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“Mark Twain tendría hoy un blog, pero jamás habría escrito gratis”. Robert Hirst, estudioso de Mark Twain

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Las portadas de los diarios (salvo La Razón, claro) coinciden en señalar el cambio político

Basta con echar un vistazo a las portadas de los diarios nacionales para comprobar que casi todas coinciden en señalar que las elecciones de ayer han producido un cambio político en España. La mayoría hablan del vuelco a favor de la izquierda (El País), el desplome del PP (20Minutos,  edición Madrid), cambio político (El Mundo) y la pérdida de poder del PP pese a la victoria en votos (ABC). Solo La Razón, siguiendo la máxima de que no se debe dejar que la verdad estropee un titular, emplea «Inestabilidad» con un tamaño de letra exagerado para explicar a sus lectores los resultados de las elecciones.

portadas 25 de mayo

Portadas en Internet

Desplome, batacazo, duro golpe… El País, El Mundo y 20Minutos han elegido términos rotundos para titular el día después de las elecciones en Internet (9,30 horas). ABC opta por dar la cifra de electores que pierde el PP, La Vanguardia abre con un artículo de Enric Juliana, «España vira a la izquierda», y El Periódico resume la situación municipal de Barcelona: «Colau destrona a Trías». La Razón, como no podía ser de otra forma, se decanta por un ángulo favorable al Partido Popular: «El PP gana las elecciones pero queda a merced de los pactos de izquierda».

EL PAÍS

Captura de pantalla 2015-05-25 a las 09.27.19EL MUNDO

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20MINUTOS

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ABC

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LA RAZÓN

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LA VANGUARDIA

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EL PERIÓDICO

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La esquela sin nombres de El País

El pais esquela

Los periódicos explican mucho sus éxitos, pero hablan poco de las cosas importantes que les suceden y que los lectores deberían conocer de primera mano. El País cerró hace poco las delegaciones de Galicia, Andalucía, Comunidad Valenciana y País Vasco y las sustituyó por corresponsales. Poco o nada ha explicado el periódico de Prisa sobre este asunto. Ayer, con el estreno del nuevo diseño, en primera página anunciaron que «Las ediciones de EL PAÍS a partir de hoy son Nacional, Europa, Cataluña, Madrid y América. La información que antes contenían las ediciones locales se incluyen en la nacional».

Y eso es todo. Cuatro delegaciones cerradas y en la esquela ni siquiera figuran sus nombres.

Vargas Llosa advierte al director de El País del peligro de desprestigiar a los políticos

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Da la impresión de que Vargas Llosa y Antonio Caño no estuvieron muy de acuerdo en su “conversación” del otro día en el I Foro Internacional del Español 2.0. Caño no quiso o no supo ceder el protagonismo al Nobel, quien le devolvió algunos educados desacuerdos. El resumen oficial del encuentro se puede leer en el diario que dirige Caño y en alguna reseña de agencia.

En una intervención repleta de simplificaciones y lugares comunes, Caño sugirió «una idea» (minuto 32 del vídeo). Para hacerlo, empleó el fácil recurso de criticar a los políticos:

“Que los periodistas no hablen como los políticos. No es por nada, sino porque los políticos hablan normalmente para que no se les entienda. No por perversidad intrínseca de la clase política sino porque es su oficio. El oficio de la política consiste en hablar de una manera enrevesada para que nadie te entienda. Igual que el médico escribe de una manera enrevesada para que nadie lo entienda. O utilizar lugares comunes. Y cuando el periodista se dedica a replicar ese tipo de lenguaje, acaba siendo incomprendido o se suma a esa corriente de lenguaje incomprensible o políticamente correcto o simplemente estúpido”.

Después, para mostrar al escritor cómo es nuestra clase política, citó dos “hitos memorables”: “Repera patatera” y “los miembros y miembras del congreso”, dos expresiones que han utilizado los políticos

Vargas Llosa, con prudencia, no entró en el pimpampun y  le respondió que “hay políticos y políticos”. Recordó que algunos políticos han sido capaces de comunicar ideas y hacerlo con elegancia. Después de hablar de Churchill y De Gaulle, añadió: “Quizá no sea bueno para la democracia desprestigiar sistemáticamente a los políticos. Corremos el riesgo de que a los políticos los reemplacen otros: los demagogos, los caudillos… Todos esos personajes que han sembrado de sangre la historia».

Recuerdo de González Ledesma: «Las cucarachas siempre respetaron la hora del cierre»

Francisco González Ledesma. Foto: Wikipedia.

Francisco González Ledesma. Foto: Wikipedia.

Cuando los ordenadores sustituyeron a las máquinas de escribir en la redacción de La Vanguardia, la única Olivetti que quedó fue la de Francisco González Ledesma. Después, cuando colaboró con El País, llevaba a la redacción sus artículos, que seguía escribiendo a máquina en hojas de papel, y aprovechaba para tomar un café con los colegas. González Ledesma, quien falleció ayer a los 87 años, fue un resistente que decidió no emplear los ordenadores.

En su libro Historia de mis calles (Planeta, 2006), González Ledesma recordaba cómo fueron sus inicios en el periodismo. Trabajaba en la editorial Bruguera “desde las ocho de la mañana hasta las seis, buscar a partir de entonces un reportaje, escribirlo, llevarlo, y por la noche hacer de Silver Kane”, un seudónimo con el que escribió más de cuatrocientas novelas que se vendían y cambiaban en los kioscos. Esa es la vida que llevaba el abogado, periodista y escritor, desempeñando los tres oficios en un mismo día, a mediados de los años 60. En 1966, ingresó como redactor fijo en El Correo Catalán, un periódico que, según González Ledesma, tenía la redacción “más romántica y sucia de Barcelona”. Lo explicaba así en su libro de memorias:

Por favor, déjenme entrar con ustedes en aquella vieja redacción de El Correo Catalán, la más romántica y sucia de Barcelona, que entonces estaba en un sótano de la Rambla, entrando por un costado del hotel Montecarlo que, debidamente desinfectado, aún existe. Lo primero que encontrabas, en la pequeña sala de redacción, era una tubería del techo que goteaba un líquido inclasificable, sin duda la orina de los turistas. Jaume Castell me dijo que no me asustara: “Son meados internacionales”.

Bajabas al sótano y entrabas en la redacción, o templo de la sabiduría. La empresa —que entonces era de los algodoneros, aunque también tenía capital el alcalde Porcioles— había tratado de instalar allí una especie de New York Times, con departamentos cerrados por cada sección y separados por vidrios. Quería ser una imitación de la todopoderosa Vanguardia, como también querían serlo las páginas de huecograbado. Pero los diligentes redactores del Correo habían ido rompiendo los cristales y sólo quedaban las separaciones de madera, de modo que aquello era una imitación de los treinta metros vallas, y digo treinta porque nunca llegarían a cien. La redacción estaba llena de papeles y restos de bocatas, y de madrugada la visitaban las cucarachas, pero nunca antes. Las cucarachas siempre respetaron la hora del cierre.

En Historia de mis calles, el lector se percata de que González Ledesma guardaba buenos recuerdos de unas redacciones pintorescas donde podía suceder cualquier cosa. “No como las de hoy, que parecen oficinas de La Caixa. Martí Gómez me lo contaba hace poco: “Antes los redactores entraban con una botella de whisky. Ahora, todos llevan bajo el brazo una botella de litro de agua mineral, y yo, al verlos, pienso: Poca cosa haréis”, decía en el libro.

Ya no quedan máquinas de escribir en unas redacciones donde los periodistas salen poco a la calle. A veces solo para ir a sus domicilios. En las redacciones tampoco se enseñan como antes las cosas elementales del oficio. Por eso hay que recordar al último mohicano de la Olivetti, un periodista que aprendió en la redacción, entre otras muchas cosas, que hay que titular las noticias como si se las estuvieras contando a tu mujer. Un consejo que sirve también para los tiempos de Twitter.

 

¿Periodismo independiente?

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Información reciente de El País sobre HSBC.

El periodista Peter Oborne dimitió como corresponsal político del Daily Telegraph por no estar de acuerdo con el trato de favor que ha recibido el banco HSBC en la información que ha dado (o, mejor dicho, que no ha dado) el diario sobre la lista Falciani.

«Es absurdo repetir las noticias de los demás«, dice acertadamente Jeff Jarvis. Así que les recomiendo la lectura de «Peter Oborne y la muerte del periodismo (tradicional)», de Íñigo Sáenz de Ugarte (@guerraeterna) quien explicó muy bien lo de Oborne hace unos días.

En la actual situación de los medios españoles que un periodista renuncie a su empleo como Oborne es casi una heroicidad porque la alternativa a un puesto de trabajo puede ser el paro o, como mucho, el autoempleo.

En El País, un diario que tiene entre los accionistas más importantes de su grupo a HSBC — un 9,6% de los derechos de voto, casi lo mismo que la  suma de Caixabank (4,9%) y Santander (4,6%)— , no han demostrado mucho interés por contar las cuitas del banco. Eso sí, no le ha faltado espacio a la versión del HSBC.

Desde hace semanas circula el runrún de que la vicepresidenta del Gobierno pidió la cabeza de Carlos E. Cué, el periodista que se ocupa de la información del PP en El País. Después de Semana Santa, Cué dejará Madrid para pasar a ser el corresponsal en Buenos Aires del periódico de Miguel Yuste. Francisco Peregil, el actual corresponsal en Argentina, se trasladará a la corresponsalía en Marruecos y Javier Casqueiro, que fue desterrado a Rabat después de ser jefe de Nacional con Javier Moreno, volverá a Madrid para ocuparse del PP y los consejos de ministros. Todo un juego de sillas que les ha costado lo suyo completar a Antonio Caño y su equipo tras semanas de un silencio que se interpretó en la redacción como indecisión.

El problema, aunque no sea un asunto baladí, no es solo que un periódico como El País, que ha sido la referencia en español, quiera complacer al Gobierno actual. Lo grave es que estamos asistiendo, como bien explica Sáenz de Ugarte hablando de las injerencias en las decisiones editoriales, a una espiral viciosa en algunos medios de comunicación españoles que conduce a la decadencia y a la falta de credibilidad. Y lo peor es que no sabemos dónde puede terminar. 

Antonio Caño dice que no puede detallar quiénes son los actuales propietarios de El País

Salida de la tertulia en la que participó Antonio Caño sobre si resiste la prensa la presión política y financiera, Teatro Adolfo Mejía, Cartagena de Indias. Foto: FGM-

Los asistentes salen del Teatro Adolfo Mejía, Cartagena de Indias, tras finalizar la tertulia del Hay Festival. Foto: FGM.

En la tertulia del Hay Festival de Cartagena de Indias, Antonio Caño, director de El País fue mucho más locuaz que un prudente Martin Baron, director del Washington Post, quien en una ocasión llegó a responder que le gustaría «distanciarse de esta conversación porque no tengo opinión sobre el desempeño de los políticos». Por el contrario, Caño habló del Rey Juan Carlos, equiparó a Zapatero y Rajoy para citar a los peores presidentes españoles, calificó de «fabulaciones y teorías conspiratorias»  las opiniones de Pedro J Ramírez y aseguró que no podía detallar quiénes son los actuales propietarios de El País.

Tras afirmar que “ahora al Rey se le trata prácticamente como a cualquier otro ciudadano y recibe críticas con frecuencia”, Caño comentó que cada presidente de gobierno sea peor que el anterior “no es un privilegio de los colombianos”.

¿En España también cada presidente es peor que el anterior?, le preguntó el periodista Juan Carlos Iragorri.

Rajoy y Zapatero están ahí disputándose… Están en la foto finish. Todos ellos peor que Felipe González. Y evidentemente Adolfo Suárez y Felipe González, los dos mejores presidentes, por ese orden, y luego decreciendo hasta que toquemos en el pozo. Cualquiera que podamos imaginarnos será peor. Es muy mal momento para la clase política, me temo”, respondió Caño.

Iragorri quiso saber si los periodistas escriben distinto cuando los accionistas del periódico son los bancos o empresarios como Roberto Alcántara, quien compró el año pasado un 10% de Prisa.

“La verdad es que no. En estos momentos hay muchos accionistas de El País. Yo ni siquiera te podría detallar cómo es en este momento la formación de la propiedad de El País porque es muy diversa y, por tanto, francamente no es un asunto que esté en mi cabeza ni en la cabeza de ningún periodista a la hora de planificar el periódico”.

Iragorri preuntó a Baron y Caño: «En medio de esta crisis, ¿usted no se siente como un capitán que está conduciendo un barco que se hunde?». Ambos hablaron de la búsqueda de la rentabilidad. Caño lo hizo al final de su respuesta.

“El País tiene hoy más lectores que nunca, con gran diferencia. Y más influencia que nunca porque influye sobre más gente e influye en más países de una forma más directa y más concreta. Traducir eso en una rentabilidad que garantice la supervivencia no es fácil. Esa es la batalla en la que nos encontramos todos”.

El público solo pudo realizar tres preguntas. En una, querían saber si tuvo algo que ver el Gobierno de Rajoy en el cambio de directores que se produjo en los principales periódicos españoles el año pasado, como “escribió un ex director de periódico español en un artículo en el New York Times”. Después de afirmar que “España no es un país donde el presidente del Gobierno va quitando directores y de repente dice ahora cámbienme todos los directores de los periódicos y pónganme otros”, Caño no olvidó a Pedro J Ramírez. Eso sí, sin nombrarlo:

Las fabulaciones y el instinto conspiratorio de algunas personas alimentadas por el ex director de un determinado periódico solo es material para alimentar las teorías conspiratorias de todo punto, no falsas, sino disparatadas. Se lo digo con toda sinceridad”.

En sus intervenciones, Caño además de emplear términos como “sinceridad” y “la verdad”, repitió varias veces que hablaba “francamente”. Después de responder que cada vez hay menos barreras ideológicas para leer los periódicos y que los lectores de El País están un rato en la página y luego leen El Mundo o el ABC, le preguntaron cuál sería su posición si Podemos optara por renegociar la deuda.

No hemos podido juzgar el programa de Podemos porque no lo conocemos. Justamente lo que le hemos pedido editorialmente a Podemos es que nos explique su programa económico porque lo ha variado bastante en distintas ocasiones. Cuando Podemos fue candidato a las elecciones europeas era partidario de no reconocer gran parte de la deuda. Posteriormente ha sugerido que ya no es esa su posición sino renegociar la deuda. Contra la idea de renegociar la deuda no tengo nada en principio porque todos renegociamos la deuda, desde a nivel personal, colectivo, como empresa y como país. Pero no creo que esto se pueda ver, con todo respeto, me parece demasiado simplista si primero se paga la deuda o se pagan las pensiones de los jubilados. Las cosas no funcionan así, es algo más complejo y hay que procurar un equilibrio que sea lo mejor para el país. Sobre lo específico no puedo contestarle porque no conozco lo específico del programa de Podemos al respecto”.

Terminado el tiempo, como en todas las charlas del Hay Festival, los participantes se quedaron en el escenario para recibir el aplauso del público y una rosa.

Para ver el vídeo completo.

¿Apoya El País al Gobierno?

De izquierda a derecha, los periodistas colombianos Juan Carlos Iragorri y Antonio Caballero, Martin Baron, director del Washington Post y Antonio Caño, director de El País
De izquierda a derecha, los periodistas colombianos Juan Carlos Iragorri y Antonio Caballero, Martin Baron, director del Washington Post y Antonio Caño, director de El País. Foto: FGM.

Antonio Caño viajó a Colombia para dar la lección inaugural de la maestría de periodismo de la Universidad de Rosario y Publicaciones Semana y participar en el Hay Festival de Cartagena de Indias, donde le preguntaron si El País era un periódico partidario del Gobierno.

Mientras en la redacción de El País se vive una sensación de cierto descontrol y se hacen cábalas sobre el destino de algunos corresponsales, para terminar el puzzle iniciado con el cambio del periodista asignado para cubrir la información sobre el PP, Antonio Caño aseguraba en la revista colombiana Semana: “Tengo claro que nuestro futuro está en América. Por eso estoy en Colombia”.

A diez mil kilómetros de distancia, los problemas se ven de otra manera. El sábado, 31 de enero, Antonio Caño (Martos, Jaén, 1957), en el Hay Festival, dijo que “pertenecemos a un ámbito de periódicos de calidad, somos medios responsables, que no atacamos por atacar ni vivimos del sensacionalismo. Tratamos de ser rigurosos, precisos. Por tanto, cuando publicamos una información que puede ser perjudicial para un político intentamos que esté bien documentada”. Pero no siempre es así.

El domingo 1 de febrero, la defensora del lector de El País explicaba que no se había aplicado la prudencia en una información publicada el 28 de enero sobre Juan Carlos Monedero, el número tres de Podemos. En la portada de El País aparecía que “Monedero falseó la mayor parte de su currículo académico”. El titular se justificaba porque unos profesores a los que Monedero citaba como referencia en su currículo no lo conocían. La información fue un error, como reconoce la defensora del lector ante el aluvión de críticas a la noticia.

“Para cuestionar el currículo del número tres de Podemos habría que haberse apoyado en algo más sólido que la memoria de un profesor de 75 años o los datos de una empleada del departamento de pagos de una universidad, dada la complejidad del entramado de relaciones docentes entre los centros. En estas circunstancias, llevar el tema a portada era muy arriesgado. La única forma de atenuar el error hubiera sido publicar adecuadamente la puntualización y la carta de la Universidad de Puebla. Lamentablemente, no se hizo”.

En los salones del lujoso hotel Santa Clara de Cartagena de Indias, Antonio Caño charlaba de forma distendida. Aparece en las fotos que realizó Daniel Mordzinski con aspecto relajado, rodeado de escritores y editores españoles y, en otras, acompañado por Martin Baron, director del Washington Post. No resulta extraño que Caño busque el futuro de su periódico en América Latina cuando las cifras de OJD muestran que El País vendió en 2014 (primer año en que Caño lo dirigió) una media de 153.570 ejemplares, casi 20.000 diarios menos que en 2013. El descenso de ventas ha sido nada menos que de un un 55% desde 2007.

El Hay Festival de 2015 en Cartagena de Indias ha tenido un gran éxito de público. La gente llenaba las salas de las conferencias pagando alrededor de ocho euros por escuchar en directo a conocidos escritores y editores. Esperando en la zona de “acreditados” para entrar al Teatro Adolfo Mejía de Cartagena de Indias, le pregunté a quien me precedía en la cola por qué había tanta expectación para ver una tertulia de periodistas, mientras los reventas ofrecían entradas para poder acceder al teatro. “Interviene Antonio Caballero, que es un periodista muy conocido y cuyas opiniones son de ultra izquierda”, me respondió un hombre que llevaba una acreditación donde se podía leer “Radio Caracol”.

El periodista Juan Carlos Iragorri, flamante premio de periodismo Rey de España en la categoría de televisión, fue el encargado de intentar que Antonio Caballero, columnista de la revista Semana, Martin Baron, director del Washington Post y Antonio Caño respondieran a la pregunta: “¿Puede escapar la prensa del poder político y de la presión económica? (Se puede ver el vídeo completo aquí. El País también lo ha publicado).

Antonio Caño, que utilizó circunloquios en todas las respuestas, acaparó la mayor parte de la hora que tenían asignada los tres contertulios (en parte porque el moderador le formuló más preguntas que a los demás). Bebió agua con frecuencia directamente de la botella (no había vasos) y en una ocasión sonó su teléfono y tecleó algo aprovechando que en ese momento no intervenía.

Iragorri se dirigió a Caño: “Ha habido algunas críticas porque El País ha dejado de ser ese periódico de centro izquierda de los años ochenta y de la época de la Transición porque apoya más a Rajoy. La pregunta es: ¿se volvió gobiernista El País?«.

Para responder, Caño necesitó 225 palabras. Hacia la mitad de su intervención, comenzó a contestar:

El País no apoya en lo más mínimo al Gobierno, ni a la oposición, ni apoya a nadie. Y las mejores personas para dar testimonio de esto serían los propios afectados que continuamente se están quejando de lo mal que los tratamos. Lo que hay en este momento en España es un estado de ánimo muy crispado en el que continuamente se buscan culpables a un lado y a otro. El debate general se ha polarizado mucho. Se han introducido muchos elementos demagógicos y es muy difícil, en cualquier ámbito, en el de un periódico o en el de la universidad, mantener la serenidad, la cabeza fría… Y es lo que tratamos de hacer, francamente…”

Después de responder a una pregunta sobre Podemos y tras intervenir sus compañeros de escenario, Caño interrumpió sin que le preguntaran para volver a hablar sobre si El País es gobiernista.

“Quizá estamos confundiendo gobiernista con ser parte del sistema. Los periódicos que estamos aquí representados somos parte del sistema, esto no se puede negar. Cuando una gente en España acusa al periódico El País de que es parte del sistema, es parte del sistema. Y la crisis del sistema le afecta también. En España, el sistema está en crisis y, por tanto, los medios de comunicación del sistema están en crisis también. Eso es distinto a ser gobiernista. Los periódicos influyentes, importantes, los medios de comunicación que tienen una posición central en una sociedad democrática tienden a ser prudentes, contenidos. Esto yo lo menciono como virtudes, no como defectos. Otros medios no son prudentes. Procuramos no equivocarnos y para no equivocarte es necesario ser prudente. Defendemos el sistema, el sistema democrático, el sistema que nos permite hacer uso de la libertad de expresión, el sistema que nos permite informar sin límites ni ningún tipo de cortapisa a nuestros lectores. Eso es lo que defendemos, indiscutiblemente. Y eso a veces puede sonar gobiernista, pero no lo es”.

Continuación: Antonio Caño dice que no puede detallar quiénes son los actuales propietarios de El País

El Mundo pierde a Baeta a la vez que su web deja de ser líder mundial en español

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Fernando Baeta, director hasta ayer de ElMundo.es, pasará a formar parte de la plantilla de El Español, según anunció Ecotev.es después de que el periodista zaragozano comunicara su renuncia.

La semana pasada el director de El Mundo se reunió con la redacción, tras un gabinete de crisis, para explicarles la gravedad de la situación: El Mundo cerró 2014 perdiendo el liderazgo de la web en español, mientras que El País le sustituía en el primer puesto. Pero lo más grave para el diario que dirige Casimiro García-Abadillo es que ABC se acerca peligrosamente a El Mundo.

En las intervenciones que se produjeron en la reunión, Fernando Baeta (Zaragoza, 1954), responsable de la web de El Mundo desde 2006, solicitó la colaboración de los redactores para que realizaran propuestas innovadoras y les animó a generar tráfico para el periódico desde sus cuentas personales en las redes sociales. El veterano Baeta, que fue nombrado vicedirector de El Mundo cuando Casimiro García-Abadillo llegó a la dirección, no mantiene un perfil en una red tan periodística como Twitter, al menos de una forma pública.

Pocos días después, Baeta entró en el despacho de Antonio Fernández-Galiano, presidente de Unedisa y salió camino de El Español, el nuevo diario que está poniendo en marcha Pedro J Ramírez, tras perder el liderazgo en la internet en español, que el periódico consiguió en la época en que fue dirigido por Gumersindo Lafuente y que ha mantenido con algunos altibajos a lo largo de los últimos diez años.

El temporal que viene azotando al diario que fundó Pedro J no amaina. El pasado domingo, Manuel Jabois, uno de los columnistas estrella, que se instaló en Madrid a raíz de su fichaje por El Mundo, firmó por primera vez en El País. Y su nombre apareció nada menos que en la primera página.

¿Cuánto ingresan por la publicidad de internet los periódicos tradicionales de papel?

Kiosco en Pike Place Market, Seattle. Foto: FGM

Kiosco en Pike Place Market, Seattle. Foto: FGM

En los últimos meses, los diarios españoles que se venden en el kiosco han logrado un 16% de los ingresos publicitarios a través de sus ediciones digitales, pero la media de los cuatro grandes periódicos es muy superior y alcanza casi el 24%.

La caída de la publicidad en papel parece que frena (por fin)  y, para algunos, el resultado económico comienza a acercarse a los números negros. No obstante, la publicidad que crece es la digital. Desde el verano, algunos meses El País consigue alrededor del 28% de sus ingresos publicitarios por las ediciones digitales. El tanto por ciento digital de El Mundo es todavía superior (29%) y ABC logra en torno al 25%. No obstante, queda claro que lo digital es para quien se lo trabaja: La Razón no alcanza ni siquiera el 3% de los ingresos publicitarios por la edición digital.

Algunos medios regionales invierten poco en la edición en internet y apenas logran el 13%. Aunque pueda parecer extemporánea, su estrategia consiste en guardar los recursos y la información de elaboración propia y de mayor impacto en su ámbito geográfico para la edición en papel.

El ataque terrorista a la revista Charlie Hebdo en las portadas de los diarios españoles

portadas Charlie HedboUnanimidad en las portadas de los diarios españoles. No soy un fan de las portadas de La Razón, pero debo reconocer que es la que más me ha gustado.