Busco por la red deseando atrapar los recuerdos. Encuentro registros de la década pasada. Todos hablan de que Sidonie aterrizó por primera vez en Zaragoza en el año 2009 y que ha tocado en la ciudad en seis ocasiones. Retrocedo todavía más. Retrocedo para recorrer de un tirón las piernas de Brigitte Bardot en un viaje imposible. Hay una canción de George Harrison, It´s all too much que sobrevuela todo. Están los de Carrots y está Pedro Vizcaíno dando su bendición psicodélica. Retrocedo más y más, porque sé que no es cierto. Yo estuve allí, años antes. En 2002. Y todo sigue brillando.
En el año 2002 éramos pragmáticos por obligación. En los cambios de década se pierde la ilusión. Los dorados noventa. No sabíamos que lo bueno estaba por venir: faltaba el Casualidades de Miqui Puig y el Ventrílocuo de sí mismo de Sr.Chinarro. Faltaban todos los discos de La Costa Brava. En el año 2002 hacíamos un fanzine, se llamaba Confesiones de Margot e íbamos muy fuertes con el Tropicalismo, el tango y los discos de spoken word de Michel Houellebecq. Estaban abiertos la Caja de los Hilos, El Central y la Estación del Silencio.
22 de febrero de 2002: Me llamó Pati Difusa y me llevó de la oreja por toda la ciudad: primero en la Plaza de España, en el Fórum de la FNAC, acústico a las 20h, los recogían en un autobús sin techo y despegaban vestidos de enfermeros hacia el cielo del Fantasma de los Ojos Azules donde fueron recibidos como las supernovas en tarde de viernes: el capitán Vinadé y el contramaestre Perruca se encargaban de dispensar el ron y mantener la nuez a flote. Después, a la Casa del Loco. No sé si tocaron Duerme, la versión del Niño Gusano que aparecería como cara b en el EP Let it shine, pero el algodón empapado de cloroformo se repartía a la salida. Nos sentamos al ritmo de los sitares y nos elevamos en el éxtasis del moog. Yo quería ser rockero de chupa y botín rumbero, pero esto lo superaba todo. Sidonie habían publicado un LP con Bip Bip Records en el año 2001. Cantaban en inglés con gusto. Los hammond abrasaban las neuronas como afilados por William S Burroughs y las tablas, las guitarras de doce cuerdas y las palmas acompasadas. De La Casa del Loco de nuevo al Fantasma de los Ojos Azules. Los ectoplasmas en el local siguen de fiesta.
Venían de tocar en el Planta Baja y después lo harían en la Iguana. Hay reverencias entre los lectores, espero.
Mil años después ya no hay Fantasma de los Ojos Azules, Sergio lleva demasiados veranos de viaje, en los pueblos a cien kilómetros de Zaragoza usan los cedés para alejar las palomas. Tuvimos una expo y dejamos de tenerla. Una noche volví a ver a los Sidonie en aquel cementerio de elefantes. Tocaban junto a Os Mutantes. Eso está bien. Bat Macumba.
Sidonie ha grabado discos magníficos desde entonces. Empezaron con el castellano y construyeron historias de noche y belleza mirándose en el espejo de los grandes. Decidieron abandonar Londres para dejarse caer por el Barrio Latino. Alan Resnais y las oraciones a Santa Catalina Tekakwitha.
Pero hay recuerdos que no dejan de brillar.