Podéis llamarlo Ian, Gandalf o Magneto. Llamadlo como queráis. Él es el gran e inconfundible Sir Ian McKellen.

McKellen en un evento en Londres en 2017 (GTRES)
Nominado en dos ocasiones al Oscar a mejor actor, por sus papeles de Gandalf en El Señor de los Anillos: la Comunidad del Anillo (2001) y James Whale en Dioses y monstruos (1998), Ian McKellen pertenece a ese selecto e icónico grupo de actores y actrices que asociamos, de forma inconsciente e inevitable, a la madurez, como es su caso, el de Morgan Freeman o el de Donald Sutherland, por ejemplo. Probablemente porque, a día de hoy, aparecen en un tipo de cine destinado a espectadores notablemente jóvenes o, al menos, notablemente más jóvenes que ellos.

McKellen y Brendan Fraser en ‘Dioses y monstruos’.
Lo suficientemente jóvenes, diría yo, como para haber disfrutado como niños de la última versión de Disney de La Bella y la Bestia, protagonizada por Emma Watson, y no poder evitar sonreír al ver a Cogsworth (Din Don) cobrar su forma humana y convertirse en Magneto McKellen.
Además, su hábil presencia en redes sociales, sus marcas personales (como sus peculiares camisetas «get over it») y la frescura de sus actualizaciones, siempre hacen que tenga un espacio en nuestros corazoncitos 🙂
IAN MCKELLEN + HIS ICONICS SHIRTS pic.twitter.com/9vB0Xf3Awz
— ,,,, (@orphvnblack) 1 de mayo de 2018
Ian McKellen & Patrick Stewart 💥 pic.twitter.com/L8ul7sQX5E
— Movie Graf (@MovieGrafTR) 2 de mayo de 2018
Obviamente, no voy a hacer un repaso por toda la carrera de Sir Ian porque es materialmente imposible hacerlo sin que esto parezca un testamento telemático, de modo que me voy a ir directa al grano: ¿cómo fueron los inicios de nuestro amado Gandalf?
Bueno, grosso modo podría decirse que McKellen, como tantos otros grandes actores (Sutherland, sin ir más lejos, que fue príncipe de Noruega) comenzó su andadura en pantalla haciendo versiones y/o adaptaciones para la televisión, allá por los ’60 (en efecto, cuando la tele era en blanco y negro) de grandes clásicos literarios. Parece que Shakespeare estaba especialmente on fire.
Además de ser Macbeth en un cercano 1979, en 1971, por ejemplo, fue el rey Ricardo II en La tragedia del Rey Ricardo, y en el ’70, además de ser Hamlet, fue también el Rey Eduardo en Edward II que, aunque no es de Shakespeare (sino de Christopher Marlowe) fue una de las primeras tragedias teatrales basadas en la historia de Inglaterra, y cuenta la muerte de Eduardo II y la caída de su amante, el joven Mortimer (Timothy West).

Por si os lo estáis preguntando, McKellen es el que lleva corona.
Esta faceta suya de intérprete de los clásicos la supieron captar muy bien en Los Simpson, en 2003 xD
Sin embargo, su primer papel relevante en televisión, después de haberse estrenado con una participación episódica en The Indian Tales of Rudyard Kipling (1964), fue en la serie de 1966 David Copperfield, en la que McKellen fue durante los nueve capítulos (de su única temporada) el protagonista: un «gentil huérfano que descubría la vida y el amor en un indiferente mundo adulto».
Ahí lo tenéis. Veintisiete añitos 🙂
La actriz junto a él, por cierto, es Tina Packer, quien apareció en seis episodios de la serie original de Dr. Who en 1968, en el papel de Anne Travers.
Y es que, amigos, todos pasamos por una juventud. Si puedo pedir un deseo, deseo dejarla atrás con el mismo estilo que Sir Ian.
personally attacked by these photos of Ian McKellen pic.twitter.com/dd81v0Y8F9
— Jared Pechacek (@vandroidhelsing) 27 de abril de 2018
Grande Ian
21 mayo 2018 | 6:51 pm