La moda de la piratería en España está alcanzando unos niveles que me recuerdan a los de los años de la PlayStation original, en los que las tiendas anunciaban sin tapujos que ponían el chip a la consola y los manteros igual te vendían el Final VIII que un disco de Alejandro Sanz.
La Wii se piratea fácilmente, la Nintendos DS aún más, con la PSP sucede lo mismo. Mucha gente se compra la consola, le aplica el downgrade, le planta un modchip o se compra una flash card y… ¡a bajarse juegos de Internet! Yo conozco personalmente un buen número de casos de personas que jamás se habrían comprado una de estas consolas si no hubieran estado seguros de que se podían piratear.
Esta misma semana, tanto Nintendo como Sony han entrado al trapo en el tema de la piratería. Nintendo ha sido muy directa: la actualización 3.3 del firmware de la consola, entre otras muchas cosas, elimina la posibilidad de utilizar el software Freeloader, lo que hace que los usuarios de la consola no puedan cargar títulos de otras regiones.
La actualización también corrige el error que se producía al grabar partidas en The Legend of Zelda: Twilight Princess, que servía para poder instalar programas caseros. La nueva actualización eliminará estas partidas, con el fin de evitar modificaciones no autorizadas, que pueden, según Nintendo “perjudicar al juego o a la propia consola”.
Por otro lado, el presidente de Sony Computer Entertainment Europa, David Reeves, ha hecho algunas declaraciones sobre el pirateo de la PSP y ha comentado que la compañía lanzará dentro de poco un sistema para impedirlo.
Lo que me parece más interesante es que Reeves ha reconocido sin problemas que la piratería ayuda a menudo a potenciar la venta de consolas, pero insiste en que en términos globales es algo negativo contra lo que hay que luchar.
Supongo que lo que quiere decir este tipo es que la piratería, al fin y al cabo, resulta rentable para los fabricantes de hardware pero que hay que controlarla para evitar que deje de serlo. Si demasiada gente dejase de comprar juegos, el incremento de ventas de consolas no compensaría y la piratería comenzaría a ser un problema serio como ya lo es en el cine. A las third parties, cuyo negocio se centra en el software, la piratería tampoco les debe de resultar muy agradable.
Ninguna empresa es tan ingenua como para pensar que va a solucionar el tema de la piratería con tal o cual sistema. Son muchas más personas las interesadas en que se puedan copiar juegos que las interesadas en que eso no se haga. A cualquier sistema anticopia, por muy infalible que sea, le siguen inevitablemente cincuenta formas diferentes de saltárselo.
Sin embargo, cada equis tiempo, las compañías lanzan campañas de concienciación contra la piratería o, como ha hecho ahora Nintendo y pretende hacer Sony, inician pequeñas acciones que sirven como mecanismos de control. La nueva actualización de la Wii no acabará con las modificaciones de la consola definitivamente (acabo de leer que ya se la han saltado), pero el miedo a estropearla hará que muchos se echen para atrás antes de intentar piratearla.
Da la impresión de que nos están diciendo «piratea, sí, pero no te pases».
Dicho esto y sin oponerme a la piratería, tengo que comentar que jamás he modificado ninguna de mis consolas. Como aficionado a los videojuegos que soy, un disco copiado me parece que pierde gran parte del valor de un original. Cuando no tenía dinero para comprarme más de un par de juegos al año, me conformaba alquilándolos o jugando en casa de algún colega. Después, salvo excepciones, tampoco he sido de comprar juegos por 60 euros. Nunca me ha costado esperar a que los bajasen de precio.
Los videojuegos me han aportado grandes momentos de felicidad, creo que es justo que yo contribuya a que lo sigan haciendo.
¿Qué opináis vosotros sobre el pirateo de consolas y videojuegos?