Archivo de la categoría ‘Smallville’

Diez series para el verano: terror, ciencia ficción, comedia y soap opera

series_verano_averseriesEn verano tengo las neuronas achicharradas. Después de todo el año currando, lo único que me apetece es meterme en la piscina, comerme polos de todas clases (excepto el horroroso Pirulo Jungly, sabor plátano recubierto de gelatina que me produjo una intensa náusea el otro día —huir del Pirulo Jungly—) y ver series que, como bien dice mi hermano, «te lo den todo y no exijan nada». Pues a ello vamos.

En esta selección he hecho un popurrí, pero predominan los géneros que más me gustan como vacíacocos: terror, ciencia ficción, comedia y un poco de soap opera (o sea, tipo culebrón pero con algo más). Hay series clásicas, otras que no hace mucho que terminaron, otras que sólo llevan una temporada pero que han apuntado maneras… Todas ellas me han parecido muy entretenidas y me han hecho muy feliz gracias a su capacidad de dejar mi mente más vacía que la de Mario Vaquerizo (mentira: este tipo un día conquistará el mundo, lo llenará de Nancys Rubias y de cervecitas y a mí no me importará). Al lío:

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Descubriendo los orígenes de Superman (especial Smallville II)

En mi anterior post hablábamos de los inconvenientes de ser un superhéroe y las dificultades emocionales que esto conlleva. Siempre he pensado que estaría bien una serie de humor y psicoanálisis, una suerte de In Treatment pero con tíos superpoderosos en traje de mallas. Si, por ejemplo, Spiderman fuera a la consulta del Dr. Weston y éste comenzara a decirle algo que no le gusta, sería divertido ver cómo su sentido arácnido le lleva a lanzar al terapeuta una telaraña tapabocas. Y sería fantástico que, para esta serie (que ya veo en mi cabeza), el creador fuera Kevin Smith, que en conocimientos frikis no le gana nadie.

Cuando a Superman le salieron granitos en la frente (especial Smallville I)

Si los problemas de la adolescencia ya son bastante jodidos, supongamos que encima somos un superhéroe. Para mayores señas, Superman. Tener superpoderes que no podemos controlar y no saber nada de nuestros verdaderos padres (que nos arrojaron al espacio en un huevo volador) son algunas de nuestras menores dificultades, sobre todo si lo comparamos con nuestro enamoramiento de Lana Lang, una lánguida animadora de almendrados ojos verdes, que elige para sus escarceos a los musculitos más populares del instituto.

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