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Entradas etiquetadas como ‘dinero’

Caixa Penedès: Yo te absuelvo

Por Fernando Arribas Portugués

Soy profesor en un Instituto. En uno de mis cursos se ha venido dando una situación delicada desde principio de curso. En el grupo hay alumnado de diferente clase social, desde chavales con familias de clase muy alta hasta otros con grandes dificultades económicas y con sus padres en el paro. Éstos últimos, suelen llevar para media mañana un bocadillo, por no poder permitirse comprar uno en la cafetería. Sin embargo, desde hace varios meses, alguien ha ido robando los bocadillos a esos chicos y chicas, dejándoles sin comer cada día. Después de mucho tiempo, hemos logrado saber que quienes habían robado todos esos bocadillos eran cuatro alumnos de clase social alta. Reconocieron haber cometido los robos y la Dirección se ha considerado que daban por cumplida su falta reiterada comprando al día siguiente un bocadillo a cada chaval de los robados en la cafetería. Ante esta situación ficticia podemos considerar que, si los cuatro exdirectivos de Caixa Penedès van a eludir una pena de prisión tras robar 28,6 millones de euros lógico es que los jóvenes aprendan desde bien pequeños que delinquir en este país sale gratis.

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Por Paloma Rivas

Vergonzosa sentencia

Qué país. ¿Cómo es posible que a unos banqueros, que han robado millones no se les haga pagar ni siquiera un porcentaje de lo sustraído en concepto de multa? ¿Cómo es posible que nos conformemos con que devuelvan lo robado? Por eso hay gente que sigue robando, porque no pasa nada, y no hay sentencias que sirvan de persuasión para que otros no hagan lo mismo.

Caixa Penedés

Ricardo Pages, Juan Caellas, Manuel Trouano y Santiago José Abella (i-d), cuatro exdirectivos de Caixa Penedès, en la Audiencia Nacional. (EFE)

¿Cómo es posible que otros ni siquiera estén en la cárcel? Ellos se van de rositas y todos nosotros a pagar las consecuencias del agujero financiero en el que nos han inmerso. ¡Qué vergüenza que la justicia haga tantas distinciones con delitos y con personas! Que la justicia no es igual para todos hace mucho que me di cuenta. Que hay cosas que se penalizan más que otras, muchísimo más importantes, también; y todo ello es, simplemente, bochornoso. Qué pena que los que nos gobiernan aún no se hayan dado cuenta de que nos están asfixiando, denigrando y estafando, y de que ya estamos hartos.

No obstante, quiero agradecer a periodistas, jueces, buenos políticos, ciudadanos, asociaciones, etc., que se distinguen del resto por dar la cara y por estar luchando por conseguir un mundo más justo y mejor, ello hace que me sienta menos indefensa. ¡Gracias por estar ahí!

Miedo a hacer reformas en casa

Por Cristina

Conjunto de herramientas. (ARCHIVO)

Conjunto de herramientas. Foto: ARCHIVO

Miramos mucho antes de contratar a personas para arreglar la casa y, ¿dónde están los profesionales? Nosotros no los encontramos. Alquilamos un piso vacío y nos recomendaron a un operario, por lo que lo contratamos. Éste tenía una razón social que constaba en el presupuesto. Resulta que lo que se tenía que terminar en dos semanas, duró mes y medio.

Respondía con evasivas cuando le reclamábamos. Fuimos a la dirección que constaba en el presupuesto y… ¡sorpresa, nadie le conocía! Al decírselo, su respuesta fue recoger su arsenal de maletas que había almacenado y marcharse sin terminar. Eso sí, reclamaba más dinero. Nos negamos a pagar hasta que no terminara la faena. Su venganza fue cortar los cables de una cama elevadora para una persona con discapacidad y cortar el cable de la nevera y lavadora.

¿Luz, agua, gas? Hago lo que puedo

Por Ángel Villegas

Tantas veces he oído decir a los miembros del Gobierno, a los dirigentes del PP y a los medios afectos al movimiento popular que «hemos vivido por encima de nuestras posibilidades» que he llegado a pensar que no les falta algo de razón.

Luz

Una bombilla incandescente (EUROPA PRESS)

No tengo hipotecas, no pido créditos, he gastado siempre en consonancia con mis ingresos, pero estos señores me hacen dudar y me he puesto a revisar mis gastos; concretamente, en lo que a luz, gas y agua se refiere. Hace ya mucho tiempo que instalé lámparas de bajo consumo y en mi casa jamás hay una luz encendida en una habitación en la que no haya nadie; he desenchufado los aparatos de radio y uso uno de pilas; la televisión apenas la conectó, ¿para qué?; paso de los «entre todos», los «imparciales» informativos de TVE, los debates en los que han ido apareciendo las caras que antes andaban por la TDT y, por supuesto, de los programas del higadillo de los famosillos de medio pelo, y también de esa emisora del incienso arzobispal que pasa gran parte del día atizando leña al mono socialista o poniéndonos cine religioso.

Para mi sorpresa, he podido comprobar que, en efecto, gasto menos luz, menos gas y menos agua, ¿cómo es posible, pues, que el importe de mis recibos sea cada vez mayor? Y claro, he podido darme cuenta que estos recibos se componen de dos partes fundamentales: el término fijo y el consumo; como el primero aumenta de forma estrepitosa, ya puedo alumbrarme con velas, ahorrar cuanta agua puedo y poner bombillas de bajo consumo que el resultado es siempre el mismo: una factura más cara.

No obstante me queda una bala en la recámara, que es intentar ducharme con la rapidez que lo hace ese alcalde, creo que de Málaga, que, al parecer, gasta en cada ducha una cantidad increíblemente baja del líquido elemento. Me llevará tiempo, pero, si él puede yo puedo. Cuando haya llegado a los quince litros por ducha, tendré mucho gusto en comunicarlo.

 

 

El pobre González se aburre

Por José Antonio Pozo Maqueda

El expresidente del Gobierno Felipe González ha anunciado recientemente en Sevilla que dejará el consejo de administración de Gas Natural porque es muy aburrido. Felipe González –que percibe de Gas Natural por su cargo de consejero más de 125.000 euros brutos anuales- declaró que cuando finalice el periodo para el que fue elegido abandonará el Consejo “no porque haya incompatibilidades, sino porque es muy aburrido”.

Felipe González (EFE / Archivo)

Felipe González (EFE / Archivo)

Pobrecito el señor Gónzalez que se aburre en Gas Natural, a lo mejor aceptó el cargo para divertirse un poco; y, visto lo visto, lo deja. ¡Qué  le vamos a hacer! No se puede tener todo en esta vida. Sea todo por la diversión.

 

Cada vez más puertas cerradas

Por Loli Sánchez

Son las 5 y media de la mañana, hora algo temprana para estar en pie siendo alguien en paro, pero bastante tarde cuando llevas toda la noche sin dormir a causa de darle vueltas a la cabeza intentando buscar soluciones, acabando por desear un milagro, porque es lo único que serviría de algo. Lástima que escaseen. Soy una persona anónima, en una “mala situación”, como tantas ahora mismo. Una persona con una familia a la que le han dado un plazo de un fin de semana para tomar la decisión de quedarse sin casa, sin dinero, con un crédito por pagar que sería, además, aumentado. Con deudas, y la incertidumbre de si podríamos permitirnos siquiera un alquiler. La otra cara de la moneda sería ejecutarnos la hipoteca, incrementándose cada vez más, ahogando, e incluso, dicho por esos mismos banqueros “que quieren dar facilidades y ayudar”, pasándose en herencia. ¿Quién dijo presión?

Una familia que la componen un padre trabajador, con un aguante insondable, metido en la hostelería desde siendo prácticamente un crío, esa profesión tan infravalorada hoy en día, tan maltratada, que aporta tan pocas cosas positivas y, en nuestro caso, tan pocos beneficios.

Una madre con un corazón que ni ella misma sabe lo grande que es, ama de casa, que agota todas sus energías cada día cuidando de todos nosotros, de quienes más dependen de ella.

Una abuela con alzheimer, la que, por suerte, todavía reconoce casi todo a su alrededor, a su gente, aunque en alguna ocasión repita una y otra vez la misma frase.

Un abuelo de 91 años, un abuelo que perdió a su mujer en esta misma casa después de una larga enfermedad, alguien que a pesar de su edad se da cuenta de las cosas y se lleva esas preocupaciones a su cuerpo y mente.

(ATLAS NEWS)

(ATLAS NEWS)

Y yo, una chica de 29 años sin poder ver un futuro gracias a que tener trabajo es casi una misión imposible, sin poder pensar en una vida propia sin dejar de hacerlo en las personas que más quiero, porque no sé qué va a pasar con ellos. Sin poder elegir, porque cada vez nos cierran más puertas, más oportunidades, más libertades, derechos y caminos en los que progresar como individuo.

Soy alguien cansada de ver cómo los mayores responsables de la situación son los que menos pagan, cansada de que perdonen deudas a gente y empresas con los bolsillos llenos (y algún que otro paraíso fiscal) y no a personas que realmente lo necesitan. Gente que da la espalda a un pueblo que muere, literalmente, porque no miran hacia ellos, porque se ríen en nuestra cara y a lo único que le dan importancia es a aprovechar todo lo que puedan, a los viajes de lujo, a ponerse caretas, a no dar la cara.

Es Navidad, supuestamente fechas de estar con los tuyos, para estar felices y sonreír al mundo, pero yo voy a recordarlas como las segundas más tristes de toda mi vida, recordarlas como las últimas que pasé en esta casa que vamos a perder, donde se han formado recuerdos, donde duele alejarse de ellos a la fuerza.

Y aún tengo que dar gracias, porque sé que hay gente que está todavía peor, que tienen hijos que les parten el corazón al no poderles dar hasta lo más básico. Gente que está en la calle, indefensos, hastiados de tanta injusticia.

¿Dónde están esos derechos de los que habla una Constitución de la que tanto alardean? ¿Dónde se ha quedado la verdad en los que gobiernan para, lo que debería, ser un país próspero?

Están matando personas, ilusiones y futuros. Matando voces que quieren protestar y no pueden porque es “ilegal”. Nos arruinan, tanto en bienes materiales como etéreos, y se van de rositas, intocables, vaciando un lugar que una vez llegó a ser un sitio agradable para vivir.

Vivir… esa gran utopía.

Es Navidad, ¡consumid, consumid, malditos!

Por Luis Fernando Crespo Zorita

El precio oficial del dinero en la UE está en mínimos históricos, vamos a ser capaces de orquestar la unión bancaria europea. El capitalismo es ya una cultura, con valores y una visión del mundo propios, enraizada en la mentalidad de los ciudadanos y que determina su comportamiento como una segunda naturaleza. Se ha conseguido la confluencia de intereses entre capitalistas y consumidores eclipsando la figura del trabajador sobre la que se sustenta realmente el sistema económico internacional. El “capitalismo popular”, desarrollado ideológicamente como “democracia económica”, predica que cualquiera podemos convertirnos en accionista de macroempresas anónimas y, con poco esfuerzo, participar efectivamente de los beneficios generados en ellas, por muy especulativos que estos sean.

Navidad, época de compras (Archivo)

Navidad, época de compras (Archivo)

La gran coartada, el bálsamo mágico que ha permitido que las cosas hayan sido  así hasta ahora, fue el consumo; en esta parte del planeta todavía hay casi para todos, en una oferta extensa e intensa a la vez, con un único requisito: tener poder adquisitivo previo. Pero es precisamente aquí donde radica la incapacidad funcional del mercado capitalista para vertebrar a la comunidad internacional en su conjunto; cada vez hay más clientes excluidos, aquellos que recibimos la oferta pero dado nuestro nivel de rentas no podremos acceder a ella nunca.

Además, el entorno natural no puede soportar el riesgo que significaría la extensión del consumismo occidental universalmente; los costes ambientales serían insoportables para el planeta. La única alternativa racional posible es reducir el consumo y que todos podamos acceder a ese bienestar mínimo imprescindible que, garantizando universalmente la dignidad humana, no ponga en riesgo la sostenibilidad del planeta como entramado vital en equilibrio. ¡Que consuman ellos!

España 2013, ¡batiendo récords!

Por Manuel Olmos Mas

En septiembre la deuda pública española batió el récord 92,2% del PIB. La morosidad de la banca bate el récord más alto de los últimos 50 años. A la cabeza del desempleo juvenil en Europa, con un 57,4% en octubre de este año. La pobreza infantil en España alcanza al 26,7% de los menores de 16 años.

Somos los primeros en desigualdad entre el 20% más rico y el 20% más pobre. Doblamos la media europea en abandono escolar. Batimos récords en prostitución y tráfico de personas desde 2011, solo por detrás de Italia. Nos mantenemos a la cabeza de la Unión Europea en consumo de cannabis y cocaína.

(ARCHIVO)

(ARCHIVO)

Obtenemos la peor clasificación en el Índice sobre Percepción de la Corrupción en 15 años, siendo el segundo país que más puntos pierde de todo el mundo. Gracias a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca el récord de desahucios fue el año pasado no este.

Y menos mal que España ocupa el lugar 72 de 96 en la lista de países con leyes de transparencia y acceso a la información, así solo nos enteramos de la mitad.

¿De verdad tengo que ver 27 minutos de anuncios antes de la película?

Por Israel López Polo

[Este martes] fui a los cines Méndez Álvaro (Cinesa, en Madrid) a la sesión de las 19.05 h que, en realidad, empezó a las 19.32 h dada la gran cantidad de publicidad que pusieron. En taquilla pregunté la hora de comienzo y me dijeron que empezaría unos 10 minutos más tarde de la hora anunciada, algo comprensible si tenemos en cuenta algún trailer y algún anuncio… pero 27 minutos de anuncios me parece algo abusivo y que no puedo evitar si no sé la hora real del comienzo del pase.

Si el pase está anunciado a las 19.05 y empieza a las 19.32 ¿no es publicidad engañosa? Aparte de que no tengo por qué pagar un servicio para que me pongan publicidad. ¿No hay una regulación de la publicidad en los espectáculos? Si no la hay, ¿no debería haberla? Hace mucho tiempo dejé de ir a este cine porque ponían 20 minutos de publicidad.

Butacas de un cine (ARCHIVO)

Butacas de un cine (ARCHIVO)

[Esta vez] fui con la esperanza de que hubiera cambiado…y lo había hecho pero a peor. En otros cines ponen publicidad, entiendo que es necesaria si queremos que los cines sobrevivan, pero no es tan abusivo como lo que ocurre en estos. Cuando era pequeño (no soy tan mayor, tengo 36 años) recuerdo que en los periódicos ponían la hora de pase a la sala y la hora de comienzo real de la película.

Luego se quejan de que no van espectadores. Pagué 7 euros por ser socio de Cinesa y porque era martes. Propongo que los cines rebajen el precio a las personas a las que no les importe ver la publicidad, que para eso ya cobran por ella, y que dejen el precio habitual para las personas que no queramos tragarnos 27 minutos de anuncios.

Jugar con el dinero público

Por Plácido Cabrera

Indignados. Así estamos una gran parte de la sociedad española al comprobar el uso que se ha hecho del dinero público y la corrupción cometida por algunos sindicalistas, políticos y gobernantes en ayuntamientos, diputaciones, comunidades autónomas, gobierno central y sindicatos. Muchas de las noticias que producen escándalo y alarma social son consecuencia de personas y grupos descontentos con sus propias organizaciones. Por este motivo, lo que hasta ahora se conoce, probablemente sólo sea una pequeña parte de como el dinero público se ha utilizado para beneficio e interés personal e ideológico.

(ARCHIVO)

(ARCHIVO)

Es mucho el dinero público destinado a los órganos de control público,  por eso resulta conveniente preguntarse ¿por qué no se ha evitado estos comportamientos que han salido a la luz pública? Por esto resulta irresponsable que en plena crisis la Junta de Andalucía haya entregado dinero público (millones de euros) a organizaciones sindicales para actividades (cursos en Venezuela, Ecuador y otros países iberoamericanos) que no parecen que sean urgentes ni necesarias cuando son millares los ciudadanos de esta Comunidad que lo están pasando mal. Las personas que intervinieron en estos asuntos deberían ser responsables y presentar su cese o dimisión y ser inhabilitados para cargos públicos.

¿Vamos al cine?

Por Noemi Reyes

Sala de cine. (ARCHIVO)

Sala de cine. (ARCHIVO)

A estas alturas de la película no es ningún secreto que ver una película en el cine, valga la redundancia, ha dejado de ser una costumbre (semanal en muchos casos para los más aficionados), para pasar a convertirse en un petit plaisir, el cual, la mayoría de españoles, nos podemos permitir sólo de tanto en tanto. Ya son cosas del pasado las tardes dominicales en las que el cine era el plan por excelencia y sin discusiones. Muy atrás han quedado las palomitas tamaño XL para compartir y los debates sobre la última “peli” que habíamos ido a ver, o sobre cuál iríamos a ver la semana siguiente.

Personalmente, ya hace tiempo que me cuesta recordar la última película que vi en el cine, lo cual me hace sentir tristeza y añoranza de aquellos tiempos felices en los que ésta era una afición apta “para todos los públicos” y no sólo para unos cuantos. Y no se trata de una cuestión de moda, de tecnologías o de cambio de costumbres, sino de prioridades. Y si no, sólo hay que hacer números y calcular el gasto que supone para unos padres y su hijo/a (sólo uno/a), ir al cine (el fin de semana, eso sí, que el Día del Espectador se hizo entre semana para que padres e hijos precisamente no lo puedan aprovechar). Seguiremos apretándonos el cinturón, también con uno de los pequeños placeres que nos quedaban a los amantes del cine y de las buenas costumbres.