Descorche Descorche

Puede que en el vino no esté la verdad, si es que sólo existe una,pero lo que es seguro es que está el placer y juntos vamos a encontrarlo

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Un tinto goloso de Extremadura y otro fresco del Jura

Nuestra primera recomendación de esta semana viene de Extremadura. Para mi un reciente descubrimiento. Es el Mirabel 2006.

La ligazón al mundo del vino le viene a Anders Vinding-Diers por todos sus poros. Su padre es Peter Vinding-Diers, antiguo propietario del Château de Landiras y del Domaine La Grave en Burdeos y después elaborador de vinos en medio mundo, desde Sicilia a Sudáfrica, pasando por Hungría donde elabora el Tokaji Stanza.

Su hermano Hans es asesor en Argentina de vinos como Noemía o Humberto Canale y en Italia de Argiano. Su primo es Peter Sisseck, el creador de Pingus.

Anders, nacido en Sudáfrica, siguió los pasos familiares y ha trabajado en Chile, Argentina, Italia y Francia. Se casa con la española Andrea Sánchez y, tras una temporada en la Toscana, se instalan en Cañamero, donde compran una pequeña finca que plantan de viñedo, siguiendo todas las normas de la agricultura biodinámica. Su trabajo en Extremadura empieza asesorando a Bodegas Ortiz en Almendralejo.

Este Mirabel 2006 es su primer y sorprendente vino. Las uvas no proceden de su finca sino que las ha comprado, seleccionando a fondo. Tiene un 70% de Tempranillo, siendo el resto Cabernet Sauvignon. La crianza ha sido de 6 meses en barricas de roble francés.

Un vino goloso, pero para nada empalagoso, bien equilibrado y en el que se ve un trabajo bien hecho, sin excesos, buscando la elegancia.

Todavía no ha llegado el mejor vino de Anders pero su primer fruto es esperanzador. Estoy seguro de que vamos a disfrutar mucho con él. Su precio está sobre los 20 euros.

El segundo vino nos viene de más lejos, del Jura. Es el Tissot Trousseau Singulier 2005.

El viñedo de Jura es desconocido, incluso en Francia. Ocupa de manera discontinua las laderas mejor expuestas de la cara oeste del macizo de Jura, formando una franja de 80 kilómetros de longitud y entre 2 y 4 de ancho. Situado al este de Francia, limita al Este con Suiza y al Norte con la Côte d’Or de Borgoña.

El clima es semicontinental, marcado por estaciones muy contrastadas. Las horas de sol anuales son pocas y la pluviometría varía entre 1.100 y 1.500 mm/año. La naturaleza geológica del subsuelo está formada en un 90% de margas. Los suelos son sueltos y poco espesos.

Está bodega fue creada por André y Mireille Tissot en 1962. En la actualidad la dirigen Stéphane Tissot y su mujer, Bénédicte. Tienen 35,15 hectáreas de viñedo

Stéphane, calificado por Le Monde como

el vinificador más imaginativo y mejor dotado de Jura desde hace 50 años

hizo su primera vendimia en 1989, cuando únicamente tenía 19 años. Siempre dice que no le costó mucho pues desde pequeño había visto como lo hacía su padre.

Cuando convirtió todo el viñedo en biodinámico todos le tomaron por loco. Sus padres le decían

así no vas a llenar las cubas

Incluso el Comité Técnico de Vinos de Jura le dijo

no es posible tener 30 hectáreas en biodinámica y el tiempo nos dará la razón

Este sistema de trabajo conlleva muchos esfuerzos y tiene un equipo de 15 personas trabajando durante todo el año, que en época de vendimias aumenta hasta 50.

Trousseau es una variedad tardía, lo que facilita que evite las heladas primaverales tan peligrosas en la zona, que necesita de terrenos calcáreos, muy bien expuestos para poder llegar a la maduración. Apenas hay 100 hectáreas de esta variedad.

Trousseau Singulier 2005 procede de las mejores cepas de Troisseau de la bodega. Los rendimientos son muy bajos, en torno a los 25 hectolitros por hectárea y se elaboran unas 8.000 botellas. Después el vino se cría en la cava subterránea durante 1 año en demi-muits, fudres de 600 litros, con sólo un 20% de roble nuevo.

Un vino fresco, original, de marcada acidez y personalidad única. Su precio en tienda, y ya se que no es fácil de conseguir, también está en torno a los 20 euros.

Un Mencía de El Bierzo y un Garnacha del Ródano

De Raúl Pérez hemos hablado ya en varias ocasiones. El primer vino que voy a recomendar esta semana es suyo.

Estaba el otro día comiendo, muy bien por cierto, en La Cantamora y acompañamos la comida con el Ultreia Saint Jacques 2007, que mezcló a la perfección con el arroz que nos tomamos.

Es el último, de momento, proyecto personal de Raúl Pérez y nace, como él, en El Bierzo.

El nombre de Ultreia es por el saludo que se daban los peregrinos del Camino de Santiago cuando se encontraban, significa más o menos sigue adelante, no te pares. Parece que esta frase refleja bien el espíritu de Raúl.

El Ultreia Saint Jacques es el vino más sencillo del proyecto. Por encima tiene al Ultreia Valtuille.

Las uvas para el vino de hoy proceden de la de Valtuille y son una selección de cepas viejas de Mencía. Ellas lo ponen todo y Raúl les deja que se expresen lo más libremente posible. Ese es su gran mérito, saber apartarse para dejar que el terroir fluya.

Un vino agradable, frutoso, complejo y a un precio casi imbatible, en una tienda sale por menos de 7 euros.

El segundo vino procede el Ródano francés, posiblemente la zona de Francia donde se hacen los mejores vinos en relación calidad/precios.

Es Les Aphillanthes L’Ancestrale du Puits Cairanne 2004. Cairanne es uno de los pueblos que puede añadir su nombre al de Côtes de Rhône Villages.

Viticultor de vocación, de familia de viticultores desde siempre y con su padre todavía trabajando las viñas, Daniel Boulle, y su mujer Hélène, deciden en 1999 comercializar sus vinos bajo el nombre de Les Aphillanthes.

La bodega está en el pueblo de Travaillan y tiene 37 hectáreas de viñedo, con predominio de Grenache, con una edad media de 45 años, pero también hay Syrah, con una media de 35 años, Mourvèdre, viejas cepas de Carignan, y muy poco de Cournoise, Cinsault y Clairette.

Los suelos son arcillo calcáreos, recubiertos de cantos rodados, no muy grandes pero muy numerosos, que filtran el agua casi sin retenerla, obligando a las raíces a profundizar en busca de alimento. Las viñas se trabajan de forma biodinámica desde 2002.

La vendimia es manual y hay una mesa de selección en la propia viña. Se vinifica en cubas abiertas de cemento, con remontados todos los días. Hay una maceración previa en frío. Hasta que la temperatura sube se hacen dos bazuqueos diarios y después se continúan haciendo pero no todos los días.

Les Aphillanthes L’Ancestrale du Puits Cairanne 2004 se elabora con un 90% de Grenache (Garnacha), plantada en 1902, y un 10% de Mourvèdre (Monastrell).

Es una Garnacha intensa, poderosa y a la vez fina. Uno de esos vinos que hace que adore esta variedad.

Su precio en tienda en está sobre los 23 euros.

Claves para acercarse a Borgoña

Nunca he negado que Borgoña es mi pasión. Un amigo y enólogo, Pablo Eguzkiza, me decía un día

Borgoña es en el vino como el sabor amargo en los niños cuando se desarrolla es que ya se han hecho mayores

La frase encierra una gran verdad, Borgoña es un vino de madurez, lo que no significa que sea un vino para mayores pues hay gente que en este del vino madura muy rápido. Se empiece por donde se empiece casi siempre se acaba en Borgoña.

Pero Borgoña tiene una serie de problemas que hace que su conocimiento sea complicado.

Si uno está dispuesto a gastarse dinero en un vino de Burdeos y tiene un mínimo de conocimiento es fácil que acierte. En Borgoña es fácil que fracase. Las diferencias entre zonas y bodegas son tan amplias que el riesgo a correr es muy alto.

Para intentar acercarnos un poco mejor a la zona voy a intentar explicar de forma resumida la forma de clasificar los vinos que hay en Borgoña.

Borgoña puede dividirse en 5 zonas bien diferenciadas. Yonne, cuya parte más conocida es Chablis, Côte de Nuits, Côte de Beaune, entre las dos forma la Côte d’Or, Côte Chalonnaise y Mâconnais y cubre una superficie en mayo de 2008 de 27.700 hectáreas de viñedo en producción.

En esas hectáreas encontramos 110 AOC (Denominaciones de Origen), de las 400 que hay en Francia. Con apenas el 3% del viñedo francés, 6% de la superficie de viñedo con AOC, Borgoña representa la cuarta parte de las denominaciones, AOC, francesas.

Por si esto no es poco hay una especie de categoría intermedia. Los “Lieux-dits” (lugares llamados) o pagos, fincas de reconocido prestigio pero que no llegan a la calificación de Premier Cru. Hay 1.015. El nombre del pago aparece en la etiqueta al lado del nombre de la AOC.

La pirámide de calidad del Borgoña empezando por los vinos de más calidad sería:

AOC Grand Cru, que representa el 1,5% de la producción. Hay 33 Grands Crus, 32 en Côte d’Or y uno en Chablis, que agrupa varias parcelas, de los que 8 son blancos

AOC Premier Cru, que representa el 11,2 de la producción. Hay 562 Premiers Crus.

AOC Villages, que representan el 34% del total. Son 53 AOC diferentes.

AOC Régionales, que representan el 54% del total. Son 23 AOC. Todas llevan el nombre de Bourgogne o bien Mâcon.

Todos estos datos son cambiantes y según la fuente el número de AOC es diferente. En su página web el Bureau Interprofessionnel des Vins de Bourgogne considera que son 100 las denominaciones.

Toda esta clasificación viene desde muy atrás. Víctima del fraude, sobre todo en el importante mercado de París, el vino de Borgoña se ve obligado a defenderse de la anarquía de sus etiquetas.

En 1855 Jules Lavalle establece por primera vez una clasificación de los distintos pagos, que divide en cuatro categorías: Tête de Cuvée, Première Cuvée, Deuxième Cuvée y Troisième Cuvée.

En 1861 el Comité de Agricultura de Beaune hace oficial una clasificación basada en la Jules Lavalle, aunque las numerosas presiones, sobre todo de los fuertes negociantes de Beaune, hacen que las dos primeras categorías se unifiquen en una. Este sistema sigue hoy vigente y es el que he intentado explicar.

Un Cava y un Champagne: el éxito de lo artesano

Empieza uno de los meses típicos de vacaciones y seguimos con la resaca, que más parece ya una larga borrachera, del triunfo de España en la Eurocopa. Dos buenas razones para brindar. Tres si añadimos que, aunque sólo sea por agotamiento, nos van a tener que dejar de hablar de fútbol una temporadita.

Para hacerlo hemos escogido dos vinos espumosos de artesanía. Un Cava y un Champagne.

El Cava es el Recaredo Gran Reserva 2003. La familia Mata lleva elaborando cava desde 1924 y son el prototipo del cava artesano a la antigua. Tienen 47,8 hectáreas de viñedo propio y la bodega está en el centro de Sant Sadurní d’Anoia, con cavas subterráneas construidas por el fundador de la bodega. El nombre de la casa era Can Recaredo y de ahí viene el nombre.

Este Gran Reserva 2003 tiene un 54% de Macabeo, 40% de Xarel.lo y, en el único toque de modernidad, un 6% de Chardonnay. Las uvas proceden de viñedos propios situados en Subirats y Torrelavit en el alto Penedès. Su crianza con las lías ha durado 48 meses y se ha efectuado con el tapón de corcho, en lugar de con la moderna chapa tipo refresco.

El degüelle es manual sin congelar el cuello de la botella y la fecha viene en la contraetiqueta, en concreto el 15 de abril de este año para la partida que yo tengo.

Un Cava de los de verdad, serio y sin complejos. Su precio sobrepasa por poco los 20 euros.

El Champagne elegido es André Clouet Grande Réserve, un Champagne de viticultor , las uvas proceden de sus viñedos, que es uno de mis preferidos.

La familia Clouet es una familia de viticultores cuyos orígenes, como ellos mismos dicen

se pierden en la noche de los tiempos.

Su fundador fue impresor en la corte de Versalles de Luis XV y, durante varias generaciones, sus descendientes continuaron con esta labor. El peculiar estilo “Ancien Régime” de sus etiquetas es un homenaje al fundador de la casa.

Tienen 9 hectáreas de viñedo, todas en Bouzy, uno de los 17 pueblos clasificados como Grand Cru. Pequeñas parcelas situadas en los mejores sitios de las laderas del pueblo.

La bodega está ahora dirigida por Jean-François Sanz Clouet, de padre español.

La crianza se realiza en las bonitas cavas de la familia a 10 metros de profundidad, con removido y degüelle manuales.

André Clouet Grande Réserve se elabora únicamente con Pinot Noir y es, por lo tanto, un Blanc de Noirs, un vino blanco hecho con uvas tintas. Es su cuvée básica y mezcla diferentes añadas. Su crianza es de 36 meses. Su precio está sobre los 25 euros.

Si alguien tiene dudas de porqué el Champagne es un vino especial que pruebe este.

Datos sobre el Champagne que nos vamos a beber para festejar el triunfo de España

Si os gusta el fútbol y habéis apoyado a España es un buen momento de abrir una botella de Champagne y festejarlo. Si os gusta el fútbol pero no habéis apoyado a España es justo abrir una botella de Champagne para reconocer su buen juego. Y si no os gusta el fútbol, qué importa, abrid una botella de Champagne. Ya encontraréis un buen motivo para disfrutarlo.

Para que sepáis un poco más lo que vais a beber algunos datos.

Se puede dividir Champagne en cuatro zonas diferenciadas:

La Montaña de Reims, situada al sudeste de la ciudad y llena de bosques, es el terreno privilegiado para el Pinot Noir, que representa el 40% del total. Esta zona abarca 101 pueblos, con 7.960 hectáreas y 3.725 viticultores.

La Côte des Blancs está situada al sur de Epernay y las viñas siguen el acantilado que conecta de norte a sur Epernay con las laderas de Sézannais. Son 55 pueblos, con 5.808 hectáreas y 5.482 viticultores. La cepa predominante es Chardonnay con un 82%.

El valle del Marne es la principal vía fluvial de Champagne y en ella se dan las tres cepas, Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier, siendo ésta con un 62% la mayoritaria. Las laderas se extienden sobre las dos orillas, acompañando sus meandros, de Aÿ hasta el Aisne, más allá de Château-Thierry. Son 100 pueblos, con 11.593 hectáreas y 5.482 viticultores.

La Côte des Bar y Montgueux, donde las laderas redondeadas, situadas al sur de Champagne, entre el Sena y el Aube, ofrecen un paisaje de una gran suavidad. Es la parte más lejana. Son 63 pueblos, con 6.817 hectáreas y 2.235 viticultores. La cepa mayoritaria es Pinot Noir con un 87%.

En total son 319 pueblos y están clasificadas sobre una escala de pagos (crus) graduados de 80 a 100%.

Hay 17 comunas clasificadas como Grand Cru (100%). Son Avize, Aÿ, Ambonnay, Beaumont-sur-Vesle, Bouzy, Choully (sólo para las uvas blancas), Cramant, Louvois, Mailly-Champagne, Le Mesnil-sur-Oger, Oger, Oiry, Puisieuix, Sillery, Tours-sur-Marne (sólo para las uvas tintas), Verzenay y Verzy.

Hay después 41 comunidades clasificadas como premier cru (de 90 a 99%).

En la actualidad hay 32.178 hectáreas de viña en producción. En 2006 había 15.099 viticultores. La siguiente tabla es indicativa de la dispersión del terreno.

Con menos de 1 hectárea: 54% de viticultores

Entre 1 y 2 hectáreas: 17,5% de viticultores

Entre 2 y 3 hectáreas: 11% de viticultores

Entre 3 y 4 hectáreas: 11,7% de viticultores

Más de 5 hectáreas: 5,8% de viticultores

Con estos datos podría parecer que la mayor parte de los viticultores no podrían vivir únicamente del viñedo. Pero no es así, los rendimientos son altos y los precios del kilo de uva se sitúan entre los 4 y 5 euros.

La lucha contra la filoxera en el Médoc (I)

La filoxera, causada por un insecto originario de Estados Unidos llega a Francia, en concreto a la zona de Languedoc, a través de unos viticultores que importaron cepas americanas entre 1832 y 1840. De forma paulatina comienza a arrasar las viñas, primero en Francia, después en toda Europa y finalmente se extiende por todo el mundo, salvo casos especiales como Chile.

La filoxera aparece en la Gironda por primera vez en 1869, en la orilla derecha del río Garonne. Al igual que sucede en otras zonas la polimorfosis del insecto condiciona su difusión, que es bastante desconcertante.

En 1870 las viñas de la orilla derecha, entre ellas las de Saint-Emilion, son atacadas. El año siguiente es la zona de Bourg donde se ven los efectos del insecto. En 1877 aparece en Blanquefort, un pueblo no demasiado importante desde el punto de vista vinícola pero que es la puerta de entrada al Médoc. En el verano de 1879 después de atacar los viñedos de Château Margaux y la zona de Margaux y Cantenac, llega al norte de Pauillac y a Saint-Estèphe. A principios de 1880 ya está en todos los viñedos de Burdeos.

Aunque se recurre también a las procesiones, sobre todo en Pauillac, las informaciones de la Comisión para la lucha contra la filoxera sirven de base para saber las medidas a tomar. Esta Comisión estuvo inicialmente presidida por el académico Dumas, pero en 1855, Louis Pasteur, miembro de la Comisión desde su fundación, pasó a presidirla.

La ventaja que tuvo Burdeos, sobre todo el Médoc, fue que la filoxera llegó tarde a la zona y ya se habían estudiado por parte de la Comisión algunos tratamientos a seguir. Desde 1879 varios châteaux, sobre todo Latour y Mouton, habían enviado representantes a las reuniones de la Comisión que se celebraban en Marsella y de esa forma recibían de primera mano toda la información sobre el insecto y la forma de combatirlo.

La Comisión aconseja dos sistemas de lucha, que habían sido probados con éxito en el Midi francés.

El primero de ellos consistía en injertar profundamente, en el pie mismo de la cepa, un insecticida poderoso, el sulfuro de carbono, diluido en agua. Para utilizar este sistema hace falta una mano de obra muy numerosa. Château Mouton empieza a utilizarlo a finales de 1879, Latour lo hace pocos meses más tarde.

Este tratamiento debía ser renovado cada año y se tenía que completar con un importante abonado si se quería salvar la viña. Esta técnica no llega satisfacer del todo a los propietarios de los grandes châteaux. El insecto no era destruido totalmente, la utilización del insecticida era peligrosa para la cepa y en los suelos empapados sus vapores podían ocasionar la muerte de la planta. Además, el fuerte abonado suponía un riesgo para viñedos que buscaban únicamente la calidad final del vino.

El fracaso del primer sistema no les deprimió y la lucha contra la filoxera continuó, pero eso lo contaré mañana.

Un blanco bordelés y un tinto de Garnacha de Cebreros: dos joyas capaces de envejecer

Graves es la zona donde se elaboran los vinos secos de más personalidad de Burdeos y dentro de Graves en Pessac-Léognan. La zona recibe el nombre por las numerosas piedras de gravas que recubren sus suelos. De aquí proviene el primer vino que esta semana recomendamos.

Clos Floridène 2006 es un vino del enólogo Denis Dubourdieu, conocido como el papa de los vinos blancos bordeleses. Cuenta con 17,5 hectáreas, de las que 13,60 son de variedades blancas.

Los suelos son similares a los de la cercana Barsac, con una fina capa de arena arcillosa, rica en óxido, que se conoce en la zona como las arenas rojas de Barsac. El clima sin embargo es más frío, debido a la llegada de aire frío de los bosques de Las Landas, lo que hace que el ciclo vegetativo sea más largo.

Clos Floridène 2006 tiene un 55% de Sémillon, 44% de Sauvignon y 1% de Muscadelle. La crianza ha durado 11 meses en barricas de roble, con un 30% nuevo.

Interesante nariz de frutas blancas sobre un fondo mineral, que la madera no tapa. Vigoroso en boca pero no cansino. Un vino que refleja muy bien el espíritu y la capacidad de guarda de los blancos bordeleses y a un precio no exagerado, sobre los 25 euros. Merece la pena abrirlo antes y decantarlo.

El otro vino recomendado es Pegaso Barrancos de Pizarra 2002, un tinto de Cebreros, en Ávila. Situado a la sombra de la sierra de La Paramera, Cebreros es un viñedo histórico, hoy ya prácticamente olvidado y abandonado, que, sin embargo, desde el punto de vista vitivinícola tiene un gran valor. Los vasos de Garnacha, podados como en el siglo XIX, abren sus brazos para apenas dejar paso a los caballos que labran con dificultad los increíbles barrancos de pura pizarra.

El viñedo de la ladera de Cebreros tiene un microclima, marcado por el peculiar viento, que suaviza el duro clima avileño, loo que favorece un retraso en la maduración.

La ladera de Arrebatacapas que representa el mejor enclave de este municipio, se caracteriza por la elevada altitud de sus viñedos, su perfil escarpado y la intensidad de su pizarra parda. Viejas cepas podadas en vaso de forma excepcional, demuestran que jamás este viñedo ha perdido el hilo de una viticultura ancestral que produce una Garnacha realmente única.

Pegaso Barrancos de Pizarra 2002, elaborado por Viñas Viejas de Cebreros, es un proyecto conjunto de Telmo Rodríguez y Carlos Saínz, el corredor de rallys. Se parte de 8 hectáreas de viñedo, con diferentes altitudes y orientaciones, todas ellas en profundas laderas. La viña más alta está a 1.010 metros.

Los rendimientos son bajos y no superan en ningún caso los 1.000 Kilos por hectárea. Ha tenido una crianza de 14 meses en barricas de roble francés de 500 litros.

Una Garnacha auténtica, mineral, profunda y con muy buena capacidad de envejecer. Aunque en la actualidad se comercializa la añada 2005 hemos escogido la 2002, de la que todavía se pueden encontrar botellas en tiendas especializadas, porque el vino está más abierto y expresivo.

Un lujo de vino que se pude encontrar a menos de 30 euros. Su precio y sus características hacen que no sea un vino para todos los días, pero merece la pena probarlo.

Un buen año: cine y vino

He visto en Canal + la película de Ridley Scott Un buen año, basada en la novela de Peter Mayle, de la que ya hemos hablado. En realidad es una adaptación muy sui géneris, pues toda la historia no tiene nada que ver con la novela de Mayle.

En cualquier caso es una película sencilla, sin pretensiones, un divertimento sin más. Pero como son pocas las películas que, de una u otra forma, hablan de vino voy a comentar algo sobre ella.

No quiero desvelar mucho sobre ella para no estropeársela a quien quiera verla. El personaje protagonista es un broker agresivo y triunfador que no respeta ninguna norma y cuyo único amigo es un abogado de actitudes similares.

La película empieza con el protagonista de niño con su tío jugando al ajedrez, bebiendo una botella de Tempier 1969, un magnífico vino de Bandol, rebajado, en el caso del niño, con agua, y escuchando las reflexiones sobre la vida y el vino del tío.

El vino es incapaz de mentir

Varias vendimias más tarde al broker le llega la noticia de que su tío ha muerto y al no haber hecho testamento él como familiar más cercano ha heredado la casa y los viñedos. A partir de ese momento el contraste de su forma de vivir con la de Provenza es el eje sobre el que gira la película.

Este diálogo resume lo que sucede

– Este lugar no encaja con mi vida

– No, es tu vida la que no encaja con este lugar

Para mi no es un peliculón pero me ha parecido divertido verla. La figura del ejecutivo agresivo que vuelve al campo no es sólo un recurso de los guionistas, sino que se han dado varios casos. Hace poco hablábamos de Emilio Rojo y hay otros casos alguno tan llamativo como el de Nicolas Joly.

La podéis ver en Canal + 2 hoy domingo a las 20 horas o en Canal + el miércoles a las 12 de la noche.

Monjes, duques y burgueses, claves de la historia de Borgoña

El auténtico desarrollo vinícola de Borgoña empieza con la aparición de los monasterios, fruto de las donaciones. En el año 587 se crea la abadía de San Benigno en Dijon, en el año 630 la de Bèze.

En el año 867 la abadía de Saint-Martin de Tours recibe el señorío de Chablis que conserva hasta la revolución, en el 910 se funda Cluny y en el 1098 la orden del cister funda la abadía de Cîteaux, muy cerca de Nuits-Saint-Georges, que ese mismo año recibiría un viñedo en Meursault.

Podemos hacernos la idea de como eran el monasterio de Cluny (arriba) y la abadía de Cîteaux (abajo) comparando lo que queda de ellos en la actualidad con la maqueta de lo que parece que fueron en su época.

El poder de los monjes se incrementa con los años y cuando estalla la revolución, en 1789, la abadía de Cîteaux es propietaria de la mayor parte de los mejores viñedos de toda la Côte.

Esta acumulación ha sido el resultado del aumento de su patrimonio generación tras generación sin que jamás haya sido redistribuido.

Las órdenes monásticas se convierten en las primeras multinacionales. El vino se convierte en el mejor presente para ofrecer a papas, emperadores, señores feudales, nobles y reyes. Un sistema de relaciones económicas y sociales se extiende por Europa y desarrolla un comercio en unas condiciones muy favorables: sin impuestos y tasas, pocos derechos de circulación y ausencia de fronteras.

Las grandes abadías controlaban la tierra, el vino, su distribución y su imagen. Los jefes de las bodegas monásticas vigilan las viñas, las vendimias, la vinificación y la crianza. Ellos se reservan la parte noble del trabajo, quedando el día a día para los obreros asalariados.

La imagen del vino, su calidad está por encima de la rentabilidad. Lo importante para los monjes es que su producto les abra las puertas, no necesitan ganar dinero con él, sino que es un instrumento para conseguir sus objetivos.

En los siglos XIV y XV los grandes duques de Valois de Bourgogne se convierten en un segundo factor decisivo en el desarrollo histórico del vino de Borgoña. Mecenas, ilustrados, fastuosos y poseedores de magníficos viñedos son los primeros en entender que el vino puede servir para hacer política, ablandar a un adversario, crear una amistad o tejer lazos de unión.

La idea del regalo de negocios nace con ellos. Incluso en plena guerra con Luis XI, rey de Francia, Charles Le Téméraire, el Temerario, no olvida nunca ofrecerle varias pièces (barrica de 228 litros) de su vino de Borgoña.

Para ellos, al igual que para los monjes, la clave es prestigiar la imagen de marca del vino. Son ellos también los inventores del banquete espectáculo, con grandes fiestas que duran varios días y en las que se sirven las mejores comidas y los grandes vinos.

Un tercer factor que marca la historia del Borgoña es la aparición de la burguesía. Su sueño es apoderarse de la propiedad religiosa que languidece y de la propiedad aristocrática, que se adormece. Su acercamiento al vino es más cultivado. Se preguntan las causas de la calidad, las razones por las que un pago da un vino mejor que otro y se rodean de expertos que estudian a fondo el viñedo. Tienen necesidad de saber para justificar su inversión.

Pronto llega la botella y poco después la etiqueta.

Dom Pérignon, el ciego que vio el Champagne

Mitad leyenda, mitad personaje real Dom Pérignon lleva su nombre asociado al Champagne y no sólo por ser una marca muy conocida.

Pierre Pérignon nace en 1638. Fue abad de la abadía de Hautvillers, desde 1668 hasta su muerte en 1715. Nadie sabe a ciencia cierta qué hay de verdad y qué de leyenda en su vida, pero es evidente la importancia de su papel. Se dice que era ciego y que sabía al probar una uva de que viñedo procedía.

En 1661 Dom Pérignon ordena cavar en la creta una gran cava con capacidad para 500 barricas. La abadía tenía unas doce hectáreas de viñedo y recibía las uvas del cobro de los diezmos de los pueblos de Ay y Avenay.

La naturaleza de esos diezmos fue objeto de incesantes litigios entre los campesinos y el abad. Gracias a estas polémicas, sabemos que cultivaban la cepa tinta Pinot Noir. El abad quería recibir los diezmos en el mismo viñedo. En el momento de la vendimia se distribuían los «trentins», anchos recipientes que se llenaban de la mayor cantidad posible de uvas. En Ay un «trentin» de cada once era para el abad.

Pero los vinos no llegaban en buenas condiciones, pues al aplastar las uvas los vinos se coloreaban y no eran perfectamente blancos.

Dom Pérignon decide modificar la organización de las vendimias para obtener un vino totalmente blanco. Selecciona las mejores parcelas y perfecciona los métodos de trabajo.

Las reglas de Maniere de cultiver la vigne et de faire le vin de Champagne, que él creó, fueron publicadas en 1718, tres años después de su muerte, por el Canónigo Godinot.

Las principales normas, que suponían una auténtica revolución en la forma de vendimiar, eran:

1.- No utilizar nada más que el Pinot Noir. Aunque en las viñas había Pinot Meunier, Gris de Pinot Blanc y Chardonnay. Dom Pérignon no era partidario de las uvas blancas porque aportaban al vino una cierta tendencia a refermentarse.

2.- Podar abundantemente la viña de manera que su altura no sobrepasase los 90 cm. y diera una producción más limitada.

3.- Vendimiar con las máximas precauciones para que las uvas aguantasen intactas, sujetándolas por el pedúnculo y procurando recogerlas lo más frías posible. Vendimiar temprano por la mañana.

4.- Rechazar todas las uvas aplastadas o simplemente dañadas. Recordar que las uvas pequeñas son mejores que las grandes.

5.- Disponer de una mesa de mimbre en el viñedo para seleccionar la vendimia, con el fin de eliminar los racimos podridos, las hojas y toda materia no deseada.

6.- Extender telas húmedas sobre los racimos expuestos al sol para conservarlos frescos.

7.- Intentar que la prensa esté cerca del viñedo para llevar las cestas a pie, y si no escoger mulas, que son menos nerviosas que los caballos, o mejor todavía burros.

8.- No oprimir el racimo y no permitir bajo ningún pretexto cualquier maceración que perjudique al sabor del mosto.

9.- Conseguir una prensada eficaz y rápida, esencial para la calidad del vino.

10.- Los racimos deben ser prensados varias veces de forma rápida y suave. El mosto que sale de cada prensada debe ser guardado separado.

11.- La primera prensada debe hacerse con los pies y el vino que se obtiene es el «vin de goutte», que es el más delicado y con menos cuerpo. Las dos prensadas siguientes se denominan primera y segunda «taille» y su calidad sigue siendo buena. Con las prensadas siguientes se obtiene el vino de prensa, que no se puede utilizar para los vinos de calidad.

Su trabajo tuvo pronto la recompensa y mientras las barricas de sus vinos se vendían a 900 libras, las de sus vecinos difícilmente alcanzaban las 500 libras.

Aunque la leyenda atribuye a Dom Pérignon el descubrimiento del llamado Método Champenoise, es posible que él haya mejorado una técnica que se venía aplicando anteriormente. Pero es indudable su aportación para convertir al Champagne en un vino de lujo, gracias a sus normas de vendimia y a su idea de elaborar los distintos pagos por separado, tal como continúa haciéndose en la actualidad.