Lo primero que diré de la segunda temporada de Paquita Salas es que la devoré en una tarde. Y esto, de por sí, es una buena noticia. Si una serie no despierta mi interés no la veo de una sentada.
Sin embargo, al igual que acabé la primera entrega entusiasmada —con algunos momentos en los que lloré de la risa como el polvo con Pajares y otros con un nudo en la garganta y, aún así, divertidos (Navarrete)—, esta vez he tenido la sensación de que la serie no me daba todo lo que esperaba de ella.
«¿Por qué?», me preguntaba.
Y la respuesta llegó sin más: «Porque echas de menos a la protagonista«.
Siento que, entre tanto cameo y a pesar de resultar llamativos, Paquita —el corazón de la narración—, se ha diluido. La historia central ha perdido fuerza para dejar que el mundillo de famosos que han acudido a la llamada de los Javis tras el éxito de OT ocuparan su puesto.
Es cierto que Paquita ha seguido teniendo momentos de gloriosa diversión, pero al igual que la primera temporada ella y su peculiar modo de ser (leal, hortera, pasada de moda, amiga de sus amigos, buscadora incansable de la actriz 360) nos fascinaron y nos mostraron su ética e, incluso, su pasado, en esta entrega apenas hemos aprendido nada de ella que no supiéramos ya.
Si a esto le sumamos una mezcolanza de comedia y drama que no ha acabado de funcionar debido a una falta de claridad intencional (en la primera temporada hubo momentos tristes, pero siempre desde la óptica de la comicidad), el esfuerzo por hacer algo diferente y «crecer» ha dado lugar a que en la historia pierda parte de su coherencia.
De hecho, no es buen indicador que el mejor episodio sea el de Lidia San José (claramente nostálgico), donde Paquita a duras penas aparece para hacerse una foto en el set.
Así, pese a seguir demostrando que Paquita Salas es un gran personaje interpretado de forma magistral por Brays Efe, y de continuar entreteniendo con algunas ideas brillantes (genial la intro de los 90, la selección musical y momentazos como el bocado a la zanahoria oliendo el donette), una historia un tanto dispersa y la carencia de foco en los personajes originales (¿dónde ha estado Magüi?) han hecho que esta entrega sea menos memorable que la primera.
Quizás cuando los Javis dejen atrás los destellos de OT y se centran en el guion la historia recupere lo que de verdad importa: la esencia de Paquita y los personajes de PS Management. Algún cameo bien escogido siempre es un puntazo, pero si los cameos se comen la serie se pierde la autenticidad de la protagonista que nos entusiasmó.
Tras destrozar altered carbon y westworld con tu falta de comprension y empatia hacia historias mas halla de tu nivel de intelecto vuelves a sorprenderme declarándote fan de una serie casposa , ridícula, soporífera y MALA, como esta, como se llama ??, francisca que ??, por favor…., tendré cuidado antes de pinchar en cualquier post y mirare la firma para no volver a entrar en nada que escribas tu, haznos un favor a todos los amantes de buenas series y dedicate a comentar series como esta , mas de tu estilo, deja de copiar las opiniones de otros compañeros ,sean fotogramas,el país o cartelera, deja de destrozar las series que no sean de tu «TEMATICA» y ciñete a esto maja , la caspa.
Fdo. un fan de series
08 julio 2018 | 12:28
Jesús Gómez mírate al espejo y aprende a escribir. Existen los puntos y más allá es sin hache. Viva Paquita Salas
08 julio 2018 | 13:25