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-No deberías llevar esa ropa. -¿Por qué? Sólo es una blusa y una falda. -Entonces no deberías llevar ese cuerpo. 'Fuego en el cuerpo', de Lawrence Kasdan

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Adiós a Charlton Heston, el gran señor del cine épico

Hay actores polémicos y conocidos por sus excentricidades y aficiones, otros por defender abiertamente posiciones políticas controvertidas (ya sean progresistas o conservadoras). Charlton Heston pertenecía a este segundo grupo. Republicano convencido y ferviente defensor de la tenencia y uso de armas, su imagen de los últimos años está ineludiblemente unida a ‘Bowling for Columbine’, el documental que Michael Moore rodó sobre el comercio de armas en EE UU. De aquel filme Heston no salía muy bien parado; pero sería terriblemente injusto recordar a este intérprete que rodó más de 70 películas (algunas, claves de la historia del cine) por sus posiciones políticas.

Personalmente Heston nunca fue uno de mi actores preferidos. Me parecía inexpresivo y poco atractivo, pero cómo negar que sin él el cine épico no hubiera sido lo mismo. Dio vida a El Cid, Ben-Hur, Moisés, Miguel Ángel, Marco Antonio (en películas distintas), el cardenal Richelieu… ¿Alguien es hoy capaz de imaginarse a otro Rodrigo Díaz de Vivar distinto a él? ¿Acaso no pensamos inevitablemente en el rostro de Heston cuando escuchamos algún relato sobre Moisés? Y en todos esas ocasiones Heston se creció, estuvo a la altura del personaje al que interpretaba. Su gran presencia física (medía más de 1.90) lo ayudaba a añadir majestuosidad y dignidad al papel.

Estuvo imponente en ‘Ben-Hur’, película a la que accedió después de que William Wyler hablara de él maravillas tras haber trabajado juntos en ‘‘Horizontes de grandeza’ (los productores habían pensado en Burt Lancaster o incluso Rock Hudson para el papel), como imponente había estado antes en ‘Sed de mal’, a las órdenes de Orson Welles (a quien ayudó a conseguir que la Universal confiase la dirección, como cuenta Terenci Moix en ‘Mis inmortales del cine’). De él también recordaré, por supuesto, ‘Los diez mandamientos’, ‘El mayor espectáculo del mundo’, ’55 días en Pekín’, ‘Cuando ruge la marabunta’ o ‘El planeta de los simios’, por poner algunos ejemplos de películas ya míticas que Heston ayudó a crear.

Sus compañeros de trabajo siempre admiraron su profesionalidad y educación, y el gran interés que siempre sintió por ser considerado un actor serio, de carácter. Hoy me quedo con ese recuerdo suyo, en lugar de la imagen retrógrada que en los últimos años me había formado de él.

¿A vosostros os gustaba Heston?