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¿Qué fue del fabuloso LaserDisc?

Ya lo dije una vez: soy una nostálgica empedernida. Me niego a tirar un aparato que sigue funcionando, por más años que tenga. ¿Qué culpa tienen de haberse quedado obsoletos? Por eso mi casa está llena de cassettes y vídeos VHS, con películas y grupos musicales que ya no existen. Me niego a desprenderme de algo que es útil.

También guardo discos de vinilo, disquettes de ordenador, minicintas de videocámara, una grabadora de cinta y por supuesto mi querido walkman.

En toda esta colección de mercadillo oldie solo me falta una adquisición: el LaserDisc.

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Aún recuerdo la primera vez que vi uno, fue en Madrid Rock, esa emblemática tienda de música de la Gran Vía madrileña que desapareció hace muchos años y que ahora es una tienda de ropa. Me quedé alucinada viendo ese disco plateado, del tamaño de un disco de vinilo pero muchísimo más molón, era como ver un objeto del futuro. Aún no había visto ningún CD, pero se le parecía bastante, solo que era mucho más grande.

80s pioneer laserdisc laservision

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¿Qué fue de Locomía? El furor del abanico nunca muere

Ha llegado el veranito y mi mente vuela a esas vacaciones interminables de mis primeros años de BUP, con casi tres meses completos de estar tirada en el sillón, en los que ya no sabía ni qué hacer del aburrimiento. Era la época de las hombreras, los pantalones sobaqueros y las medias rotas con otras medias por encima de la rodilla. Y entonces, irrumpieron ellos: cuatro hombres a un abanico pegados, con un estilismo imposible y un ritmo que conquistó medio mundo. Eran Locomía.

Venían de Ibiza, de la discoteca Ku, que era lo MÁS por aquella época. Allí comenzaron haciendo sus pinitos como diseñadores de moda, luego pasaron a ejercer de animadores y terminaron fusionando ambas pasiones en un barroquismo disco chic que rompió moldes.

En aquellos años (1989) nos poníamos hombreras hasta para las clases de gimnasia, así que las suyas eran una exaltación divina, una oda al mundo de las hombreras, que llevaban a medir 70 centímetros de esquina a esquina y les obligaba a pasa de canto por las puertas (dicho por ellos).

La forma en la que manejaban sus enormes abanicos me dejaba loca. Todos queríamos imitarles, era tan GUAY. Pobres ignorantes nosotros, que no sabíamos que tanto movimiento para un lado y para el otro del abanico servía para degollar enemigos en el Japón feudal.

En sus inicios Locomía contó con varios integrantes que vinieron y se fueron, pero el grupo, tal y como yo lo conocí, lo formaban Xavier Font, que era diseñador de moda (vestido de rojo), Manuel Arjona, modista y bailarín (de amarillo), Carlos Armas, por entonces modelo y estudiante de arquitectura (de verde), y Juan Antonio Fuentes, bailarín y estudiante de arte dramático, (de azul). Como suele pasar con las boy band, todas teníamos nuestro preferido, a mí me encantaba el pelazo de Carlos Armas.
Locomia

Con ellos llegó Taiyo (sol en japonés) su primer disco que rompió la pana: su primer sencillo vendió en pocas semanas 60.000 copias y se convirtió en Disco de Oro. La locomanía llegó hasta Japón, donde actuaron ante un público extasiado con su estética. También conquistaron Europa: entraron en el Top Ten británico gracias al remix del tema Loco Mia de DJ Dany. En Latinoamérica la locura fue total: llegaron a vender 2,5 millones de copias.

Cada uno de los temas de ese disco era un TEMAZO y pegaba muy fuerte. No tenían una canción del verano, tenían todas las canciones del verano.

Hicieron de su look una seña de identidad que pronto fue contagiosa, así que Xavier decidió apearse de la formación para dedicarse en exclusiva a una tienda de moda en Madrid llamada El santuario que comercializaba sus diseños.

Tomó el relevo Francesc Picas, modisto y estudiante de Periodismo, que ya trabajaba con ellos como diseñador. En 1991 llegó Loco Vox, su segundo álbum, y repitieron éxito, incluso a pesar de que cambiaron radicalmente su puesta en escena.

La fiebre por los abanicos era total y, como no podía ser menos, Locomía fue objeto de multitud de parodias.

Una de las más célebres fue esta de Martes y 13:

Tanto éxito no podía ser bueno: el mánager, José Luis Gil, reclamó el copyright de Locomía y al final llevó su disputa a los tribunales, lo que terminó con una prematura disolución del grupo en 1993, cuando estaban en la cima de su éxito.

Francesc Picas, el último en incorporarse, decidió continuar en solitario con un disco llamado Bendición, de relativo éxito, después decidió estudiar Psicología. Carlos Armas se unió a Javier Pastrana para formar un nuevo grupo, Vatikano, que no duró demasiado.

Xavier Font finalmente se quedó con el copyright del grupo y lo refundó en 2000 recuperando a Manuel Arjona y tres nuevos componentes elegidos en un casting: Jaen Alonso, Manu Espinosa y Omar Marrugat.

Locomía en el año 2000

Formación de Locomía en el año 2000.

Se establecieron en México, donde tanto éxito tuvieron en el pasado, y grabaron un álbum llamado Corazón. En 2001 optaron para representar a España en Eurovisión pero se quedaron en el puesto 17 de un total de 20 candidatos.

¿Les minó esto la moral? ¿Fue aquello el final definitivo para Locomía? Ni mucho menos.

En 2011 un recauchutado Manuel Arjona volvió al ataque con nuevo disco —Back to the Glam— y sangre fresca: Ferry Frías, Ricky Arenas y Felix Montás.

Locomía en la actualidad

Locomía en 2011.

Por si fuera poco, en 2013 lanzaron un nuevo trabajo, Imperium, con arreglos y producción de Quique Tejadas.

Uno de los momentos más memorables de este regreso fue su actuación en la Gala Drag 2014 de Las Palmas de Gran Canaria, en marzo de 2014, con un Manuel Arjona de 47 años dándolo todo:

En la actualidad Locomía sigue en activo, con su calendario de contratación dispuesto para este verano 2016, y un nuevo estilismo que rompe radicalmente con su imagen anterior, pero que sigue siendo objeto de festivales del orgullo gay.

Locomía actualidad

Locomía con su look actual.

Así que sabemos que Manuel Arjona, que tiene una hija, sigue activo en los escenarios e incluso ha trabajado como bailarín en la sala Bikini de Barcelona. ¿Pero y los demás?

Actualmente Carlos Armas ‘pelo al viento’ cuenta con una conocida boutique de moda en Tenerife y está muy ligado al diseño de los Carnavales de Santa Cruz de Tenerife.

Juan Antonio Fuentes ‘el rubito’ es gerente en el mundo de la hostelería y actualmente dirige un restaurante en Barcelona.

Xavier Font pasó por un momento turbulento en 2009, cuando fue detenido por tráfico drogas en una operación llamada —redoble de tambores—  Abanico.

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Entre otras sustancias, encontraron en su casa sustitutos de viagra y popper, un vasodilatador de uso común en la comunidad gay como estimulante sexual. Xavier se mostró indignado con esta detención (y el nombre que eligió la Guardia Civil para dicha operación) y se defendió con mucho ahínco en DEC (¿Dónde estás corazón?), donde aseguró que en realidad aquello que incautaron en su casa no era suyo…

En cuanto a Francesc Picas ‘el sustituto’, durante unos años se dedicó al diseño de pañuelos, fulares, bufandas y pareos con su propia empresa, Picas&Navés. En la actualidad se dedica a escribir novela y poesía, algunas de sus obras están publicadas en Bubok.

Y aunque su estética noventera aún me inspira cierta morriña, tengo que reconocer que estos nuevos chicos de Locomía tienen su aquel.

¿Molan o no molan?

Qué fue de C.C. Catch o cómo dar la vuelta al reloj del tiempo

Los jovenzuelos que pasen por estos lares leerán C.C. Catch y se quedarán con cara de poker, tratando de imaginar qué demonios significan esas siglas y si tendrá algo que ver con el mundo del Wrestling.

Lejos de ser un luchador hiperciclado y con máscara mexicana, C.C. Catch era la reina de las discotecas en los años ochenta, número 1 de los top musicales, una rubia que despertaba las fantasías de miles de adolescentes a lo largo y ancho de toda Europa, y que competía despiadadamente con Samantha Fox por ocupar el póster central de las revistas juveniles.

C.C. Catch

Toma permanente.

A Samantha le dedicaremos su propio post más adelante pero por ahora nos quedamos con C.C. Catch que, al menos para mi gusto, era más elegante (Samantha tenía otras virtudes con la que le sacaba la delantera).

¿A quién no le suena su Soul Sourvival, un himno a esos bailecitos de cadera a la izquierda, cadera a la derecha, saltito y vuelta?

Si al escuchar este videoclip de pronto os suenan mucho, MUCHO esos efectos de casiotone, no es casualidad.

Y si no, echadle un vistazo a esto:

Efectivamente, detrás de esta jovencita holandesa criada en Alemania estaban los mismísimos Modern Talking. En concreto fue Dieter Bohlen, el rubio del famoso dúo de música disco, quien la descubrió cuando ella formaba parte de un grupo musical de chicas llamado Optimal.

Entonces ella era Caroline Catherine Müller y entre los dos buscaron un nombre con chispa, moderno (para entonces). Se les ocurrió tomar las dos iniciales de su nombre y lo de ‘Catch’, bueno, pues pensaron que quedaba bien.

Su primer single, I Can Lose My Heart Tonight, subió como la espuma en las listas de éxitos y se convirtió en la canción del verano del 85 en media Europa. Tenía 21 años.

Esos pelos cardados… No imagino cuántas toneladas de laca se gastaban por entonces al día.

Con Europe, Bon Jovi, Kiss y demás fauna ochentera no me extraña que la capa de ozono se fuera a la mierda.

80s 1980s why cc catch strangers by night

C.C. Catch se hizo la ama de la pista y llegó a ensombrecer a su tutor, Dieter. Ella tenía verdadero talento y quería participar en las letras y la composición de las canciones, pero él no se lo permitía.

Finalmente, cuatro años y cuatro álbumes después, Caroline decidió no renovar su contrato con él ni con su discográfica, BMG. Decidió seguir por su cuenta pero Dieter no estaba dispuesto a dejarla ir tan fácilmente y declaró que su nombre artístico era de su propiedad. Tuvieron que pasar por los tribunales y finalmente Caroline se ganó el derecho a seguir siendo C.C. Catch.

80s modern talking

Para su quinto disco firmó con otro gran sello, Polygram y como por fin podía escribir sus propias canciones llamó a su nuevo disco Hear What I Say (Escucha lo que digo).

Para este nuevo trabajo encontró otros productores de primera líneaAndy Taylor de Duran Duran y el guitarrista y cantante de rock Dave Clayton, que había trabajado con George Michel y U2. Su música experimentó un giro de 180 grados, gustó a sus fans más acérrimos pero no terminó de calar en el gran público.

Aquello marcó su final como estrella de la canción pero siguió haciendo colaboraciones puntuales. A principios de la década de 1990 C.C. Catch trabajó en un proyecto de Peter Gabriel, que dio lugar a la canción Harmonix.

Este tema, fruto de algún psicotrópico del chungo, fue lanzado en 1993 en un álbum de título no menos psicodélico, Way Down Below Buffalo Hell von Jam Nation.

En 2004 participó en un programa del canal alemán ProSieben que rescataba a grandes artistas de los ochenta, como Haddaway y Limalh. Ese mismo años hizo las paces con Modern Talking y participó con ellos en una gira ‘revival’ por Estados Unidos.

En septiembre de 2010 reapareció como el Guadiana para publicar un single con el productor musical español Juan Martínez, un tema disco llamado Unborn Love.

El cambio de C.C. Catch era espectacular. ¿Qué había hecho todos estos años para estar tan guapísima y seguir tan juvenil?

Pues la respuesta está en la serenidad. A pesar de sus esporádicas incursiones en la industria de la música, en realidad Caroline se refugió tras su quinto álbum en el crecimiento espiritual, la práctica de yoga y una forma de meditación. Años después, en 1998, se casó con su profesor de yoga, Aravaita.

El yoga y la meditación le sentó mucho más que bien, a juzgar por los resultados.

Os dejo con un antes y un después, juzgad vosotros mismos: