Nueve temporadas de nada. Durante nueve temporadas, del ’95 al ’99, medio país dejó que Emilio Aragón, el inolvidable doctor Nacho Martín, entrara en su hogar.
Temporada tras temporada, se mantuvo en torno a un más que envidiable 40% de cuota de pantalla y acumuló premios, nominaciones y adaptaciones allende los mares.
Era Médico de familia, y durante cuatro años disfrutamos cada martes noche de la historia de Nacho, un joven médico viudo, al cargo de tres hijos (María, Chechu y Anita), un sobrino (Alberto) y su propio padre (el señor Manolo), que contaba con la inestimable ayuda de su asistenta Juani (Luisa Martín) y su cuñada Alicia (interpretada por Lydia Bosch). Era, yo creo, la relación que crecía entre Nacho y esta última lo que nos tenía a todos tan terriblemente enganchados a la pantalla.
Ya hemos contado en otras ocasiones lo que fue de la vida de los hijos de Nacho (Isabel Aboy, Aarón Guerrero y Marieta Bielsa), y hoy le toca el turno al sobrino, Alberto, interpretado por Iván Santos.