inventaría…

Considero que el Madrid Arena era una ratonera, escaleras por todas partes que impiden una evacuación en condiciones si sucede alguna tragedia, salidas cerradas, poca seguridad… nada más poner el pie allí viendo un poco el ambiente se veía que tenían todas las papeletas para que ocurriese algo así, creo que el Madrid Arena no es un sitio que reúna las condiciones adecuadas para un evento de esta magnitud y parece que se ha demostrado.

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 Por Andrea

“Las puertas de seguridad de los lados estaban cerradas, era una autentica ratonera”

Me gustaría detallar todo lo que allí viví. Antes de llegar ya nos venían avisando que habían vendido muchas más entrada que aforo, que llegáramos antes por si acaso. Esto fue verdad, el pequeño y gran detalle fue que eso se hizo siendo conscientes, conscientes de que allí habría muchas más personas de las que cabían. Cuando llegamos y entramos no nos hicieron ni un control de lo que llevábamos, ni de bolsos ni de botellas, nada (hubo gente que metió dentro botellas grandes de alcohol, petardos, de todo).

Cuando entramos, ya nos pareció muy raro que no nos controlasen nada, ya que nosotros hemos asistido más de una vez a ese recinto a fiestas y siempre nos han chequeado y cacheado por seguridad. Quiero dejar claro que eso no se lo hicieron a nadie. Nadie pasó por un control, ni por tornos como está diciendo la organización. No existía un control ni de número de asistentes ni de objetos.

Otra cosa que me gustaría comentar para que lo sepáis es que no todas las entradas se contabilizaron. Es decir, no existe un verdadero control ni datos verdaderos porque es imposible, ya que no se controlaron todas las entradas, es decir, se la quedaron y ya, ni la cortaban y nos la devolvían, ni cuando había un código de barras que pasar en los que la llevábamos online. También es cierto que en todas estas fiestas siempre parten la entrada o la chequean y la devuelven ( yo tengo todas mis entradas de fiestas de ahí pasadas), allí no. Allí se quedaron con nuestras entradas, supongo que ellos mismos sabían que habían vendido muchas más de lo que cabíamos. En resumen, se quedaron nuestras entradas y muchas no las controlaron, era un autentico cachondeo, hablando mal y claro. Con todo esto se demuestra que era imposible que existiera un control del número de personas que estaban accediendo a la sala, ya que ni siquiera se podía contabilizar.

Al entrar todos, absolutamente todos los que íbamos juntos nos quedamos sorprendidos con la cantidad de gente que había, cuando intentamos bajar a la sala principal (donde ocurrió la avalancha) era imposible porque estaba colapsada con gente sin poder moverse, la gente quería entrar y salir por el mismo sitio, y esto era imposible. Todo eso se debió a que en una sala con infinidad de accesos estaban abiertos creo que 3 en total, y solo uno a la sala grande de abajo, la principal. Las puertas de seguridad de los lados estaban cerradas, estábamos en una autentica ratonera.

Otro matiz que me gustaría contar es la poca seguridad que allí dentro existía y cómo se les fue de las manos. Yo, por desgracia o por suerte, ya no lo sé, estuve presente en una pelea de 5 chicos contra mi novio, el cual no podía hacer nada frente a ellos; nadie, nadie de seguridad estaba ahí para ayudarnos, por más que gritaba desesperada ayuda y buscaba por los lados a gente de seguridad que parasen a esos locos. Cuando conseguimos que pararan nos fuimos en busca del Samur para que nos atendieran a él por la paliza y a mí por ataque de ansiedad y shock, allí fuera había un auténtico descontrol. Cuando estábamos esperando que alguien nos ayudase del Samur, uno de seguridad nos estuvo contando que estaba todo descontrolado, que la empresa solo había querido contratar seguridad privada, y que ya en el momento en el que las 5 personas se encontraban en parada cardiorespiratoria se llamó a la Policía y al Samur.

Cuando yo estaba fuera eran las 4,15 y estaban empezando a llegar las ambulancias, la avalancha empezó a las 4, es decir, nos dijo textualmente «que no había nada preparado ni organizado para algún problema, y menos para lo que estaba ocurriendo», y todo eso fueron palabras textuales de un seguridad que nos dijo que estaba sobrecogido y que él ni por 500 euros que cobraba la noche volvería a trabajar en algo tan descontrolado y mal organizado.

Las cosas se hicieron mal, muy mal. Y yo puedo estar contando esto gracias a Dios, pero esas 4 niñas que fallecieron no. Por eso cuento mi testimonio, para que se sume a todos los que queremos decir la verdad y explicar cómo nuestra propia vida y seguridad nos la quisieron comprar. De verdad que todo fue una autentica pesadilla, de la que todos queríamos despertar, pero no podíamos porque estaba siendo real. La organización fue pésima, no había control, no había seguridad ni gente preparada, se demostraba que lo único que quisieron fue abarcar demasiado y por ello una fiesta en la que todo íbamos con alegría y ganas de pasarlo bien con nuestra gente terminó en tragedia. 

Lo que está claro es que no se puede seguir permitiendo que pongan nuestra vida en peligro así, que nos compren de esta manera para que todo acabe en esto. Sales de fiesta con tus amigos y tienen que llamar a tus padres para decirles que has muerto. ¿Realidad? Totalmente. Cuatro chicas perdieron la vida en esto y una se debate entre la vida y la muerte, cuando su único objetivo era pasárselo bien en la noche de Halloween. Yo puedo estar contándolo, y doy gracias por ello. Mis amigos también. Pero ellas no. Aun así, es inevitable pensar que yo podría ser ahora mismo una de esas chicas para las que una fiesta terminó con sus vidas, y eso me tiene traumatizada. 

Jamás había visto el Madrid Arena así, tan mal organizado, y con tanto descontrol y tantísima gente. Lo que tengo claro es que es mi última fiesta de este tipo, y que gracias a Dios hoy puedo estar contando mi testimonio. Mucha fuerza a las familias de aquellas tres chicas. Espero que os sirva de ayuda para seguir sumando datos y vivencias a esta gran pesadilla. No dejamos que llenen de mentiras los organizadores para salvarse ellos, todo se hizo mal. Y todos nosotros pagamos las consecuencias de ello, y ellas más que nadie.

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Sobre la tragedia del Madrid Arena

Por Alejandro

“Se intentan defender diciendo que ni siquiera vendieron todas”

Estuve en la fiesta y no había solamente 9.650 (un número muy redondo por cierto) como sale en los medios. Hay razones claras de que no fue así aparte de que todo el mundo comente que nunca lo había visto tan lleno: imagino que quien organiza esto es alguien que quiere sacar el máximo provecho en una noche así, y para eso contrata a un DJ como Steve Aoki en el Madrid Arena, para llenarlo (legalmente con 10.600 y si se pasa con un número ilimitado). El martes por la tarde no hay entradas anticipadas, y se dice que solo quedan las últimas 500 para la taquilla el miércoles (es decir, en el mejor de los casos 10.100 entradas vendidas, ya nos hemos pasado de su cifra); el DJ principal se felicita el mismo martes en su Twitter de que están todas las entradas vendidas para la fiesta. En la taquilla cuestan 60 euros, un precio disparado cuando en un principio costaron 20, eso significa que son las últimas de las últimas por venderse. Podían haber dicho que hubo aforo completo y hasta podrían cuadrar las cuentas, aunque sería muy sospechoso justo la cifra límite sin pasarse, pero estaría dentro de la legalidad. Lo que no faltó fueron 1.000 entradas por vender, ni 1.000 personas más ahí dentro. Entonces si han mentido es porque no se quedaron solo en los 10.600 y se intentan defender diciendo que ni siquiera vendieron todas. Lo de la bengala y las puertas de entrada a la pista que lo investigue la policía, pero todo el mundo quería ver al mismo DJ y la hora coincide más o menos con cuando empezó a pinchar.

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Por Pablo

“Yo mismo pasé con una botella de alcohol en la mano”

Uno de los colaboradores de la empresa organizadora me facilitó unas cuantas entradas del evento para vender a cambio de comisión. Además, mis amigos y yo estuvimos allí. En un principio me dijeron que podía venderlas hasta el lunes de esta semana. Sin embargo, el viernes pasado se pusieron en contacto conmigo para obligarme a liquidarlas porque habían vendido muchas entradas (en concreto 17.000) y pensaban subir el precio. Para entrar en el recinto ya había aglomeraciones y apretones, y el personal no registraba ni pedía el DNI. De hecho, yo mismo conseguí pasar con una botella de alcohol en la mano. Dentro, las caídas y los empujones eran constantes y tras el incidente cerraron las puertas, por lo que ninguna persona podía salir del recinto.

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Por Patricia Berbell

“La tragedia de lo monstruoso”

La espeluznante noche de Halloween se convirtió en tragedia real. Nada más salir del metro y comenzar a bajar hacia el Madrid Arena ya comenzaban a concentrarse masas de personas. La gente bebía en los aparcamientos creando su propia mini rave con su música. Eran las once y media de una noche que dejaría muchas sorpresas. Ingenua, miraba a mi alrededor y me decía: “es imposible que entremos los que estamos aquí, imposible”. La gente revendía entradas y eran capaces de comprarlas por precios bastante más elevados al original solo por escuchar a Steve Aoki. La noche prometía sorpresas, pero nadie auguró que fuesen tan amargas.

Sobre la una menos diez mis amigos y yo decidimos a entrar. Primero entraron unos cuantos a los que sí pidieron DNI y luego los otros, y no nos lo pidieron: -“Entrada”, dijo el encargado. -“¿Te damos el DNI?”, preguntó una amiga. -“No es necesario”, contestó. Independientemente de si pudiese ser o no menor de edad. Sonaban los primeros DJ. Las gradas de arriba estaban semivacías y en la pista había espacio para bailar cómodamente. De vez en cuando se formaba algún pequeño pogo, pero en poco tiempo se disolvía. Según se acercaban las tres de la mañana y el turno del DJ estrella, Steve Aoki, comenzaba a armarse revuelo entre los asistentes. La gente comenzaba a empujar intentando avanzar hacia filas próximas al escenario. El calor era intenso. De vez en cuando una ráfaga de aire fresco azotaba la pista y era recibida con alegría.

En esos instantes, mirases donde mirases, solo se veía personas en poco espacio. La pista estaba hasta arriba y las gradas primera y segunda, completas. No cabía nadie más. Había estado más veces en ese recinto viendo espectáculos pero nunca algo así. El penúltimo DJ dio paso a minutos de silencio. El momento de Aoki se acercaba. La adrenalina comenzaba a subir. No tenías espacio. No podías moverte de donde estuvieses. Avanzar hacia adelante era una locura y retroceder un camino peligroso e inviable, no sabías hasta dónde podrías llegar. En esos instantes un fuerte empujón nos sacudió y se formó un río de caídos. Sujetaba a mis amigas como podía y las ayudaba a levantarse mientras hacía equilibrios para no caerme. Poco a poco nos conseguimos poner en pie.

La locura llegó cuando Aoki salió. La gente comenzó a saltar y a bailar. Carecíamos de espacio mínimo. Y según transcurría la actuación la gente intentaba moverse hacia el escenario. No podía con tanto agobio. Me comenzaron a temblar las piernas, a saltar las lágrimas. Necesitaba salir. Pero ¿cómo? No podía moverme en ninguna dirección. Mis amigos hicieron corro para evitar que la muchedumbre me agobiase más de lo que estaba mientras me intentaban tranquilizar. Mi único pensamiento era: “Necesito salir. Tengo que salir de aquí. ¿Cómo puedo salir?”, y a la vez ya imaginaba que me iban a  aplastar. Me ponía en lo peor. Sentí pánico.

Poco a poco nos fuimos dispersando. Cada uno se fue buscando un hueco mejor en el que estar. Como parte de la animación, el Dj tiró una barca hinchable sobre el público y alguien se subió. A continuación optó por algo más grande, una cama hinchable de matrimonio. Dos chicas subieron y aguantaron un tiempo. Era lo que mi vista alcanzaba a apreciar. Una locura. No teníamos casi espacio y me costaba coger aire como para que encima pasase sobre mi cabeza una barca o una cama con gente sobre ella… Mi agobio aumentaba y cada vez iba retrocediendo posiciones.

La gente fumaba. Independientemente de que fuese espacio sin humo, encender una colilla era arriesgado. Intentaban fumar con el cigarrillo en alto para evitar quemar. Pero en tan poco espacio era tarea complicada. Veía las colillas encendidas peligrar cerca de la cara mis amigos. A alguien le iba a tocar y, en efecto, le tocó a una amiga con una pequeña quemadura en el brazo. Había que andarse con cuidado. A parte, el suelo era un campo de basura: restos de disfraces, pelucas, zapatos, diademas, sudaderas… ¡Hasta pilas!

Eran las cinco menos veinte y la sed era inaguantable. El resto del grupito que quedaba visible decidimos ir a los baños a beber agua. Estábamos en la pista. Intentamos salir por la puerta central. Había dos agentes de seguridad que nos mandaron hacia la puerta de la derecha (de espaldas al escenario). Detrás de los agentes había un pasillo vacío y al final los baños. Nos movimos como pudimos hasta por fin poder salir. Gracias a Dios, a pesar de las condiciones en las que se encontraban pudimos beber agua y sentarnos a esperar que fuesen las cinco y media, hora a la que habíamos quedado con el resto de amigos en la entrada. Ya había sucedido el acontecimiento de la bengala o el petardo, pero sinceramente nosotros desde la pista no oímos nada.

Un agente de seguridad fumaba en las escaleras. Todo parecía estar en relativa calma acorde con el momento. Comenzamos a agruparnos donde habíamos quedado y a relatarnos los rumores. Amigos vinieron duchados en champagne por Aoki y contando que había tirado una tarta a una chica del público. Anécdotas nada relevantes. Hasta que de repente nos llegó la noticia. Había fallecido una chica. Era creíble, pero a la vez, ingenuos, pensamos que solo se habría desmayado. Más bien no queríamos creerlo. Demasiado atroz para ser real. La siguiente noticia es que no había sido una víctima, sino cuatro. Nuestro nivel de escepticismo aumentó. Demasiado duro para ser cierto.

Poco a poco nos fuimos organizando para irnos. Buscamos como locos noticias sobre lo acaecido aquella monstruosa noche de Halloween. En mi pensamiento estaban mis amigas. Daba gracias porque estaban bien. Jamás me hubiese perdonado que les pasase algo y me acordaba de los horribles momentos de angustia que pasé en la pista. Ahora pienso, ¿de quién es la responsabilidad de estos fatídicos acontecimientos? Todos vimos la gran cantidad de gente que había. No creo que solo hubiese 9.600 personas. No sé cuántas estaríamos, pero había gente de más. Mientras unos habrán conseguido una considerable suma de dinero hay familias que jamás podrán volver a ver sus hijos, hermanos, nietos, sobrinos o amigos. ¿Quién arregla eso? Ningún padre se acuesta tranquilo cuando su hijo sale, pero todos esperan levantarse y verles en casa, durmiendo, no que les despierte una llamada que pondrá final a la vida que han conocido hasta esos días.

Estos hechos afectan a todos. Aunque no conociese a las víctimas, me importan. Podrían haber sido algún ser querido o nosotros mismos. Todos fuimos testigos de las negligencias, todavía supuestas. Nadie va a devolver a esas chicas la vida ni les va a quitar el sufrimiento a sus familiares, pero hay que reclamar a los responsables para que nunca vuelva a suceder. Halloween, una de las noches más “monstruosas” esperadas por los jóvenes, se ha convertido en la más dura y trágica que hemos tenido que vivir en Madrid. Una fecha que jamás se olvidará y unos acontecimientos por los que se deberá investigar a los responsables. La verdadera realidad del miedo y el dolor  es más humana que cualquier terrorífico disfraz.

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Por Alessandra

“Salí de la pista central llorando porque sentía que no podía respirar”

Estuve en el concierto de Steve Aoki. Entré con mi novio y algunos amigos a las 3 de la mañana y noté que había mucha gente incluso en la entrada. Me pareció muy raro que solo cogieron mi entrada y me dejaran pasar. No vieron ni mi DNI ni escanearon la entrada para ver si era válida, ni revisaron mi bolso por si traía algo peligroso. El primer sitio al que fuimos fue a la pista central… todos pasaban de un lado a otro empujándose, no pude soportar mas de 5 minutos y salí llorando porque sentía que no podía respirar. Era un agobio horrible. Aparte, todos estaban o bebidos o drogados y se notaba que no tenían control de ellos mismos. La verdad es que había demasiada gente ahí abajo y no entiendo cómo permitieron que hubiera tanta gente. Estuvimos a punto de irnos cuando decidimos subir a la primera planta y ahí si había mucho espacio para bailar. Vi a algunas personas con botellas de alcohol que pudieron pasar dentro. Algo que me pareció muy obvio era que la mayoría eran muy jóvenes, había niños y niñas. Me acuerdo de ver la bengala a las 4.30 pero pensaba que era parte del espectáculo y no creí que la gente se iba a asustar. Salí a las 6 y no me enteré de lo que había pasado, vi muchas ambulancias y coches de policía pero no sabía que habían muerto 3 chicas. Me enteré de esto al día siguiente.  Con deciros que había tanta gente, que era casi imposible entrar al metro para la vuelta. Creo que la culpa es de las personas organizadoras del evento que no tomaron las precauciones necesarias para que no ocurriera esto. Espero que esto os sirva de algo. Estoy muy triste por lo que ocurrió y espero que las dos chicas que están en el hospital puedan recuperarse.

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Por Eduardo

«Un señor nos saltó todas las colas y los pequeños controles»

Iba con 11 amigos y compramos las entradas por Internet, teníamos que ir a las taquillas a recogerlas, cuando fuimos y enseñamos el DNI para recogerlas nos dijeron que no estábamos en ninguna lista; claramente no nos íbamos a ir de allí sin las entradas y a la media hora, por no comerse la cabeza, lo solucionaron llamando a un señor que nos acompañó hasta dentro del Madrid Arena saltándonos todas las colas y los pequeños controles. No nos pidieron DNI ni nos miraron las mochilas, pasamos con una botellita de cristal llena de alcohol y podíamos haber pasado con todo el botellón… Yo creo que había mucho más aforo de lo permitido, la pista estaba llena, los pasillos llenos de gente y las salas de arriba igual, además si a nosotros 11 nos pasaron sin entradas ni controles… a saber a cuánta gente la pasaron así… Es decir… mínimo 20.000 personas había fijo.

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Por Adolfo

«Fueron verdaderos momentos de verdadera tensión e impotencia»

Estuve en Madrid Arena y presencié los hechos. Quiero dejar claro que la avalancha de gente se produjo por un tumulto de gente que quería entrar a la pista central y gente que intentaba subir a las gradas, y no por el lanzamiento de una bengala ya que se lanzó después del incidente como se puede apreciar en numerosos vídeos. La organización del evento fue pésima debido a que no pedían DNI en la entrada ni registraban ni cacheaban a los asistentes para impedir la introducción de objetos peligrosos como pueden ser petardos, bengalas, botellas, armas, etc. Fueron verdaderos momentos de verdadera tensión e impotencia porque me encontraba a escasos metros de el lugar y no podía hacer nada excepto observar atónito los hechos.

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Por Silvia

“Sé de menores que entraron sin ninguna dificultad”

Estuve en la fiesta del Madrid Arena, y aunque no estuve en la avalancha y tuve la suerte de no enterarme de nada hasta la salida sí es verdad que a la entrada nadie nos pidió el DNI. Sé de menores de edad que entraron sin ninguna dificultad. Me palparon el bolso muy rápidamente, supongo que para asegurarse de que no pasábamos botellas. Al entregar la entrada pregunté si podía quedármela de recuerdo; me dijeron que no, la pasaron por un lector y la tiraron a la basura. Además, creo que sería entre las cinco y las cinco y media, alguien tiró una bengala que atravesó casi toda la pista y llegó más o menos a la altura del escenario pero hacia el lado izquierdo. Estoy casi segura de que no fue la bengala, ya que esa se encendió antes y en las escaleras, por lo que tengo entendido. Ha pasado mucho menos de lo que podía haber ocurrido con semejante multitud en esas condiciones. Era increíble la cantidad de gente que había, nos movíamos en mareas”.

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