Vive Latino: Aterciopelados

Había aprobado COU y con la nota de Selectividad me podía permitir estudiar la carrera que quisiera. Mi padre me regaló unas botas camperas. Las vendían en la calle Juan Pablo Bonet. El tipo que nos las colocó aseguraba que Loquillo iba de propio -como decimos en Aragón- allí. De San Sebastián a Zaragoza. Era junio en Zaragoza. Hacía mucho calor. Pero a esa edad uno no tiene ni calor ni debería tenerlo… menos con unas botas camperas recién estrenadas. Las estrené el 8 de junio de 1996 en el último concierto que dieron Héroes del Silencio en Zaragoza.

Llegamos pronto. No había demasiada gente, pero la que estaba no hacía más que abuchear al grupo telonero. A mí me parecieron bastante interesantes, aunque yo iba con mis botas y mi camiseta de Elvis Presley porque Enrique Bunbury estaba en esa fase de Las Vegas. Andrea Echeverri salió en la penúltima canción con un vestido de sirena. Un cartón pegado con lentejuelas a una guitarra acústica llena de pegatinas.

 

«Era 1996 y nadie sospechaba que Héroes del Silencio estaban a punto de separarse pero que, a cambio, el final de los noventa nos iba a traer alguna de las mejores bandas de la historia del rock en español. Venían de México, Argentina y Colombia. Aterciopelados».

Aquí una selección de las canciones que conforman su directo actualmente, colección de favoritas, versiones y temas originales de Aterciopelados.

En aquellos días la banda de Buitrago y Echeverri habían editado en Colombia Con el corazón en la mano (1993) y, sobre todo, El Dorado (1995). De El Dorado hablaremos enseguida y hablaremos dentro de veinte años. En el primer LP habían grabado un tema popular, La cuchilla y en la fiesta postconcierto del 18 de junio, final de gira de Héroes del Silencio, Andrea se sube a cantar con Bunbury y otros amigos -algunos formarían parte de su primera banda solistas-, Veneno en la piel de Radio Futura, una versión de la Chispa Adecuada -que acabarán grabando en 2010 en Hechizo, un tributo a Héroes del Silencio y Bunbury- y La Cuchilla Existe una grabación pirata que recorre la red con aquellos temas. Es desastrosa, pero encantadora.

Antes de hablar de El Dorado y de cómo cambió mi vida la sagrada trilogía que vendría después, es inevitable dejar claro que el magnetismo que desprendía Andrea Echeverri en aquella época era total. El 25 de septiembre aparecería el concierto Comfort y música para volar de Soda Stereo. Una especie de mezcla entre MTV unplugged con canciones nuevas… Gustavo Cerati invita en marzo de ese año, a la Echeverri a subirse al escenario e interpretan juntos una de las más bellas versiones de la historia de la música en español: En la ciudad de la furia.

En los primeros números de la revista Zona de Obras, cuando es poco más que un fanzine con colores sepia, hay una entrevista desde Buenos Aires a la banda. Ya sabían los obreros que los colombianos le iban a pegar fuerte. La rola Bolero Falaz le había pegado muy fuerte en la MTV latina que lo pasaba una y otra vez. Te dije no más, y te cagaste de risa. Éramos modernos en español, eso era la verdad y la vida. Las gafas de Andrea, la capacidad como productor de Buitrago, que venía de hacer punk en La Pestilencia y de jugarse la vida en las afueras de Bogotá, moviendo la cultura de club, las tiendas de discos y los sellos más alternativos. Buitrago había montado el Rock Subterráeno que convivía con la violencia. Pero ellos cantaban Florecita Rockera o Candela. Sonaban a eso en lo que queríamos creer: rock alternativo en español, con un imaginario propio, autóctono, que hablaba de amor y animismo.


Tras el éxito de El Dorado la banda graba en 1996, unos pocos meses después de acabar la gira con Héroes del Silencio, La pipa de la paz. En esta ocasión de marchan a Londres. Graban con Phil Manzanera por recomendación de Enrique Bunbury -que se pondría en sus manos para registrar sus primeras canciones solistas Radical Sonora un par de años después-, como harían los Gabinete Caligari o Fito Páez con Circo Beat un par de años antes.

Con el ex-guitarra de Roxy Music registran temas como Cosita seria o la icónica Baracunatana, habitual en sus directos. También hay dos duetos con Bunbury que harán las delicias de los seguidores del cantante zaragozano en los distintos registros piratas que van de mano en mano: Te juro que no y A quemarropa. Ese mismo año graban un tema en un disco tributo a Queen, donde adaptan al español Play the game. Cuando me marché a vivir a Buenos Aires uno de los poco discos que me compré que no fue argentino fue la edición en cedé de este LP. Todavía sobrevive.

En aquellos años empiezan a llegar a España los primeros efluvios del movimiento Calaveras&Diablitos, las primeras bandas se acercan a la Península y los que vivimos en Zaragoza tenemos la suerte de que esté la gente de Zona de Obras, la Casa del Loco con Antípodas Producciones organizando conciertos o salas más pequeñas con El Sol y, sobre todo, la Morrissey.

«En el año 1998 la revista EFE EME no llevaba más de un par de números de vida. En Zaragoza abríamos las ventanas al mundo leyendo el Zona de Obras. Alberto Genzor tenía una sección en CANAL 60 los orígenes de la televisión regional que se llamaba Backline. Blondie habían vuelto, John Waters estrenaba Pecker sin saber que serviría de inspiración a un músico oscense…y faltaba un año para que hiciéramos el primer número de Confesiones de Margot».

En otoño de 1998 en una gira que visitó Valencia, Granada, Sevilla, Barcelona y Madrid, tres bandas y una solista que recogían lo mejor de lo nuevo y de lo clásico en el pop latinoamericano recorrían la geografía española. Por fin había algo más que rock anglosajón. Mezclando sin complejos, folk y guitarras, actitud y carisma. El 9 de octubre en la sala Multiusos de Zaragoza finalizaba la gira Calaveras y Diablitos, inspirada en el tema homónimo de los Fabulosos Cadillacs, la banda principal en el cartel de la gira y que también era responsable del cañonazo Matador. Además de Maldita Vecindad y una jovencísima Julieta Venegas, actúan Aterciopelados.

Incluso le dedicamos un programa en la antigua sección de Espíritu de Margot de Comunidad Sonora de Aragón Radio a aquel concierto.

En 1998 venían de grabar el que es mi disco favorito de toda su discografía, Caribe Atómico. Un LP pleno de matices, con El estuche -y su estribillo para el recuerdo <<Noventa, sesenta, noventa Suman doscientos cuarenta>>. El videoclip muestra una Andrea en su momento más espléndido, agarrada a la guitarra llena símbolos.

Los temas tienen loops, teclados analógicos, vinilos de vallenato sampleados, guitarras eléctricas. Buitrago tras los mandos consigue dar forma a un disco conceptual que se puede escuchar del tirón pero que también contiene singles eternos como Maligno, Miénteme, Doctora corazón o el tema que le da título: Caribe Atómico. Como vivíamos en la primera época de los Cd-r grabados con portadas fotocopiadas en color no descubrí hasta pasados los años que en el disco habían grabado como invitados Vinicius Cantuária, Arto Lindsay y Marc Ribot, miembros plenos de la aristocracia latina, el mestizaje y el buen gusto.

«La primera vez que estuve en Lisboa, en la Expo de 1998, fue mi segundo concierto de Aterciopelados. Yo acababa de cumplir veinte años. Tres años más tarde volví a Lisboa, escuchaba sin parar «Una semana en el motor de un autobús» de Los Planetas y, sobre todo, escuchaba «La playa», aunque no tuviera a nadie esperándome en ningún sitio. En mi segunda visita a Lisboa, el 13 de octubre de 2001 Oscar Freire ganó su segundo arcobaleno, su segundo campeonato del Mundo».

Y llegamos al verano que murió mi abuelo Matías. El verano en el que seguí a los Aterciopelados por toda la península: de Jeréz hasta Lanuza. No fue la única muerte. La noche que vi tocar a María Gabriela Epumer es mágica solamente por los pocos años que faltaban para que se marchara una de las compositoras e intérpretes con más talento de la música argentina.

El 14 de julio de 2001 en la curva Ángel Nieto del circuito de Jerez desembarcamos de una furgoneta con la ilusión de ver a los Fabulos Cadillacs. Nada más llegar al recinto Jose Lapuente, que entonces estaba en la producción de conciertos, nos dijo que se había caído el concierto de Vicentico, Flavio y Cía. Nos habíamos hecho muchos kilómetros…para aquella decepción.

«La mezcla de fanzineros, fans de Jovanotti, amantes del hip hop de la vieja escuela, indies y seguidores del rock americano de raíces cabía en aquella furgoneta. También estábamos los flipados del rock latino».

Así que vimos a Beck, Placebo y Neil Young sin más ilusión. Nuestro rollo aquella noche era Aterciopelados. Antes calentamos motores con el Proffesor Angel Dust a los platos, los Telephunken de Zaragoza, la aparición de los guardaespaldas de Public Enemy y a la solera, con katovit y agua caliente, ver cómo se levantaba el polvo con Asian Dub Foundation. Cuando salió Andrea Echeverri y el resto de la banda las luces del cielo se apagaron. Ella era la única estrella. Había banderas de Colombia y ella llevaba unas gafas de plástico naranja e, incluso, recuperó el traje de sirena que le había visto en el 96 mientras aguantaba improperios de los fanáticos de Héroes del Silencio.

Venían para presentar Gozo Poderoso. Todavía guardo el disco con los títulos de las canciones escritos a mano por mi amiga la diseñadora Rosina Abós, que nos hacía el arte de los fanzines. Con Gozo Poderoso vendieron trescientos mil discos en España. Luz Azul, Gozo Poderoso, Rompecabezas y El Álbum, aquellos temas eran más hipnóticos que los de Caribe Atómico. Costaba menos entrar, aparentemente, más rock y menos electrónica, pero el disco no era tan unitario como el anterior. De todos modos el repertorio de aquella época era absolutamente abrumador.

Menos de diez días después estábamos subiendo en un coche sin aire acondicionado el Monrepós. Primero parada en Biescas, después seguimos hasta Sallent de Gállego. Nos volvíamos a encontrar el núcleo duro: Simón Salmón, JV Margot, Josema Fanzine, Rosina Abós, Bea Fanzine, Dani Morrison… los que creíamos en el rock en español. Era Pirineos Sur, era 23 de julio de 2001, retransmitía Radio 3. Abrió María Gabriela Epúmer, luego Julieta Venegas que venía con Mastretta y después Amaral. Por entonces en España eran más famosos Aterciopelados que Amaral.

El concierto de Aterciopelados fue maravilloso. Andrea Echeverri tenía algún problema de salud pero para nosotros, que era la segunda vez en menos de diez días que veíamos el mismo concierto, nos pareció único. Al finalizar el bolo lanzaron al público unos frisbis verdes. Jose Lapuente que también se había recorrido la península siguiendo a Aterciopelados, me consiguió un pase de backstage. Andrea se hizo unas fotos conmigo y me firmando aquel frisbi.

Cuando volví a Zaragoza acompañé a mi padre y a mis tíos a llevar las cenizas de mi abuelo a su nicho en el cementerio de Torrero. Recuerdo emocionarme. Emocionarme mucho.

 

¿Y ahora qué, Octavio? ¿Aquí termina tu historia? Porque faltan más de veinte años desde el final del concierto en Lanuza hasta el Vive Latino. Es cierto. Les volví a ver en el Centro Cívico Delicias en 2005, con Volador de teloneros. Andrea Echeverri había grabado un disco solista con producción de Buitrago, A eme O. Recuerdo que la tocaron aquel día. No recuerdo mucho de Oye, sí que me acuerdo de la portada de Río. El primero lo grabaron en 2006 y el siguiente en 2008. También que en 2010 volvieron a tocar en Pirineos Sur pero no fui a verlos. Estaba estudiando para ser profesor de matemáticas.


Alguien me pide en 2011 que les haga una entrevista para la gira española de aquel año. Ya ha muerto Gustavo Cerati. Es febrero y van a tocar en Barcelona (sala Apolo) el 2 de marzo, en Madrid (Casa América) el 3 de marzo, en Zaragoza el próximo viernes 4 de marzo, en la sala La Casa del Loco, y el 8 de marzo en Sevilla (Teatro Lope de Vega). Andrea ha grabado su segundo LP solista, Dos y todavía hacen los temas de Río. Nos escribimos por correo electrónicos y ella me contesta así a las preguntas:

Esta gira por España resulta un poco atípica, mezclando nuevos temas de Aterciopelados, clásicos y material solista de Andrea, al ser una mezcla tan heterogénea de grabaciones y arreglos, ¿cómo habéis planteado el show para homogeneizar algo tan aparentemente dispar? Todo es dispar, todo atípico, todo nuevo y experimental, aunque todo teje alrededor de la misma idea, de la misma esencia, misma raíz. Incluso la formación está novísima -Cata en la percu, Ricardo en la guitarra, Héctor y Andrea

Tengo la sensación de que estos últimos discos, tanto los solistas de Andrea como el último material de Aterciopelados, suponen una vuelta más hacia lo orgánico, hacia la música folk (entendida como popular) y escapan de lo alternativo o los experimentos con electrónica, ¿es una actitud vital o una reexploración de vías?

Ambas, es un reencuentro con el sonido mismo de tu corazón, de tu voz, de tu guitarra acústica, y de la lírica que construyes y defiendes, femenina, contracultural, conjuro neo-hippie.

Como escritor siempre me han gustado las letras de Aterciopelados, imágenes sencillas unas veces y metáforas más oscuras en otros casos, pero capaces de filtrar en el inconsciente colectivo de una generación que viajaba entre décadas… ¿Cómo os planteáis los textos a la hora de dar coherencia a los álbumes?

Los textos son los huesos, el sostén, el concepto, el conjuro, el mantra, la canción, la intención, de raíz y corazón. La coherencia se siente, viene prefiltrada. El trabajo es hacer algo que a nosotros nos parezca bello y poderoso, que comunique.

¿Quizá existe un público que ha crecido con vosotros y con vuestras canciones?

Definitivamente.

Héctor Buitrago debuta como solista en 2006 con Conector. En 2011, al terminar esta gira, Andrea y Héctor se toman un descanso, un descanso al proyecto Aterciopelados. Héctor graba la continuación, Conector II ese mismo año, Andrea Ruiseñora en 2012 y en 2014 aparece Niños Cristal de Buitrago. En 2016 el retorno de la banda con un disco en directo: Reluciente, rechinante y aterciopelado.


«Desde el 2011 yo me había enamorado, seguía estudiando para ser profesor de matemáticas, ya no vivía en mi ciudad y quería ser papá. Había visto a Charly García en directo. Había escrito algunos libros de poemas. En 2015 Pablo Ferrer me regala un tributo a El Dorado»

Han pasado veinte años. La Rosenvinge, Bunbury, Kevin Johansen… y el maestro Pablo explicando con ojos españoles toda esa belleza.

El 11 de octubre de 2016 en plenas fiestas del Pilar surge la oportunidad de volver a verlos en directo. Es en la Plaza San Bruno, Rosarito de Zaragoza, el uruguayo Jorge Drexler y, cerrando el cartel, Aterciopelados. Zaragoza Latina, la semilla de Zona de Obras sigue y sigue. Estoy suscrito a la revista y, a veces, voy a la sede que tienen en el Casco Viejo de Zaragoza a comprar algún número atrasado. A mi mujer le gusta más el sonido que viene de Escocia, PJ Harvey y los noventa en general.

«Le grabo cedés mientras viajamos del pueblo donde damos clase a Zaragoza para preparar las oposiciones. Aquella noche Andrea y Héctor sonaron como si no hubiera pasado el tiempo. Las percusiones eran un mantra celestial, los besos se repartían como pétalos de flores secas, había amor en el aire. Hicieron todos sus clásicos».

En 2018 graban Claroscura y el año pasado Tropiplop. Hacen un tema para una serie Ruido capital que se llama Los 90. Me doy cuenta cuánto los extraño. Luego veo el videoclip de su versión de En la ciudad de la furia y la tristeza es todavía más intensa. No os he contado que durante estos años he acabado escribiendo en Zona de Obras.

Así que me toca escribir sobre el último lanzamiento hasta el día de hoy de Aterciopelados: Meditacielo, una muestra de la habilidad del dúo colombiano para mezclar la música tradicional, la electrónica de baile y la sonoridad pop en un tema que habla de «poderse refugiar en uno mismo, de poder cerrar los ojos y sentir paz, sentir tranquilidad»

Una historia, la de Aterciopelados, que también es la historia de Colombia y la historia de la mujer. Sin Aterciopelados seguramente Julieta Venegas o Nathy Peluso no hubieran sonado en las radios. Treinta años de música alternativa, de discotecas, de balas llenas de desamor, sirenas de cartón y naufragios atómicos. La banda presentó su más reciente sencillo Síganme los Buenos, al lado de Bomba Estéreo, canción que surge del episodio BIOS, dedicado a Aterciopelados, producido por NATGEO.

Aterciopelados girarán en agosto por Europa, Alemania, Francia y España, destacando su presencia en el Vive Latino de Zaragoza el 2 de septiembre. Espero haberme explicado.

Gracias a Rubén, Jose L., Pablo F., Alberto G. y a todo los miembros y aliados de Confesiones de Margot.

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