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El Feroz de ‘Gran Hermano’ ya está soltando ganchos

Ay, amigos, si es que se venía venir.

La amiga Chari, esa mujer de increíble rostro cambiante y alforjas delanteras, está siendo acosada contra las cuerdas del ring por el amigo Julio, llamado ‘El Feroz’ que no la deja sola ni a sol ni a sombra. La pobre muchacha no se puede tirar un pedo sin que el Feroz esté ahí para olerlo, cosa que, no nos engañemos, a la muchacha le agrada.

Serían una pareja maravillosa, compartiendo siempre el agua oxigenada: ella, para el pelo, y él, para las heridas del ring.

El boxeador es tan sutil a la hora de ligar como cortarse las uñas de los pies a la altura del sobaco. Y lo peor, el tío no duda en vender sus capacidades sexuales y hacer preguntas relacionadas con el fornicio. Eso sí, luego se pone tierno y dice que a Chari la respeta, que la van a cuidar entre todos…

En otro orden de cosas, en la casa Ken los maromillos comienzan a escaquearse un poco, mientras Anup los persigue insistiendo en que deben repartirse las tareas de la casa. Y lo hacen: Los maromos mantienen impoluto su cuerpo y Anup y Eduardo, el resto de la casa.

Atención a las risas que se echaron las peliteñidas de la casa Barbie a costa de la maleta de Jhota. Para mi que pensaron que era una coña del programa, porque no dudaron en ponerse las prendas del retroreguetonero (así lo escribo porque quiero, ahá, ahá) y vacilar cual raperos desahuciados.

Y es que Jhota llevaba gafas tipo Nanci repelente de mil colores, gorritos y gorras tipo chistera (por lo alto y porque parecen de chiste) y sudaderas con colores que podrían dejar ciego a un gato de escayola daltónico.

Amigos, alguien debería colarse en esas casas para anunciarles algo que no saben: CANTAN COMO EL CULO. En serio, la mitad de los que están dentro piensan que saben cantar, empezando por Dámaso, que no hace más que asesinar canciones de toda la vida. ¿Es que la Sgae no piensa hacer nada? No sé, me gustaría ver a seis tipos vestidos de negro entrando por el techo del salón mientras descienden de un helicóptero para secuestrarle.

Amigos, hemos descubierto que Julia tiene muchas cicatrices, la más cruel y desgarradora (una cicatriz desgarradora, que bonita imagen poética) fue el fruto de su peligroso y feroz encuentro con una ardilla. Malditos roedores…

Por otro lado, las chicas de la casa Barbie, que están viviendo una nueva adolescencia (veremos cuando se les acabe el maquillaje) comienzan a sospechar de Rubén y ya están haciendo cábalas sobre Rubén y su papel en la casa. Afortunadamente, si Sherlock Holmes las hubiera conocido se habría sacado los ojos y dedicado a la cría del escarabajo pelotero.