Como Bardem no deja de ganar premios y de acaparar titulares, los periodistas a veces nos olvidamos de que hay otros galardones, otras ceremonias, que reconocen la labor de otros profesionales del cine. Por eso casi han pasado desapercibidos los Annies, los premios más importantes del campo de la animación, que concede desde hace 35 años la International Animated Film Society y que se entregaron el sábado en Los Angeles.

‘Ratatouille’, el filme coproducido por Disney y Pixar, arrasó y se llevó nueve premios, los principales: mejor película de animación, mejor personaje animado, diseño de personaje, dirección, guión (ambos para Brad Bird)… La astuta rata cocinera capturó al jurado con sus guisos y les dejó las migajas a sus rivales: Bee Movie, Surf´s Up, Persépolis y Los Simpson. Incluso Ratatouille le ha conseguido un premio a Ian Holm por prestarle la voz al malévolo Skinner.

Sinceramente creo que le damos poca importancia a las películas de animación. Hablamos de ellas cuando recaudan mucho dinero, como ésta, pero poco más. Casi nunca conocemos a sus directores, a sus dibujantes, sus animadores, a los escritores que están detrás de sus historias fantásticas y, sin embargo, son las que más influyen en las futuras generaciones de cinéfilos: los niños (aunque estos no sean sus únicos destinatarios). Con ellas aprenden a descifrar el lenguaje fílmico, se familiarizan con las elipsis temporales, las voces en off… Si se acostumbran a ver buenas películas, seguramente cuando sean mayores tendrán mayor criterio cinematográfico y serán más exigentes con las cosas que ven. Será más difícil darles gato por liebre.

Hace meses, durante una comida con mi familia, mi sobrina de cuatro años contemplaba extasiada un plato de sopa. La miraba fijamente, contemplándola, y, de repente, empezó a mover las palmas de las manos hacia la nariz, como abanicándose, para hacerse llegar los vapores del guiso. Evidentemente parecía que quería oler bien lo que tenía enfrente. Me hizo gracia el gesto en una niña tan pequeña; pero hasta que no vi ‘Ratatouille´ (película que ella ya había visto) no entendí que lo que mi sobrina realmente hacía era tratar de imitar los ademanes de la rata protagonista cada vez que quería asegurarse de que un plato estaba en su punto. Lo dicho, las de animación son las películas más influyentes.