Podéis llamarlo Ian, Gandalf o Magneto. Llamadlo como queráis. Él es el gran e inconfundible Sir Ian McKellen.
Nominado en dos ocasiones al Oscar a mejor actor, por sus papeles de Gandalf en El Señor de los Anillos: la Comunidad del Anillo (2001) y James Whale en Dioses y monstruos (1998), Ian McKellen pertenece a ese selecto e icónico grupo de actores y actrices que asociamos, de forma inconsciente e inevitable, a la madurez, como es su caso, el de Morgan Freeman o el de Donald Sutherland, por ejemplo. Probablemente porque, a día de hoy, aparecen en un tipo de cine destinado a espectadores notablemente jóvenes o, al menos, notablemente más jóvenes que ellos.
Lo suficientemente jóvenes, diría yo, como para haber disfrutado como niños de la última versión de Disney de La Bella y la Bestia, protagonizada por Emma Watson, y no poder evitar sonreír al ver a Cogsworth (Din Don) cobrar su forma humana y convertirse en Magneto McKellen.
Además, su hábil presencia en redes sociales, sus marcas personales (como sus peculiares camisetas «get over it») y la frescura de sus actualizaciones, siempre hacen que tenga un espacio en nuestros corazoncitos 🙂
IAN MCKELLEN + HIS ICONICS SHIRTS pic.twitter.com/9vB0Xf3Awz
— ,,,, (@orphvnblack) 1 de mayo de 2018
Ian McKellen & Patrick Stewart 💥 pic.twitter.com/L8ul7sQX5E
— Movie Graf (@MovieGrafTR) 2 de mayo de 2018
Obviamente, no voy a hacer un repaso por toda la carrera de Sir Ian porque es materialmente imposible hacerlo sin que esto parezca un testamento telemático, de modo que me voy a ir directa al grano: ¿cómo fueron los inicios de nuestro amado Gandalf? Lee el resto de la entrada »