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VIVELATINO 2022: Día 2 (Zaragoza, España)

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En la sala de prensa la situación bullía. Nadie sabía dónde paraba Camilo Lara. Llegó María Guadaña. Hubo risas. Cansancio acumulado. Pero todos estábamos esperando el momento del advenimiento de los Café Tacvba. Salgo caminando hacia el escenario. Paso del silencio y escucho cómo se engancha la magia de Esa luz nunca se acabará con A un minuto de ti. Mikel Erentxun, una estatura griega pulida por el tiempo, elige el repertorio con sabiduría. Él también está en la parte especial de nuestro corazón, marfil y hueso: hizo Cien gaviotas de Diego Vasallo (y Duncan Dhu, claro) y terminó con En algún lugar, también de su banda madre. La mejor manera de tomar el pulso a un recital es ver cómo la gente camina en busca de cerveza mientras canturrea el tema. Un aplauso para el viejo Mikel. Ojalá más como él.

Little Jesus suenan a electricidad, saben a pasión, se me acerca Alex Hyde, el cantante de Mister Hyde, la primera banda española que grabó “De música ligera” en un disco. Sabe dónde está el oro, en Colonia Roma y que hacer buena música pop en español es cuestión de simple esfuerzo y cuidado. Alex también canta muy bien por Morrissey y sabemos que después de Little Jesus llegará uno de sus apóstoles en la Tierra. El último tema de Little Jesus cuenta con Ximena Sariñana y hay algo de belleza en el aire. Como ozono antes de la tormenta.

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No me muevo del lugar. Todos los que me rodean, todos los que pasan, todo el mundo en realidad parece potenciales ladrones de sitio. No he esperado tantos años para ahora perderme, aunque sea una migaja del directo del IMS. A mi lado se colocan varios luchadores. Están preparados para el combate. Camilo, sombrero y poncho, un teclado que parece de juguete, un sampler repleto de piezas arqueológicas, sonidos kitchs, sonidos extraídos de discos de piedra o de hip-hop old skool. Todo junto. El gran bebedizo. Desde el primer momento nos lo exige todo: “Yo digo baila, tú dices dance”. Micrófono y brazos arriba, samplea en directo a Los Del Río, la trompeta es un arma cargada de pasado, la caja de ritmos una cuchilla que dispara amor. Suena México y suena de Piñata, el disco con el que Zona de Obras nos explicó cómo era eso de ser latino y jugar al corta y pega con elegancia, “Micrófono” con un flow a la altura de cualquier pelea de gallos. Salta y salta. Escucha discos de Café Tacvba, mira los Simpsons, guárdate a The Strokes donde te quepan. ¿Te acuerdas la primera vez que escuchaste “Escríbeme pronto”?

En la vida uno tiene que ser siempre elegante. Y Amaral lo fue. Más allá de todo lo que ha podido pasar en estas últimas décadas, la banda iba a estar en el escenario principal en el momento grande del festival. Ellos, Amaral, Juan y Eva, son tan grandes como Enrique. Amaral apareció en el escenario con teclista, corista, batería y bajo. Más Juan y Eva, claro. Un sonido perfecto, con especial hincapié en la madurez guitarrística de Juan Aguirre.

«Todos bromeamos con su parecido a The Edge. Pero va más allá de la estética. Una guitarra que, en su sencillez, con sus acordes invertidos, sin arabescos innecesarios, demuestran que es uno de los grandes. Uno de esos tipos que siguen y siguen estudiando para conseguir el punto exacto entre la experimentación y lo comercial. No sé si existe, pero está claro que él es que más se acerca».

Un repertorio para seguidores de su último material. Además de “Como hablar” de su segundo LP y temas de “Pájaros en la cabeza”... pocos clásicos. ¿Pero qué es un clásico para ti, Octavio, que te quedaste en 2011? Tú que te quedaste en 2011, que no conoces “Cuando sube la marea”, “Mares igual que tú”, “Revolución”, “Kamikaze” o “Salir corriendo”. Pero a mi alrededor la gente cantaba y yo iba con zapatos de padre, no con botas de terciopelo o pastillas para fotografiar el tiempo. Y no puedo olvidar cuando Eva, guitarra acústica en mano, mirando al Ebro con lágrimas en los ojos entonó, antes de atacar “Revolución”, aquello de “Si ya no puede ir peor/ haz un último esfuerzo/espera que sople el viento a favor/ya sólo puede ir mejor/y está cerca el momento/espera que sople el viento a favor”. No tengo mucho más que decir.

La banda que definió este VIVELATINO como tal fue, sin duda, Café Tacvba. Sentados en el Auditorio, veía el campo de flores mexicanas como una ola inmensa que se acercaba a besar el escenario, una y otra vez. El sonido de Meme con una simple melódica, la manera en la que Quique Rangel agarra ese contrabajo que parece traído de las estrellas o su hermano Joselo en la guitarra, con esa habilidad para hacer lo imposible sencillo… bailes y coreografías aparte. Había flores porque lo pedía el día, se hicieron el clásico de Jaime López “Chilanga banda”, con un fraseo ininteligible… No faltaron ni “Chica banda” o “El fin de la infancia” para recordar que la primera revolución fue a ritmo de SKA. Imagino que alguna lágrima se descargó con la interpretación de Meme del baladón “Eres”. Un momento mágico cuando Rubén Albarrán, atrapado entre el laberinto perdido de sus seudónimos, atacó “Déjate caer” de la banda chilena Los Tres. Para terminar con “El puñal y el corazón” y “El baile y el salón”. Café Tacvba es como una de esas novelas-río: aparecen en canciones de los demás, novelistas desconocidos usan sus letras para inspirarse, nadie sabe cuál es su estilo y nadie suena a Café Tacvba

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Confieso que llegué tarde a los Caligaris porque me quedé un rato metido en los sueños de Enrique Rangel. Sí, al acabar el bolo de los Café Tacvba un buen amigo me pasó la llave para acceder a la cabeza del guitarra de la banda. Él estaba en ese estado post-concierto, una especie de duermevela eufórica y desorientada y yo, yo estaba simplemente enmudecido, con las funciones vitales detenidas mientras asimilaba lo que había visto.

“La música es mi goce. Recrearla en cada lugar, en cada ciudad y cada escenario. Emoción. Hacer feliz a la gente” Yo rebusco en los rincones, cada esquina tiene una sorpresa escondida “Sé que hay un Café Tacvba guardado que todavía no hemos conocido. Somos una invención, una reinvención constante” ¿Hay alguien más? “Dentro de la banda hay espacios, el combo es un contraste, es valioso, satélites que se convierten en transportes de la vida y transportes que se convierten en satélites”

Y volvemos al hogar. Al escenario donde pasan las cosas que no iban a pasar nunca en Zaragoza. Antes saludo a Luis Lles, un hombre que lo sabe todo. Un hombre que disfruta con las partes más recónditas donde la cultura se manifiesta. Confiesa que la cumbia es el futuro, porque ya fue el pasado. Le abrazo. Uno ha aprendido tanto de maestros como él. Llego a los Caligaris y parece que la despedida a comenzado, pero es solo una broma. Cuento hasta once personas sobre el escenario. Detenidas, como unos payasos modernos, mimos del rock. Pero luego vuelven. Y sigue la fiesta. Es bailanta pura, el cuarteto cordobés que se une con las guitarras eléctricas.

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Caligaris es parte de ese engranaje de baile que va desde los primeros Fabulosos Cadillacs, la parte más festiva de la Bersuit y la joda de los Auténticos Decadentes. Y después de eso, ¿Qué? De fondo me llegan las guitarras de Leiva. Me cae bien. Me cae mejor él que sus canciones.

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Escucho las primeras canciones de Ximena Sariñana. Abre con el cantante de Little Jesus en la guitarra. Un poco de baile, todo naif, algo de camp. Mi hijo no duerme. Ana no duerme. Nadie duerme. Parpadeo, vuelvo a los veintidós. Coloco en el aparato de música de mis padres un mini-cd de Plan B. Narcotizado me enamoro de Victoria Abril, la banda, no la actriz. Se acaba el parpadeo. Ana se duerme, mi hijo está dormido. Tijuana queda tan lejos. Me pide que le ayude a buscar alguna sala para tocar en la ciudad. Esto nunca se acaba. Nadie quiere ser el que apaga la luz.

Fotos de los dos días de Ana Lacarta
Gracias a 20minutos, Zona de Obras, organización de VIVELATINO, Heraldo de Aragón y Pablo Ferrer

VIVELATINO 2022: Día 1 (Zaragoza, España)

Los acordes de “Bye, bye” el último éxito de los Babasónicos me avisa de que lo bueno acaba de empezar. Los Babasónicos en el mismo escenario donde tocaron Os Mutantes, Adrián Dargelos es carisma hecho cantante y, detrás Carca, con sus patillas infinitas, toca pandereta y guitarra hasta que introduce sus manos de gigante en un theremin. Se levanta el polvo de los fanáticos. Enseguida suenan “Los calientes” y “Putita”. Babasónicos nos llevaron de la mano cuando éramos jóvenes. Una elección exquisita de repertorio, de amor salvaje, desbocados y atemporales. La aristocracia de la música pop, capaces de pasar de la electricidad farragosa al disco y vender un bolero a ritmo de garage. “Irresponsables”, “Pendejo” o el doblete clásico de “Carismático” y “Yegua” que ya pinchábamos en el Candy Warhol de Zaragoza en el 2005.

Era VIVELATINO y en el escenario principal es el final del concierto de Coque Malla. Las pantallas muestran a un artista que no envejece. Coque ha publicado discos de carácter intimista, alejados del rock stoniano de su banda. Pero el sol empezaba a decaer y todos parecíamos bajos de azúcar marrón. Así que, como un niño travieso pregunta al público, ¿queréis una de Los Ronaldos? Pero solo una, nada más. Y acaba haciendo tres. Es el momento generacional. El primero del festival. Los que vivieron los noventa. “Por las noches”, “Adiós papá” y “Guárdalo”. Eso es dejar un buen sabor de boca.

En la vida hay que tomar decisiones. Mientras el mundo se dirigía a Mon Laferte yo caminaba con paso firme hacia el escenario VUSE -que acabó siendo mi favorito, por espacios, sonidos y propuestas-, para dejarme llevar por Centavrvs. ¿Por qué, Octavio? Porque yo voy al VIVELATINO a degustar buena cumbia, a hipnotizarme con la sangre del volcán y eso, eso solo me lo dan los Centavrus: revolución mexicana con beats en vez de cañonazos. Arremango de bajo y teclados, bailanta mántrica, voces mínimas, Esquivel y soplidos de dioses faltos de adoración. Sonaron orgánicos, sonó “El efecto” y “Levante la mano”.

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Volver a ver a los Aterciopelados es como encontrarse contigo mismo cinco, diez, quince años después. O un día. O Un simple parpadeo. El sonido es perfecto. Guitarra, bajo y batería. No hace falta más. Todo está lleno de música y amor. Una buenísima elección de repertorio: Abrir con “Cosita Seria” y hacer “El estuche”, “Maligno”, “Baracunata” o “El álbum” son clásicos de la gente. Aterciopelados es, quizá, la banda más conocida por el público europeo y español de toda Latinoamérica. Y la más adorada por la gente de Zaragoza. Cuando comienza el enlace final de “Florecita rockera” y “Bolero falaz” entre el público mi memoria, mi historia, salta sobre mí haciendo un pogo y lo abrazo. Pienso en mi hijo y deseo que algún día sea tan feliz como yo viendo un concierto de Aterciopelados con sus amigos.

Después de Aterciopelados toca correr hacia el escenario Ámbar. Habían empezado León Benavente, se escuchaba “Estado provisional” de su primer disco. Todo era como un mar rojo, más parecido a la sangre que al vino. Una escenografía que tenía algo de robótico hasta que Abraham Boba fue encendiéndose. Coger velocidad sin química: el temblor sintético, los animales salvajes que montan una estampida (“Disparando a los caballos”), a baile de San Vito, pieles arrancadas (GLORIA), pinturas negras de Goya (“Ser brigada”), remedos de los Stooges pasados por los sintetizadores de Alan Vega (TIPO D) y el recitado macarra (“Ayer salí”). Leon Benavente merece un visionado completo. Eso está claro. Si hay una banda exportable a Latinoamérica, son ellos: saben juntar los dientes rotos del bolero con la electricidad enferma de la no-wave. La parte más oscura del DF, los clubes del conurbano bonaerense, el circuito que dejó sembrado Buitrago en Bogotá… todos saben que allí el alimento es abundante.

Mis ojos se cierran. Esa noche soñaré con Morrissey. Soñaré con él porque Mikel y Camilo estará el día siguiente en los escenarios.

Vive Latino: Babasónicos

Volvemos a lo de siempre, al Plan B, al mini-Cd que salía en el primer Zona de Obras que me compré. El número 12. Año 1998. En la portada salía un príncipe disfrazado de payaso. Entrevistaban a El Niño Gusano, Los Planetas y la Habitación Roja. Descubríamos que a Ana D. le gustaban los Chunguitos.

«Un mini-Cd que sonaba una y otra vez en el equipo que tenía en la casa de mis padres. Se colocaba en el centro del reproductor. Cuatro canciones: Suárez, Estelares, Pánico, Victoria Abril -antes de cambiarse el nombre a Victoria Mil-, Daniel Melero y cerraban Babasónicos».

Aquí podéis escuchar una selección de los temas del repertorio actual, remixes y favoritas en general

Vi a Pánico en directo, compré discos de los Encargados, me enamoré de Rosario Blefari y con los años descubrí que mis amigos Juan Luis y Luis, de Nubosidad Variable, habían hecho lo imposible para que vinieran a tocar Moretti y sus Estelares a España. Pero lo más importante, lo fundamental era cómo sonaban los Babasónicos. Escuchaba la noche del mono loco de Nona Rubio. El Rock Sónico era la vida. La verdad. Necesitábamos actitud. Y ellos iban sobrados de eso.

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Vive Latino: Llamen a Nathan Adler, Sidonie(2002)

Busco por la red deseando atrapar los recuerdos. Encuentro registros de la década pasada. Todos hablan de que Sidonie aterrizó por primera vez en Zaragoza en el año 2009 y que ha tocado en la ciudad en seis ocasiones. Retrocedo todavía más. Retrocedo para recorrer de un tirón las piernas de Brigitte Bardot en un viaje imposible. Hay una canción de George Harrison, It´s all too much que sobrevuela todo. Están los de Carrots y está Pedro Vizcaíno dando su bendición psicodélica. Retrocedo más y más, porque sé que no es cierto. Yo estuve allí, años antes. En 2002. Y todo sigue brillando. Lee el resto de la entrada »

Vive Latino: Carta a Coque Malla (abril-mayo de 2016, antes del concierto de Las Armas)

La habitación da a la calle Santa Pau. Me preparo para salir. Hoy tocas en Zaragoza. Elijo un chaleco que vaya a juego con las botines, gabardina y americana. Pienso en afeitarme y dejarme solo la perilla, pero luego digo, mejor que no y busco el cepillo y la grasa para darle lustre al calzado. Una copa de vino más y la botella estará medio llena. Miro a través de la ventana. Han cambiado mil veces el nombre de la sala. Nos dejó tatuado en el alma el único que valió la pena. Estuvieron a punto de pedirme el carnet para entrar. Ya no estaba Ricardo Moreno. Era el principio del final. Tuvistéis que parar un tema porque Daniel Parra se fue de tiempo. No recuerdo la fecha, no recuerdo casi nada de aquellos años. Ninguna cosa agradable. Lee el resto de la entrada »

Vive Latino: Aterciopelados

Había aprobado COU y con la nota de Selectividad me podía permitir estudiar la carrera que quisiera. Mi padre me regaló unas botas camperas. Las vendían en la calle Juan Pablo Bonet. El tipo que nos las colocó aseguraba que Loquillo iba de propio -como decimos en Aragón- allí. De San Sebastián a Zaragoza. Era junio en Zaragoza. Hacía mucho calor. Pero a esa edad uno no tiene ni calor ni debería tenerlo… menos con unas botas camperas recién estrenadas. Las estrené el 8 de junio de 1996 en el último concierto que dieron Héroes del Silencio en Zaragoza.

Llegamos pronto. No había demasiada gente, pero la que estaba no hacía más que abuchear al grupo telonero. A mí me parecieron bastante interesantes, aunque yo iba con mis botas y mi camiseta de Elvis Presley porque Enrique Bunbury estaba en esa fase de Las Vegas. Andrea Echeverri salió en la penúltima canción con un vestido de sirena. Un cartón pegado con lentejuelas a una guitarra acústica llena de pegatinas.

 

«Era 1996 y nadie sospechaba que Héroes del Silencio estaban a punto de separarse pero que, a cambio, el final de los noventa nos iba a traer alguna de las mejores bandas de la historia del rock en español. Venían de México, Argentina y Colombia. Aterciopelados».

Aquí una selección de las canciones que conforman su directo actualmente, colección de favoritas, versiones y temas originales de Aterciopelados.
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Vive Latino: Mon Laferte

Como siempre una lista de reproducción con algunas canciones del repertorio de Mon Laferte, duetos, covers y rarezas.

Como aquella cantante fantasmal que interpretaba canciones de Roy Orbison en español, sola, en un escenario de luz cálida, en las avenidas angelinas invadidas por el amor latino… así, mi querida Mon, te imagino cerrando el concierto de Zaragoza, con “La vida en rosa” de la Piaf, a tu modo, como Paquita la del Barrio, como Chavela y María Gabriela. Mon, te he esperado tantos años, desde que te llamabas Ana y Los Saicos te dedicaron una canción, cuando el comandante Calamaro, saliendo de Camboya, te llevó de la mano y te pidió que cantarais aquel tema de Bohemio, “Tantas veces” frente al Estadio Azteca y tú, bella y caballerosa, obsequiaste a Andrés con una botella de tequilla y unas cuerdas nuevas para su guitarrón.

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Vive Latino: Molotov

Calaveras&Diablitos. Era tan joven que no recuerdo más que el bullicio de la ciudad. Entre el Distrito Federal, Los Ángeles, los obreros especializados, el rap metálico, la facultad allí donde se terminaba la tierra. En 1996 ó 1997 había visto a los Aterciopelados por primera vez. Luego hablaré de ello. No es tiempo. La maldita vecindad era un puro circo. Bajovientre.

Aquí la mixtape de Molotov. Aquí el lugar del que nunca salimos. Y ahora empezamos con los recortes.

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Vive Latino: Ximena Sariñana

Consulto la Biblia. Otoño de 2011. Las hojas caen grises sobre el suelo de Zaragoza. El susurro se acerca desde Guadalajara (México). No tenía todavía treinta años y ya la señalaban como una de las más grandes promesas de la canción latinoamericana. Aquí puedes escuchar una mixtape donde listamos las canciones de su repertorio en directo más reciente y algunos guiños y versiones.

En su primer disco, de 2008, Mediocre tenía la producción de Tweety González, el cuarto Soda Stéreo, el arreglista tras la belleza pura de El amor después del amor de Fito Páez. También, tras los controles Juan Campodónico, uno de los genios que definieron el nuevo tango electrónico con Bajofondo Tango Club. Entre los créditos de All U Need Is Mosh de Plastilina Mosh aparece su voz. Yo creo en el Aquamosh. Vidas paralelas y No vuelvo más sigue siguen siendo parte de su repertorio.
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Vive latino: Café Tacuba

El repertorio de Café Tacvba (y algunas rarezas/versiones) se puede escuchar aquí. Como siempre gracias a Rubén ZdO.

Dice mi amigo Fernando Frisa que cuando piensa en los Café Tacvba le viene a la cabeza su versión de No controles de Olé-Olé -todavía con Vicky Larranz-, sonando a toda mecha en el Candy Warhol. El Candy fue hogar para almas perdidas, dipsómano de fin de semana y artistas con adicciones mal curadas. Rubén Scaramuzzino, que sabe de esto un rato, me dice que no olvide comentar que los Café Tacuba -él siempre lo ha escrito con u-, son de Ciudad Satélite, del extrarradio de CDMX.

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