Entradas etiquetadas como ‘arquitectura’

Cabañas universitarias de 10 metros cuadrados

'Smart Student Unit' - Tengbom

‘Smart Student Unit’ – Tengbom

Tienen un escritorio, cama, una cocina con un pequeño espacio para comer e incluso un rincón para relajarse; están fabricadas en madera y lo incluyen todo en 10 metros cuadrados.

Las cabañas ideadas por el estudio de diseño y arquitectura sueco Tengbom tienen un aire futurista, con techo abuardillado y ventanas desiguales de esquinas redondeadas adornadas por pequeñas macetas verdes. No hay nada que sobre, ni nada que falte: son acogedores alojamientos unipersonales en los que uno se da cuenta de la escasa importancia vital de los complementos extra a los que estamos acostumbrados en cualquier hogar.

La construcción pretende ser una solución económica, ecológica (todos los materiales son reciclables y de procedencia local) y funcional para los estudiantes de la universidad de la ciudad de Lund (Suecia), que también han participado en el diseño de la vivienda compacta. Con un coste bajo y transportables, el centro quiere ofrecerlas a los alumnos como alojamiento alternativo y alquilarlas por la mitad de precio de lo que cuesta una habitación en una residencia.

En 2014 se planea ya la construcción de 22 unidades en el campus universitario de Lund. De momento un prototipo de la casa se expone —desde hace unos días y hasta el 8 de diciembre— en el Museo de Arte de Virserum (Suecia) dentro de WOOD 2013, una extensa muestra que reúne diseños, artes aplicadas y proyectos arquitectónicos que adoptan la madera como material principal.

Helena Celdrán

Smart Student Units - Tengbom

Smart Student Unit

Student Units

Drawings - Smart Student Unit

Conchas arquitectónicas para cangrejos ermitaños

Conocidos como cangrejos ermitaños, los paguroideos necesitan apropiarse de las conchas de moluscos muertos para protejer su abdomen, especialmente blando en comparación con el de otras especies de cangrejos. Deben encontrar la que se adecúe a su tamaño y cambiarla cuando se les queda pequeña. A veces la búsqueda es dura, las conchas escasean y hay que pelear con otros por conseguir las más cómodas.

Aprovechando la circunstancia vital de la especie, la japonesa Aki Inomata (Tokio, 1983) ha desarrollado Why Not Hand Over a ‘Shelter’ to Hermit Crabs? (¿Por qué no dar ‘refugios’ a los cangrejos ermitaños?),un proyecto artístico para el que ha fabricado pequeños receptáculos transparentes con la intención de que los habiten.

Aunque en el interior las piezas son fieles a las conchas originales, en el exterior recrean con diminutas reproducciones de edificios la arquitectura de diferentes países. La artista justifica la extraña combinación relacionando los cambios de vivienda que el crustáceo está obligado a realizar a lo largo de su vida con las mudanzas, las migraciones y los cambios de nacionalidad: «Aunque el cuerpo del cangrejo es el mismo, dependiendo de qué concha lleve su apariencia cambia por completo».

Los rascacielos de Nueva York, un templo budista de Bangkok, los molinos holandeses de Zaanse Schans, la isla griega de Santorini… Inomata deposita la concha artificial cuidadosamente en el acuario y el cangrejo la recibe con naturalidad. Desde fuera, la estructura transparente permite observar cómo la constitución blanda del habitante se adapta con facilidad a las paredes. La ciudad que descansa sobre sus espaldas no parece importarle demasiado.

Helena Celdrán

Una de las conchas para cangrejos ermitaños diseñadas por Aki Inomata

Zaanse Schans - Aki Inomata

Santorini - Aki Inomata

Bangkok - Aki Inomata

Arquitectura invisible: edificios demolidos, incompletos y utópicos

La 'Globe Tower' que se iba a construir en Nueva York

La ‘Globe Tower’ diseñada para  Nueva York en 1906

Una ciudad amurallada (en Hong Kong, demolida en 1992), que en la década de los ochenta fue uno de los puntos más densamente poblados del planeta; una especie de torre Eiffel con cúpula, que en 1906 se proyectó en Nueva York para Coney Island; la Torre de Babel, que según la Biblia provocó el enfado de Dios y condenó a la humanidad a hablar diferentes idiomas…

The Unbuilt (Lo no-construido) es una colección  —modesta y aparentemente abandonada, pero exquisita— de reseñas de edificios que no existen, obras que quedaron condenadas al proyecto y a la utopía, fueron demolidas, destruidas o nunca completadas. Su autor, interesado en la historia de estos testimonios arquitectónicos invisibles, es anónimo, algo frecuente en los microblogs de la plataforma Tumblr, parcos en palabras y generosos en imágenes. Aunque la página ya no se actualiza, merece la pena una visita para descubrir las joyas que ofrece.

'Cénotaphe à Newton'

‘Cénotaphe à Newton’

Entre las pequeñas historias rodeadas de romanticismo que recopila la página hay fiascos económicos, arquitectos idealistas, monumentos megalómanos y situaciones insostenibles. El Cenotafio de Newton, un monumento funerario a la memoria de Isaac Newton, uno de los científicos más notables de la historia, es de momento la última entrada de la selección de construcciones malogradas de The Unbuilt.

Proyectada en 1.748 por el arquitecto neoclásico francés Étienne-Louis Boullée, la construcción allanaba ya en el siglo XVIII el camino hacia la arquitectura moderna que desarrolló Le Corbusier. Boullée creía en las formas geométricas limpias sin adornos superfluos, en la sencillez de una arquitectura expresiva, clara en su propósito. Sus detractores, riéndose de la poesía la llamaban «arquitectura parlante».

El monumento iba a contar con una esfera de 150 metros de diámetro, que descansaría sobre una base circular rodeada de cipreses, y crearía con luces y sombras el efecto del día y la noche. La luz del sol entraría por unos diminutos agujeros a la bóveda simulando las estrellas y por la noche un foco simularía la iluminación diurna. La simetría, el orden y la armonía de las formas eran el espíritu de la inspiración newtoniana, que iluminaba con una luz eterna el conocimiento de los científicos.

A pesar de que nunca se realizó, en su día circuló en forma de grabados entre los círculos de profesionales y aún ahora se considera un diseño visionario. El cenotafio es, irónicamente, uno de los proyectos más famosos del arquitecto francés. Habría que preguntarse si Isaac Newton hubiera preferido la esfera como sepulcro en lugar de la Abadía de Westminster de Londres, donde descansa junto a otros notables británicos.

Helena Celdrán

Hotel Attraction - Antonio Gaudi

El ‘Hotel Attraction’ , un proyecto de hotel-rascacielos que Antoni Gaudí diseñó por encargo para ser construido en Nueva York

El Palacio de los Sóviets, una construcción megalómana diseñada en los años treinta para Moscú y que representaría los ideales del régimen soviético

‘El Palacio de los Sóviets’, una construcción megalómana apenas empezada, diseñada en los años treinta para Moscú, que iba a representar los ideales del régimen soviético

 

La ciudad amurallada de Kowloon, en Hong-Kong, en la que vivían 33.000 personas en 4 kilómetros cuadrados

La ciudad amurallada de Kowloon, en Hong-Kong, en la que vivían 33.000 personas en 4 kilómetros cuadrados

La Bauhaus, la mejor escuela de diseño del siglo XX

Cuatro diseños de los talleres de la Bauhaus

Diseños de los talleres de la Bauhaus

«Las escuelas de arte (…) tienen que volver al taller. Este mundo de pintores, dibujantes y artes aplicadas tiene que convertirse en un mundo que construye. (…) Arquitectos, escultores, pintores… ¡Todos tenemos que volver a la artesanía! Porque no existe el arte por profesión«, decían en su manifiesto.

Sólo unos años (de 1919 a 1933) bastaron para que la Bauhaus (en alemán, Casa de la construcción) sobrepasara la función de cualquier centro de enseñanza y se convirtiera en un movimiento, en un referente mundial de la arquitectura, el arte y el diseño, a pesar de los tiempos convulsos que le tocó vivir.

Con la sencillez como norma para la elegancia, crearon desde edificios, pinturas y esculturas hasta muebles, lámparas, vajillas y juegos de ajedrez.  Los objetos que dejaron siguen produciendo admiración y siendo protagonistas de grandes exposiciones, como la que se celebra hasta el 12 de agosto en el Barbican Centre de Londres.

El edificio que Walter Gropius diseñó para la Bauhaus de Dessau (1926)

El edificio que Walter Gropius diseñó para la Bauhaus de Dessau (1926)

La primera escuela, en la ciudad alemana de Weimar, tenía como miembros fundadores al arquitecto Walter Gropius, al pintor Lyonel Feininger, al escultor Gerhard Marcks, a los pintores Paul Klee y Vassily Kandisky. Oskar Schlemmer —que impartió un revolucionario taller de teatro—, el diseñador y fotógrafo László Moholy-Nagy, el arquitecto y diseñador de muebles Marcel Breuer, el arquitecto Mies van der Rohe… Los creadores que más innovación ofrecieron en sus campos fueron profesores de la Bauhaus.

Al ser un centro de enseñanza público, su permanencia en una ciudad no era estable y cambió tres veces de sede. En 1925 se mudó a Dessau (una ciudad industrial ansiosa por potenciar su oferta cultural) y en 1930 se trasladó a Berlín y cambió de director. Ludwig Mies van der Rohe sólo dirigió la escuela durante tres años: en 1933 el partido nazi ganó las elecciones y una de las primeras medidas que tomó el gobierno tras su llegada al poder fue cerrar la Bauhaus. Tres meses después de que Adolf Hitler fuera nombrado canciller de Alemania, la policía de Berlín clausuró el centro como primer paso para eliminar cualquier rastro de «cosmopolitismo judío» y de arte «decadente y bolchevique».

En el Cotilleando a… de esta semana repasamos la historia de la Bauhaus con una selección de personajes que se propusieron reformar la educación artística y crear un nuevo tipo de sociedad.

Gropius en 1922

Gropius en 1922

1. Walter Gropius tenía 36 años cuando se fundó la Bauhaus en Weimar, pero ya era una de las grandes figuras de la arquitectura alemana. La primera muestra de que Gropius se anticipaba a su tiempo fue su primer proyecto, la Fábrica Fagus. El edificio se construyó entre 1911 y 1913 y supuso una innovación por sus grandes ventanales con marcos de acero que dan ligereza a la estructura de ladrillo. El joven arquitecto puso especial mimo en la fachada visible desde el tren que pasaba cerca del edificio.

En la escuela comenzó siendo un director idealista que anteponía los métodos artesanales a la mecanización, creía en los maestros que daban igual importancia a las destrezas técnicas y al desarrollo del carácter del alumno. Diseñador de la sede de Dessau, el centro educativo era su vida y estaba incluso por encima de sus proyectos arquitectónicos: defendió la escuela de los nacionalistas —que sospechaban que era una institución simpatizante del comunismo— y hasta de los artesanos locales de Weimar, que la veían como una amenaza para sus negocios. Los conflictos con la administración pública (que no daba suficiente dinero para material) se juntaron al desencanto del alumnado por la falta de recursos. Algunos profesores también se rebelaron contra Gropius. Tomó decisiones equivocadas en una situación política y social compleja, la falta de dinero y las ideas incendiarias que gestaban el desastre del nazismo eran cada vez más sofocantes.

'Composición nº 8' (1923) - Vassily Kandinsky

‘Composición nº 8’ (1923) – Vassily Kandinsky

2. Vassily Kandinsky fue profesor de diseño para principiantes junto con Paul Klee y daba un curso de teoría avanzada. En sus talleres de pintura comenzó a desarrollar sus teorías del color y las formas abstractas, que aplicaba a sus obras en los años veinte, sustituyendo las formas por un lenguaje más subjetivo.

Tenía 56 años cuando comenzó a trabajar para la Bauhaus y su aspecto reservado y distante combinaban a la perfección con su tendencia a teorizar. El conjunto le daba un aire de profesor infalible, que parecía revelar en sus discursos verdades incontestables: los alumnos lo veían poco accesible y excesivamente frío.

Algunos se atrevieron a bromear sobre las enseñanzas de Kandinsky. Un alumno le enseñó el lienzo en blanco: «Maestro. Por fin he conseguido con éxito pintar una pintura absoluta de absolutamente nada». El artista tomó en serio la propuesta y le preguntó al alumno por qué había escogido el blanco, a lo que contestó que «el plano blanco representa la nada». «La nada es demasiado. Dios creó el universo de la nada. Así que ahora lo que queremos es crear un pequeño mundo», contestó Kandinsky. Cogió pinceles y pintura y sobre la superficie vacía hizo una mancha roja, otra azul y otra amarilla. Una sombra verde lateral unificaba los tres colores en una pintura que en cuatro pasos era una síntesis de tonos.

El curso se hizo cada vez más popular y se ofertó hasta que la escuela cerró. Con los análisis de corte científico, muchos estudiantes apreciaron las teorías del color y de la forma y encontraron grandes oportunidades creativas en buscar el equilibrio entre un arte controlado con el intelecto pero emocionalmente expresivo.

El 'Ballet Triásico' de Schlemmer

El ‘Ballet Triásico’ de Schlemmer

3. Oskar Schlemmer era pintor, escultor, diseñador y coreógrafo. En 1923 comenzó a dirigir el taller de teatro de la Bauhaus. La escenografía era una oportunidad ideal para poner en común conocimientos de diferentes disciplinas y además las representaciones eran una oportunidad para la escuela de popularizar sus diseños.

Sus ideas sobre la relación de la figura con el espacio fueron el origen del Triadisches Ballett (Ballet Triádico), su obra más famosa, estrenada en Stuttgart en 1922 y un éxito en el momento. Los personajes iban ataviados como marionetas (que el autor consideraba sumamente expresivas), se convertían en figuras geométricas, danzaban para combinar sus estructuras como en un cuadro abstracto…

Schlemmer veía el mundo moderno guiado por dos corrientes: la mecánica (el cuerpo como máquina) y la de los impulsos primordiales (el espíritu creativo). Su ballet mostraba a personajes que sintetizaban esas dos caras de la existencia humana.

La 'Silla Wassily' (1926) - Marcel Breuer

La ‘Silla Wassily’ de Marcel Breuer

4. Marcel Breuer fue uno de los alumnos de la Bauhaus que se convirtieron después en maestros. Arquitecto y diseñador de muebles, comenzó a estudiar en el taller de ebanistería en 1920 y sus piezas reflejaban el interés de la escuela por las corrientes expresionistas y el arte africano. Comenzó a despuntar por sus diseños de sillas de madera, simples y a la vez de una geometría rompedora. Su mueble más famoso es tal vez la Silla Wassily (bautizada así en honor a Kandinsky), una estructura tubular y curva inspirada en la bicicleta de Breuer. Creada en 1925, era la primera silla de la historia con esas características.

Con la llegada de los nazis, el artista, de origen judío, escapó a Londres y después a los EE UU, donde se convirtió en un arquitecto de éxito.

5. Ludwig Mies van der Rohe fue el segundo y último director de la Bauhaus, un puesto al que Walter Gropius renunció —quemado por las constantes presiones políticas y teóricas— dos años antes de que terminara su contrato.

La casa Tugendhat, diseñada por Mies van der Rohe y Lilly Reich (1929)

La casa Tugendhat, diseñada por Mies van der Rohe y Lilly Reich (1929)

El recién llegado ya era un afamado arquitecto, admirado por la sencillez de sus líneas y su utilización del acero y el cristal. Recibió una herencia complicada, tenía que restaurar la reputación de la escuela y librarla de las connotaciones políticas de las que la acusaban sus enemigos.

Se vio obligado a adoptar una postura autoritaria para aplacar a los estudiantes más contestatarios con la creciente radicalización de la política en la Alemania de principios de los años treinta. La actitud no lo ayudó a ser popular: muchos veían al nuevo director como el arquitecto de las casas lujosas para ricos que no se interesaba por las viviendas para la clase trabajadora. En la cafetería de la escuela, había reuniones encendidas que amenazaban con convertirse en revueltas e incluso tuvo que ir la policía.

Mies van der Rohe en su apartamento de Chicago (1964)

Mies van der Rohe en su apartamento de Chicago (1964)

Mies van der Rohe prohibió todo tipo de manifestación política y cargó los programas de teoría, los estudios se estancaron y la producción artística cayó en picado. Los talleres relativos a los muebles, los murales y el metal se fusionaron en Diseño de interiores, todo un símbolo del enfoque esnobista que el director quería darle a la institución.

Aún con el toque formal e inocuo, la Bauhaus tenía un estigma antialemán del que  no se libraba. Los nazis proclamaban que era una amenaza para el paisaje típico de Alemania y que ese cosmopolitismo, que traía estilos de países como EE UU, Holanda y Francia, «contaminaba» las tradiciones. Además, los teóricos del nazismo clasificaban los techos planos (típicos de las creaciones de Mies van der Rohe) como ajenos al clima del norte y típicos de oriente, particularmente de los judíos. El arquitecto intentó salvar la escuela incluso mitigando las diferencias que pudiera haber con el gobierno nazi, no se sabe si por amor a la escuela o por amor propio, pero pronto se dio cuenta de que la emigración era la única salida. La Bauhaus cerró para siempre.

Helena Celdrán

Roger Mayne: fotógrafo de una sola calle

"A Girl Jiving in Southam Street" - Roger Mayne

"A Girl Jiving in Southam Street" - Roger Mayne

A algunos fotógrafos les basta una calle para mostrar el mundo entero. Es el caso de Roger Mayne (Cambridge-Reino Unido, 1929).

Alguna nota periodística de los años cincuenta apuntaba que la calle Southam —en Kensington, al noroeste de Londres— no era un buen lugar para dejarse caer. «Al menos el 95 por ciento de los vecinos tiene antecendentes penales«, alertaba el gacetillero con más mala intención que realismo.

Lo cierto es que se trataba de una barriada pobre, de casas maltrechas y situación sanitaria discutible (casi ninguna de las 140 construcciones, de dos alturas y  nueve viviendas cada, tenía baño). En 1968 fueron derribadas por las excavadoras en una de las habituales maniobras urbanístico-especulativas que diseñan los gestores urbanos en comandita con los señores del ladrillo y el metro cuadrado.

En lo que fue la calle levantaron la monstruosa torre Trellick, diseñada por el arquitecto húngaro de la escuela del brutalismo Ernö Goldfinger, de cuya catadura y apellido se sirvió el escritor Ian Fleming para crear a uno de los más cómicos enemigos de James Bond.

"Southam Street, W10" - Roger Mayne

"Southam Street, W10" - Roger Mayne

La torre de hormigón —defendida por algunos prohombres de la britomanía con el particular sentido del gusto de una nación que considera un manjar al pastel de riñones— se convirtió en un nido de traficantes de speed y expertos en el uso de la navaja y el puño americano, pero dicen que la Policía ha limpiado el terreno para los Juegos Olímpicos y el jubileo de su graciosa majestad y los apartamentos brutalistas se han revalorizado entre los jóvenes profesionales.

Al fotógrafo Mayne le gustaba pasear por la calle Southam antes del desastre. Lo hizo a diario entre 1956 y 1961, quizá sospechando que aquel lugar era anacrónico y tenía los días contados, quizá sin sospecharlo, buscando, como ha señalado en alguna entrevista, «un proyecto personal», «una referencia» para seguir haciendo fotos pese al malvivir que conlleva el oficio.

"Southam Street, W10" - Roger Mayne

"Southam Street, W10" - Roger Mayne

En Southam había picardía, balones de fútbol trajinados, sueños, intemperancia, seducción, alguna cerveza, brillantina, zapatos muy viejos pero bien lustrados, tabaco de hebra… De todo excepto dinero. La ecuación era perfecta: con los bolsillos vacíos, inventas, pasas hambre pero sueñas, buscas la forma de eludir la respuesta biológica de matar a alguien o matarte.

Mayne supo entrar en el juego y dejarse llevar. «Había belleza en aquella calle, un cierto tipo de esplendor decadente y siempre un ambiente estupendo. Romántico, en el frío del invierno; frenético, en el verano; cálido y amigable en la primavera… Sigo recordando mi excitación cada vez que doblaba la esquina para entrar en la calle Southam».

"Southam Street, W10" - Roger Mayne

"Southam Street, W10" - Roger Mayne

La colección de fotos —propiedad del Museo Victoria y Alberto, en cuya web pueden verse todas— es una de las más tiernas y venturosas de la fotografía europea de los años cincuenta, década en la que aún retumbaba el horror de los bombardeos nazis pero que también se estremecía por la desvergüenza naciente de los teddyboys y la rebeldía juvenil. El bocazas Morrisey, que tiene bastante buen ojo para la fotografía, ha utilizado unas cuantas de las imágenes de Mayne para las cubiertas de algunos discos.

Mayne siguió haciendo fotos —retratos por encargo, paisajes y documentales por Europa adelante, algunas de ellas en España, como esta y esta otra en Almuñecar o esta en Nerja—, pero nunca alcanzó el latido intenso de las fotografías que hizo en la calle Southam, cuando se simbiotizó con los adoquines y los habitantes con los bolsillos vacíos de una las zonas peligrosas de Londres. Moraleja: camina hacia donde las guías te digan que no camines.

Ánxel Grove

"Southam Street, W10" - Roger Mayne

"Southam Street, W10" - Roger Mayne

"Southam Street, W10" - Roger Mayne

"Southam Street, W10" - Roger Mayne

"Southam Street, W10" - Roger Mayne

"Southam Street, W10" - Roger Mayne

Fotos imaginarias de pesadillas arquitectónicas

Los edificios imposibles de Filip Dujardin

Los edificios imposibles de Dujardin

Filip Dujardin (Gante, 1971) es como el escenógrafo de un sueño que se torna pesadilla. Entre sus fantasías hay casas de las que no se puede salir, estructuras que parecen a punto de perder el equilibrio, pasadizos que no llevan a ninguna parte.

El fotógrafo belga manipula imágenes de edificios reales para inventar estructuras imposibles. Muchas estarían destinadas al fracaso si fueran reales, ninguna parece tener una función determinada. Algunas podrían ser la excentricidad del arquitecto que ha perdido la cabeza y se sienten por encima del bien y del mal.

Confiesa que se siente como un niño jugando con cajas de cartón. En cada modificación busca el equilibrio entre realidad y ficción, para que la construcción no parezca demasiado rocambolesca, pero tampoco posible.

La imagen del edificio fantástico se le viene a la cabeza antes que el real. Tras realizar un boceto y una maqueta con cartón o Lego, Dujardin sale a la caza de la construcción real que va a convertir en su nueva fantasía. Le resultan especialmente inspiradores las fachasas con «mucho de lo mismo»: las hileras de ventanas, puertas y balcones son un filón para la locura posterior.

Estudió Historia del arte en la Universidad de Gante y se especializó en arquitectura y hace fotos de edificios reales para publicaciones especializadas. Dujardin vive rodeado de construcciones, pero no construye. El artista sugiere que sus fantasías tienen algo de frustración, que juega a ser un arquitecto en lugar de un documentador de edificios que otros han realizado.

Helena Celdrán

Parques infantiles de ballenas, barcos hundidos y castillos-cohete

La ballena azul de Gotemburgo

La ballena azul de Gotemburgo

La ballena azul de Gotemburgo (Suecia) tiene 15 metros de largo y 3,2 de ancho. Se puede entrar a su interior por el lomo o por la boca. Por dentro es rosada y muestra sus costillas sin reparos. En uno de sus costados hay un tobogán. Los niños más pequeños se acercan con cautela a la boca de cuerdas colgantes del cetáceo; los mayores se atreven a escalar hasta sentarse en la cola.

«¿Por qué jugar solo en un arenero cuando puedes jugar en un cráter lunar o en un submarino, o en una araña gigante, o en un caracol enorme, o en un caballo de Troya, o en un cohete, o en una hormiga, o en el castillo de una princesa? La fantasía es infinita», dicen los daneses Ole B. Nielsen y Christian Jensen, fundadores en 2003 de Monstrum.

La pequeña empresa diseña y construye parques infantiles muy diferentes a los habituales, los que un niño avista desde lejos para acto seguido salir corriendo, cegado por el descubrimiento.

Con un plantemaniento espectacular —derivado de la experiencia en escenografía teatral— pero también conscientes de la dureza de las condiciones climáticas de Dinamarca y Suecia, utilizan madera de Alerce de Siberia (un arbol común también en los países nórdicos, de rápido crecimiento y resistente a las heladas), contrachapado de abedul y pintura impermeable.

El barco carguero de Höganäs

El barco carguero de Höganäs

La compañía de Dinamarca tiene ahora un equipo de nueve  arquitectos, ingenieros y diseñadores dedicados a reinventar las construcciones clásicas para que en conjunto creen un paisaje irresistible que explote las posibilidades creativas de cualquier niño.

Un barco carguero medio hundido tiene una pasarela hacia un faro y unas grandes cajas de madera para que los náufragos se refugien. Dos mundos muy diferentes (la torre del castillo de una princesa y un cohete) se unen para que la nobleza y los astronautas convivan e intercambien papeles si se les antoja.

Además del elemento imaginativo, Monstrum quiere con sus parques «retar las capacidades motoras del niño en todas sus fases», que haya sencillos peldaños para los que hace poco que saben andar, retos más complicados para saltimbanquis de cinco años y cimas a las que sólo pueden trepar los niños que ya se sienten mayores.

Helena Celdrán