Entradas etiquetadas como ‘diseño’

Tiendas de los años 50 para ayudar a los enfermos de Alzhéimer

'Memory Lane'

En el rinconcito hay una oficina de correos, una tienda de alimentación y un pub. Los tres pequeños locales, cada uno pintado de un color, forman un paseo nostálgico  que recuerda al aspecto de una calle comercial de cualquier pueblito inglés en los años cincuenta.

Dentro de los límites del pequeño rincón se puede llamar por teléfono (hay una cabina), mandar una carta, comprar comida y beber cerveza. El diseño, las tipografías, los carteles publicitarios, los productos a la venta… Todo está pensado para que, quien acuda a esa esquina, sienta la comodidad de encontrarse en un contexto que domina.

El emplazamiento del decorado dice mucho del sentido que tiene el rincón. Memory Lane (Traducible por El camino de la memoria o El camino del recuerdo) está en Grove Care, una residencia de ancianos en Winterbourne (Briston, Inglaterra), y se ha creado especialmente para los que sufren de demencia o Alzhéimer.

Se trata de que los pacientes activen sus recuerdos a través de tareas que ejercieron en su juventud, de marcas de productos que consumieron el pasado… En el escaparate de la tienda de comestibles hay hasta cartillas de racionamiento. Memory Lane es un experimento creativo «diseñado para parecer verdadero».

Memory Lane - Post Office

Un artículo del periódico británico The Guardian destacaba en 2011 los beneficios de decorar las residencias de ancianos con elementos del pasado. Sin pretender que las instalaciones parezcan el escenario de una película de los años cincuenta, sí descubrieron que los pequeños guiños a la época en que los ancianos fueron jóvenes (los años posteriores a la II Guerra Mundial) les permite evocar momentos de su vida y recordar tareas básicas.

El aroma del jabón Pears (un clásico desde el siglo XIX, el jabón de referencia para varias generaciones de británicos) es un recuerdo olfativo para quien lo reconoce y activa el pensamiento de que es necesario lavarse las manos. Los viejos anuncios de alimentos como el café o el té sirven para identificar con mayor rapidez el producto en el armario de una cocina. El ejemplo del teléfono es definitivo: si una persona con demencia o Alzhéimer se encuentra con un viejo aparato de baquelita es más probable que sepa hacer una llamada que si le dan un móvil. Aunque haya sido capaz hace tan solo unos meses de utilizar el teléfono moderno, el recuerdo del viejo sistema es más profundo y proporciona la seguridad de lo conocido desde hace tiempo.

Helena Celdrán

Memory Lane - Grove Care

Combinando la brutalidad de la guillotina y la delicadeza del papel

'Paper Cuts' en Amsterdam - Mandy Smith/Hal Kirkland

‘Paper Cuts’ en Amsterdam – Mandy Smith/Hal Kirkland

En lugar de una cuchilla, lo que corta el cuello es un papel afilado que incluso se deforma por el impacto contra la nuca. Aunque el ajusticiado sabe que no corre peligro, son inevitables los nervios unos segundos antes, los actos reflejos y la sonrisa que trata de ocultar cierta inquietud. Algunos confiesan después que experimentaron cierto miedo.

La artista del papel Mandy Smith y el publicista Hal Kirkland colaboran en la escultura interactiva Paper Cuts (Cortes de papel), una pieza que transforma la sordidez de la guillotina en un acto lúdico. El dúo artístico británico da «un nuevo giro al infame aparato» y a la vez despierta «la fascinación natural de la gente por lo macabro». Tras su debut en Amsterdam en marzo, recientemente expusieron la guillotina en el festival de diseño gráfico Pick Me Up que se celebró en el centro Somerset House de Londres y ahora planean anunciar más fechas en diferentes ciudades.

En ambas ocasiones invitaron a los visitantes a ser guillotinados: los voluntarios escribían previamente sus «últimas palabras» en una tarjeta y luego introducían la cabeza en la estructura de papel de 3,8 metros de alto. Smith y Kirkland añadieron una cámara que enfocaba al rostro del voluntario y que capturaba el momento justo en que la cuchilla caía. La colección de fotos de «expresiones faciales» (con las que también hicieron gifs animados) está disponible en la página web del proyecto. Para curar las posibles heridas, los participantes podían ponerse una tirita blanca en la nuca.

'Paper Cuts'

‘Paper Cuts’

Desde su niñez, Smith asegura haberse sentido impresionada por la idea del ajusticiamiento interpretado como un espectáculo al que hace siglos en Europa acudía toda la familia. La guillotina tiene además un fuerte componente histórico: aunque la decapitación se realizaba con instrumentos similares desde por lo menos el siglo XIII, el invento se identifica automáticamente con la Revolución Francesa —iniciada en 1789— y en particular con su etapa más sangrienta —el reinado del Terror, de 1793 a 1794—. Además de los célebres ajusticiamientos del rey Luis XVI y la reina consorte María Antonieta de Austria, se calcula que entre 35.000 y 40.000 personas murieron en Francia acusadas de estar involucradas en actividades contrarrevolucionarias, muchas de ellas fueron ejecutadas en la guillotina. Por lo demás, el instrumento fue utilizado para aplicar la pena de muerte en Europa en algunos países hasta avanzado el siglo XX, como es el caso de la República Democrática de Alemania, que dejó de guillotinar en 1969.

La artista comenzó a jugar en su mente con la creación de una serie de «aparatos mortales» que pudiera representar en su medio (el papel), contradiciéndo la fragilidad y la belleza de una creación en papel con la brutalidad extrema de un invento cuyo único fin es matar. Kirkland sugirió que reprodujera la guillotina a tamaño real para permitir que una obra en papel (normalmente demasiado delicada para que la pueda tocar el público) pase a ser interactiva.

Helena Celdrán

'Paper Cuts' - Mandy Smith/Hal Kirkland

‘Paper Cuts’ – Mandy Smith/Hal Kirkland

La guillotina de 'Paper Cuts' - Mandy Smith/Hal Kirkland

La guillotina de ‘Paper Cuts’ – Mandy Smith/Hal Kirkland

'Paper Cuts' en Londres - Mandy Smith/Hal Kirkland

‘Paper Cuts’ en Londres – Mandy Smith/Hal Kirkland

La película que Giger nunca pudo hacer

Necronomicon IV © HR Giger

Necronomicon IV, 1977  © HR Giger

Un torso humano que combina las condiciones de cartilaginoso y metálico. Un ser que se nos asemeja y, al tiempo, nos niega.

El turbio y genial H.R. Giger, muerto hace unos meses a  los 74 años tras un accidente doméstico tan absurdo como los seres que pobablan sus pesadillas y ahora pueblan las nuestras, cambió para siempre la idea del monstruo al inventar a los biomechanoids (biomecanoides), el inevitable encuentro de la carne y la tecnología, del ADN biológico y el frío de la máquina.

Toda monstruosidad anterior a Giger es azucarada. Nada tienen que hacer Chthulhu y sus vástagos —hediondos e inconcebibles, es decir, imposibles— ante la desarmante sospecha de realidad de los apéndices humanoides creados por el artista y diseñador suizo que siempre vestía de negro como señal de respeto hacia los seres aún más obscuros que llevaba dentro.

"The Beggar" - H.R. Giger, 1963

«The Beggar» – H.R. Giger, 1963

Un brazo que es una pierna que es un brazo… La escultura El mendigo fue una de las primeras criaturas extrahumanas de Giger, que la creó en 1963, cuando tenía 23 años, estudiaba diseño industrial en Hamburgo y sufría de pavorosas pesadillas nocturnas que intentaba mitigar llevándolas a dibujo o figuras en tres dimensiones una vez que reinaba el día.

En 1979 Giger se convirtió en una estrella planetaria al crear a la gran bestia contemporánea, Alien, un depredador indestructible que combinaba la idea arcana del vampiro espacial con la amenaza letal de la máquinaria tecnobélica inteligente. En una poética paradoja, el primer alien fue interpretado en la película de Ridley Scott por un negro nigeriano, un alien del mundo real a quien la historia jamás recordará.

Obseso como todo genio, desde entonces Giger intentó sin descanso pero en vano buscar dinero para producir una película basada en la escultura del brazo-pierna. La deseaba titular The Mystery of San Gottardo (El misterio de San Gotardo), abocetó a todos los personajes y escenarios, dibujó secuencias y planeó decorados.

Dibujos de Giger para "El misterio de San Gotardo" © HR Giger

Dibujos de Giger para «El misterio de San Gotardo» © HR Giger

Según un especial de la revista Cinefantastique dedicado a Giger [PDF] la película contaría el amor de un humano por un freak, Armbeinda, un biomecanoide con inteligencia y sensibilidad que combina un brazo y una pierna y había escapado del poder de una organización que fabricaba en serie y para uso militar a los bichos.

La suerte no acompañó al artista suizo y nunca encontró financiación para el film, que deseaba realizar él mismo. La duda es si la película le hubiera permitido salir de la pobreza límite en la que murió, arruinado por la dilapìdación irracional y caprichosa de la fortuna que amasó con el cine y los derechos de autor de sus muy cotizados (y pirateados) dibujos e ilustraciones.

Tras la muerte de Giger, el hombre de negro, todos los obituarios hablaron de la pérdida de un contribuyente decisivo al dibujo de la pesadilla contemporánea, pero casi ninguno —una excepción: The Daily Telegraph— mencionó las millonarias deudas que arrastraba y que le obligaban a vivir como un paria. Seguía sufriendo de inmutables pesadillas cada noche.

Ánxel Grove

Exquisitos objetos de inspiración ‘art dèco’ hechos con pelo humano

El brillo transparente y acogedor les da la apariencia de objetos de otra época, creados artesanalmente a partir de maderas exóticas o concha de tortuga. La colección está inspirada en el estilo art dèco de Shanghái en los años veinte y treinta: una variante oriental de la corriente estética europea que tuvo enorme peso en la ciudad china y que contribuyó a darle el toque sofisticado y cosmopolita en las primeras décadas del siglo XX.

Cuatro de los objetos de la serie 'Hair Highway'

Studio Swine, el estudio creador de Hair Highway (Autopista del pelo), define el proyecto  como una versión actualizada de la Ruta de la Seda, «que no sólo llevaba seda, sino también tecnología, estética e ideas entre el este y el oeste». Los itinerarios comerciales que unían Asia y Europa, parece remontarse al paleolítico y desaparecieron en 1453 tras la desintegración del Imperio mongol. La seda, muy admirada por los romanos, era el producto estrella, pero también llegaban de oriente cargamentos de piedras preciosas, textiles de lino, objetos lacados, especias, metales preciosos, marfil, ámbar…

Los refinados objetos de atractivo minimalista que presenta el estudio están en realidad fabricados con resina de pino y pelo humano, una combinación sorprendente e inesperada y que destaca por ser sostenible, al contrario que los materiales que antiguamente se empleaban en la manufacturación de ese estilo de piezas: «Mientras la población mundial aumenta, el pelo humano es un recurso natural que se incrementa. El pelo asiático es el que más rápido se regenera, creciendo 16 veces más rápido que la madera tropical. Es también increíblemente fuerte, un sólo cabello puede aguantar hasta 100 gramos».

Hair Highway

Durante su estancia en China, el artista británico Alexander Groves y la arquitecto japonesa Azusa Murakami (fundadores de Swine) se interesaron por el comercio de pelo, toda una industria en la provincia de Shandong, al este del país. China es, además, el mayor exportador de pelo humano del mundo. Desde la gente que vendía su pelo a comerciantes, mercados y fábricas, siguieron el rastro del material y documentaron en un vídeo la cadena que hacía posible que la materia prima llegara a ellos para después cubrirla de resina de pino y obtener planchas de colores cálidos.

Helena Celdrán

El ajedrez perdido de Duchamp, resucitado para impresoras 3D

Piezas del conjunto original de Duchamp de 1918

Piezas del conjunto original de Marcel Duchamp creado en 1918

«Todavía soy una víctima del ajedrez. Tiene toda la belleza del arte… y mucho más. No puede ser comercializado. El ajedrez, en su posición social, es mucho más puro que el arte», declaró en una entrevista a la revista Time en 1952.

Marcel Duchamp (1887-1968) no sólo era un apasionado del ajedrez sino que redujo la intensidad de su carrera como artista para poder centrarse en el juego. De las pinturas de sus comienzos al revuelo que causó el urinario titulado por el autor francés como Fuente en 1917, su figura como creador independiente y provocador se fue desvaneciendo en la nebulosa del ajedrez.

En 1918 se dio un respiro de la escena artística neoyorquina y viajó a Buenos Aires, donde pasó nueve meses saboreando cada partida. Con ayuda de un artesano local de la capital argentina, talló en madera sus propias figuras de ajedrez, a comienzos de los años veinte comenzó a perfilarse como un maestro de la disciplina y entre 1928 y 1933 participó en varios nacionales franceses e incluso en las primeras Olimpiadas de ajedrez (todavía inoficiales) celebradas en París en 1924.

Duchamp con un ajedrez diseñado por el artista surrealista Max Ernst

Duchamp con un ajedrez diseñado por el artista surrealista Max Ernst

El artista creó años después (en 1943) un conjunto más modesto para viajes que planeaba producir en masa para su comercialización. El ejemplar, ahora propiedad del Museo de Arte de Filadelfia, garantizaba la estabilidad de las fichas (impresas sobre pequeñas piezas que parecen púas de guitarra) con alfileres que se amarraban al tablero. El destino del set argentino es sin embargo un misterio. Desde 1918 no se sabe nada de él, muchos afirman que se perdió, otros creen que terminó celosamente guardado en alguna colección privada.

En una labor de investigación, los estadounidenses Scott Kildall (que combina en sus obras la performance con los algoritmos «para crear obras de arte que inviten a la participación del público») y Bryan Cera (artista y diseñador) reunieron fotografías y dibujos del ajedrez desaparecido del artista, estudiaron cada pequeño detalle para fabricar las piezas en tres dimensiones. El set restaurado por ordenador se llama Readymake en honor a los Ready-made de Duchamp, obras de arte que en realidad son objetos ordinarios, designados como arte por el autor y a lo sumo modificados o combinados con otros elementos también cotidianos.

A partir de las imágenes de la época, hicieron dibujos en dos dimensiones y después les dieron profundidad con ayuda de un software de diseño asistido por ordenador (CAD). Los detalles de algunas piezas, como la corona del rey, los recrearon a partir de las partes visibles en las fotos disponibles. «La del caballo fue con diferencia la pieza que constituyó el mayor reto, tanto por sus complejas curvas como por los detalles, pero también porque buena parte de la forma tuve que suponerla debido a la vista de perfil de la fotografía», cuenta en su página web Bryan Cera.

Además de «resucitar objetos que se han perdido», el objetivo de los diseñadores es compartir el experimento y que cualquiera con acceso a una impresora 3D pudiera reproducir el ajedrez perdido, dándole a la vez a cada copia su condición de única por el tipo de plástico, de impresora y de colores empleados. Kildall y Cera han colgado los datos en Thingiverse, una web que reúne patrones de diseño para crear impresiones en 3D.

Helena Celdrán

Algunas de las piezas recreadas por Kildall y Cera-ok

Algunas de las piezas recreadas por Kildall y Cera

El set de ajedrez de Duchamp

El set de ajedrez de Duchamp

Duchamp, junto a su mujer Teeny, enfrentándose a John Cage en una partida de ajedrez

Duchamp, junto a su mujer Teeny, enfrentándose al músico John Cage en una partida de ajedrez

Man Ray y Duchamp jugando al ajedrez en París en 1960

Man Ray y Duchamp en París en 1960

Zapatillas que demuestran cómo «todo lo que compras es basura»

'Everything you buy is rubbish'

«El calzado actual pasa apenas una fracción de su vida abrazando un pie. Durante la mayoría de su existencia es basura. Ya sea en un vertedero o tirado en una orilla, el tejido sintético de los zapatos (además de la plétora de plástico que desechamos) tardará siglos en descomponerse«.

Los tres diseñadores/artesanos/artistas del proyecto británico Everything You Buy Is Rubbish (Todo lo que compras es basura) presentan la cruda realidad de los residuos y en particular de la contaminación plástica. La zapatilla que gira en bucle en el gif animado de la web del proyecto es sólo un símbolo, un ejemplo del tipo de filosofía vital que es necesario adoptar para reducir lo antes posible las inmensas cantidades de basura que generamos, deshacerse de un estilo de vida caduco que ya no podemos permitirnos.

William Gubbins, Charles Duffy y Billy Turvey fabricaron el par de zapatillas de colores con residuos recogidos en la zona del Canal de la Mancha, planchándolos, puliéndolos y dándoles forma, utilizando fibra trenzada para los cordones. El experimento era un encargo académico en el que tenían que comunicar ideas del libro 10 Billion (Diez mil millones), escrito en 2013 por el profesor universitario inglés Stephen Emott.

El extracto que escogieron se refiere al consumo. «Los cambios de comportamiento que se nos requieren son tan fundamentales que nadie quiere hacerlos. ¿Cuáles son? Necesitamos consumir menos. Mucho menos. Menos comida, menos energía, menos cosas. Menos coches, coches eléctricos, camisetas de algodón, ordenadores portátiles, teléfonos móviles. Muchísimo menos. Sin embargo, cada década, el consumo global continúa incrementándose implacablemente», escribe Emott.

El autor —que tituló su obra en referencia a los 10.000 millones de personas que se calcula que habitarán el mundo antes de que termine este siglo— aborda el problema de la sobrepoblación del planeta desde una perspectiva accesible y expresa la imposibilidad de que el ser humano pueda sobrevivir con el comportamiento voraz que ha gestado.

En Everything You Buy Is Rubbish recuerdan cómo en su día el plástico se presentó a la humanidad como una «promesa utópica», un «material revolucionario que nos cambiaría las vidas». Duffy, Gubbins y Turvey se refieren con ironía a ese «cambio»: el plástico está «tan incrustado en nuestras vidas y el medio ambiente» que se está volviendo «indistinguible e inseparable de la naturaleza». Al respecto, Gubbins ofrece a mayores en su página web un demoledor vídeo.

Con las atractivas zapatillas hechas de basura, han creado además una colección de cuatro carteles con datos descorazonadores. «Se estima que más de ocho millones de piezas de plástico entran en el océano cada día«. «Tus abuelos probablemente vivían cuando se inventaron muchos de los nuevos tipos de plástico. El mismo plástico creado entonces seguramente sobrevivirá a tus nietos».

Helena Celdrán Green

Everything you buy is rubbish - cartel

Everything you buy is rubbish - cartel2

‘Bioplastic Fantastic’, plásticos que producen vitaminas, azúcar, proteínas…

'Bioplastic ffantastic' - Johanna Schmeer

Tienen aspecto de organismos, son redondeados, algunos parecen marinos y los colores y texturas los hacen extrañamente apetecibles de palpar. En Bioplastic Fantastic los plásticos evolucionan y producen mediante procesos biológicos agua, vitaminas, azúcar, grasas, fibra, proteínas y minerales. No se trata de una idea artística, realmente son capaces de generarlos.

Johanna Schmeer expresa con sus trabajos un interés por la influencia «social, ética y cultural» de las nuevas tecnologías en nuestra vida diaria y con este proyecto explora las innovaciones en el campo de la bio y nanotecnología. La creación de células artificiales capaces de copiar diferentes funciones de la célula biológica y el uso de los polímeros en la biomédica son una realidad que la diseñadora alemana traslada al entorno del hogar especulando «sobre el futuro diseño y uso de productos domésticos hechos de bioplásticos modificados con enzimas«.

'Bioplastic Fantastic' - Johanna Schmeer

Los siete objetos creados por Schmeer proporcionan «todos los nutrientes y la energía necesarios para la supervivencia de un humano» a partir de un proceso de fotosíntesis artificial. Los ha llamado según el organismo que contienen: Pseu (compuesto de pseudomonas) extrae agua del aire, Lact (compuesto de bacterias del ácido láctico) produce vitaminas, Cyan (compuesto de cianobacterias) produce azúcar y oxígeno…

En un vídeo que acompaña a la presentación del proyecto, la autora maneja las extrañas creaciones que oscilan «entre el producto y el organismo». Las parte y extrae líquidos de ellas como si fueran frutos exóticos, se introduce las sustancias en la boca siempre pendiente del resultado estético de sus acciones.

Helena Celdrán

'Bioplastic Fantastic' - Johanna Schmeer

'Bioplastic Fantastic' - Johanna Schmeer

'Bioplastic Fantastic' - Johanna Schmeer

'Bioplastic Fantastic' - Johanna Schmeer

'Bioplastic Fantastic' - Johanna Schmeer

Cuando el autobús de dos pisos volvió triunfal a las calles de Londres

Routemaster busEs el autobus de postal, un vehículo tan introducido en la cultura popular que el intento de prescindir de él ha causado la ira de sus usuarios. Lo que sucedió con el autobus rojo de dos pisos es el ejemplo perfecto de la dificultad caricaturesca de los británicos por encajar un cambio cualquiera, pero en este caso a favor de un vehículo de diseño irresistible que los usuarios del transporte público bien merecen disfrutar.

Cambiar el Routemaster por otro bus más convencional le costó al Ayuntamiento de Londres un arranque de furia de la opinión pública, convirtiéndose el tema en decisivo para la campaña a la alcaldía de Londres en 2008. El entonces aspirante a alcalde, Boris Johson —que ganó las elecciones  y todavía sigue ejerciendo el puesto— prometía resarcir a los sufrientes londinenses. Los autobuses eran muy viejos, poco eficientes y ecológicos, pero él estaba dispuesto a resolverlo creando una versión modernizada.

El libro London’s New Routemaster (El nuevo Routemaster de Londres) —de la editorial inglesa Merrell— se adentra en la «historia oficial» de la nueva cara del símbolo londinense. Con diseños iniciales, maquetas virtuales, imágenes de la fabricación y de las primeras pruebas del vehículo, el tomo detalla al que se considera el «auténtico sucesor» del Routemaster original.

El New Routemaster - Images: © Wrightbus

El New Routemaster – Images: © Wrightbus

Producto del desarrollo de la ciudad tras la II Guerra Mundial, el Routemaster era un atisbo de belleza en la grisácea posguerra. Se había planificado entre 1947 y 1956 con el objetivo de crear un vehículo que ahorrara gasolina, tuviera un mantemiento barato y sustituyera a los trolebuses. Con una ligereza inusual para la época, el autobús fascinó al instante a los conductores, se adaptó a las necesidades de la capital convirtiéndose en el escenario diario de pasajeros de todos los estratos sociales en una época de escasez de vehículos privados.

El vínculo emocional que crearon los londinenses con el medio de transporte que los trasladaba a diario desde 1956 se manifestó en el disgusto que causó la retirada de la flota en 2002. El ayuntamiento tomó entonces la decisión de sustituirlos por autobuses Mercedes-Benz Citaro, articulados y de 18 metros de longitud, similares a los de otras ciudades europeas y de los EE UU.

El odiado Mercedes-Benz Citaro - Foto: Martin Addison

El odiado Mercedes-Benz Citaro – Foto: Martin Addison

«Los autobuses se convirtieron de pronto en un candente tema político«, escribe Tony Lewin, experto en automoción y autor de London’s New Routemaster. Lewin cuenta que «los operarios estaban enamorados de la eficiencia del Citaro», pero también que los pasajeros se colaban con frecuencia: incluso se llegó a conocer como «el autobús barato». Al existir varias puertas para agilizar la subida de los pasajeros, no había que pasar delante del conductor y era fácil no pagar.

El vehículo articulado fue blanco de fuertes críticas en la prensa y tras el nombramiento del alcalde Johson fue retirado de servicio poco a poco por el flamante autobus de dos pisos renovado, recibido con furor y dispuesto a «reconquistar los corazones del público» con líneas dinámicas y suaves y una tecnología híbrida.

Helena Celdrán

‘FANtasized’, objetos de diseño con ventiladores reciclados

Productos de 'FANtasized'

Todos los productos están hechos a mano. En su belleza de estructuras de metal con mimbre entrelazado cuesta sospechar que el material principal para los fruteros, lámparas, asientos y mesitas estaba destinado (en el mejor de los casos) a permanecer para siempre en un vertedero.

El belga Sep Verboom (Gante, 1990) empezó con sólo 21 años a desarrollar FANtasized (Fantaseado, un título que juega con el término inglés fan, ventilador). La iniciativa da una salida funcional y estética a las carcasas metálicas protectoras de los ventiladores, pero no es sólo un experimento de diseño basado en el reciclaje, sino una manera de demostrar que además el diseño puede beneficiar a entornos sociales que parecen no tener cabida en el impoluto mundo del objeto bonito.

Fan Lamp Bogo - FANtasizedPara el diseñador fue fundamental conocer a la ecologista social filipina Nida Cabrera (1955), involucrada además en proyectos con la desigualdad y la pobreza en su país y una de las representantes de la Comisión Nacional Antipobreza (NAPC) en la ciudad de Cebú, en la costa oriental de la isla de Cebú (Filipinas). La urbe es el segundo centro económico y comercial del país tras Manila y se enfrenta a un gran problema de tratamiento de residuos. En los vertederos se amontona basura sin separar y urge aplicar programas de reciclaje.

Verboom se asoció con Cabrera para adquirir las carcasas de ventiladores en chatarrerías de la ciudad de Cebú y ponerse en contacto con artesanos locales para que aplicaran las técnicas tradicionales de cestería al nuevo material. Incluso el mimbre es reciclado: son desechos de una fábrica de sillas.

Creando talleres que además fomentan la colaboración vecinal en un mismo proyecto y proporcionando trabajos a los artesanos, FANtasized cierra un círculo que demuestra que las pequeñas acciones locales provocan cambios significativos.

Helena Celdrán

Bowl - FANtasized

Fan Lamp Rigao - FANtasized

Fan Lamp Lumu - FANtasized

¿Una piñata con segundas intenciones?

Fake Idol - Sebastian Errazuriz

Sebastián Errazuriz (Chile, 1977) hace a menudo comentarios políticos y religiosos en sus trabajos. Algunos son imaginativos ejercicios humorísticos (una escultura de Jesucristo atado como Gulliver y martirizado por unos romanos liliputienses), otros tienen un cariz más agrio, como la maqueta de un hipotético avión doble: dos cuerpos fusionados al estilo de un catamarán (como se planeó en la II Guerra Mundial con la intención de realizar ataques aéreos más eficientes) pero en este caso con aviones Boeing como los que se estrellaron contra las Torres gemelas en los atentados terroristas del 11-S.

Su nueva obra es un becerro de oro al que ha llamado Cash Cow (Vaca-dinero en efectivo), una piñata malévola y de ecos bíblicos. La gran estructura cubierta de papelitos dorados recuerda al juego infantil típico de los cumpleaños y además se presenta como un símbolo capitalista que esconde una sorpresa en su interior.

Fake Idol - XXth Century Capitalism - Sebastian Errazuriz

El artista ha creado la pieza para el NYCxDesign Festival: un festival que hasta el día 20 organiza eventos y talleres en relación con el diseño y que se celebra en el centro Industry City del barrio neoyorquino de Brooklyn. Con la idea de presentarla como un símbolo «anti capitalista» que denuncia la avaricia, planea animar a los asistentes al acto de clausura del evento (el día 20 de mayo) a que golpeen con palos al becerro para mostrar su rabia contra la codicia.

Sin mencionar en el acto que la vaca dorada contiene 1000 dólares en billetes de uno (algo que tampoco mencionan en su web los organizadores del festival), los que se animen a destrozarla comenzarán a ver los billetes caer. Errazuriz sabe que sucederá lo inevitable, que aquellos que golpearon al becerro serán los mismo que se avalanzarán sobre el dinero. «Me encantaría ver a esta gente rodando por el suelo y luchando por los dólares«, confiesa el autor al periódico New York Daily News.

No es la primera vez que mencionamos al artista en este blog: su irresistible proyecto 12 SHOES for 12 LOVERS (12 ZAPATOS para 12 AMANTES) era humorístico y a la vez íntimo: Errazuriz creaba los 12 pares en correspondencia a una docena de relaciones fallidas del pasado y acompañaba el diseño con un resumen de la mujer a la que dedica el curioso calzado.

Helena Celdrán

Sebastian Errazuriz con la cabeza del falso ídolo

Sebastian Errazuriz preparando la piñata