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“Mark Twain tendría hoy un blog, pero jamás habría escrito gratis”. Robert Hirst, estudioso de Mark Twain

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Emilio Sánchez Mediavilla (@librosdelko), recomienda la lectura de «La banda que escribía torcido»

En la lista de deseos para 2015 de Nassim Nicholas Taleb figuraba no leer libros escritos o en los que hayan colaborado periodistas. En Twitter, alguien le dijo que quién habría sabido de Taleb si periodistas. El autor de El cisne negro respondió algo así como que los periodistas tienen un propósito, pero su intelecto es generalmente muy estrecho para producir trabajo intelectual y entender con profundidad.

Aunque Taleb tendrá sus razones para dudar de la capacidad de los periodistas para escribir libros (todo un debate que si queréis podemos iniciar en el blog. ¿Ideas y opiniones?), prefiero quedarme con «la lista de diez libros que habría lamentado perderme en 2014«, que publicó el maestro Enric González en Jot Down. La última recomendación, Océano África, de Xavier Aldekoa , concluye con una afirmación rotunda: «Comparando este libro con cualquier periódico, uno entiende por qué estamos dejando de comprar periódicos«.

PORTADA-WEIN_6d5b2ba9-ca56-4b67-a7e6-241ec59d785aA los que pensamos que en los libros se encuentra el mejor periodismo, coincidimos con Enric González y nos resulta útil la recomendación de títulos. Por eso le hemos pedido a Emilio Sánchez Mediavilla, editor de Libros del KO, que nos aconseje lectura.

Pregunta: ¿Interesan los  libros de periodismo a los lectores?

ESM: Quiero creer que sí. La demanda de no ficción fue nuestra apuesta-pálpito-deseo cuando lanzamos Libros del K.O. hace tres años. Hay un público muy interesado en este género, la duda es saber si se trata de una tribu minoritaria en vías de extinción o de un virus colonizador que va ganando terreno. Apostamos (nos va la vida en ello) por la segunda opción.

P: ¿Qué libros de periodismo de los que habéis publicado han tenido una mejor acogida por parte de los lectores?

ESM: Nuestros mayores éxitos de ventas (varios miles y subiendo) son Plomo en los bolsillos, de Ander Izagirre y Crónicas de la mafia, de Íñigo Domínguez.

P: ¿Alguna recomendación? 

ESM: Si el libro es nuestra editorial, recomendaría La banda que escribía torcido (Marc Weingarten), una historia del nuevo periodismo estadounidense que produce un efecto euforizante en el lector. Es una bomba de relojería periodística, lleno de inspiración para sacudirse la rutina y lanzarse a escribir los reportajes más asombrosos.

Si el libro es de otra editorial, recomendaría Gottland, de Mariusz Szczygiel: un sutil puzzle checoslovaco que consigue la aspiración del periodista más ambicioso: contar la historia de un país y de un siglo a través de un puñado de historias mínimas.

Roger Domingo recomienda «Flash Boys» de Michael Lewis

¿Se puede hacer periodismo en España para publicarlo en libros? ¿Hay un nicho de mercado editorial para el periodismo de libro? ¿Qué libros periodísticos demandan los lectores? ¿Tiene interés para los editores que los periodistas escriban libros?

Varios editores opinan en #Fuentesycharcos sobre la publicación de libros de periodismo.

Esta semana hablamos con Roger Domingo, director editorial de Ediciones Deusto, Gestión 2000, Alienta Editorial, Para Dummies y PlanetaHipermedia en Grupo Planeta.

flash-boys_9788423418800Pregunta: ¿Interesan los  libros de periodismo a los lectores?

Roger Domingo:  El interés que puede suscitar depende del alcance de cada libro: si se trata de un libro sobre periodismo escrito por un periodista suele interesar únicamente a los integrantes del gremio, sin dar el salto al gran público. Si, por el contrario, se trata de un libro escrito por un periodista pero sobre una temática de interés general, y ya se trate de una crónica o de un reportaje de investigación, el universo lector se amplía acorde a la universalidad de la temática. En los últimos años, por ejemplo, se han publicado libros escritos por periodistas de renombrado prestigio y que han llegado con sumo facilidad al gran público, tales como los de Mariano Guindal o Enric González, entre otros.

P: ¿Qué libros de periodismo de los que habéis publicado han tenido una mejor acogida por parte de los lectores?

RD: En el primer caso, es decir, libros sobre periodismo escritos por un periodistas, destaca Newpaper, de Albert Montagut, en el que se relata todo lo ocurrido en los medios de comunicación español durante los últimos treinta años y profundiza en la irrupción de lo digital. En el segundo caso, esto es, libros escritos por periodistas pero con ánimo de llegar al gran público, destaca Memecracia, de Delia Rodríguez, en que analiza cómo Internet logra que ciertas ideas se convierten en ‘mainstream’, o bien La verdadera historia de Twitter, escrito por el periodista del New York Times Nick Bilton y en el que se describe los turbios y complicados inicios de Twitter.

P: ¿Alguna recomendación? 

RD: Destacaría, sin duda, cualquiera de los libros escritos por Michael Lewis, a mi entender el mejor periodista económico que existe en la actualidad. En su última obra, Flash Boys, por ejemplo, nos coge de la mano para que le acompañemos a lo largo de una investigación hacía las partes más ocultas, y corruptas, de Wall Street, ahí donde se esconden los intereses nunca hechos públicos de los grandes bancos de inversión. En Boomerang, su anterior obra, nos invita a viajar a lo que él llama el nuevo tercer mundo europeo: Islandia, Grecia o Irlanda, países a los que visita y en los que entrevista a sus banqueros y políticos, pero también a sus ciudadanos de a pie, quienes le explican cómo han vivido unos años que marcarán sus vidas para siempre. Todo ello con su particular estilo, cargado de fina ironía y ácido sentido del humor.

Salvador Frausto: “El titular largo tiene mucho éxito en la web porque es el modo de hablar de la gente”

La revista Domingo, que publica El Universal, es la que ha ganado más premios en México en los tres últimos años. Entre los cinco galardones que ha recibido se encuentran el Ortega y Gasset de 2014 y el Nacional de Periodismo. “Domingo es un magazine semanal para mujeres, con una celebridad en la portada y contenidos ligeros. Dentro de la revista siempre se incluye una crónica y un reportaje de investigación dirigido a las mujeres. La intención es hacer una revista inteligente y entretenida”, explica Salvador Frausto México DF, 1973), editor de la revista y coordinador de reportajes de investigación del diario El Universal.

Salvador Frausto
Salvador Frausto, editor de la revista Domingo y coordinador de reportajes de investigación del diario El Universal.

Frausto también colabora con Cuadernosdobleraya.com. “Es un capricho y un placer que nos damos un grupo de amigos. Lo iniciamos cuatro periodistas y ahora somos diez o doce. No ganamos un peso. Publicamos lo que queremos: crónicas, artículos, reflexiones sobre periodismo, reportajes, artículos de opinión. La experiencia está resultando muy interesante: tenemos más visitas que muchas revistas en México.

Para conocer su trabajo, resulta muy recomendable la lectura de «Cómo se edita una historia«.

Con el «párrafo nudo» propones una estrategia periodística para que historias que difícilmente llegarían a primera página lo consigan. ¿En qué consiste?

Es el que engarza la narración periodística con la noticia dura y pura. Soy partidario del periodismo narrativo, pero a la vez he hecho periodismo de investigación, que es por el que me contratan los medios. Siempre han sido mis dos tentaciones periodísticas en los 20 años que llevo en esto. Me di cuenta de que las crónicas no llegaban a la primer página de los periódicos ni a la portada de las revistas. Así que lo que hicimos fue engarzar buenas narraciones con un párrafo que sea noticioso y tentador para quien toma las decisiones de qué va a la primera plana o a la portada.

¿Puedes poner un ejemplo?

Hicimos un reportaje sobre los perros en la ciudad de México. ¿Cómo se convirtieron los perros en una especie de hijos para la gente? Van al Spa, tienen hoteles, tienen restaurantes, tienen cementerios… En lugar de contarlo como una curiosidad, aplicamos técnicas de investigación profunda, con todo el rigor que se emplea para una investigación sobre corrupción, por ejemplo. Los llamamos “perrijos” e hicimos un reportaje en cinco partes, que salieron en primera plana del periódico y fueron los más leídos en papel y en la web. Ahora todo el mundo en México emplea el término “perrijos”. La clave fue que cada reportaje tenía una noticia como “¿Cuánto repuntó la venta de comida gourmet para perros?”. Titulábamos en el periódico con el dato duro y en las páginas interiores como si fuera una historia, igual que en la web. El truco es ese: incrustar la nota dura en la web sabrosa.

¿Internet es un soporte adecuado para contar historias largas?

Las historias duras y largas son muy leídas. El micrositio que más ha crecido en el último año en El Universal ha sido la revista Domingo: un 200%. Publicamos textos largos de 25.000 o 30.000 caracteres (4.500 palabras), pero tratados como historias.

Sin embargo, dicen que leemos menos y que cuando lo hacemos preferimos los textos cortos. 

Conviven los dos fenómenos. Hay un montón de historias cortas que son muy leídas e historias largas potentes que también terminan siendo leídas. Ahora podemos registrar el tiempo de permanencia en la página y los datos son muy satisfactorios cuando ves que la gente permanece entre 10 y 12 minutos en una página. Yo le doy más valor al tiempo de permanencia porque es lo que aspiramos. Mi periódico, también lo valora, pero es un medio industrial y está atento a los clics porque de allí vienen los ingresos.

Salvador Frausto conversa con Enric González en un  descanso del seminario sobre Desigualdad que se celebró, del 11 al 13 de noviembre, en Panamá.
Salvador Frausto conversa con Enric González en un descanso del seminario sobre Desigualdad que se celebró, del 11 al 13 de noviembre, en Panamá.

 

¿Cómo es el trabajo de un editor de crónicas?

El método de edición exhaustivo me encanta, pero lo que he aplicado en el diario es un método intermedio con el cual puedo dar orientación a los reporteros, revisar los trabajos, verificar los datos, pedir cambios… Y hacerlo de forma un poco más veloz porque el trabajo en un diario o en un semanario no permite que tardes un mes en editar una pieza. En el tiempo que dispongo, intento aplicar los siete pasos que comento en el blog. Normalmente, leo un texto con ojo crítico y pienso cómo lo puedo mejorar. Depende del tiempo que tenga, tomo una, dos o tres acciones. Tengo un equipo de editores —dos para Domingo y uno para reportajes de investigación—, les paso los reportajes y ellos realizan el siguiente trabajo con los autores. Antes de publicar, siempre doy un último vistazo a los textos. En realidad, a lo que dedico más tiempo es al diálogo con el autor. Creo que el 50% de la edición está en el diálogo con el autor. Al plantear la idea, una vez que el autor ya tiene la información y antes de que se ponga a escribir, es cuando se puede decidir, conjuntamente con el autor, el enfoque de la historia.

¿Las redes sociales han cambiado la forma de titular?

A veces, esos coqueteos con los títulos muy largos me recuerdan a los de libros como “El anciano que saltó por la ventana y se largó”. El titular largo tiene mucho éxito en la web porque es el modo de hablar de la gente. Hay que combinar los productos gancho con las historias bien hechas.

¿Qué influencia en la generación de agenda pública tienen los medios digitales en México? 

Estamos en una etapa mixta. Los medios industriales siguen marcando la agenda pública, pero de un modo trenzado están compitiendo con nuevos medios o alternativos como Animal Político o la revista emeequis. Los medios tradicionales caminan con un desgaste parecido al de los medios en España, pero siguen generando agenda.

¿Cómo ves el periodismo en España?

Me acerco al periodismo español con mucha fascinación por personas como Enric González. Me parece que, a diferencia de América Latina, es un periodismo mucho mejor escrito. La vieja sección de deportes de El País era como una escuela de narración para mi generación. Me causa mucha desazón ver a El País haciendo un periódico casi monárquico. Pero encuentras piezas en otros lados como en ElDiario.es o en 20Minutos. Me gustaba Público, el anterior, pero le he perdido la pista. Cuando iba a crear Domingo, me inspiré en cierto modo de Público, que tenía una cosa de política, pero luego había algo de tecnología y le daba a la ciencia. Parece esquizofrénico, pero ahora las personas somos así. Antes había cajones: política, aquí; ciencia, allá. Ahora con Twitter y Facebook no nos parece descabellado mirar una noticia de tecnología y luego una de moda. Encuentro cosas aisladas bien padres (muy interesantes) en Jot Down, pero deslavazadas.

Eduardo Suárez, ganador del premio de periodismo García Márquez: «Me parece extraño que no me haya felicitado el director del periódico»

Eduardo Suárez en la entrega de los premios de periodismo García Márquez. Medellín, octubre, 2014.

Eduardo Suárez en la entrega de los premios de periodismo García Márquez. Medellín, octubre, 2014. Foto: Jorge Porras.

Eduardo Suárez (León, 1979) recibió en Medellín, Colombia, el premio García Márquez de Periodismo el mismo día que el diario El Mundo publicó su último artículo. Después de 14 años, el periodista se acogió a un plan de salidas voluntarias del periódico. Conversamos en Madrid poco después de que llegara de Medellín con un teclado –como el de los Mac de sobremesa, pero más pesado porque está realizado en bronce– que acredita el premio y 15.000 dólares.

Suárez obtuvo el galardón que concede la FNPI en la categoría de texto por un reportaje que realizó en Alaska 25 años después de la catástrofe ecológica del Exxon Valdez. María Ramírez (hija de Pedro J.), su esposa y compañera de trabajo, asiste a la conversación e interviene solo para matizar algún dato. Ambos han dejado El Mundo y están pensando en cómo trasladar sus libros desde Bruselas (el último destino como corresponsales) a Madrid.

En la conversación, evita utilizar el nombre de Casimiro García-Abadillo, director de El Mundo, a quien se refiere como “el actual director del periódico”.

Se te ve feliz con el premio.

Sí, mucho. Ha sido muy especial y más por las circunstancias. Es un estímulo en un momento en el que me voy del periódico, después de unos meses difíciles y con una relación bastante mala con el director actual de El Mundo. También es un reconocimiento a la gente que sigue en el periódico, donde hay muy buenos reporteros como Alberto Rojas, Gonzalo Suárez y mucha otra gente, que hacen buenas historias y que deberían tener más espacio y más tiempo para trabajar en ellas.

¿Cuánto tiempo dedicaste al reportaje?

En el terreno, cinco días. Estuve de lunes a viernes en Alaska y después pasé escribiendo otra semana en Nueva York. El proceso fue más largo porque antes hablé con mucha gente y me informé. Pero, para reportear y escribir, unas dos semanas.

¿El texto era muy largo para publicarlo en un periódico de papel?

La versión para el papel tenía 15.000 caracteres, que es larga para un periódico. Pero, en realidad, escribí 50.000, que es la versión completa que presenté para el premio y que publiqué en formato ebook en Amazon. La paradoja es que nadie me pidió que escribiera el artículo que ha ganado el premio García Márquez. Lo escribí porque entendía que había mimbres para redactar una historia larga. Es algo que antes no había hecho. Para el papel, hice un resumen. Pero el papel pronto solo se encontrará en alguna hemeroteca y en casa de mi padre, que lo tiene guardado. Pensé que la versión digital completa y el ebook era para siempre.

Premiados García Márquez

Eduardo Suárez con otros premiados y, a la izquierda, Jaime Abello, director general de la FNPI. Foto: Jorge Porras

Has sido el primer español que ha ganado el premio de la FNPI.

Era el único finalista español de todas las categorías y con el único tema que no tenía que ver con América Latina. Tenía muchas dudas porque los otros dos trabajos finalistas eran muy buenos. Me gustó que destacaran que el reportaje es un texto muy periodístico y no tan literario como otros. Para mí es un elogio porque creo que en España nos sobra poesía y nos falta periodismo y reporteo.

¿El festival de Medellín sirve como antídoto para el desánimo que cunde entre los periodistas españoles?

Claro, llegas a un sitio donde la economía está creciendo y el periodismo tiene cómo financiarse. Además, hablas con gente con mucho talento y conoces los detalles de proyectos como Radio Ambulante, donde están haciendo cosas muy interesantes con poco dinero y bastante éxito. O La Silla Vacía, que está compitiendo con medios grandes en Colombia. Con respecto a los cronistas, he visto a mucha gente con talento literario que son buenos reporteros a la vez. En España, los grandes periódicos pondrían a esos reporteros a hacer una columna y contar sus opiniones. Allí, por el contrario, hacen reportajes.

¿Hay un exceso de columnistas?

En España, la columna es un género sobrevalorado. Ojalá sucediera lo mismo que en América Latina, donde gente como, por ejemplo, Manuel Jabois se dedicara más al reportaje y menos a la columna. Es casi un cáncer que hace que un periodista que tenga cierto talento termine de columnista. Como le sucede a Enric González, un gran reportero, pero últimamente solo leemos columnas suyas. Deberíamos valorar más las buenas historias. Y para eso necesitamos a grandes profesionales para contarlas. En el panorama mediático español se trabaja en la historia que mañana van a dar todos los demás y se apuesta poco por historias propias. Las historias si son buenas, son eternas y se pueden leer mucho tiempo después. Si dedicas recursos y un espacio de 3.000 caracteres a una rueda de prensa de Rajoy, pasados dos días es una información obsoleta que no interesa a nadie.

Tiempos revueltos: desde el mes de junio, os han suspendido de sueldo durante 20 días, cambiasteis de la corresponsalía de Nueva York a Bruselas y pocos días después os acogisteis a un plan de bajas incentivadas.

No entendimos que el nuevo director dijera que nos fuéramos de Nueva York. Nos pareció una decisión incomprensible. Todo el ‘feedback’ que tenemos tanto de personas de fuera como de dentro del periódico es que estábamos haciendo un buen trabajo. La persona a quien sustituimos había estado diecisiete años y nosotros llevábamos solo dos años y medio. No lo entendimos. Escuchas muchas tonterías. Nosotros no estábamos en Nueva York de vacaciones, porque hay muchos rascacielos o porque nos encanta ir al teatro, ni nada por el estilo, sino porque es el país más maravilloso del mundo para ser reportero. La gente te abre su puerta, su corazón, te cuentan un montón de historias. La política americana es apasionante. Es el país donde lo están descubriendo todo en ciencia y tecnología, donde saben cómo va a ser el mundo dentro de 20 años. Es un regalo para un reportero estar ahí. Nos dimos cuenta desde el minuto uno de que el cambio de corresponsalía era una decisión extra periodística que no tenía nada que ver con nuestro trabajo. Eso comenzó en febrero. Lo de junio: vimos que Ana Romero, una compañera que era corresponsal en la Casa Real, firmaba todos sus trabajos y en un día tan importante como el de la abdicación del Rey su crónica salía sin firmar. Hablamos con ella y nos confirmó que quiso publicar una historia en el periódico y no pudo. Nos preocupó mucho porque somos periodistas y creemos que tenemos que defender la libertad de expresión y la capacidad de poder informar. Pensamos que no íbamos a ser los únicos que defendiéramos a Ana, pero después de apoyarla en Twitter, miramos hacia atrás y vimos que no había nadie más. A raíz de eso, el periódico nos sancionó. Nadie nos llamó antes. El director tomó la decisión, inédita en la prensa española y creo que en la mundial, de sancionar a un periodista por dar una opinión en público. Sufrimos muchísimo. Lo del sueldo es lo de menos. Ninguno de los dos somos ricos, pero no nos íbamos a morir de hambre. Vimos reacciones que no nos gustaron, no solo del director del periódico. Durante el verano lo estuvimos meditando. Surgieron las bajas incentivadas. Nos costó tomar la decisión porque era nuestro periódico. María estuvo 15 años y yo, 14. Empecé en el diario cuando aún no había terminado la carrera. Primero en Opinión, editando obituarios y cartas al director. Después, escribiendo editoriales. Luego de corresponsal en Londres y, más tarde, en Nueva York. El Mundo es mi periódico a pesar de que esté al frente quien está ahora.

Y en El Mundo se publicó el trabajo de Alaska que ha ganado el premio.

Sí, por cierto, me parece llamativo y extraño que no me haya felicitado el director del periódico que publicó el artículo que ha ganado el premio García Márquez. Porque, al final, es el periódico quien ha hecho posible que se consiguiera porque dijeron que sí al reportaje, pagaron el viaje, que no era barato, y publicaron la historia. Me siento agradecido al periódico y al actual director, porque fue quien dio la aprobación. Pero no entiendo el silencio ni la ocultación del premio en las páginas del periódico. Es una reacción un poco infantil, además de perder una oportunidad porque también es un premio para el periódico, para Agustín Pery, que es el subdirector que me envió allí y para toda la gente de especiales que me ayudaron a plasmarlo con sus vídeos, sus fotos…

¿Qué echas de menos en el periodismo español?

Me gustaría que hubiera más sitios donde poder leer más historias como la del premio. En mi opinión, los dos grandes periódicos están en un mal momento. Ninguno de los dos directores de grandes medios están apostando mucho por internet. Eso genera un hueco para un gran proyecto digital en español que publique historias bien contadas y que haga buena información del día a día. Hace falta explicar más. Una de las lecciones clave del periodismo anglosajón es explicar todo, explicarlo bien y no dar nada por supuesto. En los medios españoles se dan muchas cosas por supuestas. Y la gente se pierde con la información. Hay que recordar que la principal tarea del día de la gente no es leer el periódico.

Después de desmontar el piso de Bruselas, ¿qué tenéis pensado hacer?

De momento estamos en el corto plazo: firmar papeles, finiquito… Tenemos alguna oferta… Estamos escribiendo con María un libro sobre Marco Rubio para la editorial Debate. Rubio es un senador republicano, muy hábil e interesante que llegó de la nada. Fue el primero de su familia que llegó a la universidad. El libro saldrá en 2015.